22| ¿Quién atrae la Muerte?
Deje escapar un suspiro y de forma perezosa al fin me levanté de la cama, vi a mi alrededor mientras me estiraba; nada cambiado, sigo en mi prisión... Aunque en realidad, creo que todo cambio. Sentí como un nudo se formaba en mi garganta y que el aire me faltaba, como si me fueran golpeado, como si me fuesen dado la peor paliza de mi vida, pero no es eso, solo me duele, me duele recordar que Akira se suicidó hace tres días; aún recuerdo su expresión, no parecía aliviada, no, parecía haber sufrido hasta que soltó su último aliento de vida.
En su carta había escrito sus motivos, se había suicidado porque estaba cansada, extrañaba su vida, a sus padres, pero sabía que sus padres no volverían a estar juntos, sabía que nada volvería a la normalidad, y la situación de esta ciudad no la ayuda, la empujó más a esa idea del suicidio, y por último, se sentía asqueada de sí misma, por haberse enamorado de su primo, por coquetear le, por casi llevarlo a la cama... Así que decidió acabar con su desastrosa y vergonzosa vida, se sentía como una deshonra. Lamento no haber estado con ella, no haberla ayudado, mierda.
No fue hasta que me adentre al baño listo para darme una ducha y me vi al espejo que note mis lágrimas, ¿Desde cuándo, estoy llorando?. Mierda, pase el dorso de mi mano por mi cara para secar mis lágrimas y me quedé viendo mis rostro, estoy hecho mierda. Mi cabello negro está más desordenado y enredado que nunca, incluso ha crecido otro poco, creo que podría cubrir mis ojos por completo, mis ojos, es raro, antes brillaban, eran dos zafiros hermosos, y ahora los veo pálidos, sin brillo, sin vida, un color azul muerto; mi rostro está más pálido que antes, mis ojeras son demasiado grande... ¿Qué me está pasando?. Tome mi afeitadora y me dispuse a cortar los pocos cabellos que salían de mi mentón... ¡Mierda!. Moví mi mano con brusquedad realizando un pequeño corte en mi cuello, pero eso es lo de menos, mierda, ¡Mi cabeza!, ¡Duele!.
—¿Dan?.—me llamo una voz mientras sentía que sus manos se aferraban a mi.
Mi cuerpo parpadeo por si solo y toda la oscuridad se alejó—carajo, como dolió esta vez—mi vista viajo hasta la voz, y una sonrisa involuntaria se formó en mi rostro, Akira está a mi lado, acostada, con sus manos aferradas a mi brazo—no... No puede ser, Akira murió—aunque algo de felicidad se dibujo en su rostro por mi reacción, algo de vergüenza se filtró por su rostro.
—¿M-me puedo quedar aquí?.—soltó con algo de nerviosismo.
—Claro.—le respondí con una sonrisa—pero... Esta muerta, ¿Qué pasa?.
En silencio la chica procedió a aferrarse con más fuerza a mi brazo, nos quedamos disfrutando la compañía del otro, sin decir nada—aunque tengo más dudas que antes... ¿Por qué la estoy viendo viva?—en la televisión la reportera de las noticias mañanera hablaba, hasta que con brusquedad centre toda mi atención en la noticia que acaba de aparecer: "otra víctima del estrés, joven se suicida".
—Da.—me llamaba la chica pero solo le subí el volumen a la televisión.
—El cadáver fue encontrado en su cuarto, por su madre, al rededor de las seis de la noche, cuando su madre llegó del trabajo a ver a su hija. La chica fue identificada como Cam Villarroel, en su carta de suicidio mencionó que ya no soportaba está situación, que temía morir de forma dolorosa a mano de los asesinos que ahora viven en nuestra ciudad, así que decido acabar con su vida a su forma.—informo la presentadora.
El reporte siguió, pero ya no oía nada, me sentía en el agujero más profundo del mundo, alejado del mismo... Sentí un montón de lagrimas correr por mis mejillas, ahogue un gritó repleto de dolor y sin previo aviso escondí mi rostro en el cuello de Akira, mientras dejaba salir lastimeros sollozos y lágrimas.
—Dante.—soltó ella llena de pesar y me abrazo con fuerza.
No... Cam murió—no, la que se suicidio fue Akira—se suicidio... Mierda—¿Qué es esto?. ¿Qué esta pasando?. La que realmente murió fue Akira, no Cam... ¿Qué esta pasando?.
—Mierda.—solté en forma de susurro una vez que volví en mi.
Una vez más me vi en el espejo, varias lágrimas relucían, el pequeño y brillante hilo de sangre aún descansaba en mi cuello; me veía simplemente peor. De forma temblorosa termine con mi tarea de afeitarme, y me adentre a la ducha para dejar que el agua me calmara—Cam no se suicidio, no fue ella, ella no—las gotas frías golpearon mi cuerpo y el mismo se estremeció—no fue ella, ella está bien... Esta bien.
—Esta bien.—solté con miedo y dejé que el agua limpiará mis lágrimas.
Pase una hora entera bañando me, intentando relajar mi tenso cuerpo... Pero fue imposible, mi mente seguía divagando. Para cuando salí del baño con mi toalla amarrada a mi cintura tome mi teléfono, y apenas lo hice una melodía comenzó a sonar, esa canción... Es la que le deje de timbre de llamada a Cam, es ella. ¡Esta bien!.
—Ho-hola.—atendí sin controlar mis nervios.
—Amor mío.—me respondió con su tono meloso y sentí que mi alma volvió a mi cuerpo.—¿Quieres venir a mi casa a comer y ver una película?. Estoy sola.—me ofreció con un tono algo lujurioso.
—Claro que quiero.—le respondí con una sonrisa y felicidad genuina.
—Entonces te espero.—me dijo aún con su tono lujurioso.
—Cam, te amo.—le dije antes de colgar.
—Y yo te amo más Dan.—me dijo con un tono meloso y colgó.
Sentí como una sonrisa tonta se formó en mis labios y dejé mi teléfono donde estaba antes, ella está bien. Me vestí sintiéndome feliz y me aliste para irme, está vez no me escaparé, saldré por la puerta del frente como un chico normal. Pase de largo hasta la entrada, evite pararme en el comedor—donde está la desgraciada... Digo, Karina—me dispuse a salir.
—¿A dónde crees que vas?.—me replicó la mujer desde el comedor. ¿Puede ver através de las paredes?.
—A salir.—le respondí como si fuese obvio.
—¿Y tú crees que tienes mi permiso para salir?.—me replicó con un tono amenazante y oí como se paraba de la silla.
—No se, me da igual tener tu permiso o no.—le respondí restándole importancia.
—¡Escúchame maldito mocoso!.—me gritó mientras se acercaba a mi pero el timbre de su teléfono la interrumpió.—¿Sabes qué?. Has lo que quieras, no importa.—me gritó después de unos segundos y atendió su llamada.
Vaya... Eso sí que fue extraño, pero, no perderé está oportunidad. Sin perder más mi tiempo me dispuse a irme con rapidez, y al hacerlo, escuché un pequeño gritó de triunfo de Karina, ¿Qué habrá hecho?, ¿Habrá jodido otra vida?. Mierda, hoy no, necesito un descanso de ella; mejor solo pienso en Cam, pasaré un buen día con ella.
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Con pasos rapidez fui hasta la casa de Cam, y después de casi una hora al fin había llegado; me adentre al porche y toque la puerta, pero apenas lo hice sentí como la misma cedió, no estaba cerrada... Que raro.
—Oye Cam, no es seguro dejar la puerta abierta.—le replique una vez que entre.
Nada, fui recibido por nada más que el silencio... ¿Estará esperando por mí en su cuarto?. Pase por la sala y pude ver el pequeño desastre hecho por las carátulas de los dvd, habían varias regadas por el piso y otras pocas ordenadas en pila, vaya, esas cosas aún existen; estuvo por ir directo a su cuarto, cuando un olor a quemado llegó a mi, ¡Mierda!. Corrí hasta la cocina y destape una olla, de ella salió una gran nube de humo y pude ver como la carne quemada descansaba en el fondo de la misma, con rapidez apague el fuego y moví la olla al lavamanos para dejar que el agua la enfriara un poco.
—¡Mierda Cam!.—le grité y un pequeño ataque de tos se formó en mi garganta.
La puerta abierta—de seguro olvidó cerrarla—las películas desordenadas y regadas—Cam puede llegar a ser descuidada—la comida quemándose... Mierda, algo, algo pasó, aunque me niegue a pensarlo, algo pasó.
Sentí el cuerpo pesado mientas daba pequeños pasos hasta su habitación, mi corazón se niega a aceptarlo, tiene la ilusión de encontrarla en su cama acostada, tal vez dormida; pero mi cabeza tiene otra idea, una muy clara, una que deseo que sea errónea, yo no podría seguir viviendo si Cam. Reuní todo mi valor, ignore a mi cabeza y a mi corazón y sin más me adentre al cuarto de Cam.
Por unos muy pocos segundos el dolor en mis rodillas eclipsó en dolor de mi corazón, el sonido del golpe seco en el momento en el que caí al piso rompió el silencio, y seguido lo que destruyó el silencio fue mi propio llanto; mi vista se nublo por completo, las lágrimas salían con rapidez mientras sentía que algo dentro de mi se derrumbaba, y sin más deje salir un gritó, un aullido lleno de dolor, sin contener nada... Dejando salir cada gritó, cada maldición, cada lágrimas, sin dejar nada adentro.
—¿Qué esta pasando aquí?.—alguien gritó mientras corría hasta donde estaba—Ho... Dios, mío... ¡Llamen una ambulancia!.—gritó la misma voz a solo unos pasos de mi.
No, una ambulancia no la ayudará, no hay forma que puedan ayudarla... Dios. Reuní todo mi valor una vez más y volví a subir la cabeza, en la cama descansaba Cam, con una expresión de horror y ojos sin vida, un corte recorría todo su cuello y un poco de sangre se filtraba del mismo, estaba vistiendo una hermosa lencería blanca que hacía juego con su piel, pero, sus piernas ya no eran morenas, habían sido bañadas por la sangre carmesí, un corte vertical recorría desde su abdomen hasta su pecho y se podía ver sus... Sus órganos.
Ahí estaba, la chica que ame con todo mi corazón, la chica que aún amo, muerta, con su corazón expuesto sin siquiera dar un simple latido. Nada podrá salvarla, yo no pude alejarla de la muerte, no pude salvarla... Cam, Dios. Otro gritó salió de mi garganta y sentí como desgarro la misma, ya no importa, simplemente no importa lo patético que me vea, duele, duele y lo quiero dejar salir, duele. ¿Por qué ella?... ¿Por qué ella Dios?. ¿Por qué no me mataste a mi y la dejaste vivir?, ¿Por qué?.
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Recuerdo la última vez que estuve en esta misma situación, me sentía mal, herido, triste, aún recuerdo el día del funeral de Frank, y ahora... Estoy en el funeral de Cam—al menos decidieron enterrarla, no harán lo que hizo Karina con Akira, no la van a cremar—se que el padre está hablando, diciendo algo del descanso eterno que tendrá el alma de Cam, pero no lo oigo, solo veo la tumba, recuerdo todos nuestros momento juntos, recuerdo su cuerpo... Y luego el recuerdo de su cadáver aparece y me siento miserable, triste, solo.
Desde que llegué, Leidy no me ha quitado un ojo de encima, la mujer está destrozada, todos los que estamos aquí lo estamos; pero siento que la mujer querrá hacer una escena apenas todos se vayan, solo pensará en su dolor, solo le importa su dolor.
El padre callo, los sollozos no, todos seguían dolidos, lamentándose, yo solo veía como bajaban el ataúd con mi vista borrosa por las lágrimas; sentí una palmada en mi espalda y de reojo pude ver a Oliver, hecho mierda, luego sentí como alguien tomo mi brazo, voltee a ver quien era, Rachel, igual de mal; los tres estamos aquí, solo quedamos nosotros tres... Mierda.
Con lentitud el cementerio se fue vaciando, todos se iban, y en su trayecto le daban el sentido pésame a Leidy y un hombre, el padre de Cam—un hombre alto, moreno, de cabellera castaña clara y ojos café claros, vistiendo un traje—. Después de un rato solo quedaron los padres de Cam, Rachel, Oliver y yo; la mujer se apartó de la tumba, sus pasos se dirigían hacia mi, y por unos segundos su tristeza se fue y la ira la poseyó, estaba hecha una furia.
—Tu, maldito, ¡Tu!.—grito la mujer sin mucha coherencia y alzó su mano.
Espere el golpe, la verdad no estoy de humor para evitarlo o gritar; pero nunca llego, Rachel había tomado la muñeca de la mujer para detenerla y ahora ella era la que se veía furiosa.
—¿Qué demonios le pasa?.—le replicó bastante molesta.—¿No puede respetar el lugar de descanso de su hija?.
—¡No te metas!.—le gruño Leidy y con un movimiento brusco apartó a Rachel haciéndola caer.—Tu, por tu culpa mi hija me odio hasta su muerte, ¡Por tu culpa encontraron a mi hija como una prostituta!.—grito y se preparó para volver a golpearme.
—¡Ya basta Leydi!.—grito quien supongo que es... era, el padre de Cam, y retuvo a la mujer con una llave.
—¡No!. ¡El es él culpable, nunca quiso verme feliz, nunca quiso ver feliz a alguien. Desde que esto comenzó todas las personas cercanas a él han muerto!. ¡El es la muerte!. ¡No lo dejaré profanar el lugar de descanso de Cam!. ¡Es la muerte!. ¡La muerte!.—gritó Leydi, y mientras lo hacía, toda racionalidad la abandonaba... Perdió la cabeza.
—¡Ya basta!. ¡Nos vamos!.—grito el padre de Cam, y sin soltar su agarre sobre Leidy la arrastró hacia la salida.—Lo lamento chico.—soltó cuando paso a mi lado.
—Yo lo lamento.—solté cuando estaba un poco más alejado.
También se disculpó con Rachel y Oliver, mientras que Leidy seguía empeorando cada vez más, con cada segundo se enloquecía más, pero aún así, los chicos solo por respeto le dieron el sentido pésame. De nuevo el cementerio quedó en silencio, Leidy ya no estaba... O estaba lo suficientemente lejos para no oírla—en fin, una mejoría—escuché como Oliver me llamo, también pude ver de reojo como Rachel acercaba su mano a mi, pero di unos pocos pasos hacia delante para evitar el contacto e ignore a Oliver; con paso cortos me acerque hasta la tumba de Cam, y de nuevo las imágenes de ella sonriendo se combinaron con su expresión de horror cuando murió, sentí como el aire me abandono, Cam murió, nunca volveré a ver su sonrisa. Murió por estar cerca de mi... ¿Soy la muerte?.
Seguí ignorado a los chicos, me deje caer de rodillas delante de la tumba, no duele, eso no... Lo que me duele es el corazón, papá, Cam, Rick, Akira, Frank; todos ellos murieron, ¿Por qué murieron?. ¿Por qué no pude salvarlos?... Tengo visiones, veo lo que pasará, y no pude hacer nada por ellos, ¿Por qué?. ¿Por qué?.
—¿Por qué?.—deje escapar de mis labios de forma grave.—Nunca en mi puta vida he creído, pero ahora, ahora lo hago; tu me odias, ¿Verdad?. Me odias tanto que disfrutas hacerme esto, me convertiste en tu juguete favorito, me quiere ver sufrir, ¿Verdad?.—replique viendo al cielo mientras unas pocas lágrimas salían.—¡Maldición!. ¿Por qué Cam?. ¿Por qué Rick?. ¿Por que ellos? ¿Ha?. Ellos no te hicieron nada, ellos no tenían que morir, y me los quitaste, ¡Maldición me lo quitaste todo!.—grité a los cuatro vientos.—¿Por qué mierda murieron ellos?... Si me odias a mi, tuviste que matarme a mi, Dios, si es que existes, respóndeme... ¿Por qué ellos, por qué sigo vivo?... Yo.—solté sintiéndome impotente.
—Dan.—me llamo Oliver y sentí su temblorosa mano sobre mi hombro.
No me digne a voltear por completo, no puedo, no ahora, yo... Estoy hecho mierda; vi a Oliver de reojo, temblando y con lágrimas en sus ojos, también vi a Rachel, igual que él, ambos realmente mal.
—Lo siento... Yo solo, quiero que acabe, quiero descansar.—le respondí dejando escapar un suspiro.
—Todos queremos que esto acabe. Ya no quiero ir a más funerales.—soltó Rachel mientras trataba de parar el llanto.
—Han sido muchos.—comento Oliver y soltó mi hombro.
Con lentitud me puse de pie una vez más y me aparte de la tumba; esto ya duró mucho, muchos murieron, perdimos mucho... Esto debe acabar, ya.
—Lo haremos.—solté de la nada y ambos me vieron confusos.
—¿Haremos qué?.—me pregunto Rachel.
—Acabar con todo esto.—le respondí serio.
—¿Como?.—se ánimo a preguntar Oliver.
—Iremos a la Ciudad Subterránea... Entraremos a "Lobekarye".—les respondí aún serio y ambos se sorprendieron.
—¿Cuando?.—soltó con nervios Rachel.
—Hoy.—dije a secas y me preparé para irme.
Continuará...
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Hasta aquí el capítulo, estrellita y compartir ayuda mucho, y hasta otra amigos.
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