24| Descenso al "Infierno"
El taxista hizo todo lo posible por disuadir nos de nuestra idea, trataba de convencernos de ir a otro lugar, ¿A qué hombre le parecería seguro dejar a dos chicos solos, cerca de un sitio donde han desaparecido otros?. Después de tanto insistir simplemente se dio por vencido, no pudo hacernos cambiar de parecer; y apenas llegamos a nuestro destino-el bosque a las afueras de las ciudad, al otro extremo de la armería de Rick-nos hizo bajar rápido, dio la vuelta, y desapareció a toda velocidad... Así que si no volvíamos, no podrían culparlo, él hizo lo que pudo, y luego simplemente nos dejó a nuestra suerte, así no sería inculpado de nada, al fin y al cabo nadie ayuda a un desconocido, nadie es santo.
Oliver y yo nos dispusimos a vagar por el espeso bosque que se erigía delante de nosotros, fuertes robles se alzaban de forma impotente y su follaje impedía el paso de la luz, un pequeño sendero de piedra era nuestro guía; debería estar concentrado en el camino, en el hermoso-y al mismo tiempo aterrador-bosque, en los peligros que podía llegar a esconder, pero no podía hacerlo, solo podía pensar en Rachel, ¿Qué clase de amigos somos?.
La dejamos sola, Dios, la abandonamos, ella quería ir sola, pero no podía, tuvimos que haber ido con ella, nosotros debimos haber ido... No debimos abandonarla, mierda.
-Dan -me llamo Oliver con el mismo cuidado con el que se llama a un hijo recién huérfano.
-¿Qué ocurre? -solté de forma brusca sin controlar mi tono. Creo que fui algo grosero.
-Ella estará bien -me aseguro como si fuese leído mi mente-, Rachel estará bien -añadió lleno de confianza.
-Eso espero... Porque, no podría soportar ir a otro funeral, provocar otra muerta. Mierda, yo -le intente responder tranquilo cuando el llanto me golpe e interrumpió.
¿Por qué no fuimos con ella?. ¡Mierda!. Tape mi rostro con ambas manos mientras intentaba detener el llanto, una voz en mi cabeza-tal vez la culpa-me replicaba, me recordaba que si le pasaba algo sería mi culpa, que sería el único culpable de su muerte, por no acompañarla, por dejarla sola. No quiero ser el causante, no quiero que me vuelvan a acusar, yo no soy la muerte, yo no la atraigo... Yo, yo solo quiero acabar con esto, no quiero que más nadie muera. No quiero perder a más amigos.
De la nada sentí como alguien me rodeo con sus brazos, como la misma persona me atrajo hacia ella, y sin más me abrazo. Para cuando descubrí mi rostro vi su cabello rojizo, Oliver. Nunca fuimos de abrazarnos, puede que nos conociéramos desde nuestra niñez, que seamos "hermanos", pero eso no significaba que nos demostramos cariño seguido, no nos hacía falta; pero en este momento, en el que casi todo mi mundo se había venido abajo, en el que temía por perderlo todo, ahí estaba, mi hermano, como siempre intentando ignorar todo su dolor para darme su apoyo... No cambiará a Oliver por nada del mundo.
-Tu no provocas la muerte, Rachel no morirá, volverá con nosotros, acabaremos con esto, y luego iremos por algo de tomar y una pizza, estaremos juntos, superaremos esto juntos, ¿Okey? -me dijo con la tranquilidad que solo un hermano mayor podría usar y se separó de mi.
-Esta bien -le responde a secas mientras secaba mis lágrimas.
-Bien, y ahora deja de llorar, los hombre no lloran, ¿No te lo había dicho? -me replicó divertido y con una sonrisa en su rostro.
-Lo dices como si no fueses llorado mientras veías un anime, Oli -le replique recuperando mi ánimo.
-Yo no recuerdo eso, y si no lo recuerdo no paso -me respondió aún sonriendo-. Y no me digas Oli, se oye infantil -añadió en forma de réplica.
-Claro, claro, Oli -le respondí en burla.
Él solo bufo y rodó sus ojos, una risa escapó de mis labios de forma involuntaria; mi corazón agradece este pequeño momento de calma, lo necesitaba, ahora puedo ser positivo, todo estará bien, justo como dijo Oliver, todo saldrá bien.
Nuestra andar se detuvo una segunda vez, pero esta vez no fue por mis ganas de desahogarme, nos detuvimos porque estábamos delante del sitio que buscábamos; delante de nosotros una estructura de piedra se alzaba, con una gran entrada, una cueva. En la entrada de esta descansaban las herramientas usuales para minar, ya es hora. Saque mi teléfono de forma lenta, encendí la linterna y sin más me dispuse a grabar, deje que la cámara grabará el bosque y luego la entrada de la cueva; Oliver solo tomo una de las linternas y me dedico una mirada rápida.
-Es hora de enseñarle la verdad al mundo -comento mientras me daba la espalda.
-Si... Es hora de viajar al infierno -solté de forma algo oscura y lo seguí hacia la cueva.
[-------]
Entre las mil locuras que se me habían ocurrido a lo largo de mi vida, nunca se me pasó la idea de entrar a una mina, y menos en invierno, cuando estaría abandonada e incluso más fría. Aunque nunca antes había sentido claustrofobia, ahora está atacaba mi cerebro, sentía como con cada paso mi respiración se alteraba más, como todo daba vueltas, como la luz de las lámparas de aceites se iban y me dejan a merced de mi linterna... Necesito salir de aquí, mierda, no puedo seguir aquí.
Oliver seguía dirigiendo el camino, no parecía afectado por las paredes rocosas que amenazaban por caerse y encerrarnos aquí-o peor, matarnos-ignoraba el frío endemoniado del lugar, ignoraba la falta de aire; el simplemente ignoraba todo, y seguía adelante, mientras que yo me esforzaba en seguirlo. Nunca en mi puta vida volveré a entrar a una mina.
De la nada Oliver apresuró su andar, como si fuese visto la luz más adelante; pelee contra mi claustrofobia que ya me había convencido casi por completo de que no había aire en mis pulmones y lo seguí, un gritó de triunfo se formó en mi garganta cuando salí del pasillo rocoso, ¡Al fin!, Pero mi euforia me hizo seguir corriendo, sin ver al frente, solo viendo que ahora el techo estaba mucho más alejado de mi cabeza.
-¡Carajo! -gritó Oliver a todo pulmón y extendió sus brazos para detenerme.
El repentino freno me hizo caer de espaldas y detener por completo mi carrera, Oliver, quien ahora estaba a mi lado, suspiro con alivio.
-¿Qué demonios Oliver? -le replique molesto por la caída.
-Deberías dejar de ver al techo y ver al frente Dan -me dijo recuperando su aliento.
Tome mi teléfono que había quedado en mi abdomen gracias a la caída, y me dispuse a ponerme de pie con lentitud. La luz de unas pocas lámparas iluminaban lo que estaba delante de mí, un acantilado, está claro que sí seguía corriendo caería, tal vez no me mataría... Pero de seguro más nunca volvería a caminar. Mi vista se apartó del acantilado para ver la ciudad, si existe, esta es la ciudad subterránea; una ciudad completamente abandonada, sin un rastro de vida, edificios aparentemente agrietados, y más allá de los edificios y casas estaba una central nuclear, junto a su chimenea-que en el pasado habría estado botando humo-parcialmente destruida, y con unas escaleras que llegaban hasta el techo de las minas... ¿Por qué?.
-Si existe -soltó con sorpresa Oliver.
-No es un mito -comenté y me dediqué a grabar desde la lejanía, hice zoom un par de veces y pude ver casas destruidas.
-¿Cuanto tiempo llevábamos grabando? -me pregunto Oliver con interés.
-Una hora y media -le respondí serio y voltee a ver el pasillo rocoso. Pensar que ese tiempo nos tomo ir desde el extremo de la ciudad hasta en el centro.
-Será un vídeo largo -soltó en forma de burla.
-¿Hay alguna forma de bajar hasta allá? -le pregunté ignorando su comentario.
-Aquí hay otro túnel, parece que nos llevará hasta abajo -me informo y sentí escalofríos.
-Ho, genial -solté con todo el sarcasmos que pude.
-¿Odias los lugares cerrado? -me pregunto en forma de burla.
-Cállate y vamos -le replique serio.
En silencio nos dedicamos a bajar por el túnel rocoso-donde de nuevo la claustrofobia me atacó-pero di lo mejor de mí para ignorarla. Una vez a abajo pudimos ver todo mejor, "La Ciudad Subterránea", el rastro del desastre; pequeñas ruinas que en algún momento fueron casas, pocas casas que se esforzaban por mantener se en pie, grandes edificios con soportes que parecían querer derrumbarse en cualquier segundo, ventanales hechos añicos, vidrios decorando el piso, y grandes grietas dibujando se por todo el sitio, sin duda alguna este fue el escenario de algún desastre.
Nos adentramos a las solitarias calles del sitio que alguna vez fue una ciudad, en ningún momento solté mi cámara, todo esto debía quedar grabado para el futuro. Y entonces el sonido de los pasos logro detener mi corazón, estas no son calles solitarias, hay personas. ¡Vienen directo hacia nosotros!. Tome a Oliver por el cuello de la camisa y lo hice atravesar el agujero donde alguna vez hubo un ventanal, luego pase detrás de él, sin darle más explicación lo hice esconderse detrás de un mostrador, y me oculte junto a él.
-¿Como es qué se escapó? -replicó una voz desconocida.
-Eso te pasa por querer dejar que viera la ciudad -le gritó una mujer sumamente irritada-, eres un inútil.
-¿Y si dejas de gritarme y me ayuda a encontrarla? -pregunto con un tono venenoso el hombre.
Los pasos se detuvieron justo afuera de la tienda donde estábamos, si ellos decidían entrar por el espacio vacío de ventanal, estaremos jodidos. Oí el crujir de los vidrios bajo sus zapatos, instintivamente tape mi boca y la de Oliver, estamos jodidos, bien jodidos, mierda, ¡Mierda!.
-¡Se que estás ahí maldita!, ¿Creíste qué podrías huir? -gritó el hombre con un tono que lograba erizar mis vellos.
-Genial, actúa como asesino en serie -replicó la mujer con fastidio-. Cariño, ven conmigo, estarás bien, no dejaré que él te haga nada -añadió con un tono dulce capaz de embrujar a un niño.
-¿L-lo juras? -pregunto una tercera voz con miedo.
-Lo juro -repito la mujer aún con ese tono dulce.
Escuche como una puerta se abrió-en mi misión de esconder me vi un armario, ahí estaba ella-oí unos pasos inseguros, estos se detuvieron cuando hicieron crujir los vidrios, podía imaginarme lo, la chica, temblando, aterrada, delante de ella sus captores, un hombre y una mujer, el hombre de seguro parecía un delincuente, y la mujer de seguro parecía un ángel-por su voz-y de la nada oí un golpe seco, como cuando alguien cae al suelo sin vida.
-¿Y yo soy el asesino? -soltó con sarcasmo el hombre.
-No, eres el inútil que no puede hacer nada -le replicó la mujer volviendo a adaptar su tono irritado-, Carga la.-ordenó.
-Claro, jefa -soltó con molestia el hombre.
Silencio, luego el vidrio crujió una vez más bajos sus pies, y luego sus pasos alejándose... Parece irreal, estamos a salvo.
-Se fueron -soltó Oliver apartando mi mano-. ¿Estamos bien? -añadió dejando que el miedo hiciera temblar su voz.
-Debemos seguirlos -solté sin pensarlo y apunte mi teléfono hacia la salida.
-Esto es muy peligroso -comento a secas Oliver.
-Solo así tendremos nuestras pruebas -le dije a secas y me dispuse a salir, no sin antes apagar la linterna, apartir de ahora solo las lámparas de aceites nos iluminarán.
-Bien, vayamos a hacer esta locura -soltó Oliver y apagó su linterna para ir conmigo.
Siempre se me ocurren las peores locuras del mundo, lo acepto, pero si logramos capturar a estos dos, haciendo algo malo y conectarlos a "Lobekarye", habremos ganado. Los seguimos de forma discreta, el hombre poseía un cabello negro cual brea y una bata de laboratorio, en su hombro cual costal de papas descansaba la chica, de cabello dorado que tapaba todas sus facciones, y a su lado una mujer de cabello castaño también vistiendo una bata de laboratorio; ellos nos llevaron hasta la central nuclear, por fuera se veía totalmente abandonada, de hecho no había ni un guardia; y por dentro las paredes yacían decoradas por grietas, mugre y telarañas, genial. Es un sitio horrendo.
Aprovechando que el sitio yacía totalmente vacío, sin seguridad, pudimos seguir a los científicos sin tener que preocuparnos de más nada; y pudimos ver a la perfección como arrojaron sin cuidado alguno a la rubia dentro de una sala-tal vez en el pasado esa sala servía para supervisar el reactor, pero ahora servía para otra cosa-cuando su cuerpo cayó se escuchó un "crack", algo se rompió, la chica no emitió ni un ruido... Ahora parece un jodido cadáver.
En el lugar que debía estar la puerta del sitio descansa una reja, al más puro estilo prisión, y una vez que la chica estuvo adentro el hombre cerró la reja con furia.
-Maldita puta, le diré a la jefa para que tú seas la próxima -replicó el hombre contra la chica inconciente.
-Ya cállate, es hora de irnos, pronto llegarán los guardias a este lugar -le dijo la mujer aún irritada. Empiezo a creer que ese es su tono natural.
-Si si, no pueden vernos aquí fuera de turno y bla bla bla -soltó sin interés el hombre y se fue.
La mujer bufo, y sin más se dedicó a irse con su compañero. Ya no era buena idea seguirlos; durante nuestro recorrido "sigiloso" ambos habían volteado jurando haber oído algo, ya jugamos demasiado con la muerte, pero eso no significa que la suerte nos abandone; al hombre se le había caído un carnet de presentación, y no lo notó, así que apenas ambos desaparecieron del lugar Oliver y yo nos dispusimos a tomar el carnet.
El nombre de Aron Ramsay descansaba en el mismo, junto a una foto-donde su cabello negro cual brea relucía-y el nombre y logo de la empresa donde trabajaba, "Lobekarye". Apunte la cámara del teléfono en el carnet por unos momentos, y luego apunte a la chica que descansaba sobre el frío piso-pareciendo un cadáver-encendí la linterna del mismo y pude ver como el logo de "Lobekarye"-una "L" bastante elegantes-yacía pintado sobre la pared de la "celda" de la chica.
Un trabajador de "Lobekarye" llevado a una chica a una celda, celda que por el logo se daba a entender que era de "Lobekarye", amenazando la con hacerla sufrir, y como plus, tal vez sea una de las desaparecidas de hace poco... Si llevamos esto a la policía, junto a los archivos que me dio Jack, y los que robe, tendremos la victoria, sin duda ganaremos. Ganamos, solo debemos salir de aquí.
-¿Eso es todo? -pregunto Oliver.
-Si... Con esto y las otras pistas ya tenemos pruebas, haremos caer a "Lobekarye", solo debemos ir a la policía -le dije con una chispa de esperanza.
-Bien, vámonos... Si llegamos rápido podremos salvarla -dijo viendo a la chica-, odio no poder salvarla ahora -añadió con la voz rota.
-La salvaremos, los salvaremos a todos porque detendremos esto -le dije esperanzado listo para irme.
En ese momento me fijé en algo interesante, no había solo una "celda", habían varias a lo largo de ese pasillo, y entonces lo oí, alguien se abalanzó contra los barrotes de la reja, temí de que alguien viniera a ver, pero entonces el miedo se enfocó en otro punto, la persona que se abalanzó contra la reja ahora reía, una risa femenina algo infantil... Maldita curiosidad.
Terminé yendo hasta esa "celda", sin dejar de grabar, y con un Oliver aterrado justo detrás de mí. Mi alma me abandono, por mero instinto retrocedí con rapidez y pase mi mano por mi espalda baja; detrás de los barrotes Ely Díaz me veía sonriendo, está psicópata.
-¡Sigues vivo, héroe! -dijo con emoción y una sonrisa decorando su rostro.
-Psicópata -solté a secas viéndola.
-Eres más fuerte de lo que esperabas... ¡Y traes un incendio andante! -gritó aún con emoción cuando vio a Oliver.
-No perdamos tiempo... Esta loca -me pidió Oliver viendo a Ely.
Tiene razón, no podemos perder tiempo. Es solo una jodida loca, no merece nuestro tiempo.
-Aguantas te una puñalada, como todo un héroe, ¡Sorprendente!... Pero no pudiste salvar a la dama, ella te esperaba, y su asquerosa sangre pinto su lencería blanquecina hasta dejarla aterrorizada -dijo canturreando con diversión Ely.
¿Dama?... ¿Lencería blanca?... Ho Dios. ¡Maldita!. Esta vez yo me tiré contra los barrotes, y sin previo aviso tome el cuello de Ely listo para romperlo; fue ella, ella me la quito, ella paró su corazón, ella mato a Cam, y ahora yo la matare, ¡La voy a matar!.
-Y-yo creía que eran tres, el incendio, el héroe y la pequeña princesa, ¿Do-dónde está la princesa?. Espero que no esté en la guarida del dragón, porque los Monroy volvieron, y están hambrientos -siguió su tono melodioso con dificultad gracias a mi agarre.
¿Princesa?. ¿Como sabe que solo quedamos tres?. ¿Por qué habla de los Monroy?... No. De forma brusca solté a Ely y me acerqué a Oliver.
-Debemos irnos, ya -le dije mientras la preocupación se apoderaba de mi rostro.
-¿Qué pasó?. ¿Entendiste algo de lo que te dijo? -me pregunto Oliver algo asustado.
-Rachel fue a ese sitio, y los Monroy volvieron -con solo pronunciar esas palabras sentí como mi alma escapó-, debemos salvarla -añadí sin darle más vueltas al asunto.
No hacía falta decir algo más, ambos comenzamos a correr, debíamos correr, llegar a tiempo, debemos salvarla-mi mente me lo recrimina. Yo sabía que no debía dejarla sola, aún así lo hice, yo. Mierda-y mientras nos íbamos la risa de Ely lleno el lugar, una risa llena de locura, como si supiera si ya le pasó algo-Rachel estará bien. Estará bien-mierda, debemos salvarla, debemos correr... No la podemos dejar morir.
[-------]
Sentía las piernas en llamas, nunca antes había corrido tanto y con tanta intensidad, nunca antes había hecho correr a Oliver de esa forma, pero aún así no nos detuvimos, corrimos con toda nuestra fuerza hasta llegar al "bosque" que rodeaba la vieja casa abandonada. El frío nos golpeó, el cansancio también, sentí como la adrenalina desaparecía y el dolor se expandía por mi cuerpo, pero aún no puedo detenerme, no, aún no...
-¡Rachel! -grité a todo pulmón.
No me importaba si la familia Monroy seguía por ahí, o atraer policías, no me importaba nada de eso, yo solo quería que Rachel me respondiera, solo quería saber si estaba bien, si seguía viva-que no atraigo a la muerte... Que no murió por mi culpa.
-Dante -replicó en forma de regaño Oliver-. Ella no está aquí, lo más seguro ya esté en su casa -añadió esperanzado.
Una parte de mi me pidió que abrazara esa posibilidad, que tuviera fe en ella, pero cuando las muertes empezaron mi fe vaciló, y cuando Cam murió, mi fe se fue con ella, ya simplemente no puedo vivir con esperanzas, solo puedo vivir con hechos, y aunque me duela... Debo confirmar que el cuerpo sin vida de Rachel no descansa en este bosque.
Ignore por completo a Oliver y el dolor de mi cuerpo, ambos reclamaron en el momento que volví a correr, pero no podía quedarme quieto, no hasta saber si Rachel seguía aquí no.
Corrí sin detenerme, y por mera curiosidad voltee a ver el árbol donde habíamos encontrado el cadáver de Frank; la fuerza termino por abandonarme en ese momento, no pude ni siquiera pisar bien y termine cayendo al barro frío, Oliver se acercó intentando seguirme el paso, al verme pude ver de reojo como abrió su boca para decirme algo, pero cuando fijó su mirada donde yo tenía la mía un gritó escapó de sus labios.
-Rachel -soltó con su voz totalmente rota.
Cualquier persona que viera el cadáver no lo reconocería, pero nosotros si, solo por la ropa que llevaba la reconocimos; ese vestido negro era bastante común, un simple vestido que dejaba todo a la imaginación, y ahora ese vestido estaba repleto de sangre.
Las piernas de Rachel estaban cubiertas por mordidas, al igual que sus brazos, cuello, y rostro, pero lo que más logro espantar me no fueron las marcas de mordidas, si no los pedazos de carne faltante, la carne totalmente roja, lo huesos expuestos gracias a la falta de carne... Sus dientes y cuencas al aire libre gracias a las mordidas, ninguno de sus ojos seguía en su sitio.
¡Mierda!. La poca comida que había devorado ese día termino regada en el piso, no pude aguantarlo, tuve que dejarlo salir; le dedique otra mirada de reojo a Oliver, quien no dejaba de temblar, seguía espantado. Intenté ponerme de pie, ignorando los cortes que me había hecho al caer y las pocas fuerzas de mi cuerpo, me acerque a él, y dejé que mis manos descansarán sobre sus hombros.
-Oliver... Ella, ella -intenté hablar pero las lágrimas salieron.
-No es tu culpa, no lo sabíamos -intento aminorar mi dolor e ignorar el suyo como siempre.
-Vamonos de aquí -le pedí forzando me a detener las lágrimas-. Hagamos caer a "Lobekarye" para que más nadie muera -añadí convirtiendo la lágrimas en decisión.
-Claro Dan, vaya.
Su voz salía con calma, pero un sonido lo rompió todo, la calma, nuestros sollozos, los latidos del corazón de Oliver... No, reconozco ese sonido demasiado bien-¿Por qué pasa esto?-es el mismo que escuché cuando las muertes empezaron-¿Por qué?.-es el sonido de una arma cuando se jala el gatillo, un disparo.
Oliver se dejó caer contra mi, lo tome con mis manos para evitar que cayera al piso-esta broma no me causa gracia-todo su peso estaba totalmente apoyado contra mi, su respiración no golpeaba contra mi cuerpo-que no sea verdad-aparte un poco su rostro y pude ver sus ojos sin vida, mis manos temblaban mientras tomaba su rostros, y guiado por la curiosidad lo puse de lado.
-¡NOOOOO! -grite a todo pulmón y sentí como mi garganta se desgarro.
Un poco más arriba de su oreja descansaba un agujero, y podía ver através de el... Un agujero de entrada y otro de salida provocados por una bala. En ese momento se revelaron, la familia Monroy, los "zombies", todos dejaron sus escondites detrás de los árboles, y uno de ellos sostenía un arma aún humeante, él mato a Oliver, él. ¡Lo matare!.
Mi mano viajo por si sola a mi cintura, saque la pistola y cuando estuve por apuntarle sentí como alguien rodeo mi cuello con su brazo y me hizo una toma de asfixia. Empecé a patalear, el arma se deslizó de mis manos y cayó al piso, intenté librarme dándole golpes a la persona a donde sea que pudiera golpearle, pero ya no tenía fuerza, tanto esfuerzo, sin haber comido, ya... No podía hacer más nada.
-Ustedes los jóvenes son tan idiotas, instintivos. Debiste haber hecho un plan, o al menos haber huido apenas viste el cuerpo, ¡O no venir!. Pero no, eres un completo idiota -comento uno de los "zombies" mientras se acercaba a mi.
Mi alrededor se está desdibujando, ya ni siquiera sé si lo que veo es real o no, no tengo fuerzas, tengo sueño, quiero dormir... Caer en la inconsciencia y no volver, porque no merezco vivir, por mi culpa murieron, mierda...
-Me encantaría comerte niño, de seguro sabrás bien, sangre y carne de la alta clase... Pero a la jefa le importas, así que, buenas noches -me dijo con un tono de burla.
Ya no podía ver nada, todo era tan confuso, todo mi cuerpo se quería dejar arrastra al sueño-a la muerte-y nunca volver... Es, lo que... Merezco.
Morir...
Continuará...
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Estrellita y compartir ayuda mucho amigos, si les gusto digan lo, y sin más, hasta otra.
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