Ha amanecido, lo se porque los pocos rayos de sol que entran en nuestra cueva me dan directamente en los ojos. Me levanto lentamente con mi cara de pocos amigos a causa de que deseaba seguir dormida, hasta que me doy cuenta que el faraón no está.

-¡Faraón, Faraón! -grito llamándolo para saber si esta cerca de la cueva pero no recibo respuesta.

Me levanto y abandono aquel lugar para ir en su búsqueda, cosa que jamás debí hacer ya que veo que esta refrescandose en el Nilo solo con sus calzoncillos puestos. Estoy sonrojada de eso no tengo duda, así que antes de que note mi presencia vuelvo a la cueva.
Pasaron varios minutos, para entonces él hace acto de presencia en nuestro lugar secreto ya vestido, pero aun con el cabello un poco húmedo.

-Buenos días Mana, deberías refrescante un poco, el agua esta deliciosa -dijo mientras me ofrecía la mano para ayudarme a levantar ya que estaba sentada en el suelo.

-Pero... Pero, esque ummm no se como decirlo -respondo un poco sonrojada mientras trato de evadir su mirada.

-Si te preocupa que te vea, estaré aquí preparando el desayuno, prometo que no voy a espiar -dijo mientras me tomaba de las manos y trataba de mirar mis mejillas sonrojadas.

-Gracias faraón -respondo aun más sonrojada para después de eso abandonar la cueva para dirigirme al Nilo a refrescar.

Paso varios minutos en el agua ya que en verdad esta deliciosa, por lo que deseo permanecer más tiempo en el río hasta que mi nariz percibe un aroma riquísimo que proviene de la cueva. Salgo del agua y me visto lo más rápido posible para ver lo que el faraón ha preparado para nosotros.

-Faraón, ¿Qué es eso tan delicioso que esta preparando? -digo mientras me acerco lentamente a él para ver el manjar que se cocinaba en una pequeña fogata.

-Víbora de cascabel con espárragos frescos -respondió mientras movía la carne con una rama para que no se le fuera a quemar.

-¡Qué rico faraón! Pero yo no sabía que los reyes de Egipto cocinaran.

-Soy un Rey curioso y con talentos ocultos. Bien ya esta así que a comer se ha dicho -dijo mientras me guiñaba el ojo y me entregaba una hoja de plátano que usamos como platos.

Comenzamos a comer y para ser franca el faraón tenía un excelente sazón; la carne estaba a su punto perfecto mientras que los espárragos le daba un toque ácido al jugo que salía de lo que antes era una cascabel.
Terminamos de desayunar, por lo que apagamos perfectamente bien la fogata para después proceder a dirigirnos al palacio, sin embargo antes de retirarnos le formulo una pregunta que no deja de darme vueltas en la cabeza.

-¿Por qué no me dijo que murió y le devolví la vida?

-Porque a pesar de que me salvaste tú te sentiste culpable por lo que me había pasado, decías que si no te hubieras lastimado no hubiera tenido que cargarte, en fin decías que por tu culpa había sido envenenado.

-Considero que de alguna forma si fue mi culpa, ya que si no hubiera cuidado de mí todo el tiempo usted hubiera permanecido alerta.

-Te equivocas Mana, la araña me picó caminando en las arenas del desierto, ya que creí que estaba firme hasta que caí en la casa del arácnido.

-¡¿Y por qué no se quejó cuando sintió la picadura?! -dije regañandolo mientras lo tocaba con mi dedo en forma de reclamo.

-Porqué no quería preocuparte, además considere que aquel animalitos era inofensivo -dijo poniéndome sus ojos de inocencia mientras se tocaba con su mano derecha su cabello.

-Umm, pues me preocupaste mucho y no solo a mi sabes -dije mientras cruzaba mis brazos en forma de enfado y desviaba la mirada.

-Lo se, pero gracias a ti aun sigo con vida y estoy sumamente agradecido por ello. Y si no te lo conté fue porque no deseo que lo primero que recuerdes sean tragedias -me dice agachando la mirada mientras me toma las manos con ternura.

Lo miro con dulzura porque siento sinceridad en cada una de sus palabras, sin embargo hay tristeza en su mirada ¿pero a causa de que? Me abraza con fuerza y me susurra al oído que no desea volver a palacio, cosa que no logró comprender así que me limitó a decirle que todo estará bien mientras acarició su cabello. Levanta la mirada y deja de abrazarme para mirarme fijamente para declararme el motivo por el cual no desea volver al palacio.

-Mana, jamás te he dicho porque te pedí que huyeramos el día en que encontramos esta cueva y es porque mi padre... Mi padre.

-Faraón, tranquilo todo estará bien.

-Mana, parecerá infantil pero aveces quisiera dejar de ser faraón para no tener que preocuparme por tomar malas decisiones en mí vida -dijo mientras intentaba impedir que unas cuantas lagrimas escaparan de sus hermosos ojos -Mana, yo te... Yo te... Yo te quiero pedir que lleves en todo momento este dije -dijo mientras me entregaba un símbolo llamado "Ank's la llave de la vida" hecho de plata fina junto con una cadena hecha del mismo material.

-Gracias faraón, en verdad es hermoso pero que significa, comprendo su significado literal, pero algo me dice que usted me lo esta entregando con otro significado - dije un poco sorprendida mientras aceptaba dicho objeto y lo observaba con detenimiento.

-Mana, esta llave representa mi vida, mis sueños e ilusiones y quiero que tu cuides de ellas, además quiero que sepas que pase lo que pase tu eres la dueña de mi vida -dijo mientras tomaba el dije con la cadena para proceder a ponérmelo con tanta delicadeza en el cuello.

Toco el dije que cuelga como gargantilla con mis dedos mientras pienso en las palabras del faraón, debido a que no se si debería interpretar su mensaje como una declaración de amor ó como otro simple secreto de amigos.

Después de aquel acto abandonamos la cueva y la sellamos con nuestros poderes. Estando afuera me ayuda a subir a su caballo blanco para proceder a retirarnos inmediatamente de nuestro lugar secreto.
Llegamos al palacio después de una hora, para entonces los guardianes de los artículos milenarios estaban esperándonos con impaciencia ya que al parecer el faraón tenía visitas.

-Mi rey, tiene una visita muy importante -dijo Mahad mientras se aridillaba ante Atem.

-¡No me digas que ya a llegado la hora de...!

-Si faraón y se encuentra en el salón del trono esperándolo.

-De acuerdo Mahad, por favor encargate de Mana en lo que atiendo a la visitante -ordenó para después de ello dirigirse al salón del trono.

Me quedo a solas con Mahad quien mira un poco serio el dije que cuelga en mi cuello.

-¿Te lo ha dado el faraón verdad?

-Sí, pero en si no se que habrá querido decirme cuando me lo dio, aunque sinceramente yo prefiero tomarlo como una declaración amorosa -digo alegremente mientras miro fijamente el cielo azul que me recuerda tanto a su personalidad.

-Será mejor que dejes de hacerte ilusiones si no quieres salir lastimada.

-¿A que te refieres Mahad? -pregunto mientras lo miro seriamente a los ojos.

-Solo has caso a lo que te digo, por cierto vamos a que recuerdes un poco de magia -dijo mientras avanzaba hacia un edificio que se me hacia muy familiar.

Seguí a mi maestro con mucha alegría ya que mi mente estaba en las nubes a causa de las palabras de Atem. Saco mi libro de hechizos el cual tenía oculto con la poca magia que recordaba para hojearlo un poco. Estoy sorprendida a causa de todas las anotaciones que tengo en sus páginas, hasta que llegó a una frase hecha por mí que dice "Te amo en secreto, pero se que tu jamás podrás sentir lo mismo por mi".

-¿Por qué abre escrito eso y para quien esta dirigido? -digo susurrantemente mientras toco con delicadeza la hoja en la que escribí esa frase.

Intento recordar sobre aquella frase pero nada viene a mi mente, ¿A caso se la escribi a Atem? Vaya si que soy un rompecabezas bastante complicado. Continuo hojeando y veo que he dibujado al faraón conmigo en un corazón, lo que me obliga a cerrar mi libro de golpe ya que en verdad no puedo creer que siempre haya estado enamorada del rey.

-¿Te encuentras bien Mana? -pregunta mi maestro mientras se acerca conmigo.

-Si Mahad, estoy completamente bien aunque tengo una pregunta -dije mientras me agarraba el cabello.

-Tal vez pueda ayudarte a contestarla.

-¿Crees que el faraón este enamorado de mí?

-Lo lamento Mana pero esa respuesta no me corresponde dartela.

-Umm esta bien Mahad, de todos modos gracias por escucharme.

-De nada, ahora quiero que intentes hacer el hechizo de control -dijo mientras me enseñaba en que página de mi libro se encontraba.

Tomo mi libro y mi varita magica para practicar el hechizo que me ha dicho mi maestro, mientras espero a que el faraón termine de atender su visita.

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Holiii bueno he aquí otro capítulo, a partir de aquí viene un poco de misterio, pero díganme ¿creen que Atem pueda estar con Mana? ¿Qué planeo el faraón Aknamkanon para su hijo? ¿Porque el faraón habrá dicho "pase lo que pase tu eres la dueña de mi vida? Bueno mucha preguntas pero me gustaría saber que piensan jeje, por favor no olviden votar y comentar y gracias a todos por seguir esta historia.