28| Madre e Hijo
Corrí hasta la mansión de Karina, la noche estaba en su apogeo, las calles vacías y la oscuridad amenazaba con tragarse todo; deben ser las 3 de la madrugada, nadie estaría despierto a estas horas. Me dispuse a escalar el muro que separaba la mansión del resto de casas, esperaba una alarma, un guardia alterado, cualquier cosa, pero no ocurrió nada, todo permanecía en ese tétrico y mortal silencio; alce mi vista hasta la segunda planta, a lo que sería mi habitación si dejaba que todas las cosas pasarán como antes... No puedo permitirlo.
Subí por el pilar que servía de columna de apoyo para el pequeño balcón de la habitación, me arrojé al interior del mismo y me adentre a la habitación; estaba bien acomodada y lista para ser usada, una mesa de noche, un clóset, una cama grande y una televisión pantalla plana, ella siempre tuvo todo listo para mí llegada.
Su plan era hacerme vivir con ella en contra de mi voluntad, siempre fue su plan. Mierda. Siempre estuvo demente. Salí de la habitación con pasos lentos, viendo a mi alrededor, intentando recordar donde estaba la habitación de Karina; por reflejo voltee a ver la habitación de Akira, cerrada, debe estar dormida.
—Haces mucho ruido—comento una voz detrás de mí.
Me asusté, voltee lo más rápido que pude con mi arma en las manos; el cañón de mi arma quedo a solo centímetro de la cara de Karina, y ella me vio con desinterés... Luego algo de entendimiento se dibujo en su expresión y un suspiro escapó de sus labios.
—¿Sabes quién soy? Mocoso —me pregunto de forma amenazante.
¿Esta vez no jugará a ser la mujer y madre ejemplar que pretende ser? Bien, perfecto... No soportaría más hipocresía de su parte, simplemente no puedo.
—¿Y bien? —replicó cuando el silencio de extendió mucho.
—Karina James, cofundadora de "Lobekarye", tía de Akira, ex-mujer de mi padre... Mi madre —le respondí serio sin apartar mi arma de su rostro.
La mueca de disgusto en su rostro logro asustarme un poco, se está molestando, puede que esté empezando a sentirse acorralada, pero si demuestro que me está preocupando perderé mi ventaja... Debo dejar mi mejor cara de póker y esperar lo mejor.
—Dante Sullivan —me llamo de forma seria y luego su disgusto sólo logró crecer—. ¿Qué haces aquí? Mocoso —pregunto con algo de agresividad.
—¿No tienes ni una idea de por qué estoy aquí? Karina —le respondí con burla para ocultar mis nervios.
Un tinte de preocupación se dibujo en su rostro, pero fue tan fugaz que creía que solo había sido producto de mi imaginación; el disgusto se volvió a apoderar de su rostro, y luego de unos pocos segundos rió. Sentí espasmos por todo mi cuerpo, mis vellos se pusieron de punta al oír su risa, y todo mis intentos de ocultar mi preocupación se fueron a la basura, al verme sonrió.
—¿Qué descubriste? ¿Qué secuestro gatitos? —se burló y soltó otro corta carcajada.
—No, son personas. Los haces desaparecer para experimentar con ellos —le replique serio recuperando mi seriedad.
De nuevo silencio, toda su burla y diversión desapareció; antes se veía disgustada, ahora se veía rabiosa, acorralada, jodida. Pero de nuevo se recuperó con rapidez y volvió a dejar su semblante de disgusto intacto.
—Esas cosas no se hablan aquí, la pequeña japonesa quiere dormir —me señaló repleta de seriedad—. Sígueme —me ordenó con autoridad.
No deje de apuntarle con mi arma, le hice una pequeña seña de que caminara, que iría detrás de ella; la mujer solo negó resignada y camino, yo la sigue sin dejar de apuntarle, ella nunca se dejó atrapar, porque ahora está actuando así, su actitud logro dejarla expuesta, ¿Por qué quiere que hablemos abajo? Karina, ¿Que estás planeando? Mierda.
Bajamos hasta la sala, Karina simplemente se sentó en uno de los sofás individuales rojos, y señaló uno que estaba delante de ella, solo una pequeña mesa de cristal nos separaba; me senté sin dejar de apuntarle mi arma, y en ese momento note que llevaba una simple bata de dormir roja, ¿Como supo que llegue aquí? No hice tanto ruido, no estaba preparada para recibirme, ¿Como noto mi presencia?.
—¿Como lo descubriste? —me pregunto sin rodeos mientras cruzaba sus piernas.
—Investigue, dejaste un jodido rastro de muertos muy obvio —le respondí serio.
—Mentiras, ¿Esperas qué me crea que un día simplemente quisiste resolver este misterio? No creo que seas un buen ciudadano, no harías esto solo por caridad, nadie lo haría. Así que dime, Dante, ¿Como, lo descubriste? —me replicó de forma lenta pero dejando a flote su tono de molestía.
—Investigue —repetí sin considerar la opción de decir la verdad.
—¿Si? ¿Entonces descubriste qué tú padre llegó a trabajar conmigo como investigador? ¿Descubriste que yo soy la causa por la cual no recibe un buen trabajo? ¿Descubriste que siempre te he vigilado desde la lejanía? ¿Descubriste que tú padre te alejo de mi por miedo a lo que te pudiera hacer? ¿Dime, realmente sabes algo de tu familia? Dante —me grito con un tono venenoso dejando salir un montón de... ¿Verdades?.
Tome mi cabeza confuso por todo el ataque de información, por el nuevo ataque de incógnitas, son cosas que nunca considere, que nunca pensé... Esto, ¿Mi padre y yo siempre fuimos su objetivo? Siempre me vigilo, siempre evitó que mi padre logrará algo más, trabajaron juntos... ¿Qué demonios?.
—No, no sabes nada de eso. No empezaste a investigar por curiosidad a una empresa, tampoco por que querías conocerme o descubrir tu pasado, fue algo más, ¿Por qué empezaste a investigar? —me pregunto confiada, sabiendo que tenía razón.
Me pregunto esperando que yo solo me delatara.
—Yo... Esa mierda no importa, lo cierto es que eres una desquiciada, ¡Asesina! —le grité de forma rabiosa.
—¿Y tú qué eres? Un camello, un pequeño traficante, un invasor, un egoísta sin futuro. Yo seré una asesina, pero al menos soy una visionaria, ¿Tu? Tu eres un simple inutil, un desperdicio de oxígeno, un fracaso —soltó con una sonrisa de lado y un tono lleno de veneno.
—¡Cállate! —le grité furioso y me puse de pie sin apartar mi arma de su rostro—. ¡No puedes hablar de mi vida, no tienes derecho a hablar de mi vida, no eres más que una maldita asesina! ¡Tu los mataste a todos! —añadí furioso sin medir mis palabras.
—¿A todos? ¿A quienes mate, Dante? —me pregunto llena de curiosidad y una sonrisa de victoria.
Mierda... Acabo de hacer justo lo que ella quería. Apreté mi puños lleno de impotencia, la rabia recorrió mi cuerpo, y ahora más que antes deseaba dejar que mi dedo cayera sobre el gatillo, deseaba acabar con toda esta mierda. Pero una parte de mi aún pensaba que estaba mal, mi humanidad evitaba que lo hiciera.
—Los mataste a todos —solté repentinamente con un tono ausenté.—Mataste a Frank, a 42 universitarios, a papá, al tío Rick, a Akira, a Cam, a Rachel, a Oliver... Los mataste a todos, ¡Estuviste a punto de matarme a mi! —le grite lleno de rabia.
—¿Dé qué hablas? —me pregunto realmente confundida.
—Plutonio y máquinas, mala combinación para crear un viaje en el tiempo, ¿No crees? —le pregunté como si fuese obvio—. ¡Nos mataste a todos por tu maldito experimentó, convertiste a Ely, a Jack, a Harris y a toda la familia Monroy en asesinos! —le grité dejándome llevar.
Por primera vez no había burla en su expresión, se veía realmente sorprendida, vi como abrió su boca para decir algo más, pero ningún sonido salió de la misma, y sin más sonrió.
—Tu... ¿Recuerdas tu futuro? —me pregunto con una sonrisa de triunfo.
—Recuerdo el caos que creaste. Lo recuerdo todo —le respondí aún de forma rabiosa.
La oí reír una vez más, se puso de pie y sin previo aviso tomó mis mejillas; me congelé, pude haber apretado el gatillo y destruir su corazón, pude matarla, pero simplemente quedé inmóvil.
—¿Tu mataste a Ely cierto? —me pregunto sin perder esa enfermiza sonrisa de victoria.
—Yo... —solté sin saber que decir.
—Claro que lo hiciste. Harías lo que fuera para detener lo que viste, ¿Cierto? Harías lo que fuera por tu futuro, como yo —se respondió a sí misma.
—¡Yo no soy como tú! —replique y logré separar mi rostro de sus manos.
—No, eres mejor. Eres el resultado de todo mi trabajo, quien lo diría. Mi hijo es la respuesta a todo —soltó aún sonriendo.
—Maldita—solté por lo bajo—. ¡Maldita demente! —grité y apunte mi arma a su rostro.
—Siempre supe que mi hijo sería la respuesta, por eso siempre quise un hijo. Por eso sufrí cuando me lo quitaron. Pero si mate a Akira significa que esa inútil no pudo traerte a mi lado —soltó sin mucho sentido y luego rió—. ¡Por eso los mate! ¡Todo fue para traerte hasta aquí, hasta este momento! ¡Para tener el mejor sujeto de pruebas que pude obtener! —gritó llena de satisfacción y su mirada llena de locura se posó en mi.
—Psicópata... Estás loca, ¡Eres una maldita asesina psicópata! —le grité con algo de miedo filtrándose en mi tono y retrocedí.
—Y tú también eres un asesino, mataste a Ely por tu futuro. Yo mate a tus amigos por mi legado. Tu y yo somos iguales Dante, asesinos —me respondió con una tranquilidad inquietante.
—Nunca seré como tú —replique y vi mi mano temblar. Estoy dudando.
—Ho Dante, ¿No lo entiendes? Ya eres como yo —soltó con su tono venenoso y me sonrió.
—¡No! —le grité y tome mi arma con ambas manos para no fallar el tiró.
—Dante, ya perdiste —me dijo tranquila y rió.
El miedo me invadió, pero aún así tome el arma con más fuerza, solo quiere asustarme, es imposible que pierda, todo lo que hice... Es imposible que lo haya hecho en vano. De la nada sentí un metal frío contra mi nuca, escuché un "click", no es un simple metal, es el cañón de una pistola, mierda.
De reojo pude ver a mi atacante, Jack... No, no puede ser... Él no.
—¡Ja! Deberías ver tu expresión, es fantástica —se burló Karina mientras sentía la desesperación esparcirse por mi rostro.
—¿Por qué? —logré preguntar escondiendo el miedo que me devoraba.
—Él es fiel, entiende mi visión —respondió mi madre con una sonrisa de satisfacción.
—Lo había logrado. Había acabado con todo, solo quedaba Karina... ¿Por qué? —le pregunté a Jack con desesperación.
—He sabido lo que planeas desde el momento en que hablaste con Jack. Sabía que vendrías por mí, que buscarías pistas, que ibas a detener a Ely, pero ¿Matarla? Eso me sorprendió —me comentó divertida.
—Esto no puede estar pasando —susurré en negación.
—¿No lo entiendes, Dante? Jugaste mi juego, siempre lo has jugado, y siempre pierdes —me soltó con esa sonrisa torcida de victoria y burla.
—Yo iba a detenerte —solté volviendo a apretar el arma con fuerza.
—Pero no pudiste —me recordó con un tono venenoso—. Perdiste, caíste en mi juego y perdiste.
—Todos los que murieron... Todo lo que me quitaste —solté perdiendo me en mis pensamientos.
—Jack, sácalo de aquí. Llévalo a mi laboratorio —ordenó mi madre recuperando su sonrisa.
—Me los quitaste... Me lo quitaste todo, ¿Y no se hará justicia? —mi vista empezó a nublarse.
Sentí como el cañón del arma se apartó de mi nuca, y en ese momento mi mente también se nublo, el miedo se fue, el razonamiento también; mi dedo se deslizó sobre el gatillo del arma y el sonido de dos disparos lleno todo el silencio.
Vi de forma lenta como la bala que dispare atravesó el cráneo de Karina, y vi como otro bala irrumpió en su pecho; y solo entonces mi mirada bajo a mi propio pecho, un agujero de bala descansaba un poco más abajo de mis pectorales. Jack... Entonces caí, sin vida, sin fuerza, y mi cuerpo rebotó contra el frío piso.
Mi vista se posó sobre Jack, el chico con "sonrisa de payaso" me apunto su arma directo a la cabeza, su figura se empezó a desdibujar, su rostro se volvió borroso, todo se volvió confuso, destellos rojos y azules invadieron mi precaria vista.
Empecé a parpadear, a ceder, el sueño me atacó, y solo quería descansar... ¿Era mucho pedir, poder descansar?...
Y el dolor explotó. Y la oscuridad lo invadió todo.
¿Continuará?...
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Ufff, que capítulo más difícil de hacer y recrear como lo imaginé en mi cabeza, pero si se pudo. Bueno, compartir y dar estrellita ayuda muchísimo amigos, se los agradezco si lo hacen y, ¿Hasta luego?.
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