13. Hyung.
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-¡Jungkook! - Nayeon canturrió emocionada cuando abrió la elegante puerta de caoba oscura de su lujosa casa.
-Hola, Naye - saludó con una sonrisa en sus labios, contagiándose de la alegría que ella irradiaba.
-Hola - lo abrazó, sin importarle los protocolos ni la educación sobre el respeto al esposo fuera de la intimidad de su hogar. Ella siempre había sido así, efusiva y cariñosa con quienes quería, importándole una mierda el qué dirán - Venga, no te quedes ahí parado y pasa.
Jungkook entró y ella cerró la puerta, llegando casi al instante a su lado.
-Traje esto - mostró una caja alargada de madera, con finos detalles y que mantenía a salvo el costoso vino que a su mejor amigo parecía gustarle.
-¡Ay, gracias! - ensanchó su sonrisa mientras tomaba el vino entre sus manos, llevándolo a la cocina y Jungkook caminando tras ella.
-¿Cómo está el pequeño Seung?
-Durmiendo como siempre, pero está bien.
-¿Y Tae? - preguntó ligeramente nervioso y ansioso.
Nayeon alzó sus cejas curiosa, deseosa por saber el chisme entre esos dos.
No estaba al tanto de lo que había pasado entre su esposo y su mejor amigo, pero por el horrible genio que se cargaba Taehyung desde el día anterior, deducía que algo malo había pasado.
-Está en su despacho - caminó de vuelta a la olla para revolver la deliciosa salsa blanca que aromatizaba toda la casa - Y no ha salido desde que llegó de la empresa. Uhm... ¿Discutieron o algo?
Indagó ansiosa.
-Algo así...
-Supongo que a eso se debe su mal humor.
Jungkook soltó una risita mientras asentía con su cabeza.
-Lo siento, es mi culpa.
-No te disculpes, cariño. - apagó la olla y se quitó el delantal de flores que traía puesto para evitar manchar su ropa - Debo ir a dejar a Seung donde mi mamá, así que se quedarán solos por un momento.
-Vale.
-No tardo más de quince minutos.
La mamá de Nayeon, vivía a una cuadra de ella. Una real pesadilla para Taehyung, quien no aguantaba a su irritante suegra.
-Vale, ve con cuidado.
-Jungkook - llamó ella, alcanzando a avanzar un solo escalón de su larga escalera blanca.
-¿Sí? - Jungkook la miró.
-Por favor... Uhm. Arreglen sus cosas - pidió con cariño - Me gusta verlos bien, no así.
-Tú ve tranquila, estaremos bien - aseguró.
-Vale, me voy entonces.- subió rápidamente para ir por su pequeño.
Jungkook caminó por la primera planta sin necesidad de que le indicaran qué puerta llevaba al despacho de Taehyung, él conocía perfectamente bien la casa.
Cuando estuvo frente a la puerta, inhaló profundo, en un vago intento por calmar sus nervios y dio tres golpecitos, esperando a que su amigo le hablara o abriera la puerta.
Fue lo segundo.
Taehyung aún estaba en traje, con sus cabellos negros alborotados y su corbata aflojada.
-Hola - gruñó Taehyung, volviéndose hacia su cómoda silla en su escritorio.
Jungkook entró y cerró la puerta, caminando hasta el asiento frente a su amigo.
-Hola...
Taehyun miró la pantalla encendida de su computador y comenzó a teclear alguna cosa, manteniendo un incómodo silencio.
-Tae, yo... - empezó Jungkook - Lo siento.
Taehyung lo ignoró.
Era orgulloso cuando se lo proponía y deseaba serlo, cuando él no era quien la jodia y le encantaba que se esforzaran un poco más por arreglar las cosas. Sobre todo con Jungkook, quien se olvidaba de que él estaba ahí siempre para ayudarlo.
-Venga, hombre.- pidió - Deja eso y mírame.
Taehyung detuvo sus dedos en el teclado y lo miró, sin decir una sola palabra.
-Lo siento. Sí, tienes razón en todo y soy un idiota. Realmente lo siento, no eres un grano en el culo.
-Última vez, Jungkook.- sentenció, sabiendo que era mentira.
-Última vez - Jungkook estuvo sinceramente de acuerdo.
-Ya, entonces... ¿Nos besamos o qué?
-Bueno, no tengo problema.
-Jodido guarro.
Nayeon llegó luego de unos minutos y cenaron a gusto, disfrutando de la exquisita carne en el horno con salsa de hongos, arroz y verduras salteadas.
Cuando acabaron de comer, a Jungkook le llegó un mensaje y disculpándose, sacó su teléfono del bolsillo para ver quien era.
Era Kurt.
El joven alemán que había besado hasta que tuvo suficiente. Y joder, se habia sentido increíble.
Se odiaba un poco por eso, por sentirse bien al probar otros labios que no fueran los de Jimin.
-¿Por qué le sonríes como maricón enamorado a la pantalla de tu teléfono?
Taehyung lo hizo alzar la vista y Nayeon se levantó para retirar los platos vacíos de la mesa, sin borrar su divertida sonrisa de sus rosados labios.
-Traeré las copas - les habló y Taehyung se levantó de inmediato.
-Yo las traigo, cariño.
-Bueno.
-Gobernado - Jungkook murmuró mientras fingía que tosía.
Taehyung lo asesinó de mil maneras con la mirada que le dio.
Se fueron los dos hacia la cocina, Taehyung llevó la mayor cantidad de platos y Nayeon se dispuso a lavar de inmediato la loza sucia.
Jungkook sintió vibrar nuevamente su teléfono, sin evitar sonreír ante los divertidos emojis que Kurt le enviaba al final de cualquier texto.
Respondió el mensaje y se levantó de la silla del comedor. Caminó calmado hasta la cocina para ayudar a su amigo a traer lo que fuese necesario, pero se detuvo cuando escuchó murmullos y risas.
-Solo uno, venga - Taehyung agarró con cuidado la diminuta cintura de su esposa, impidiéndole que continuara con lo que estaba haciendo.
-Cariño, déjame lavar estos platos.
-Beso - pidió, logrando que ella sonriera y finalmente lo mirara.
-Eres encantador cuando no estás todo gruñón, sabes.
-Lo sé, lo siento.
-Te adoro de igual forma - elevó sus brazos y los enredó en el cuello de Taehyung.
-Y yo a ti. Ahora bésame o me enojare de nuevo.
Ella ensanchó su sonrisa y jaló a su esposo desde la nuca para que se inclinara y unieran sus labios en un dulce beso.
-Hmmm... - tarareó Taehyung, complacido al haber logrado su cometido.
-Ahora ve a la sala, Jungkook está allá esperando por ti.
-Voy - picoteó una vez más los labios de su esposa y soltó su cintura para ir a la sala.
Jungkook se movió rápidamente y fue hasta la sala de estar, donde se dejó caer en uno de los amplios sofás.
¿Cuántas veces no había sido él quien hizo una escena así en su hogar con Jimin?
Extrañaba dolorosamente eso. Extrañaba molestar a Jimin mientras intentaba cocinar algo. Extrañaba distraerlo cuando preparaba una nueva receta y estaba nervioso de que no saliera bien. Extrañaba tantas cosas que solía hacer con Jimin, que de solo recordarlas dolía.
Dolía porque tal vez, Jimin ahora hacía todo eso con alguien más. Alguien que claramente no era él.
Taehyung llegó a su lado con las copas y abrieron el vino, degustando y disfrutando el exquisito sabor dulzón de aquella cepa. Nayeon apareció a los pocos minutos, cargando una bandeja de plata con deliciosos pastelillos que había preparado horas antes.
-Los dejo un momento, llamaré a mamá para saber cómo está mi pequeño.
-Vale - Taehyung sostuvo su mano y le besó el dorso antes de que ella se fuera por su teléfono al segundo piso.
-Hmm... - tarareó Jungkook cuando se llevó uno de los pastelillos a su boca - Esto está delicioso.
-Por supuesto que lo está, los hizo Naye.
Jungkook sonrió con sus mejillas llenas ante el comentario de su amigo.
Definitivamente Taehyung era un gobernado.
-Entonces... ¿Te follaste al mocoso? - preguntó Taehyung, logrando que Jungkook se atragantara con lo que había en el interior de su boca.
-T-Tae... - carraspeó su garganta cuando tragó todo para lograr hablar con claridad.
-Nada de Tae, idiota - bufó - Nadie te manda mensajes y asumo que es él.
-Sí, es él.
-Entonces sí follaron.
-No, pero lo besé - dijo casi en un murmullo, sintiéndose repentinamente avergonzado.
Taehyung sonrió divertido al ver las mejillas de su mejor amigo teñirse de rosa.
-¿Por qué no lo follas y ya?
-¿Qué?
-Espera, ¿Es mayor de edad, verdad? Se ve un crío apenas y no quisiera tener que sacarte de la cárcel.
-Qué dices hombre, tiene veintitrés.
-Mírate nada más, hasta ya sabes su edad - se burló y Jungkook soltó un bufido.
-Por favor, no empieces...
-Uhm... - alzó sus cejas y dio un sorbo al líquido bermellón de su copa - Pero deberías follarte algo y así liberar tu jodido estrés, hombre. Es que necesitas algo de diversión para cambiar el humor de mierda que te cargas.
Jungkook gruñó y antes de que alcanzara a decir algo más, Taehyung lo interrumpió.
-Venga, no me mires así. ¿Desde cuándo no tiene nada con nadie?
-Oh Dios. ¿Por qué estamos hablando de esto?
-Sinceramente yo habría muerto. Mis bolas se hubieran hinchado por el no uso y mi pene se habría seca...
-Joder, ya.
-Taehyung.- Nayeon llegó, salvando a Jungkook de la vergonzosa charla.
Taehyung enmudeció y soltó un bufido, dejando que su esposa se sentara a su lado.
La charla entre los tres siguió y fue amena. Rieron de algunas anécdotas y recordaron sucesos de su juventud.
Cuando el reloj marcó las once de la noche, Jungkook se despidió y agradeció la invitación. Se despidió con un dulce beso en la mejilla de Nayeon, quien le pidió que se cuidara y le guardó unos pastelillos en un pote de vidrio para que comiera al día siguiente. Taehyung lo acompañó hasta afuera y palmeó su espalda sin mucha sutileza.
-Maneja con cuidado, ¿Vale?
-Eres encantador cuando te preocupas de esta forma por mí - Jungkook se burló, sin dejar de sonar cariñoso.
-Vete a la mierda, idiota - resopló avergonzado - Pero si no te cuido, no tengo con quien discutir.
-También te quiero, Tae.
-Vale, ya. Nos vemos mañana.
-Nos vemos, Tae.
Jungkook apretó el acelerador y se puso en marcha, alejándose de la casa de su amigo para ir hasta su departamento.
***
Abrió lentamente sus ojos avellanos y parpadeó aturdido, sin poder evitar fruncir el ceño ante el horrible dolor que cubría su cuerpo entero.
Unos cabellos marrones y alborotados frente a él lograron alborotar su enamorado y triste corazón.
Jungkook, Jungkook, Jungkook.
"Jungkook..." murmuró y el dueño de aquella cabellera se removió, volteandose y sonriéndole.
Jimin sonrió melancólico mientras sus ojos comenzaban a aguarse, impidiéndole ver con claridad el rostro del otro.
"Buenos días, mi amor." Él le saludó, acariciando una de sus mejillas, haciéndolo sobresaltarse por el ardor que sintió ante tal caricia.
No era consciente de su deplorable estado, ni siquiera de la desnudes en su cuerpo. Últimamente parecía no era consciente de nada.
"Jungkook..." susurró nuevamente, cerrando los ojos y acercándose al cuerpo del hombre frente a él, quien lo recibió entre sus brazos y lo apegó a su cuerpo.
Jimin respiró hondo, sintiendo aquel picor en su nariz a causa del desagradable perfume barato que este usaba. No, no era el de Jungkook.
Ese no era el olor de Jungkook. No era el olor de Jungkook. No era el olor de Jungkook.
"Jungkook, Jungkook, Jungkook." Susurró él, atormentándolo como cada mañana al despertar y cada noche antes de cerrar sus ojos.
Logrando confundirlo, logrando que Jimin comenzara a ver a quien no era.
Jimin abrió los ojos con brusquedad, acompañado de un jadeó ante el susto de lo que acababa de soñar.
Batió sus pestañas a causa de sueño e intentó moverse, pero un brazo sostenía su cintura.
Gong aún estaba con él.
-Yoo... - susurró y lo removió un poco - Debes irte a trabajar, creo que es tarde.
Intentó sacar el brazo de su cintura para alcanzar su teléfono.
-Hmmm... - tarareó sin abrir los ojos, acercando a Jimin a su cuerpo.
Jimin se tensó al sentir la desagradable erección matutina de este.
-Yoo, debes...
-Cállate - gruñó ronco - Solo quiero estar contigo un rato más, ya me levantaré - su voz se suavizó.
Las manos de Gong se colaron por debajo del pijama de Jimin, acariciando a su antojo la tersa piel de este.
-No sabes cuanto te deseo, mi amor.- susurró, dándole un lametón en el cuello a Jimin.
Jimin tragó grueso. Su cuerpo reaccionaba y rechazaba sus caricias.
-Lo siento, Yoo. Por mucho que me desees, yo no estoy interesado en hacer nada por ahora - apartó finalmente el brazo de Gong y salió de la cama tan rápido como pudo, tomando su bata y enfundando sus pies en las pantuflas.
Gong frunció el ceño, sin poder ocultar su molestia y se sentó en la cama, dispuesto a hablar y comenzar una discusión.
-¿Vas a tomar desayuno? - Jimin preguntó, sin darle tiempo a que abriera la boca para seguir con el tema.
-Sí.
-Te espero abajo entonces.
Salió de la habitación, casi huyendo de ahí y bajó las escaleras con cuidado hasta que llegó a la cocina y se sentó en uno de los taburetes. Su corazón latía desenfrenado. Tenía miedo y no sabía la maldita razón.
Cuando logró calmarse un poco, prendió la máquina de café y puso pan a tostar mientras dejaba la mermelada sobre la isla de su cocina, cuando su teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo de su bata.
Era un número desconocido.
No quería responder la llamada, pero sin entender la razón, él simplemente presionó el botón verde y acercó su teléfono a su oreja.
-Buenos días, señor Park - una voz femenina se escuchó al otro lado de la línea.
-Uhm... ¿Buenos días?
-Lamento molestarlo tan temprano, pero lo llamo porque ya se cumplieron los tres meses desde que cambió la cerradura de sus puertas.
-¿Yo hice qué? - preguntó desconcertado.
-Usted pagó un seguro adicional que, al cumplir los tres meses, deseaba que un experto en cerraduras fuera a revisarlo para saber que no han sido forzadas.
-¿Yo hice eso?
-Sí señor. Lo hizo hace exactamente tres meses.
-Y... ¿Po-por qué cambié las cerraduras?
-Hm. Aquí sale que contrató nuestros servicios porque intentaron entrar a su casa - ella informó, como si estuviera leyendo algún tipo de registro.
El cuerpo entero de Jimin se tensó cuando escuchó la puerta del dormitorio abrirse, indicando que Gong llegaría en cuestión de segundos a su lado.
-¿Puede llamarme en dos horas más? - dijo rápidamente - Deseo lo del seguro, pero estoy super ocupado en este momento.
-Por supuesto, señor Park. Lo llamo dentro de dos horas y coordinamos la visita del técnico.
-Vale, Gracias.
-Hasta luego.
Colgó y guardó su teléfono, Gong llegó segundos después.
-¿Con quién hablabas? - preguntó una vez que se dejó ver y tomó asiento en uno de los taburetes de la isla.
-Oh, Uhm... - se volteó, sacando las tazas de los gabinetes - S-solo era un número equivocado - fue lo único que se le ocurrió.
Gong no dijo nada y Jimin solo esperaba que le creyera su mediocre intento de mentira.
Le echó café a las tazas y dejó el pan tostado frente a ellos, sentándose a su lado para comenzar a comer.
Gong miró la hora en el reloj de su muñeca y casi se atragantó. Era verdaderamente tarde para él.
-Mierda, realmente estoy atrasado - Gong bebió rápidamente el café, arrugando el entrecejo cuando le quemó la garganta y se levantó.
Jimin masticó su tostada, mirándolo con nerviosismo y deseando que se fuera luego para llamar a Namjoon.
-Esta noche vendré nuevamente - se acercó para besar sus labios, importándole poco y nada si Jimin deseaba corresponderlo - Sacale copia a la llave - le recordó.
-Uhm... seguro.
-Nos vemos, mi amor.
-Nos vemos.
Gong tomó sus cosas y salió de la casa.
Soltó un suspiro de alivio cuando finalmente quedó solo y dejó su desayuno de lado para sacar su teléfono y así llamar a Namjoon, quien le sugirió que se encontraran en una cafetería del centro.
Jimin dejó todo ahí, sin importar el desorden y fue hasta su habitación para seleccionar la ropa y darse un baño.
Definitivamente necesitaba hablar con Namjoon.
Salió de casa, cerrando y asegurando todas las puertas y ventanas. Tomó el primer taxi que pasó y le indicó la dirección, bajándose frente a la preciosa cafetería. Pagó de más, sin importarle recibir el vuelto y entró.
Su estómago experimentó un burbujeo cuando vio en la mesa del fondo a su hyung.
Logró reconocerlo aun cuando este llevaba una gorra en su cabeza.
Caminó rápido, ansioso hasta quedar frente a él y tomó asiento, logrando que Namjoon apartara la vista de su celular.
Y Namjoon sonrió, dejando a la vista sus encantadores hoyuelos.
Jimin quiso llorar en ese preciso momento.
-Jimin - se levantó de su asiento, deseoso de abrazarlo.
-Hyung - Jimin hizo lo mismo, como si se hubieran puesto de acuerdo.
El abrazo fue largo. Necesariamente largo y Jimin no pudo contener los pequeños sollozos de alegría.
-Hey, no llores.- se alejó para verle el rostro, limpiando las lágrimas que habían comenzado a rodar por las mejillas de Jimin.
-Lo siento... es solo que, estoy feliz de verte.
-Y yo a ti, pequeño mimado.
Tomaron asiento luego de un rato y ordenaron café con un trozo de pastel.
-Me alegra tanto poder volver a verte, Jimin.- admitió con sinceridad.
-Lo mismo digo - limpió los restos de lágrimas que quedaban en las esquinas de sus ojos.
-Pero aquí estamos nuevamente.
-Sí... yo, no sé por dónde empezar.
-Por donde te sientas más cómodo, pero antes, quiero saber si estás bien.
-No lo estoy...
-Vale, hablemos que ya estoy entrando a preocuparme más de lo que ya estaba.
Jimin sonrió melancólico.
-Tengo tantas preguntas en mi cabeza.
-Yo las iré respondiendo, no te preocupes - tomó la mano de Jimin y le acarició el dorso con su pulgar - Siempre y cuando sepa la respuesta, claro.
-Uhm... ¿Ju-Jungkook me golpeó alguna vez?
La pregunta fue tan repentina y extraña que Namjoon no pudo ocultar la sorpresa.
-¿Disculpa? - preguntó confundido, creyendo que tal vez había escuchado mal.
Jimin atrapó su labio inferior entre sus dientes y lo mordisqueó, dudando si volver a preguntar lo mismo o no.
-Esque... lo veo, Hyung. - confesó con angustia - No lo veo realmente, pero su nombre lo digo una y otra vez.
Namjoon frunció el ceño aún más de lo que ya lo tenía. Él conocía a Jungkook, aun cuando no se llevaban bien.
-No sé si es un recuerdo o pesadilla, pero se me repite cada noche y de diferente manera. Hyung, abusó de mí, pero no sé si es real o no.
-¿Jungkook? Espera... - bebió un sorbo de su café - No puedo creerlo. ¿Estás seguro?
-No. No lo sé realmente. Hoy me llamaron preguntándome si quería lo del seguro, hyung, cambié la cerradura de mi casa. ¿Por qué hice eso en un barrio donde no hay robos?
-¿Qué hay de Gong?
-Dios, él me está poniendo cada vez más inquieto.
-¿Por qué?
-No lo sé, pero es como si algo en mi cabeza me pidiera mantenerme lejos de él.
Namjoon soltó un suspiro. Él no era tonto y siempre sospecho algo de Gong.
-Mira, a Jungkook lógicamente lo conocí y nos llevábamos mal, pero porque éramos ambos pegajosos contigo y no nos gustaba compartirte.
-¿Qué? - Jimin preguntó, sin evitar sonreír.
-Pues eras mi amigo y Jungkook un roba amigos. La cosa es que nunca lo vi haciendo algo malo hacia ti, de hecho era vergonzosamente cursi con todo lo que se refería a ti.
-Oh... - sintió como su corazón revoloteo al escuchar eso y llevó un trozo de su pastel a la boca.
-También estuve ahí cuando se separaron, esa tarde llegaste a casa y con Ailee...
-¿Quién es Ailee? - le interrumpió curioso.
-Mi esposa.
-¿Estás casado?
Namjoon sonrió divertido.
-Sí, hace casi tres años. Estuviste ahí con Jungkook.
-Vaya... yo no recuerdo nada.
-Tranquilo, yo te ayudaré a ponerte al día. Aunque Solar serviría de mucho para contarte cada chisme - soltó una risita al recordar a su amiga.
-¿Solar?
-Una amiga que tenemos, es abogada y pues la conocimos en la fiesta de despedida de nuestro curso.
-Oh, ya.
-Pero no nos desviemos - arrancó otro trozo del pastel - Dame tu teléfono.
-¿Para qué?
-Anotare mi otro número y lo tendrás con otro nombre.
Jimin se lo extendió y Namjoon ingresó en él sin problema.
-Deberías ponerle clave, Jimin.
-Nadie me lo revisa - sonrió seguro de sus palabras.
-¿Seguro?
Jimin no respondió y dejó que Namjoon ingresara en el registro, comprobando que había un número bloqueado.
-¿Quién es Seagull, Jimin?
-Es Jungkook.- afirmó seguro, sin comprender cómo es que sabía que tenía anotado así a Jungkook.
-¿Por qué lo bloqueaste?
-No lo hice...- su corazón golpeó con fuerza su interior y sus manos comenzaron a sudar frío - Hyung...
-Jimin, cuando te encontraste con Gong sólo habían pasado dos semanas desde que te separaste, él insistió en volver a verse y yo te dije que nunca me agradó como te miraba en la universidad, aun así aceptaste juntarte con él. Solo pasó un mes después de eso y nunca entendí la razón del porqué aceptaste salir con él.
-¿Al mes?
-Casi a los dos meses, no recuerdo bien. Empezaste a faltar al taller y tus proyectos comenzaron a posponerse cada vez más, hasta que dejaste de realizarlos. Gong era quien se encargaba de todo, tú ya no hablabas con nadie.
Jimin se sintió levemente mareado ante tanta información que no lograba procesar, pero no le pidió a su amigo que se detuviera.
-Te dije una tarde que Gong seguía casado y vivía junto a ella y su hija.
-¿Q-qué? - preguntó casi en un susurro, sin poder creerlo - ¿Es casado?
-No sé ahora, pero en ese tiempo lo vi con su esposa y su hija en el centro. Te lo dije, pero aun así no te alejaste de él y no entendía la razón.
-Oh Dios...
-Después de eso, dejaste de hablarme y yo te llamaba, pero nunca respondías hasta que un día me gritaste para que dejara de hacerlo. Cuando iba a tu casa a verte, nadie salía.
Jimin frotó su cara con ambas manos. Si antes estaba confundido, ahora estaba peor.
-Escúchame bien, Jimin - Namjoon se puso serio - Jungkook jamás impidió que alguien se acercara a ti o interfierió en tu trabajo. No nos llevábamos bien, pero es por algo netamente infantil. En cambio Gong, desde el día uno cambiaste y te alejaste.
-Mis pesadillas...
-¿Son realmente pesadillas, Jimin?
-No lo sé.
-¿Cómo es que Jungkook supo lo del accidente?
-Era mi contacto de emergencia.
-¿Porque si era tu contacto de emergencias, lo bloqueaste?
-No lo hice
-Entonces, ¿Quién más aparte de ti toma tu teléfono?
Gong. Su subconsciente le gritó y un escalofrío recorrió su espina dorsal.
-Gong... - susurró sonando abatido, sin poder creer todo lo que estaba escuchando.
-Alejate de él, Jimin. No me agrada y yo nunca le caí bien. Él sabe que puede engañarte con palabras lindas y no me digas que no porque ya lo hizo, se aprovechó de que estabas vulnerable y frágil. Yo no me trago el cuento de que es un buen hombre, cuando debe ser un maldito hijo de puta.
-Él... él quiere las llaves de mi casa - Jimin recordó en voz alta.
-No se te ocurra dárselas, acepta que vayan a verificar que todo esté bien con las cerraduras de tu casa.
-Yo... Tengo miedo ahora, hyung...
-No lo tengas porque no estás solo, ¿Vale? - Jimin asintió con su cabeza - Desbloquea a Jungkook, agrega su número y el mío en caso de emergencia.
-V-vale... - Namjoon le devolvió el teléfono y Jimin lo tomó entre sus manos temblorosas.
-¿Has hablado con Jungkook?
Jimin tragó grueso al recordar cómo había tratado a Jungkook la última vez que lo vio, cuando este solo quería saber si estaba bien o no.
-Lo mandé la mierda, literalmente.
-Pues habla de nuevo con él e intenta explicarle todo, mientras más gente sepa, mejor.
-Vale yo... lo haré, pero ya no quiero hablar de esto, me está doliendo la cabeza.
-Vale, pero prométeme que si algo pasa me llamarás.
-Lo prometo, hyung.
-Buen chico - Namjoon le regaló una cálida sonrisa, intentando darle esa seguridad que Jimin necesitaba.
Namjoon comenzó a contarle cómo iban las cosas en el taller, los cambios y lo nuevo. Le habló de su esposa y de cómo la conoció, hasta que llegó el momento de despedirse y Namjoon lo abrazó con cariño.
-Prometeme que si algo malo pasa o cualquier cosa que te ponga en alerta, me llamarás.
-Lo haré, Hyung.
-Prometelo.
-Lo prometo.
-Bien, no quiero que algo malo te pase.
Namjoon besó con cariño una de sus mejillas y paró un taxi para Jimin, quien agitó su mano a través del vidrio mientras el auto se ponía en marcha y se alejaba, rumbo a su solitaria casa.
Entonces su teléfono sonó. Era el mismo número que había llamado antes, el del servicio de la cerradura.
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