26. Viaje.
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-Entonces... - Jimin se acurrucó entre las sábanas de la cama, cubriendo pobremente su cuerpo desnudo cuando Jungkook volvió a la habitación - ¿Quién era el chico de ayer?
Su voz cansada salió como un suave arrullo.
-¿Cual chico? - preguntó Jungkook, quien se había levantado minutos antes para ir por botellas de agua.
-Ya sabes... - enmudeció y pensó por unos cortos segundos, intentando recordar el nombre de aquel bonito chico que había visto el día anterior - Mh... ¿Meyer?
Y Jungkook, quien se encontraba de pie al un lado de la cama y había decidido ese momento para beber un poco de agua, se atragantó apenas escuchó el apellido de Kurt. Jimin alzó sus perfiladas cejas, observándolo con atisbos de curiosidad y diversión.
Jungkook tosió y golpeó suavemente su pecho con la palma de su mano.
-¿Ku-Kurt? - carraspeó su garganta cuando notó que su voz salió totalmente rota.
-Uhum. ¿Quién es? - era simple curiosidad.
Sabía muy bien que no tenía el derecho de sentirse dolido o celoso si se enteraba que Jungkook estuvo con alguien más mientras estuvieron separados, pero la sospechosa reacción que tuvo, solo aumentaron sus ganas de querer indagar aún más en el asunto.
-E-es un chico al que ayudé... - secó con el dorso de su mano el agua que había escurrido desde su boca a su mentón, manteniendo levemente fruncido su ceño - Evitando que su empresa se fuera a la quiebra.
-Uhm... - Jimin lo examinó en silencio, sabiendo que solo lograría ponerlo nervioso - ¿Solo eso?
Resultaba cómico para Jimin saber que, aun con el paso de los años, Jungkook seguía manteniendo esa esencia inocente del pasado. Solo bastaba una mirada inquisitiva para que Jungkook confesara lo que fuese que estuviera ocultando.
-Y... sa-salimos a cenar, pero solo para charlar - aclaró rápidamente lo último.
-Ya veo - Jimin sonrió, sin dejar de mirarle - Es bastante guapo, pero se ve como si aún fuera un niño. ¿Es mayor de edad?
Jungkook bufó mentalmente, recordando que Taehyung le hacía la misma pregunta cada vez que mencionaba a Kurt.
-Por supuesto que lo es - dejó la botella sobre la mesita de noche y se sentó en la cama.
-No es coreano - no fue una pregunta, ya que esos ojos azules y el cabello rubio en sus cejas, dejaban bastante en claro que era un extranjero.
-N-no, es alemán.
-Creo que lo mencionó cuando explicó lo del postre, que por cierto, estaba demasiado exquisito.
-Y-yo... no lo recuerdo, amor.
-¿Va regularmente a verte? - Jimin apretó sus labios, observando como Jungkook se acostaba nuevamente a su lado.
-Más o menos... - estaba tenso, nervioso y solo deseaba que la tierra se abriera y se lo tragara.
En un vago intento por relajarse, soltó un suave suspiro, convenciendose mentalmente de que no había hecho nada malo, de que todo estaba bien. Jimin no tenía porqué enterarse de lo que había hecho con Kurt.
-¿Es bueno besando?
-Demasiado para su corta eda... - enmudeció cuando fue consciente de lo que acababa de confesar.
Había respondido tan rápido y seguro, que ni siquiera pensó en las palabras que él mismo acaba de pronunciar.
Jimin no pudo evitarlo y soltó una divertida carcajada, acercándose a Jungkook para acurrucarse entre sus brazos. Y Jungkook, quien no comprendía su actitud, solo lo abrazó e intentó relajar su postura.
-No debes preocuparte, mi amor - frotó su mejilla en el pecho desnudo de su novio - Estuvimos separados mucho tiempo, es normal estar con alguien aun si no es nada serio.
-L-lo siento.
-No debes disculparte, Jungkookie.
-No... no fue serio - confesó avergonzado - Yo siempre le dije que te amaba solo a ti.
Jimin se removió hasta subirse sobre el cuerpo de Jungkook, importándole poco y nada estar completamente desnudo y pegajoso.
-Ya lo sé y no te preocupes que no pasa nada.
-Vale...
-¿Qué te parece si repetimos lo que acabamos de hacer? - susurró con voz seductora, cepillando con sus labios los de Jungkook.
Jungkook sonrió ladino y movió sus manos hasta las nalgas de Jimin para darles un suave apretón.
***
Jimin se estacionó fuera de la casa de su amigo y soltó un largo suspiro, preparándose mentalmente para escuchar sus berrinches.
-El hijo perdido volvió a casa - Namjoon se quejó apenas lo vio asomarse por la puerta, fingiendo estar molesto y manteniendo levemente fruncido el ceño.
Jimin sonrió ampliamente, dejando que sus ojos formaran una delgada línea. Cerró la puerta y toda su atención quedó en la pequeña Sunmi que era cargada por su padre.
-¡Sunsun! - Jimin le llamó y ella sonrió con felicidad, aplaudiendo torpemente con sus pequeñas manitos.
Y Jimin, quien ya no se resistía a los encantos de la pequeña, avanzó con prisa en su dirección para arrebatarsela a su amigo. Besó con ganas ambos mofletes de la niña, sacándole una dulce risita que alegró su corazón.
-Yo también quiero un saludo así - Namjoon habló, pero Jimin estaba totalmente ensimismado en la niña.
-Hola, cariño - Jimin le acomodó el moño rosa que adornaba su cabello lacio - ¿Me extrañaste?
-¡Di, di! - respondió con emoción, llevando dos de sus pequeños deditos a su boca.
-Oye, no me ignores - Namjoon bufó, aun manteniendo su falsa postura molesta.
Sin dejar a la pequeña, Jimin miró a Namjoon y soltó una risita con diversión.
-Hola, Joonie.
-Nada de Joonie - cruzó sus brazos sobre su pecho - ¿Por qué no llegaste a dormir anoche?
Jimin rodó los ojos y cruzó la sala para dejar a la niña sobre la alfombra, junto a sus juguetes.
-Te mandé un mensaje - le recordó - Además, estaba con Jungkookie.
-¿Y? No te creas que estaré tranquilo al saber que estás con ese tipo.
-Ese tipo es mi prometido.
-No me importa quien sea.
Jimin suspiró, sin dejar que la diversión abandonase su rostro.
-¿Hasta cuándo seguirán con esa tonta riña? Es que aun no comprendo la razón por la que no se llevan bien.
-Jamás. Entonces, ¿Vas a quedarte a almorzar? - cambió rápidamente de tema.
-Uhm... - Jimin desvió la mirada hacia sus pies - Solo vengo por un poco de ropa...
-¿Qué?
-Que solo vengo por ropa, Joonie.
-Si te escuché, no soy sordo - refunfuñó, moviéndose hasta donde estaba su hija para sentarse a su lado - ¿Por qué tienes que quedarte tanto tiempo con él y no aquí?
-Ya sé que me extrañas - bromeó y escuchó a Namjoon soltar un bufido bajo.
-No solo yo, ¿sabes?
-Ya lo sé, pero prometo que los vendré a visitar.
-¿Cómo que los vendré a visitar? - preguntó perplejo - ¿Te irás definitivamente?
-Supongo que en algún momento, sí.
-Claro que no - gruñó - No puedes irt...
-¡Namjoon! - Ailee le gritó mientras bajaba las escaleras, luego de haber escuchado las palabras de su esposo - ¿Qué le estás diciendo a Jimin?
-Cariño - sonrió fingiendo inocencia, dejando a la vista su par de hoyuelos.
Ailee avanzó hasta Sunmi y la cargó entre sus brazos, dándole de pasada un ligero golpe en la cabeza a su esposo.
-No creas que no te escuché - Namjoon resopló en su lugar, sin decir una palabra más. Ailee miró a Jimin, sonriéndole tan dulce como siempre - No le hagas caso s este tonto, cariño.
-Pues debería y se ahorraría mucho.
-Namjoon, cállate - le lanzó el peluche de estrellita que Sunmi le había entregado segundos atrás, para luego volver a mirar a Jimin - Ve a buscar tus cosas, no te retrases por culpa de este hombre.
Jimin le sonrió de vuelta, totalmente agradecido por sus cuidados y preocupación.
-Gracias.
-No agradezcas, cariño - Ailee avanzó con él hasta las escaleras - Sabes que aquí estaremos para lo que necesites.
-Lo sé.
-Muy bien. Ahora ve por tus cosas y mándale saludos a Jeon.
***
-Así que... - Taehyung estaba sentado en el sofá con una de sus piernas cruzadas, llenando su boca con deliciosas fresas bañadas en chocolate semiamargo que su esposa había preparado especialmente para Jungkook - ¿Jimin descubrió tu aventura con el mocoso?
Jungkook, quien estaba totalmente concentrado leyendo los términos del nuevo contrato que debía firmar, alzó la vista para mirarle con su ceño totalmente fruncido.
-¿Qué haces comiéndote mis fresas?
Taehyung bufó con sus mofletes llenos.
-No creas que dejaré que mi esposa te mande cosas ricas y a mí no - habló con la boca llena.
-La voy a llamar y te voy a acusar - tomó el teléfono y marcó el número directo a la casa de su amigo.
Taehyung refunfuñó ante su amenaza, tomando una nueva fresa para introducirla en su boca.
-Como si te creyera, idiota.
Sonriendo ante su travesura, Jungkook apretó el altavoz y la dulce voz de Nayeon sonó al otro lado de la línea.
-¿Jungkook? - preguntó sorprendida. No era común que Jungkook la llamara a no ser que fuera por algo puntual, como Taehyung.
-Hola, Naye - ensanchó su sonrisa y miró a su amigo - ¿Cómo estás?
Taehyung se atragantó con la fresa que acababa de tragar.
-Hola, cariño - de fondo se lograba escuchar al pequeño balbucear - Estoy muy bien, gracias por preguntar.
Cuando logró que la fresa bajara por su tráquea, se levantó casi corriendo para finalizar la llamada.
-Jo-jodido bastardo - tosió, sintiendo como los restos del chocolate raspaban su garganta - ¿Co-como mierda te atreves a llamarla?
-¿Tae? - Nayeon volvió a hablar.
-¡Naye, Tae se está comiendo las fresas que me enviaste! - lo delató y se carcajeó cuando vio que su amigo palidecía ante su traición.
-¡Kim Taehyung! - la voz dulce de Nayeon, cambió drásticamente a una molesta - Te dije que se las diera a Jung... - Taehyung colgó.
-Eres un idiota - se quejó con la voz rota y carraspeó una vez más su garganta - Joder, creo que me tragué entera la maldita fresa.
-Eso es para que dejes de ser tan egoísta y chismoso.
-Vete a la mierda - respiró hondo, hasta que se percató de lo que acababa de hacer. Le había colgado a su esposa - Estoy muerto.
-¿Qué?
-Oh mierda, estoy muerto.
-¿Por qué? - preguntó Jungkook al no comprender, volviendo a acomodarse en su escritorio.
-Déjame quedarme contigo esta noche - pidió como si fuera un niño que intentaba esconderse de su madre para no ser duramente regañado.
-¿Estás loco?
-Vamos, eres mi hermano y debes ayudarme.
-Ya, pero Jimin irá esta noche
-Jodido bastardo - se quejó e hizo una mueca de desagrado - Seguro follaran toda la noche.
-¿Hay algo de malo en ello?
-No. Pero venga - insistió - Naye me matará por colgarle la llamada.
-¿Cómo es que le tienes tanto miedo a tu esposa? - se burló y Taehyung tomó las últimas fresas de la cajita para comerlas a modo de venganza.
-Quien dice que le tengo miedo, idiota - habló con su boca llena, intentando no ahogarse nuevamente - Solo estaba bromeando.
-Como tú digas.
-¿Me estás diciendo mentiroso, bastardo insolente?
-No.
-Ya... - no alcanzó a terminar de quejarse, cuando unos suaves golpes en la puerta resonaron por la oficina.
-Pase - Jungkook habló, sin apartar la vista de los documentos que aún no terminaba de leer.
-Señor Jeon - una de sus asistentes se asomó - El señor Park está aquí.
Solo bastó eso para que Jungkook dejara todo de lado.
-Que pase - fue todo lo que dijo y Jimin entró, con una preciosa sonrisa que adornaba sus labios.
-Hola - la voz suave y masculina de Jimin, vibró bajo su piel y alborotó en demasía su corazón.
-Mi amor - musitó embobado, contagiándose de aquella alegría que este irradiaba.
Se levantó de su silla y avanzó con prisa hacia su prometido. Necesitaba tanto tenerlo entre sus brazos y besarlo, como si aquello fuera su generador de energía.
-Te extrañé - murmuró Jimin entre sus brazos, alzándose sobre las puntas de sus zapatos para alcanzar sus labios.
-Y yo a ti, mi amor - cortó la poca distancia, uniendo con delicadeza sus bocas.
Hubiera sido un beso cálido y perfecto, de no ser porque alguien carraspeó y llamó la atención de ambos.
-¿Recuerdan que estoy aquí, no? - Taehyung se quejó, fingiendo estar indignado por ser ignorado - Pero ya me voy, no hace falta que se detengan por mí, jodidos hormonales.
-Gracias al cielo te vas - Jungkook volvió a mirar a su prometido, moviendo sus manos hasta su rostro para acariciarle las mejillas con sus pulgares.
-Igual me extrañas, bastardo - miró a Jimin, quien tenía sus mejillas en llamas - Nos vemos, Jimin.
-Nos vemos, Tae - Jimin se despidió avergonzado.
-Por cierto - se detuvo antes de cruzar la puerta - Naye mandó fresas, pero Jungkook se las comió todas.
Fue todo lo que dijo y se salió de la oficina, dejándonos finalmente solos.
-No le creas - picoteó los labios de Jimin - Fue él quien se las comió todas porque estaba celoso.
-Seguro estaban deliciosas.
-Lo más probable es que sí.
Jungkook miró con fascinación los pulposos labios de Jimin, deseoso por querer devorarle la boca hasta sentirse saciado. Sabía que jamás pasaría. Nunca estaría totalmente satisfecho, siempre anhelando más y más de Jimin.
Jimin ronroneó un jadeo placentero cuando Jungkook bebió de sus labios. Jungkook movió una de sus manos y enterró con cuidado sus dedos en la sedosa cabellera castaña, ladeando la cabeza para profundizar aún más del beso y robarle por completo el aliento.
Sonrió sobre los labios hinchados de Jimin y dio un pequeño lametón, cuando el aire los obligó a terminar tan exquisito contacto.
-Jun-Jungkookie... - musitó con su voz ahogada, sintiendo como las manos traviesas de Jungkook se colaban bajo su ropa y tocaban la piel de sus caderas.
-¿Uhm? - Jungkook había abandonado sus labios, mas no la intención de querer seguir besándolo.
-Aaah... - tuvo que morderse el labio inferior para no volver a gemir, cuando los besos comenzaron a descender por su cuello hasta su clavícula.
Jimin se retorció entre los brazos de Jungkook, anhelando sin vergüenza cada una de sus caricias. Pero antes de perder la poca cordura que le quedaba, Jungkook se detuvo y se enderezó, mirando nuevamente el rostro sonrojado de Jimin.
-¿Qué pasó, bebé?
-N-no puedes hacerme esto - refunfuñó, frunciendo su ceño y abultando su hinchado labio inferior.
Jungkook se rió y disfrutó ver como Jimin hacía un pequeño berrinche. Amaba saber que lo deseaba, tanto como él lo hacía.
-Te amo - lo abrazó por la cintura, apegándolo aún más a su cuerpo.
-Y yo a ti - lo abrazó también, acurrucándose en su pecho.
Estuvieron un rato así, abrazados y disfrutando del calor del otro, hasta que Jungkook llevó a Jimin al sofá para que se sentara y estuviera más cómodo.
-¿Tienes hambre? - miró la hora, dándose cuenta que ya eran más de las cinco de la tarde y no había salido a almorzar.
-Un poco.
-¿Qué te gustaría comer? - le acarició una de sus mejillas con sus nudillos.
-Uhm... - fingió pensarlo por unos segundos - A ti.
Jungkook soltó una risita baja, volviendo a acercarse al par de imanes rosados y húmedos de Jimin. Por más que lo intentara, le era difícil no caer ante el deseo de querer besarlo una y otra vez.
-Jung... Mh... - ronroneó, sintiendo ese cosquilleo en sus labios.
Definitivamente, ya habían sido muchos besos en un lapso corto de tiempo.
Apoyó la palma de su mano derecha sobre el pecho de Jungkook para apartarlo de sus labios, obligándole a dar por finalizada la intensa ronda de besos, aún si él mismo los deseaba.
-Jungkookie - cepilló con la punta de su húmeda y caliente lengua, sus belfos.
Jungkook alzó sus cejas, observando cada movimiento que Jimin gesticulaba con su cuerpo.
-¿Qué pasó, amor? - se obligó a preguntar, negándose a caer nuevamente en una marejada de besos y caricias.
-Tengo algo que hablar contigo.
-¿Algo malo? - no pudo evitar sentirse instantáneamente preocupado, pero ver a Jimin negar con su cabeza, lo relajó nuevamente.
-No es nada malo, amor - se removió y sacó del bolsillo de su chaqueta, un sobre blanco y largo - Toma.
Frunciendo el ceño, Jungkook lo tomó y sin perder tiempo, abrió el sobre para ver de qué se trataba.
Eran dos boletos de avión en primera clase para ese mismo día, con destino a Las Vegas, Estados Unidos.
Jungkook alzó la vista y lo miró, sin saber qué decir o cómo reaccionar.
-¿Nos vamos de viaje? - era obvio que para eso eran los boletos, pero no supo qué más decir.
Jimin asintió, sonriendo de manera dulce al ver su cara de confusión.
-Tengo una propuesta para ti, Jungkookie.
-Soy todo oídos, amor - se acomodó en el sofá, adoptando una postura más relajada.
-Quiero que nos vayamos de viaje. Algo así como una despedida de solteros. Solo tú y yo.
-Suena tentador.
-Lo es - estuvo totalmente de acuerdo - Cuando nos casamos la primera vez, fue jodidamente estresante hacer todo y lo sabes.
-Lo sé, lo recuerdo.
¿Cómo podría olvidarlo? Ambos se habían estresado demasiado, temiendo que algo no saliera como lo habían planeado.
-Aún no he visto nada del matrimonio, porque realmente no deseo que sea como lo fue el primero.
Ya lo habían hablado un poco y Jungkook estaba de acuerdo. No pensaban hacer algo grande como pagar por un gran salón, banquetería, dj e invitar a medio mundo. Planeaban casarse por el civil, en presencia del círculo más cercano que los rodeaba y reservar una mesa en algún restaurante de lujo, desligandose del estrés que generaba preparar una boda.
-Lo sé, amor.
-Y realmente quiero ir a Las Vegas, contigo. Quiero que juntos lo pasemos bien, Jungkookie.
Jimin no era del todo consciente del poder que tenía sobre Jungkook. No necesitaba siquiera rogar por algo, porque este aceptaría sin necesidad pensarlo.
Y si Jimin quería ir a Las Vegas, irían a Las Vegas.
-Vale - no pensó en nada y aceptó.
Jimin abrió sus ojos asombrado, esperando que Jungkook fuera un poco más difícil de convencer.
-¿Si iremos?
Jungkook miró nuevamente los boletos, buscando la hora en de su vuelo. Saldrán del país a las once y treinta de la noche.
-Sí - miró ahora a Jimin - Aunque no tenias que comprar boletos, bebé.
Jimin lo sabía muy bien, pero le resultaba más divertido viajar así que en un avión privado.
-Ya sé, pero es que planee esto desde hace días - sonrió, dejando a la vista su perfecta hilera de dientes - Y cuando el señor Yang me dijo que no había problema con que mis sesiones se suspendieran por una semana, solo fui y los compré.
-Ven aquí - no se resistió ni un segundo más, deseoso por volver a tener ese delicioso contacto con Jimin.
Asió su mano alrededor de la muñeca de Jimin, guiándonos hacia su regazo para que se subiera a horcajadas sobre él.
-Mhg... - Jimin gimió bajito, sintiendo el bulto de Jungkook presionar su trasero.
-Debo... - posó sus manos en la cintura de Jimin, siendo consciente de que su miembro comenzaba a despertar. Tragó saliva, intentando ahuyentar el deseo de tomar una vez más a Jimin - Antes debo terminar de leer unos documentos que debo firmar sí o sí.
Jimin acunó las mejillas sonrojadas de Jungkook entre sus pequeñas manos, sin dejar de mirarlo con deseo.
-Yo te espero aquí, sin hacer mucho ruido. - rodó sus caderas lentamente, mandando una descarga de placer que hizo estremecer cada célula en Jungkook.
Sin decir nada más, Jungkook movió su mano hasta la nuca de Jimin para guiarlo a sus labios y cerró los ojos. Solo sería un último beso y se levantaría para volver a su escritorio y trabajar.
***
Abandonaron la oficina a las siete de la tarde y fueron directo a comer algo rápido para luego ir al departamento de Jungkook y hacer las maletas.
Jimin por supuesto, ya tenía la suya lista desde la mañana.
-¿Qué? Oh, no. Sí, cualquier cosa le pides a Tae... - Jungkook hablaba por teléfono - No, no hay problema. Gracias, Kailan.
Soltó un largo suspiro cuando cortó la llamada. Ese día en particular, se sentía totalmente molido.
-¿Todo bien? - Jimin preguntó, sentándose sobre su regazo.
Jungkook inmediatamente le acarició los muslos y movió su cabeza lentamente en un asentimiento.
-Ya no hay problema que me ausente en la empresa - frotó su nariz en el pecho de Jimin, embriagándose con el dulce olor a vainilla que desprendía su cuerpo.
-¿Quedó todo bajo control?
-Sí.
-Me alegro - comenzó a jugar con las hebras castañas de Jungkook.
-¿No vamos? - miró la hora en su elegante reloj análogo que adornaba su muñeca - Van a ser las diez.
-¡Es tarde! - se levantó con rapidez - Vamos, Jungkookie.
Le extendió su manito para ayudarle a ponerse de pie. Jungkook por supuesto, la tomó.
Y estaba seguro que jamás la volvería a soltar. Nunca más.
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