¿Querés que te cuente?
Hoy, me dijo que tenía ganas de seguir contándome sobre su vida, para que yo escribiera. Fue una linda tarde de charlas.
Capítulo 8
Un poquito más de su infancia
- ¿Qué te gustaba hacer cuando eras chica, mamá?
- A mí me gustaba mucho ir al circo.
- ¿Y qué había? ¿Qué era lo que más te gustaba?
- Ah, era todo precioso. Había como unos globos grandotes y hacían brrrrr brrrr brrrrrrr. Después había elefantes, leones, y muchas cosas más. Todas lindas.
- ¿Sería el globo de la muerte, con motos?
- ¡Hacían mucho ruido! Y estaban los payasos que eran divinos.
- ¿Ibas con abuelo?
- Sí, porque mamá no iba a ningún lado. Era rara mamá. ¡A la familia de papá no la podía ni ver!
- ¿Y por qué? ¿Eran malos?
- No, no. Mamá era rara. Cuando venían los tíos, ella se enojaba.
- ¿Y cocinaba para ellos?
- ¡Qué va a cocinar! Ellos se iban a comer por ahí.
- ¿Y el abuelo qué decía?
- Nada. Papá era buenazo. De todas las hermanas, mamá era la única así, rara.
- Capaz que la abuela se casó sin querer al abuelo.
- Yyy... Capaz, sí.
- ¿Y el abuelo la quería a la abuela?
- Sí. Yo creo que sí. Aunque se peleaban mucho. Y yo creo que papá tenía una amante.
- ¿En seriooo?
- Sí. Yo la conocí. Era chiquita y morocha.
- ¿Pero vos ya eras casada o eras chica?
- Yo era una gurisa. Pero yo la vi.
- ¿Y nunca le contaste a la abuela?
- No (sonríe con picardía). Yo era muy de papá.
-¿Y cómo era ella? ¿Era linda? ¿Cómo se llamaba?
- No. No era linda. Era morocha y chiquita. No sé cómo se llamaba. Y creo que era maestra de la escuela Varela.
- ¡Pero qué bandido el abuelo!
- Pero para mí que se aburrió de lo que le hacía pasar mamá.
- ¿No le dijiste a tus hermanos?
- No. Nunca.
- ¿Y al abuelo? ¿Nunca le dijiste que sabías que él tenía una amante?
- ¡No, pobre papá! ¡Con todo lo que le hacía pasar mamá! ¡Ella se lo merecía! ¡A mí me encantaba salir con papá! Con mamá, no.
Luego, seguimos así...
- ¿Cuánto novios tuviste, mami?
- ¿Yo??? Yo tuve un solo novio, con el que me casé. Tu tío... No, tu padre.
- ¡Ah!!! ¿Y cómo se llamaba?
- Augusto - dijo rauda.
- ¿Y qué más?
- Augusto... Augusto César.
- ¿Y el apellido?
- Mmm... No me acuerdo.
- Te ayudo. Fe... rra...
- ¿Ferrari?
- Sí
- ¿A sí???
- Sí. ¿Y qué más?
- ¿Bía?
- ¡Siiiiii!!! ¿Y otros dragoncitos?
- Y sí. De jovencita. Si me gustaba alguno, lo miraba.
- ¡Aaahhh!!! ¿Eras vichona?
- Sí. Yo sí. Y la Blanca también.
- Atendé bien. ¿Quién te dio el primer beso? ¡Y no me mientas!
- No me acuerdo. ¿Tu padre?
- Vos me contaste otra cosa.
- ¿Y yo era bandida?
- Siempre, mami. ¡Muy bandida!!! A ver si te acordás. Vos me dijiste que el Clevy Ferreira te besó en el cine, cuando estaban en primer año de escuela.
Se ríe con ganas.
- ¡Puede ser, sí!
- ¿Y con papá, cuándo se dieron el primer beso? ¿Pasó mucho tiempo desde que se arreglaron?
- El primer día. ¿Para qué íbamos a estar esperando? ¡Él era el más churro de Florida!
¡Nos reímos con ganas!
- Papá era bandido, pero vos no te quedabas atrás.
- ¡Sí!!! Jajajaja jajajaja
Pero son las seis de la tarde. Aunque está clarito, aún, mamá ya pide cerrar la ventana.
- ¿Esta es nuestra casa?
- Por estos días, sí.
- Aaahhh. ¿Y dónde voy a dormir?
- Acá. En esta cama.
- ¿En esa que estás tirada vos?
- Siii. En esta misma.
- Pero...
Es lo mismo de cada atardecer.
Mañana seguiremos con cosas más lindas.
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