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12. Lujuria.

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-¿Aló? - una voz ronca y calmada se escuchó del otro lado de la línea, haciendo que aquel nudo en el estómago menguara y Jimin finalmente sonrió.

Podía recordar perfectamente el hermoso rostro de Namjoon; tan sereno y varonil. El delicioso perfume que su querido hyung usaba y parecía marearlo cada vez que se sentaba a su lado. Incluso, podía recordar muy bien cuando Namjoon intentaba explicarle alguna materia que él no entendía y siempre terminaba haciéndolo reír, solo para ver esos perfectos hoyuelos en sus mejillas.

"¿Me estás escuchando?" Preguntó Namjoon aquella mañana, en el primer receso de la primera clase.

"Hm..." Tarareó Jimin, tan perdido en el perfecto rostro de su mayor que no había logrado entender ni una sola palabra de este. "Esos hoyuelos deberían ser ilegales, sabes."

Namjoon sonrió avergonzado, sin poder impedir que sus hoyuelos se formaran en sus mejillas levemente sonrojadas.

"Oh Dios, Jimin." Rascó su nuca y miró a su alrededor, asegurándose de que nadie lo había escuchado.

"¿Por qué yo no los tengo y tú sí?" Preguntó Jimin. "A veces quisiera hundirme en ellos, hyung."

"Ji-Jimin..." Tartamudeo ante las descaradas palabras que su pequeño amigo estaba soltanto tan despreocupadamente.

"Eres consciente de que cuando sonríes, causas un extraño efecto en todos? Yo siento que me pierdo y me mareo en ellos." Namjoon cerró los libros y sus mejillas cada vez tomaron más color. "Deberías ser más cuidadoso, eh."

"Qué cosas dices, Jimin..."

"¿De dónde vienen, hyung?" Jimin apuntó sus propias mejillas para que éste entendiera a qué se refería.

Namjoon suspiró resignado, entendiendo que Jimin no desistiría de aquella bochornosa plática.

"No lo sé, es genética supongo." Recogió sus hombros al no saber que otra respuesta darle.

"No me mientas, Jonnie hyung." Jimin entrecerró sus ojos, sin abandonar la divertida sonrisa en sus labios. "¿Eres un ángel o algo?"

"Ya basta con esto, no es divertido."

"Desde hoy te diré, hyung ilegal."

"Oh dios detente." Cubrió su rostro con uno de sus libros y soltó una risita. Jimin amaba molestarlo porque a pesar de que Namjoon era mayor que él por dos años, era incluso más tímido.

"¿Sabes por qué?"

"No quiero saberlo."

"Porque solo tú los tienes y eso te hace ser peligroso. Muy peligroso, hyung."

"Basta." Bufó avergonzado y guardó sus cuadernos en su bolso. "No volveré a enseñarte nada, aunque llores."

Ambos se levantaron de las sillas cuando terminaron de guardar sus cosas y comenzaron a moverse por el interior de la sala, dispuestos a abandonarla hasta la siguiente clase.

"Claro que sí, porque me adoras."

Namjoon soltó otra encantadora risita, mientras negaba con su cabeza.

"Eres un niño demasiado mimado."

"Totalmente culpable, hyung."

"Vamos niño mimado, te invitaré a comer algo rico."

Jimin aplaudió con sus manitos mientras avanzaban por los largos pasillos de la universidad y Namjoon no pudo evitar acariciar sus castaños cabellos, revolviendolos y ganándose un gruñido por parte del más bajo.

-Nam... - habló Jimin con cierta emoción que no pudo ocultar.

Namjoon no respondió y Jimin tuvo que apartar el teléfono de su oreja para poder mirar la pantalla y asegurarse de que la llamada aún estaba en cuerdo.

-¿Ji-Jimin? - preguntó confundido, logrando poner nervioso a Jimin.

-Claro, ¿quién más?

-Santo cielo... - murmuró y pareció moverse de donde estaba, ya que el ruido de fondo cesó - Tanto tiempo... ¿Cómo has estado?

-¿Tanto tiempo? - Jimin preguntó confundido y su ceño se arrugó.

-Claro, demasiado diría yo.

-¿Cu-cuánto exactamente?

-¿Como que cuanto? - soltó una risita incómoda - No lo sé exactamente, ¿Pasó algo, Jimin?

-Sí... t-te llamé porque necesito ayuda y...

-¿Qué pasó? - lo interrumpió, sonando tan preocupado como tiempo atrás, cuando Jimin tenía algún tipo de problema y él voluntariamente aceptaba cargar con la responsabilidad de ayudarlo y de solucionarlos, sin importar cuán complicados fueran.

-Hyung yo... Tuve un accidente hace más de un mes y hace un par de semanas me dieron el alta.

-¿Qué? Oh Dios, lo siento tanto.

-Ya estoy bien.

-No tenía idea, Jimin.

-Así veo... - se removió en la cama para quedar más cómodo - Pero te llamo porque yo... No recuerdo nada, hyung.

-¿Nada?

-Nada. Yo, ni siquiera recuerdo que estuve casado, que me divorcie y que tengo una nueva relación.- terminó por decir que casi sin aliento al sacarlo tan rápido.

Necesitaba tanto hablar con alguien que no fuera ni Gong ni Jungkook.

-Mierda, pero a mí me recuerdas.

-Sí, solo desde la universidad, antes de que conociera a Jungkook.

-Es una real mierda, pequeño. Lo siento tanto...

-Me siento tan perdido, hyung... Yo, no sé como vivir mi vida, porque no la reconozco.

-¿Aún sigues con el bastardo de Gong?

-¿Bastardo?

-Mierda, siguen juntos.- gruñó Namjoon desde el otro lado de la línea.

-¿Hay algo que no sé, hyung?

-Demasiadas cosas, pequeño.

-Necesito saber que pasa, porque estoy tan confundido y él no ayuda a la hora de pedirle alguna explicación.

-Debí suponerlo. ¿Quieres que nos juntemos? Realmente me encantaría poder volver a verte.

-Por favor, lo necesito.

Sonrió feliz de saber que tendría más información, pero antes de seguir hablando, el timbre sonó.

-Oh espera, creo que Yoo ya llegó.

-¡No! - gritó Namjoon desde el otro lado, logrando que Jimin eschuchara un pitido en su odio.

-Joder, hyung - cambió el teléfono de oreja - Casi quedo sordo.

-Mierda, lo siento. Pero no le digas que hablamos, ¿Vale?

-¿Por qué?

-Porque no nos llevamos bien. Ahora, llámame cuando estés completamente solo y así nos juntamos para hablar.

-Bueno, lo haré cuando se vaya.

-¡No puedo creer que me hallas llamado, joder! - exclamó ligeramente emocionado - ¿Tienes idea de lo mucho que te he extrañado, mocoso mimado?

Jimin soltó una risita divertida mientras salía de la cama.

-Nos vemos, hyung.

-No olvides llamarme, pequeño. Nos vemos.

Jimin colgó la llamada y enfundó sus pies nuevamente en las grandes y cómodas pantuflas para ir a la primera planta.

-Hola, mi amor - Gong sonrió cuando Jimin abrió la puerta y se inclinó para besar una de sus mejillas - Traje comida mexicana - mostró la gran bolsa de papel en la que traía todo.

-Hmm... huele bien - lo invitó a pasar y cerró la puerta.

Gong avanzó unos cuantos pasos y su ceño se frunció violentamente cuando vio el cambio en la planta baja.

-¿Qué hiciste? - preguntó de repente, deteniendo sus pasos y girando su cuerpo para ver a Jimin.

-¿Qué hice de qué? - Jimin caminó hacia él y le quitó la bolsa con cuidado, para no derramar nada.

-Todo eso - apuntó con su mano abierta hacia las bonitas decoraciones, cojines y alfombra que adornaban la sala de estar.

-Ah... - Jimin sonrió satisfecho del resultado al volver a mirar todo con más detalle - Sólo contrate un servicio de limpieza y saque todo eso. ¿Te gusta como se ve?

Gong iba a responder, pero sus ojos quedaron clavados en aquella taza visiblemente ocupada en la mesita de centro.

-¿Quién estuvo aquí? - demandó saber.

-¿Aquí? - frunció el ceño desconcertado.

Entonces Gong apuntó la taza y Jimin recordó lo elegante y guapo que lucía Jungkook esa mañana.

-Oh, ah... - sonrió incómodo - Solo fue Jungkook.

-¿Por qué?

-Porque sí, ¿Cuál es el problema con eso? - no esperó a que Gong le respondiera y se movió hacia la cocina para dejar la bolsa y sacar la comida, sintiendo los pasos de Gong tras suyo.

-¿Qué quería?

-Saber cómo estaba y ya.

-No quiero que venga de nuevo. - le ordenó, logrando que Jimin soltara una risita irónica.

-¿Disculpa?

Gong pareció notar su cambio brusco de actitud, por lo que inmediatamente se relajó y avanzó hasta quedar frente a Jimin, tomando sus pequeñas manos entre las suyas.

-Lo siento, mi amor. - acarició los nudillos de las pequeñas manos con sus pulgares - Pero amor, no me gusta que él esté cerca tuyo.

-Yoo, no entiendo cual es tu problema con...

-No es bueno, Jimin.- lo interrumpió - Él nunca fue bueno contigo, nunca.

Jimin se sintió levemente irritado y apartó sus manos de las de Gong, moviéndose unos cuantos pasos lejos de él.

-Solo estaba preocupado, ¿Vale?

-¡Él no se preocupa de ti! - se exaltó y Jimin pegó un brinco del susto - ¡Es un maldito cerdo que solo te lastimó! No quiero que vuelva a poner sus manos en ti, mi amor.

Acunó el rostro de Jimin entre sus manos y dejó un casto beso en su frente.

-Te amo demasiado, amor - acercó el cuerpo de Jimin al suyo y lo rodeó con sus brazos - No quiero que te lastimen de nuevo.

-¿Quién me lastimara?

-Jungkook.

-¿Por qué?

-No hablemos de eso, amor.- terminó el abrazo y se alejó, moviéndose hacia los envases sellados con comida - Creo que debemos calentarlos antes de comer...

-No, quiero que termines de contarme lo que ya empezaste. - exigió desesperadamente saber más.

-Tal vez otro día, amor.

-¡No! - gruñó Jimin cabreado.

-Jimin...

-Estoy intentando comprender qué pasa, pero tu no ayudas en nada y solo pospones mis dudas.

-No quiero hablar del tema.

-Pues mala suerte, porque quiero saber que mierda pasaba y poder ordenar todas esas imágenes sueltas en mi cabeza.

-¡Él te pegaba, Jimin! - le gritó furioso, cambiando por completo esa faceta de hombre dulce y compasivo - ¡Abusó de ti una y otra vez, hasta que no pudo con la culpa y te dio el divorcio!

-¿Q-qué?

-Dime, ¿lo has recordado, no?

Jimin sintió un escalofrío recorrer toda su espina dorsal cuando Gongo pareció sonreír al haber acertado.

-¿C-como...?

-Porque cada vez que tenías pesadillas, era a él a quien recordabas. Porque era Jungkook quien te atormentó una y otra vez.

Jimin quedó paralizado y Gong se acercó a él, volviendo a ser ese hombre dulce y dócil.

-Vez por qué no quería hablarte de esto, amor.- acuno nuevamente su rostro y lo hizo mirar hacia arriba para conectar sus ojos - Pero ahora nadie te lastimara, nunca.

Jimin sintió como su corazón bombeaba con fuerza, logrando causarle un pequeño mareo. ¿Realmente Jungkook había sido así de malo con él?

Cerró los ojos cuando ardieron a causa de las lágrimas y aceptó el beso que Gong le dio.

No lo disfrutó. Era como si sus bocas no encajaran.

Gong era brusco, ansioso y demandante.

Se separaron cuando Gong se sintió satisfecho y al abrir sus avellanos ojos, vio una desagradable sonrisa en los labios húmedos de Gong, causándole una rara sensación.

-Hoy me quedaré aquí - pasó su pulgar por los labios hinchados de Jimin, quitando el resto de humedad en ellos.

-Uhm...

-Pero a comer, antes de que se estropee todo.

-Hm... sí.

No pudo dejar de pensar en las palabras de Gon sobre Jungkook. Simplemente no lo veía siendo un hombre cruel y sintió la urgente necesidad de alejarse del hombre que comía a su lado.

-Las llaves, ¿Aún no sacas una copia?

Jimin sintió el nudo en su estómago, ese que se formaba cuando sabía que no debía hacer algo. Era como si su propio cuerpo le advirtiera de que algo malo pasaría si se las daba.

Tragó lo que había en el interior de su boca, sin lograr saborearlo.

-No... no he salido de casa.

-Pues sal y saca una copia - espero ligeramente molesto - Mañana puedes ir al supermercado más cercano y sacar una, vendré en la tarde para que me la des.

-No. - Jimin lo miró, sin ocultar la molestia en su rostro.

Gong siseo con la cabeza y sonrió. Estiró su mano para tomar una servilleta y limpió la comisura en los labios de Jimin, apartando los pequeños restos de comida.

-No estoy preguntando si quieres dármela o no, amor.

Jimin no dijo nada más e intentó tragar lo que había en su plato sin ahogarse en el camino. Fue tan incómodo todo y podía escuchar las sirenas en su cabeza, esas que sonaban cuando sabía que algo andaba mal.

El resto de la cena fue en silencio y cuando terminaron de comer, Gong limpio la poca loza que ensuciaron y tiró los envases a la basura.

-Vamos a la cama, tengo un poco de sueño.

Estiró su mano y Jimin la tomó, dudando y temiendo por lo que estaba haciendo al permitir que ese hombre al cual no reconocía, se quedara en su casa como si fuera la suya.

Subieron las escaleras en un inquietante silencio, y cuando Gong decidió avanzar hasta la habitación del fondo, Jimin lo detuvo y éste giró el rostro para verlo.

-Acá es mi dormitorio - soltó el agarre en las manos.

-¿Qué?

-Que aquí es donde dormiré, pero si deseas dormir allí te daré unas mantas.

-¿Por qué estás nuevamente en ese dormitorio? - tomó a Jimin por los brazos, enterrando dolorosamente sus dedos en la delgada tela y lo movió levemente.

-P-porque es mi dormitorio...

-¡Te dije que este dormitorio no se usaría nunca más! - gruñó totalmente molesto, sin poder mantener la máscara de buen hombre sobre su cara.

-Me estas lastimando - chillo Jimin lastimero y Gong lo soltó de inmediato.

Jimin se abrazó a sí mismo y acarició sus brazos, lamentando las marcas que seguramente mañana aparecerían.

-Vamos - Gong lo tomó de la mano y lo obligó a caminar, guiandolo hacia el frío y vacío dormitorio del cual ya se había mudado.

-Yoo... - Gong abrió la puerta y miró todo en el interior - Aquí es demasiado frío, no hay nada para dormir cómodamente.

Gong lo metió en el interior y cerró la puerta a sus espaldas. Jimin retrocedió unos pasos de manera torpe, cuando este comenzó a quitarse los zapatos y el suéter que traía puesto.

La habitación había quedado con una simple cama que estaba perfectamente preparada para quien cayera de visita y necesitara dormir, siendo lo único que había ya que estaba totalmente vacía.

-Vamos, amor - habló Gong, logrando erizar cada vello en la piel de Jimin - Métete a la cama, es hora de dormir.

El corazón de Jimin en ningún momento se calmó, causándole una incómoda sensación de angustia y nervios. Se quitó la bata gruesa y abandonó el calor de sus pantuflas para entrar en la cama, siendo recibido por gélidas sábanas que olían al delicioso suavizante. Aun así no logró calmarse.

Gong se quitó todo, quedando únicamente en bóxer y se metió al otro lado de la cama, apagó las luces.

-Ven aquí, amor - murmuró acercando el rígido cuerpo de Jimin al suyo - Yo te daré calor para que no pases frío.

Jimin cerró los ojos, deseando que la noche pasara rápido y así volver a quedar solo.

Pero para su mala suerte, sería una larga, larga noche.

Gong buscó su rostro y lo alzó, uniendo nuevamente sus labios. Lo besó una y otra vez, devorándolo hasta quedar sin aliento.

Los chasquidos de sus lenguas y las respiraciones agitadas eran lo único que se escuchaba en aquella fría y oscura habitación.

Gong estaba duro, demasiado para el gusto de Jimin, quien estaba todo lo contrario. No deseaba a Gong de esa manera, y estaba comenzando a creer que nunca lo hizo.

Las manos grandes de Gong recorrieron su pecho por sobre el pijama, deseoso por tocar la tersa piel de Jimin.

-Yoo... n-no creo que sea buena idea seguir... - jadeó cuando pudo abandonar los demandantes labios del otro.

-No haré nada, amor - susurró mientras se removía, logrando alcanzar el cuello de Jimin para dejar un camino húmedo de cortos besos - Prometo que no haré nada, solo déjame besarte.

-Pero...

-Te he extrañado tanto, amor - tumbó a Jimin, dejando su espalda pegada en el colchón y él se subió a horcajadas sobre sus piernas - ...Tanto que no te lo imaginas.

Sus manos acariciaron entre la oscuridad las mejillas de Jimin y luego descendieron por su cuello hasta llegar a su estómago. Levantó con cuidado la tela y sus yemas finalmente trazaron la suave piel.

-Ngh... - jadeó Jimin cuando sintió unos dedos atrapar sus pezones.

Gong relamió sus labios ante la lujuria y levantó toda la parte de arriba del pijama de Jimin.

-Eres mío, amor - murmuró y se inclinó para lamer y succionar los botones de Jimin.

-¡Ah! - gimió cuando unos dientes se clavaron en su piel y Gong lo disfrutó.

Jimin cerró los ojos mientras se dejaba hacer cual muñeco de trapo, mientras las pesadillas golpeaban su mente una y otra vez.

"Jungkook, Jungkook, Jungkook." Era todo lo que repetía una y otra vez, pero no lograba verlo. No lograba ver el rostro del hombre al que mencionaba cada vez que lo lastimaba.

No supo cuánto tiempo Gong estuvo en su pecho, deleitándose y saciando su propia necesidad. Pero volvió a la realidad y abrió sus ojos cuando Gong tomó sus manos y las llevó a su entrepierna.

-¿Qué...?

-Tócame.- demandó excitado.

Jimin tragó grueso al sentir la hinchada erección por encima de la tela.

-Yoo, dijiste que...

-No te haré nada - aseguró - Solo tócame, amor.

Gong bajó su bóxer, dejando finalmente libre su polla de aquella dolorosa prisión y envolvió las pequeñas manos de Jimin en su miembro.

-Oh sí... - gimió complacido, imponiendo un ritmo lento entres sus manos y las de Jimin.

Se inclinó con dificultad para nuevamente besar a Jimin, quien se sintió levemente asqueado. Aun así, Jimin correspondió.

Sabía que no podía negarse, pero no sabía por qué.

Los movimientos cada vez fueron más rápidos, logrando sacar obscenos gemidos por parte de Gong hasta que finalmente se corrió sobre el pecho de Jimin.

-Ugh... Mierda - gruñó cuando terminó de vaciarse por completo, aun moviendo lentamente las manos en su no tan duro miembro - Eres increíble, amor.

-Uhm... creo que debo limpiarme.

-Sí... - susurró con gracia, aun sintiéndose en las nubes por el reciente orgasmo - Lo siento... por mancharte, amor.

Gong bajó de sus piernas y guardó su miembro en su bóxer mientras Jimin salía de la cama al baño de la misma habitación.

Cuando encendió la luz, una mueca de disgusto de dibujo en su rostro al ver su pecho cubierto por semen.

Gong entró al baño, sin siquiera tocar y se acercó a Jimin.

-¿Qué...?

-Déjame limpiarte, amor.

Jimin lo miró en silencio. Observó cómo aquel hombre que minutos atrás había actuado de una forma tan extraña ahora se comportaba todo lo contrario, logrando confundirlo aún más.

¿Cómo era realmente Gong?

-Listo, ya quedo. - termino de pasar la toalla por el vientre limpio de Jimin, secando las últimas gotas de agua que quedaban.- Tu pijama no se ensucio así que no hay necesidad de cambiarlo.

-Uhm, no...

-Vamos a dormir, estás descalzo y no quiero que te resfríes.

Tomó a Jimin de la mano y antes de salir del baño, apagó las luces, avanzando a oscuras hasta llegar nuevamente a la cama.

-Ahora sí, buenas noches mi vida.

-B-buenas noches... - murmuró contra el pecho de Gong, quien lo había abrazado y acariciaba tranquilamente su espalda.



***

Jungkook se encontraba en su oficina esa mañana mientras revisaba unos papeles que Kurt le había llevado.

No entendía la razón por la cual se había ofrecido a ayudarlo, pero cuando leyó los mensajes el día anterior luego de abandonar la casa de Jimin, sintió la estúpida necesidad de dárselas de héroe.

Ahora, estaba sentado en su escritorio con el precioso chico rubio frente a él, quien no dejaba de comérselo con la mirada.

-¿Seguro que estas son las últimas estadísticas de sus inversiones y ganancias? - preguntó Jungkook con su ceño ligeramente fruncido.

Los resultados eran tan catastróficos que comenzaba a tener una clase de dejavu. Recordó la primera vez que se sentó en la silla de su escritorio y comenzó a calcular, notando rápidamente que no estaban teniendo ganancias hace meses y las deudas no dejaban de aumentar sus números gracias a los intereses.

-Um... sí - respondió nervioso - ¿Es-está muy mal?

-Horrible.

-Oh...

-Te daré el contacto de un buen contador - alzó la vista y se encontró con esos bonitos ojos azul cielo que lo miraban con tanta devoción - Y le dirás que llamas de mi parte, que yo te lo recomendé. Si no lo haces, no aceptara ayudarte.

-V-vale.

-Pediré a recursos humanos que busquen un asistente capacitado para que te ayude a mantener todo en orden.

-¿De verdad? - Kurt sonrió, logrando dejar a la vista su perfecta hilera de dientes.

-Claro, pero también debes aprender a manejar todo.

-Aprenderé.

-Despide a tu contador y al abogado que maneja tu empresa.

-Pero eran amigos de papá...

-Tu papá ya no está, no les debes nada a ellos que solo están perjudicando tu propia empresa.

-Está bien...

-Si quieres conservarlos, no pidas mi ayuda y has lo que estimes más conveniente

-¡No! - chilló nervioso y se sonrojó - Lo siento - sonrió abochornado - Deseo tu ayuda y aprender de ti.

-Buen chico.

-No soy un chico - refunfuñó, logrando que Jungkook sonriera divertido al ver el pequeño puchero que Kurt había formado.

-No sabia que ahora te las dabas de niñero - Taehyung había irrumpido en su oficina sin siquiera molestarse en tocar la puerta.

Kurt giró su rostro y sus bonitos ojos azules se abrieron ante el asombro, mientras sus mejillas se teñían de carmesí. Se levantó cual rayo e hizo una cortés reverencia.

-Es un gusto conocerlo, señor Kim - saludó tan educado y emocionado por conocer al mejor amigo de Jungkook.

Taehyung no lo miró, menos devolvió el saludo.

-Necesito los archivos de Kailan te dejó aquí esta mañana - dijo en cambio.

Kurt tomó asiento nuevamente, sin atreverse a levantar la vista y jugó con sus manos mientras el rubor de sus mejillas bajaba ante la vergüenza de ser ignorado.

-Manda a tu asistente por ello, no es necesario que vengas...

-La despedí - informó con voz áspera - Dame los documentos - repite sin un ápice de diversión en su tono de voz.

Suspirando, Jungkook buscó entre todos los papeles esparcidos en su escritorio hasta encontrar el que su amigo le estaba pidiendo.

-No alcancé a revisarlo y...

-Yo lo hago.- lo interrumpió, tomando los papeles y girándose para abandonar la oficina.

-Tae... - Jungkook lo llamó y se levantó de su silla para alcanzarlo.

Taehyung se detuvo y lo miró por encima de su hombro.

-Me voy a casa ahora, mandaré los archivos por correo.

-Vale. ¿Puedo ir a verte más tarde?

-Quiero vino para la cena - fue todo lo que dijo y salió.

Jungkook entendió la invitación así que volvió a su lugar más aliviado. Necesitaba arreglar las cosas con su amigo, porque a pesar de todo, necesitaba que Taehyung fuera ese maldito grano en el culo.

-Lamento mucho la actitud de Tae, él no es así.

-Está bien... - murmuró aún avergonzado.

-Oye, no te sientas mal - lo animó - Ahora ven aquí que necesito que veas algo en el computador.

Jungkook se levantó y dejó que Kurt se acomodara en su silla para que lograra ver la estadística nueva que había realizado para él.

Kurt no pudo concentrarse ni lograr entender una sola palabras que Jungkook decía. Se sentía demasiado perdido y mareado en ese delicioso olor de Jungkook.

Estaban tan cerca, que si giraba su rostro podría plantar sus labios en la mejilla perfectamente afeitada de Jungkook.

-Presta atención aquí, justo en estos números...

No podía. Jungkook lo traía loco desde la primera vez que lo vio meses atrás cuando se coló en una reunión del padre de su amigo.

Sintió un remolino en su vientre bajo, demasiado emocionado y excitado por el momento.

-Si sumas esto con el porcentaje de acá...

Y como sus alocadas hormonas se lo pidieron, no contuvo el impulso de girar su rostro y alcanzar los delgados labios del mayor, apretando sus ojos con fuerza mientras apoyaba ambas manos en cada mejilla de este.

Jungkook no ocultó la sorpresa y pudo ver como Kurt enrojecía cual tomate fuera.

Fue solo un toque sutil de labios, pero para Kurt fue perfecto.

Se alejó lentamente de Jungkook y abrió sus ojos. Estaba ligeramente asustado de enfrentar la reacción del mayor.

-Lo siento... - no lo sentía realmente.

-Kurt.- Jungkook se enderezó y lo miró desde arriba, viendo como el chico atrapó su labio inferior entre sus dientes, dispuesto a ser regañado.- Te dije que no me interesa salir con niños.

-Pero no soy un niño.- refunfuñó.

-Tampoco quiero tener nada con nadie, porque aun estoy enamorado de mi ex esposo.

-Y-yo puedo con eso...

-¿Qué? - Jungkook se vio desconcertado con la respuesta de Kurt, quien se levantó de su silla para quedar frente a él.

-Tengo veintitrés años, Jungkook - sonrió avergonzado - Soy joven y lleno de deseo por experimentar.

Jungkook alzó sus cejas totalmente sorprendido.

-No quiero nada que lleve algún tipo de nombre, no es necesario para disfrutar de la compañía del otro - kurt elevó su mano y acarició el largo de la costosa corbata de Jungkook.

-¿Estás seguro de que es así cómo quieres llevar tu vida amorosa?

-Estoy seguro de lo que quiero. Y no quiero atarme en una relación, pero tampoco iré de hombre en hombre.

-¿Por qué yo entonces? Estoy seguro que encontrarás a alguien dispuesto allá afuera.

-Porque eres tú a quien deseo.

Jungkook dejó a la vista una sonrisa ladina, sintiendo como su pecho vibraba bajo la piel ante el orgullo que emanaba.

Estaba consciente de que amaba a Jimin y una cara bonita no lo haría cambiar de parecer, pero también era cierto que necesitaba liberar esa tensión acumulada por meses, esa que su mano no lograba liberar del todo.

Jungkook no dijo nada más y tomó por la nuca al menor, acercándolo bruscamente a su boca. Un beso obsceno y demandante.

Kurt apoyó sus manos en el pecho de Jungkook, empuñando sus manos en el traje de este y dejó que la lengua del otro recorriera a su antojo su cavidad bucal.

El beso duró hasta que Jungkook creyó que era suficiente, no deseaba excitarse en su oficina y empotrar al chico contra el escritorio. Aunque la idea era deliciosamente tentadora.

-Eso... - Kurt jadeó sobre los labios del otro - Fue increíble...

Jungkook sonrió satisfecho al verlo hecho un completo desastre.

-Quiero otro.- pidió Kurt, acercándose nuevamente y estampando sus húmedos labios contra los de Jeon, quien no se molestó en detenerlo.

Jungkook cerró los ojos, apartando las imágenes de Jimin que llegaban para atormentarlo.

El beso con Kurt se sentía lujurioso, cargado de deseo carnal.

En cambio Jimin, era todo lo contrario. Amaba la suavidad de sus labios y el dulzor de su boca. Los suaves gemidos que soltaba cuando se sentía sobrepasado por el placer.

Pero ahora no estaba con Jimin. 

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