21| Mi Infierno
Descansaba sobre la cama, se que debo tener unas grandes ojeras, pero la verdad ya no importa, ya nada importa; porque ahora vivo en el infierno. Mi vista viajo por mi nueva habitación, definitivamente es más grande que la habitación que tenía en casa, más grande que la habitación que me dio Rick, ¿Pero que más podría esperar?. Este sitio es una jodida mansión, la mansión de Karina, su reino.
Una pantalla plana descansa sobre un cajón que no me había dado el lujo de llenar, había un gran clóset, un pequeño balcón, un baño y la cama donde descansaba, más grande que yo, "cómoda". Toda la habitación es grande, espaciosa, llena de lujos; pero sigue siendo una prisión, está fue la celda que me asignaron, ahora no soy más que un simple prisionero. Un quejido se escapó de mis labios al ponerme de pie, mi cuerpo exige descanso, pero aquí no puedo dormir bien, no es seguro, no me siento seguro, no con esa desgraciada a solo unos cuantos metros; hace solo cuatros días el tío Rick, murió, un accidente automovilístico dijeron—pero no lo creo, algo más paso. Alguien—y en los siguientes días Karina se encontraba haciendo todo el papeleo, solo dos días después de su muerta ella ya era mi representante legal—supongo que uso toda su carisma para acelerar el proceso, toda su carisma y bastante dinero—El mismo día que obtuvo mi custodia fue directo a casa de Oliver a buscarme—siempre le agradeceré a mi hermano por cuidarme—El día siguiente sería el entierro de Rick, antier, y me prohibió ir, me obligó a quedarme en esta prisión, haciendo nada; no me dejó despedirme de él.
Hoy cerca de la medianoche, mi tío cumplirá cinco días de muerto, y aún no he podido despedirme de él. Apreté mis puños con todas mis fuerzas y ahogue las maldiciones que peleaban por salir, debo mantener la calma, solo un poco; aunque Karina es una desgracia, aunque deseo que me las pague por todo lo que ha hecho y dicho, debo contenerme, no puedo terminar de botar mi vida, mi humanidad, no puedo perderlo todo solo por mi odio por ella. No puedo arriesgar toda mi investigación por ella. Debo seguir...
—Amo Dante, la comida está lista.—me informo una de las tantas sirvientes de Karina.
—No soy tu amo. No me llames así.—le replique sin controlar bien mi tono.
—L-lo siento.—se disculpo apenada y oí sus pasos de retirada.
Se que fui bastante grosero, y lo lamento... Pero esta situación, este sitio, está vida que ahora llevo, simplemente no la soporto. De forma lenta me dispuse a arreglarme, aseo personal básico, luego me vestí y sin más fui al comedor, listo para otro día de mierda.
Al final de la mesa descansaba sobre su silla Karina, con esa sonrisa de superioridad burlona que no se le había borrado desde que me "adoptó", a su lado Akira, viendo la madera de la mesa como si fuese lo más interesante del mundo, distante de mi, alejada del mundo. Ya es normal verla así, desconectada; me senté al lado opuesto de Karina—no hay más sillas. Creo que ama verme así se disgustado—y sin más espere la comida. De forma casi mecanizada llegaron las sirvientas, sin decir nada, sin cometer errores, dejaron la comida en la mesa y de la misma forma organizada que aparecieron se fueron; la comida se ve... Bien, pan tostado, huevos, tocino, fruta, jugo, pero aunque se ve bien—maldición se ve delicioso—siento asco, me odio, aceptar esta comida es volverme sumiso, aceptar la comida es aceptar que Karina ganó, que me tiene en la palma de su mano. Maldición.
Moví mi mano listo para tomar algo de comida—no tengo más opción, tengo hambre—cuando sentí un manotazo contra la misma, alce la mirada rápido y vi a Karina, con la mano alzada, sonriendo de forma victoriosa, por un momento fugaz mi mirada viajo a Akira, agazapada en su asiento, sin mirarnos, sin querer hacerlo... ¿Tiene miedo?.
—Solo se empieza a comer después de decir: "buen provecho".—me replicó fingiendo un tono suave.—Además primero come la persona más importante.—añadió abandonando su tono falso y dejando relucir su egocentrismo.
—Ojalá la comida te ahogue.—dije entre dientes.
—¿Qué dijiste?.—me pregunto con molestia mientras llevaba la comida a su boca.
—Nada, creo que empiezas a oír voces, debería ir con un doctor.—le respondí fingiendo respeto y también comí.
En menos de un segundo el ambiente empeoró, si las miradas mataran, ya estaría bajo tierra gracias a Karina; por su parte Akira comía sin vernos, y yo solo comía con rapidez para poder irme.
—¡Come lento!.—me grito Karina con molestia.
—Como coma es mi problema.—le respondí mientras llevaba otro bocado a mi boca.
—No tienes ni una pizca de modales.—dijo con pesar.—Enserio que tú padre fue un inútil para cuidarte.—añadió con su tono venenoso.
—Al menos él si estuvo ahí.—le respondí a secas guardando me mi veneno. No puedo caer en sus juegos.
—¿Y qué hizo por ti?. Por lo que se nunca estaba en casa, así que empezaste a "trabajar" para que él tuviera que dejar de hacerlo.—soltó con una sonrisa malvada.
—¿Qué?.—solté sin más que decir. ¿Como lo sabe?.
—Dante soy tu madre, se mucho de ti. Casi vas a la cárcel por vender drogas, aunque lograste librarte de ello con una mentira patética pero creíble, también entraste a propiedad privada, entraste a "Lobekarye".—me dijo con una sonrisa creciente.—Yo hice sonar la alarma, yo convoque la reunión, yo te vi por las cámaras. Y decidí dejarte limpió, para que no tuvieras más problemas, deberías agradecerme. Pero en vez de eso, solo te quejas de que no estuve en tu vida, solo hablas del maravilloso padre que no te cuidaba ni vigilaba, él que quería salir y salía a escondidas con la madre de tu novia, el que te dejaba solo casi siempre. Yo no te dejaré solo, yo te cuidare.—me dijo con un tono maternal falso mientras hablaba calumnias de papá.
Sentía la ira creciendo en mi, ahora más que nunca quería gritarle, quitarle esa sonrisa, huir... Ya no se que quiero hacer estoy cansado, yo.
—Perdí el apetito.—mentí y dejé los cubiertos sobre la mesa.
—Pero casi no has comido.—soltó con faltó pesar Karina.
No le dije nada, aún podía ver su sonrisa triunfadora en su rostro, aún se burla de mi. Me puse de pie y me retiré del lugar, de reojo pude ver a Akira, al fin me dedico una mirada, una llena de miedo y pesar, herida; ambos necesitamos salir de aquí, cuanto antes. Con pasos rápidos me fui a mi habitación, mientras que oía unas pequeñas risas de Karina, la dueña de esta cárcel, la mujer que me hará sufrir por el resto de mi vida. Este será mi infierno por el resto de mi vida, es mi infierno.
Me acosté, intente dormir, ignorando el hambre que me estaba dando por solo comer pequeños bocados, ignorando el sentimiento de peligro; pero es imposible, no puedo, debo salir de aquí. Ya no hay clases, quedaron suspendidas por lo que queda de año, así que no es una opción inventar mentiras para irme, debo huir... Tome algo de dinero de mi bolso, saqué un suéter del mismo para ponerme lo, saque mis dos armas que yacían ocultas y las guarde en mi cintura, y aprovechando el momento en el que todo aún comían, huí, salí por el balcón, me colgué del mismo y baje por los pilares; bajar fue fácil, subir será un poco más difícil, pero pensaré en eso luego.
Estaba listo para irme, cuando oí un quejido, uno lleno de dolor... Busque a todos lados con mi vista, pero no hay nadie, vino de adentro, ¿Quién estará sufriendo esta vez?. No, no puedo quedarme a averiguarlo, si me quedo seré el siguiente en sufrir, debo irme, lamento dejar sola a Akira, nadie merece convivir con tal monstruo, pero será solo por hoy, volveré más tarde y si está herida la ayudare a sanar; ambos estamos en este infierno, debemos ayudarnos a salir de el.
[———————]
Recorrí las frías y algo solitarias calles de la ciudad, Karina vive cerca del instituto, bastante cerca a comparación de donde vivía con papá y donde viví con mi tío; deje mis manos dentro de mis bolsillos para encontrar algo de calor, deje que mi mente corriera mientras mi cuerpo andaba. Durante los dos días que me quede con Oliver me sentí cómodo, cálido... En un verdadero hogar, su padre fue a trabajar, su madre me cuido como se supone que una madre cuide a su hijo, y Oliver estuvo conmigo, apoyándome en todo momento por la nueva pérdida, y por un segundo volvimos a ser adolescente normales, parecíamos hermanos de verdad.
Hasta que decidimos llamar a Rachel para contarle todo lo que habíamos descubiertos, nos tomo media hora contarle todo, lloro por unos diez minutos al recordar que uno de esos asesinos "no identificados"—alguno de los que llevaba máscara de zombie, no sabemos cuál de los... No-muertos, fue—mato a Frank, y luego se recuperó, recolectó toda la información de ellos que pudo y no las dio, y ahora quiero verificar algo, ir a la casa de uno de esos asesinos, ir a la antigua casa de Jack Daniel's.
Después de que Jack desapareciera—junto al resto de "aprobados"—hace ya cuatro meses, sus padres decidieron abandonar la ciudad, no soportaban vivir sin su hijo, así que decidieron irse dejando todo atrás, su casa, sus pertenecías; está información vino de Rachel, no sé cómo logro descubrir tanto de la vida de Jack, tal vez le conocía, pero eso no importa; logro encontrar información acerca de los otros asesinos, sus trabajos, sus vidas, sus casas... Detuve mi andar delante de una casa, me deje llevar por todo el camino, y ahora estoy aquí, delante de una casa que parecía parcialmente abandonada, y en el buzón el apellido "Daniel's" yace escrito en cursivas, llegue a su casa.
Con pasos lentos me adentre al porche de la casa, y sin previo aviso force la puerta de la misma—no creo que a nadie le moleste en este punto—entre a la casa y sin mucho cuidado la revise, habían dejado varias de sus pertenencias, pero se llevaron medicamentos, ropas, papeles, solo dejaron atrás la ropa de su hijo, casi todas sus fotos, sus trofeos por sus notas, supongo que quieren olvidarlo, los hiere demasiado recordarlo. Adentro de la habitación de Jack me dediqué a buscar algo, cualquier cosa, una pista, algo que me lleve a descubrir algo... Algo que me ayuda a detener esto, que me distraiga, necesito, solo necesito un suspiro.
—¿Qué haces aquí?.—la voz temerosa logro darme un susto.
De forma rápida volteé y me encontré al "atracador", usando la misma ropa de la última vez, ocultando por completo su identidad... Aunque, creo que el hecho de que esté aquí confirma que es Jack Daniel's.
—Yo debería preguntarte eso, ¿No crees?.—le replique tranquilo.
El chico se encogió de hombros mientras su vista barría toda la habitación, está realmente nervioso, asustado, ¿De mi?.
—¿Co-como encontraste este sitio?.—evadió mi pregunta con otra mientras sonaba más nervioso.
—Investigue un poco, hice mi tarea. Con la información que me diste.—le respondí queriendo sonar tranquilo, pero mi voz salió de forma tajante.
—T-tu... ¿Quieres parar esto?.—me pregunto con un pequeño brillo en sus ojos y un temblor en su voz.
—¿Tu qué crees?. Obviamente quiero pararlo, no quiero que más personas mueran, no quiero ir a más funerales.—le respondí sonando algo irritado.
—Lo siento.—soltó el chico quitándose la capucha.
Su cabello castaño claro se dio a relucir, algo alborotado, sus ojos avellana se notaban más, ojos sin brillo, sin mucha vida y en ese momento se quitó el tapabocas, ¡Mierda!.
Un gran corte relucía en su comisura derecha, unos pocos hilos se esforzaban por cerrar la herida, pero fallaban, sus dientes y el interior de su boca se podían ver gracias a esa herida, y otros hilos un poco más arriba lograban cerrar por completo ese lado de la herida, el corte casi llegaba a su oído; otro corte también decoraba su mejilla y comisura izquierda, pero esta estaba cerrada por completo gracias a hilos, hilos que parecían querer ceder en cualquier momento; arriba de su herida abierta la marca de un beso descansaba, echa con labial verde, en su cuello, mentón y herida cocida igual.
Algo de dolor se pintó en su expresión al ver mi reacción, se que el terror está pintado en mi rostro, pero es imposible ocultarlo... Le hicieron una "sonrisa de payaso" casi perfecta, y es más horrible de lo que imaginaba, algo de sangre y saliva se escapa de la misma, las cocidas se ven hechas de forma toscas, alguno de los puntos tienen hilos corto conectados a nada y se ven horrendos, me siento mal de solo pensarlo, pero... Parece un monstruo, un monstruo hecho para espantar niños.
—Lo hizo Smile.—dijo en forma de susurro Jack y paso su dedo cerca de la herida.— Después de que, me secuestro, dijo que estaba muy apagado, que debía sonreír más.—añadió con permanentes espasmos y un tono asustado.
—¿Smile?.—le pregunté confuso.
—Ely. Así la llama la jefa.—respondió mi duda dejando escapar un suspiro lleno de miedo.
—¿Quién es tu jefa?.—le pregunté reuniendo valor.
—Tu lo sabes, si has investigado, debes tener una idea.—me respondió evadiendo un poco la respuesta.
—La tengo.—le respondí a secas y quedamos en silencio.—¿Como te llama a ti?.—pregunté para romper el silencio.
—Clown Smile.—me respondió de forma distante.
—Vaya, muy ingenioso, ¿No?.—solté para aliviar el ambiente.
—¿Qué haras?.—me pregunto dejando a relucir su miedo.—¿Me entregaras a la policía?.—añadió sintiendo. ¿Alivio?, ¿Miedo?, Es díficil de saber.
—No lo se, no se que has hecho, pero no pareces tan desquiciado como ellos.—le respondí con sinceridad.
—Debo pagar por mis pecados.—soltó de forma herida.
—Ayúdame, eso te hará redimir te.—le ofrecí tranquilo.
—Te-te di esos archivos, ¿No basta?.—me pregunto nervioso.
—Son pruebas, hay varias, pero para hacer caer por completo a "Lobekarye" necesitamos algo contundente, que los haga caer y no volver a pararse.—le respondí con sinceridad.
Ellos pueden librarse de esas pruebas, tienen dinero, tienen los medios... Tienen todo lo necesario para salir limpios de esos problemas sin ser culpados, necesitamos algo contundente.
—Hay... Hay algo que puedes hacer, pero es peligro.—me señaló Jack llamando toda mi atención.
—Soy todo oídos.—le respondí interesado.
—Que vayas a las ruinas, a la ciudad subterránea, verás materiales nucleares, verás a hombre de "Lobekarye" rodando por el sitio, verás y si entras a la planta nuclear abandonada del sitio, verás que está conectada directamente a "Lobekarye"... Verás todo lo que pasa adentro.—me informo sintiendo terror puro.
—¿Como sabes acerca de ese sitio?.—le pregunté a secas.
—Por ahí salgo a diario, para ver la ciudad, para venir a mi casa... Y por ahí salen los asesinos a hacer sus "trabajos".—me respondió con espasmos.
—Entiendo.—solté ideando un plan de forma rápida.—Entraré, grabaré todo lo que vea y esa será mi prueba, una lo suficientemente buena para derrumbar lo todo.—dije después de un rato.
—Es posible, pero peligroso.—me comento algo temeroso.—Yo-yo debo irme ya, no es seguro.—añadió repentinamente.
—Ve.—dije a secas.—No pueden sospechar de ti, de lo que haces.—añadí tranquilo.
—Luego nos veremos.—soltó repleto de dudas y se fue con rapidez.
Me quedé solo, sintiendo lástima por ese chico, sufrió demasiado, él no desea esto... Los otros, ¿Lo habrán deseado?. Dios, esto es realmente horrible. Con pasos lentos me dediqué a salir de la casa, mientras lo hacía saque mi teléfono para llamar a Oliver, debe saber lo que acaba de pasar, debo saber que opina. ¿Estará dispuesto a arriesgar su vida?. ¿Yo lo estoy?. Realmente, ya no lo sé, solo quiero acabar con esto. Acabar con todo de una vez por toda.
[———————]
Fui por algo de comer una vez que deje la antigua casa de Jack, luego caminé otro poco por las calles para despejar mi mente, el atardecer estaba llegando, supongo que ya es hora de volver. Sin muchos ánimos apresure mi paso hasta la casa, entre a la misma por el patio y vi el pilar, esto será difícil; me dispuse a escalar de forma algo lenta por el pilar, subí hasta la cima del mismo, me colgué del borde del balcón y sin mas me impulse, logré subir hasta el pequeño muro del mismo y me arrojé hacia adentro si mucho cuidado, dejándome caer contra el piso.
—Mierda.—solté susurrando al sentir la punzada de dolor en mi espalda.
Aunque este dolor no se compara al que sentiré cuando Karina se entere que no estaba—todo mi ser me grita que me preparé para sufrir—con lentitud me puse de pie y me adentre a mi habitación, pero no me parare aquí, quiero visitar a alguien. Aún de forma lenta y asegurándome de no hacer mucho ruido fui al cuarto de Akira, toque dos veces, silencio, toque de nuevo, aún silencio... Esto es muy raro hasta para ella. Toque una tercera vez, más fuerte, nada.
—¡Akira!.—grité a todo pulmón.
—Am-Dante, ¿Qué pasa?.—pregunto una sirviente que recién llegaba, por su voz puedo decir que es la misma que me llamo en la mañana.
—Akira no responde.—solté de forma obvio.
—Debe estar dormida.—comento restándole importancia.
—¿Desde cuándo no sale de su habitación?.—le pregunté serio y ella alzó sus hombros en señal de desconcierto.
—Después del desayuno fue al cuarto, la ama Karina fue detrás de ella, luego la ama Karina fue al trabajo y la ama Akira no salió más.—me informo tranquila.
—¿Qué?.—mi voz salió carente de emoción.
El quejido de dolor cuando me fui, Karina y Akira entraron a la habitación, Karina salió, Akira nunca salió, algo está mal, jodidamente mal, lo siento en mi interior, algo está terriblemente mal. La sirvienta a mi lado siguió hablando, pero ya no oía nada, pensaba en que estaba pensando, debo hacer algo; retrocedí unos pocos pasos y me lancé con todo mi cuerpo y fuerzas contra la puerta, logré tirarla, caí al piso junto a la puerta y subí la mirada... ¡Mierda!.
El gritó de la sirvienta rompió el silencio tétrico de toda la mansión, en menos de un segundo escuché un montón de pasos, todos corriendo hacia esta habitación, todos deteniéndose abruptamente y ahogando gritos de horror—otras solo lo dejaron salir—yo yacía aún en el piso, acostado boca abajo contra la puerta, con la cabeza y mirada alzada hacia arriba, viendo la escena... La espantosa escena. Esta mierda no puede estar pasando.
De una de la vigas del techo yacía amarrada una soga, una que descansa sobre el cuello de Akira, quien yacía con espuma en su boca, sus ojos mirando al cielo con una expresión genuina de dolor, y pálida, a solo unos pocos pasos más adelante de su cama, y una carta debajo de su cuerpo colgante sin vida.
Akira murió... No. Akira se suicidó. La dejé sola y su solución fue quitarse la vida. ¿Por qué?. ¿Por qué tenías que hacerlo?. Mierda. Mientras que los gritos y sollozos de las sirvientas llenaban el silencio de la mansión, una única lágrima se arrastró por mi mejilla y quemó la misma. Duele. Este es el infierno, y ya se llevó a su primera víctima.
Este es mi infierno, y si no huyo de él pronto o lo detengo, yo seré el siguiente en morir...
Continuará...
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Espero que esté capítulo les haya gustado, estrellita y compartir ayuda mucho; y sin más hasta otra.
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