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26| Otra Oportunidad

—¿Estoy vivo? —mi tono logro asustarme, sueno vivo, lleno de energía. Con una pizca de miedo.

—Vaya que exageras, se que no dormiste mucho pero no es para que seas tan dramático —soltó Oliver conservando su tono relajado.

—Ambos son un caso perdido —replicó Cam con su típico tono que usaba para regañar.

Sus voces, se oyen tan vivos, tan activos, tan reales, pero esto no es real, no puede serlo, los vi morir, a todos, hasta yo morí, no es posible que estén vivos, no es posible que yo esté vivo. Maldita curiosidad, quería abrir mis ojos, degustar el cielo o lo que sea esta hermosa ilusión en la que ahora vivimos, quería verlo, pero no debo —no puedo, no quiero sufrir más— abrir los ojos es aceptar está locura, aceptar que todos nos fuimos, morimos —es verlos sonreír me cuando yo provoque sus muertes— yo no puedo simplemente verlos... No puedo.

Maldición... Mis ojos se abrieron por si solos, no había seres celestiales delante de mí, no había luces celestiales, ni siquiera un hermoso ambiente, solo estaban esos dos, delante de mí, en nuestro salón. ¿Qué demonios?. Delante de mí, en la pizarra yacía escrita una lección de algebra, y una pequeña nota que decía que el 4 de octubre tendríamos un examen... 4 de octubre, un día antes de que todo empezara. ¿Cuatro de octubre?.

—¿Qué pasa Dan? Tienes cara de desquiciado —soltó Oliver con una chispa de humor pero dominado por la preocupación.

—¿Qu-qué fecha es hoy? —pregunté de forma ausente mientras mi mente iba a mil por hora.

Pude ver como ambos se dedicaron una mirada confundida, como si acabase de preguntarles donde escondían el santo grial —y la felicidad me golpeó al verlos así, vivos, confundidos por mi, interesados.

—Hoy es 28 de septiembre Dan —me respondió Cam con algo de nerviosismo.

Hoy es. ¿Veintiocho de septiembre? Eso es imposible, el día que fuimos a Lobekarye... El día que Oliver murió, fue el 16 de diciembre, es imposible que ahora sea 28 de septiembre, ¿Qué esta pasando?. ¿Por qué estoy en el pasado?.

El entendimiento llegó, las lágrimas escaparon, y un pequeño bufido escapó de mis labios. No estoy muerto, este no es el cielo... Estoy literalmente en el pasado. La máquina enviaría los recuerdos de alguien del futuro al pasado, yo fui obligado a usar la máquina, y cuando el fin llegó, no vi el caos, vi mi puerta de escape al pasado.

Mi cabeza empezó a doler, mi corazón empezó a correr más rápido, sentí espasmos dolorosos corriendo por mi cuerpo, sentir ese dolor me muestra la verdad, realmente estoy vivo, y recuerdo todo mi futuro, lo recuerdo absolutamente todo, incluso recuerdo casi por completo esas visiones.

—¿Dan? —me llamo Cam con una preocupación genuina.

No respondí, mi cuerpo seguía doliendo, mi mente seguía avanzando, recordado todo, sentí que en cuestión de segundos me perdería, así que deje que mi cuerpo hiciera lo que mi corazón le pedía. No me fue difícil pararme, pero para cuando lo note, mis manos ya descansaban sobre las mejillas de Cam y sentía su respiración golpeando contra mi rostro; sus mejillas ardían y brillaban gracias al sonrojo, vi como su boca se abrió para decirme algo, y aproveche el momento.

El dulce sabor de sus labios logro mantenerme unido a la realidad, el dolor se minimizó, mi mente se concentró en disfrutar el momento, y lo hice, deje que mi lengua recorriera el interior de su boca, sentí sus manos aferrarse con fuerza a mi espalda.

—Claro —soltó por lo bajo Oliver pero aún así lo oí, luego emitió un bajo ruido para hacer que nos separamos.

Cam fue quien deshizo el beso, todo su rostro había sido dominado por la vergüenza, pero un pequeño tinte de lujuria bailaba por sus ojos; sentí como una pequeña lágrima escapó de mi ojo y seguido una risa también escapó, yo... Extrañe demasiado esto.

La chica estuvo por tomar mi mano, pero el gritó de una de nuestras compañeras logro alterarla, y sin previo aviso fue arrastrada hacia afuera del salón, supongo que quiere ser la primera en enterarse, tener la primicia del nuevo chisme, esto es tan patético —tan normal— sin duda alguna lo necesitaba.

—A mi no me vas a besar, ¿Cierto? —soltó el pelirrojo con un tono de burla pero aún algo apenado por lo que presenció.

—No-no.—solté ahogando las lágrimas y la risa.

—¿Dan qué pasa? Estás muy raro—comento abandonando todos sus juegos y cambiando los por preocupación.

—No es nada... Solo estoy feliz —le respondí y sin previo aviso lo abrace.

Tardo unos pocos segundos en corresponde, luego lo hizo, me dio unas pequeñas palmadas en la espalda y no emitió si quiera un ruido; las lágrimas salieron una vez más, y se que Oliver debe estar aterrado, debe estar preguntándose que pasa, debe pensar que algo malo paso, pero no sabe lo equivocado que está, nunca antes me había pasado algo tan bueno —bueno, si me había pasado algo tan bueno antes, salir con Cam— porque ahora su muerte solo parece un sueño lejano, y yo puedo evitarla.

Me aparte de forma algo brusca, él solo me vio más confundido y preocupado que antes.

—¿Qué carajos está pasando Dan? —me exigió respuestas con el tono más serio que nunca había usado.

—Te lo diré luego. ¿Puedes cubrirme?— le respondí de forma torpe y tome mis cosas.

—¿Cubrirte? ¿De que hablas? —me replicó confuso.

—Solo hazlo —le pedí, le suplique más bien, y él pareció entenderlo.

Dio un pequeño asentimiento, aún con su expresión de preocupación, y sin más di la carrera de mi vida, unas cuantas personas me vieron —incluida Cam— pero no me detuvieron, tal vez pensaban que iba a la cafetería, que equivocados están. Me adentra al salón de arte abandonado, hasta la ventana, y me dispuse a salir de un salto.

Este es el pasado, todos están bien, todos —incluso papá...— estan vivos, debo verlo, yo, necesito verlo. Sin más me lancé de la ventana y tuve un aterrizaje perfecto, pero sin importarme eso volví a correr, necesito ver a papá, verlo bien —verlo vivo.

                     [———————]

Corrí lo más rápido que pude, esquivando a las personas y los autos —recibiendo insultos por los ocasionales choques— hasta el trabajo de mi papá, el gran edificio se alzaba ante mi, e ignorando a los porteros me adentre al mismo, vi a una de las recepcionistas abrir su boca para decirme algo, pero no le di tiempo, seguí mi carrera a toda velocidad hasta los pisos de arribo, recibiendo gritos de que me detuviera ya que estaba formando un alborotó.

Logré correr hasta la gran sala llena de cubículos en el tercer piso. Aún recuerdo cuando papá me traía a su trabajo cuando era más pequeño, lo veía atender llamadas y hacer algunas cosas en su pc, nunca entenderé porque trabajan de oficinista, tiene mucho potencial, y lo desperdicia aquí, se mata trabajando aquí por mi. Me adentre de forma abrupta hasta el cubículo de mi padre, él se sobresalto, volteo con rapidez, y al verme pude ver como sus expresión se mostró confundida —es papá, enserio es papá...— su confusión se unió a una pequeña mueca de disgusto. Se lo que viene, una reprimenda, pero aún así estoy feliz, me siento feliz, no puedo dejar de sonreír, no puedo parar las lágrimas.

—¿Por qué no estás en... Clases? ¿Dante? —su regaño empezó con un tono serio y molesto, pero al escucharme sollozar toda su molestia se fue y me vio con preocupación.

—Papá —mi voz salió de forma lastimera por las lágrimas, pero oír su voz me hacía feliz.

—¿Qu-qué pasa hijo? —me pregunto abandonando toda su molestia y cambiando la por preocupación.

—Na-nada, no pasa nada... To-todo está bien —le respondí suprimiendo mi llanto y con una sonrisa en mi rostro.

Su preocupación sólo logró crecer más, lo supe por su expresión; pero yo seguía ahí, sonriendo, feliz, y con mi vista nublada por las lágrimas. Sin previo aviso me lanze sobre él, lo abrace con todas mis fuerzas, me aferre a él con miedo a que desapareciera, a que me volviera a dejar solo —con miedo de que muriera— y él cómo buen padre me devolvió el abrazo con toda su fuerzas, se dedicó a depositar caricias sobre mi cabeza mientras yo lloraba como un niño. No se cuánto tiempo pasó —pero oí algunos pasos bastante cerca— hasta que por fin me calme, me separé de mi padre sintiendo pequeños espasmos y el solo me vio conservando su preocupación.

—¿Qué ocurre hijo? —me pregunto sin esconder su preocupación.

—Yo, solo... Me sentía mal —le respondí ocultando parte de mi verdad—. Papá... Yo se porque trabajas tanto, se que lo haces por mí, pero por favor, deja de hacerlo —añadí y tome sus manos.

—¿Quieres qué deje de trabajar? —me pregunto algo consternado.

—No... Solo, quiero que dejes de trabajo tanto. Papá, casi nunca estás en casa, y cuando estás en casa estás demasiado cansado, solo duermes, ya casi no pasamos tiempo junto, y te extraño —solté con rapidez mi explicación y sentí otro lágrima deslizarse por mi mejilla.

—Dante yo —soltó el con un tono herido y acarició mi mejilla.

—Lo se, quieres hacerme feliz, darme todo lo que necesito y más; pero yo no necesito esas cosas, solo necesito a mi papá —lo interrumpí sintiendo como salían más lágrimas.

—Ho Dante, lo siento —se disculpó aún conservando ese tono herido y me abrazo con fuerza.

—Por favor, quédate conmigo, no me dejes —le pedí, le rogué, con un tono lastimero por las nuevas lágrimas.

—Lo haré hijo, no te dejaré... No de nuevo —me respondió y me abrazo con más fuerza que antes.

De nuevo nos quedamos en silencio, compartiendo parte de nuestro dolor, intentando recuperarnos. Después de un rato nos separamos una vez más, me informo que trabajaría su jornada normal hoy —su jornada explotadora— y que apartir de mañana abandonaría este tipo de vida, dejaría de trabajar tanto, mi padre volvería, y eso me hacía feliz... Mierda. Este es el pasado, realmente es el pasado, y se lo que el futuro nos depara; yo, solo yo sé que pasara, todos morirán. Pero, y si yo... ¿Lo detengo? ¿Es posible que yo pueda?.

—Hijo, ¿Quieres que te pague un taxi a casa? —me ofreció mi padre con una sonrisa

—S-si, por favor, sería genial —le respondí y hice mi mayor esfuerzo por mostrar una sonrisa.

El también sonrió, sin más se dispuso a llamar a un taxista conocido de él; mi mente siguió maquinando una vez me despedí de él y me dediqué a abandonar el edificio, ¿Yo, puedo evitar el futuro que nos espera? Yo, ya lo he vivido dos veces.

Recuerdo bastante bien la segunda vez que lo viví, el dolor que me ocasionó esa máquina, el dolor de verlos morir; pero no recuerdo bien que paso la primera vez, solo recuerdo mis "visiones", mis memorias destrozadas. Supongo que esa primera vez, la explosión junto a la radiación solo logro mandar fragmentos de mis memorias al pasado, pero la segunda vez fue distinto, experimente con esa máquina todo el proceso, por eso ahora puedo recordarlo todo. Pero, ¿Eso bastará para acabar con todo esto antes de que pase a peores? Mis memorias destrozadas de mi primera vida, mis memorias completas de mi segunda vida... ¿Eso podrá salvar mi nueva vida?.

Sacudí mi cabeza cuando me adentre al taxi, no me queda otra opción, debo intentarlo, solo yo sé que pasara, solo yo puedo evitarlo... Aunque no puedo hacerlo completamente solo.

—¿Si? —me preguntaron através del teléfono cuando el taxi emprendió camino, supongo que papá le dijo adónde llevarme.

—¿Puedes ir a mi casa? —le pregunté con un tono serio.

—¿Al fin me dirás qué pasa? Dan —me pregunto Oliver con un tono irritado.

—Si, pero necesito que llames a Frank y le pidas que también vaya... Y que le digas que lleve a Rachel —le respondí mientras veía por la ventana.

—¿Rachel? —me pregunto confuso.

—Solo pídele eso, por favor. Necesito con los tres —le pedí con un tono bastante serio.

—Bien, pero espero mis respuestas Dan —me contesto más serio y colgó.

Oliver me puede ayudar, es la persona en la que más confío; Frank fue la primera víctima, debo salvarle; y Rachel, ella me ayudó demasiado, puede volver a hacerlo. Solo nosotros cuatro, yo tomaré los riesgo, está vez acabaré con esto antes de que siquiera empiece, sin importar que me cueste... Sin importar si decepcionó a Rick y mi moral.

No dejaré que esto vuelva pasar, no perderé a mi familia otra vez, no perderé a mis amigos otra vez. No lo perderé todo por culpa de Karina otra vez; la detendré. Ahora.

                     [———————]

Afuera de mi casa me esperaban los tres, Frank y Oliver sentados sobre el porche, ambos con una expresión seria, y parada cerca de la entrada Rachel, con una expresión de pocos amigos. Me acerqué lento al trío, y igual con pasos lentos Oliver se acercó a mí.

—¿Qué esta pasando Dan? —Oliver exigió una respuesta con un tono serio.

—Yo lo se, Dan está acosando a mi mejor amiga —soltó con un tono de burla Frank.

Rachel soltó una réplica contra Frank, y estoy casi seguro de que luego me tiró alguna ofensa, pero la ignore; mi vista estaba centrada en Frank, está vivo, riendo, feliz... Enserio está vivo. Un pequeño quejido escapó de mis labios y de nuevo lágrimas —maldición esto ha sido demasiado difícil, ya llore mucho— el trio me vio con duda; lleve mis manos a mi rostro para limpiar mis lágrimas, luego a mi cabello para aplacar lo un poco, de seguro ya parezco un jodido demente.

—¿Dante? —me llamo Frank abandonando su tono burlesco.

—Ha estado así todo el día —soltó por lo bajo Oliver.

—Si, tienes razón, he estado raro —admití una vez el nudo en mi garganta desapareció—. Chicos, les diré algo... Les parecerá una locura, pero es la verdad —añadí sin darle muchas vueltas.

—Genial. Tu amigo está demente —comento Rachel totalmente disgustada.

—Dan, ¿Qué demonios? — soltó Frank de forma irritada antes de que pudiera hablar.

—¿Al menos podemos oírlo? —le pidió Oliver a ambos con un tono neutral.

Ambos soltaron un bufido en señal de protesta, pero no dijeron nada, si se comportan como mejores amigos, su relación es tan hermosa. Sentí como una sonrisa luchó por formarse en mi rostro, pero la suprimí, debo hablar con seriedad.

—Frank... Harás dos fiestas la semana que viene, una el 4 de octubre —solté algo intranquilo y viendo su expresión de sorpresa—. Y la otra, el 5 —añadí tragando me todo tartamudeo y señal de miedo.

—¿Esa es la gran revelación? —soltó Rachel más irritada—. ¡Esto es una pérdida de tiempo!.

—No... Dan, ¿Como supiste eso? Nadie aparte de mi sabía de las fiestas que haríamos la semana que viene. Serían sorpresa —me pregunto siendo presa de la duda.

—Lo supe. Porque ya estuve en ambas, ya las viví, dos veces —le respondí siendo totalmente sincero.

Los chicos me vieron con una expresión bastante confusa, como si acabase de decirles que descubrí el secreto del origen y fin del universo; no los culpo, si estuviera en su lugar tal vez me reiría de forma ignorante.

—¿Las viviste? —me pregunto Oliver y por su expresión veía como se esforzaba por entenderme.

—Listo, es un jodido demente, me largo —me replicó Rachel y se dispuso a irse.

—Lo darías todo por él, incluso tu propia vida... Porque una vida sin él para ti no tiene sentido —solté con un tono herido al recordar el porque murió... Como murió.

Rachel yacía de pie cuando me oyó, con rapidez posó su mirada en mi y con pasos lentos camino hasta quedar a mi lado; al igual que Frank hace unos minutos poseía una expresión de sorpresa genuina, pero al parecer solo nosotros dos entendíamos de que hablábamos.

—¿Co-como? —me pregunto con el resto de las palabras atascadas en su garganta.

—Porque te conocí. Pero lo hice después de que ambos lo perdimos, y lo lamento, lo lamento tanto, quiero evitarlo —le respondí en forma de susurro con miedo de decirlo en voz alta, ignorando como un nudo se formaba en mi garganta.

De nuevo solo nosotros entendíamos de que hablábamos, Frank ni siquiera imaginaba que hablábamos de él... Del único amor que tenía Rachel, la única persona por la que daría todo. Ella se llevó ambas manos a la boca, en su expresión había algo de horror, y sin más retrocedió hasta quedar delante de Frank; ahora la confusión era mayor, pero el silencio reinaban, y sentía que podía cortar la tensión con un cuchillo.

—Dante, ¿Qué esta pasando? —me pregunto Oliver reuniendo todo su valor.

—Los vi morir a todo Oli —solté y ahora lo vi a él—. Todos, a Frank, a mi papá, a Cam, a Rachel... A ti. Todos murieron, mierda —no pude callarme a tiempo y las lágrimas inundaron mis ojos.

El horror se dibujo en sus rostros, mientras yo tomaba mi cabeza y dejaba las lágrimas salir, maldición, no me creerán. Parezco un jodido demente, un demente. Estoy perdido.

Sin previo aviso Oliver se acercó a mí y me abrazo, sentí como me dio dos palmadas en mi espalda; mi vista se posó sobre Rachel y Frank, ella se veía algo afectada, pero Frank seguía confuso.

—Te creo —me susurro Oliver—. Solo te tomas la cosas así de enserio cuando es verdad, no tomas esas cosas para jugar bromas, es enserio —soltó el pelirrojo dándome el apoyo que necesitaba.

—Yo... No hay forma de que supieras eso, no se lo había dicho a nadie. La única forma de que lo supieras es que lo fuera vivido —me dijo Frank dándose por vencido, me creyó, y sin más también fue a abrazarme.

—Te creo —dijo a secas Rachel y me abrazo.

Me tomo unos segundos recuperarme, volver a la normalidad. Vi como aún habían vestigios de duda en los chicos, así que me dediqué a contarles todo, sin ignorar el más mínimo detalle —pero sin revelar el amor tan profundo que sentía Rachel por Frank— y para cuando termine vi las miradas heridas de todos sobre mi, me tienen lástima, deben imaginar lo doloroso que fue verlos morir... Pero ese dolor es imaginable. Seque mis lágrimas por última vez, deje mi actitud lastimera de lado y me puse serio.

—No dejaré que nada de esto pase, pero necesito un poco de su ayuda chicos —les dije serio.

Vi como se dedicaron una mirada rápida, una llena de duda, tenían miedo de lo que podría pasar... No los culpo. Pero luego asintieron, me dieron a entender que me ayudarían, supongo que le temen más a las muertes que describí que a lo que sea que nos depare el futuro una vez que lo cambiemos.

O tal vez solo lo hacen por mi, porque no quieren verme solo, les duele imaginarme de forma tan lastimera, me quieren ayudar a salvarlos... Me quieren salvar de mi terrible futuro.

                    [———————]

Siempre se me hizo fácil escalar paredes, correr, saltar grandes distancias, ser atlético; hacer parkour fue la primera cosa que hice para llamar la atención de mi padre, y de hecho, me hice muy bueno en eso. Y ahora lo usaba para este tipo de cosas.

Logré adentrarme a la morada por una ventana abierta, el cuarto estaba totalmente solo, parecía abandonó desde hace ya un mes, casi dos; bueno que esperaba, no es fácil para los padres ver la habitación vacía de su hijo, más si este desapareció ya hace casi dos meses... Esta es la habitación de Jack Daniel's.

—¿Qui-quién eres? —una voz temblorosa resonó en una de las oscuras esquinas de la habitación.

—¿Jack? —pregunté de forma seria.

Silencio, después unos pocos pasos.

De las sombras salió Jack, llevando su capucha y tapabocas para ocultar su horrible cicatriz, su "sonrisa de payaso". Me apunto con una de sus armas, pero sus manos algo temblorosas me indicaban que no quería disparar, y sus ojos reflejaban arrepentimiento.

—Yo quiero acabar con esto, detener a Karina... A Ely —le comenté decidido y en ese momento bajo su arma.

—Tu... ¿Quién demonios eres? —me pregunto con un pequeño vestigio de valor para ocultar su preocupación.

En ese momento me quité mi máscara; la detalle por unos momentos, es un simple antifaz blanco con bordes dorados y con una nariz que caí en forma de pico, una máscara del festival veneciano. Luego de verla alce mi vista para ver a Jack, quien ahora me veía bastante sorprendido.

—Yo soy Dante Sullivan. La persona que acabaré con "Lobekarye" —le respondí totalmente decidido.

Continuará..

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Estrellita y compartir ayuda mucho chicos, es una gran forma de demostrar que la historia les gusta, les agradezco que hayan llegado hasta aquí de todo corazón. Y sin más, hasta otra.

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