Que venga papá
16/11/2020
Hoy llegué como todos los días y mamá me recibió con su mejor sonrisa.
- ¡Holaaa! ¡Mi amor! ¡Te estaba llamando!
- ¡Holaaa! ¡Pero qué lindo recibimiento! ¡Me encanta verte así! ¡Estás tan linda!
- ¿ A sí?
- ¡Sí! ¡Divina estás!
- ¡Si me pintan! - dice como siempre ha dicho.
- Yo me quiero ir. ¡Estoy aburrida!
- ¿A dónde querés irte?
- ¡A cualquier lado! ¡Ya no quiero estar acá!
- ¿Y con quién querés ir?
- Yo me quiero ir con gente importante para mí.
- ¡Ah, qué lindo eso, mami! - se ríe y me mira amorosa.
- ¡Sí! Yo me quiero ir con vos - me dice.
- ¿Conmigo? - me sorprende su respuesta. La verdad es que no tengo mucho interés en realizar un viaje con ella, en este momento. ¿A dónde pensará llevarme?
- Pero no sé cómo podemos irnos - agrega pensativa. Me mira, sonríe.
- ¿Cómo me llamo yo? - le pregunto para asegurarme de que es conmigo que quiere viajar.
- No me acuerdo.
- Soy Adriana - le digo.
- Adriana - repitió pensativa - Algunos dicen que Adriana es mi hija.
- ¡Claro, mami! ¡Yo soy tu hija!
Se ríe con ganas, no sé si es porque me reconoce o piensa que le hago un chiste.
Le doy el almuerzo y come muy poco.
- No quiero más. ¡Es un asco!
Al poco rato viene la nutricionista y le preguntó si había comido.
- ¡Sí! ¡Comí muy bien!
- ¡Ah, qué suerte! ¿Y le gustó?
- ¡Estaba exquisito! - le dijo la bandida (yo le conté la verdad a la nutricionista y nos moríamos de risa).
Cuando vinieron a controlarla se portó muy bien. Escuchó que yo les preguntaba algo y les dijo:
- ¡Ojo! Ella es maestra.
- ¿A sí? ¿Y es buena?
- ¡Sí! Es muy buena, como mi papá. ¡Un gran maestro! (Ahí vi que me había reconocido).
- ¿Y Maryón? ¿Se fue? - pregunta de pronto.
- Sí, ya se fue - respondí, aunque Maryón, mi amiga de toda la vida, no ha venido pues no están permitidas las visitas.
¿Querés verla?
- Y sí. Capaz que puede venir a dormir conmigo.
- ¿Te parece?
- Y yo digo que sí - dijo, moviendo los ojitos, contenta.
¡Y nos dormimos una siestita! ¡Las dos!
- ¿Y tu padre dónde está?
- Yo no sé. Vos me dijiste que estaba trabajando con los chiquilines.
- Pero eso fue ayer. Preguntale a las chiquilinas dónde está papá, tu padre. Pobre, debe estar tomando whisky, solito. Mejor si chupamos los dos juntos.
- Después toman, más tarde. ¿Vos querés uno, ahora?
- Ahora no, pero más tarde sí.
- ¿Y qué taco harás antes?
- ¡Ah! ¡Cualquier cosa porque si no hago un taco me empedo! - y nos reímos.
Y así pasamos el día, buscando a papá, cosiendo "un algo" con las sábanas, algo que no puede ser ni demasiado angosto ni demasiado ancho.
- ¿Y eso va cosido, mamá?
- ¡Claro! Todo por acá, derechito. Tomá, coselo.
- ¿Yo? ¡Yo no sé coser! Coselo vos, que sabés - le dije.
- Dame, dame... ¡Mirá si no vas a saber coser!
Después empezamos a buscar la puerta para poder salir.
- Fijate dónde está la puerta. Yo no sé por dónde vamos a salir.
- ¿Y a dónde vamos?
- A cualquier lado. ¡Estoy aburrida de estar aquí! Y andá a buscar a tu papito (remarcó la palabra papito), decile que yo lo quiero ver, que lo estoy esperando.
Pasamos un lindo día. En un ratito me voy a buscar a papá, aunque ahora quedó muy serena, tal vez ya llegó.
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