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16| El Rojo Investiga

"Tony Sullivan: Gran padre. El ejemplo a seguir de todos". Releí por segunda vez el mensaje grabado en esa lápida, de nuevo las lágrimas invadieron mis ojo, sentí un nudo en mi garganta; esto duele, pensar que murió duele tanto, aunque han pasado dos semanas aún duele, él murió y yo no pude hacer nada, no puede ayudarlo... Y tampoco pude ayudar a Dante.

—Ho-hola señor.—saludé la lápida con respeto. Como si enserio hablara con el padre de Dan.—Bueno, siempre odio que le dijera señor, le hacía sentir viejo, ¿Verdad?.

Después de esas palabras solté una risa rota, vacía, y poco a poco mi risa se volvió un sollozo; esto se sienta tan irreal, estar delante de la tumba de Tony... Estar delante de la tumba del padre de mi hermano, estar delante de la tumba de mi otro padre. Joder, joder, duele demasiado.

—Lo siento.—le solté mientras intentaba parar mi sollozo.—Lo siento Tony, no hice nada... No pude ayudar a Dan a terminar con esto, no puedo ayudar a Dante a volver, Dios, soy un jodido inútil.—solté con frustración mientras mi llanto aumentaba.

¿A quién le estoy hablando?. Estoy chillando como un crío delante de la tumba del padre mi mejor amigo, no debería estar aquí, debería estar con él, debería estar ayudando, debería ser útil, no debería estar aquí arrepintiendo me de todo, pero, ¿Cómo se supone que ayude?... ¿Qué hago?.

—Lo lamento Tony. Te dejaré descansar.—me despedí mientras secaba mis lágrimas.

Me aparte de la tumba con decisión y voltee hacia atrás, ahí estaba Rachel, con una expresión bastante afligida viéndome.

—Oliver, ¿Estás bien?.—me pregunto con preocupación.

—No, aún me cuesta aceptarlo. Aún duele.—le respondí con sinceridad.

—Tranquilo.—me pidió sin saber que más decir y me abrazo.

—Lo intentaré.—le respondí sin más que decir y acepte el abrazo.

Con pasos lentos ambos nos alejamos de la tumba, en nuestro recorrido nos fijamos en otra tumba, la de Frank, una gran arreglo de flores la decoraba. Dos conocidos han muerto en menos de dos meses, ambos asesinados por dementes enmascarados; ¿Qué le pasó a este sitio?... ¿Qué maldición trajo "Lobekarye" consigo?.

—Y-yo. Quiero hablar con él.—me señaló Rachel con cierta tristeza.

—Tranquila, esperaré aquí.—le respondí de forma tranquila... Ya le hable a una tumba hoy.

Con pasos lentos Rachel se acercó a la tumba, se agachó sobre la misma, y sin más empezó a hablarle, yo decidí respetar su privacidad y retrocedí unos pocos pasos. Este sitio, evitando el hecho de que es un cementerio, es realmente hermoso, pequeños árboles decorando el hermoso pasto verde, bastantes rosas, senderos para ir de aquí para allá, estás tumbas estropean su hermosura; de nuevo mi vista viajo del cielo azul hasta las lápidas, tantos muertos... Tantos "nuevos" muertos, que jodida situación más irreal, mi ciudad se está convirtiendo en el patio de juego de un montón de asesinos, y todo desde que llegó "Lobekarye".

Por culpa de "Lobekarye", Frank murió, inocentes murieron, Tony murió, y Dante... Esto ya se volvió personal, voy a descubrir quien es el responsable, voy a ser útil. Ya es hora de retomar nuestra investigación. Aunque sea sin Dante.

Una solitaria lágrima rodó por mi mejilla izquierda, tras ella pude sentir un pequeño ardor; ya basta. Seque esa única lágrima con decisión y entonces vi a Rachel, había terminado, ahora se acercaba a mi con un rostro afligido y ojos cristalinos.

—A-acabe.—dejo escapar como susurro de sus tembloroso labios.

Dios... Duele. Tome a la chica de uno de sus brazos y sin más la junte a mi para abrazarla, ella no se negó, se dejó llevar, y mientras se refugiaba en mis brazos escuché su sollozo, como el de una pequeña niña que extraña a su familia. Después de unos pocos minutos ella se apartó, seco sus lágrimas, me vio aún con ojos cristalinos, y relajo su respiración para volver a la normalidad.

—Gracias.—dijo esforzándose por ocultar su tristeza.

—Somos amigos.—le respondí brindándole una pequeña sonrisa.

—Ahora, ¿Adónde vamos?.—me pregunto aún recomponiendo se.

—Puedes ir a casa Rachel.—le ofrecí con calma y ella me vio confundida.—Yo... Iré a hacer algo.—añadí de forma vaga.

—No. No dejaré que hagas una estupidez.—me replique con rapidez.

—No voy a suicidarme Rachel.—solté un poco divertido.

—¡Oliver!.—replicó de nuevo con molestia por mi actitud.

—Ya ya. Iré a investigar.—le respondí con sinceridad.

—¿Investigar?.—me pregunto incrédula.

—Debo... Debo hacerlo, descubrir algo, ser útil, por Dan.—le respondí decidido.

—Entonces iré contigo.—me ofreció después de un rato.—Yo también quiero ayudar. Dante avanzo mucho, hizo avanzar al caso, nosotros también podemos hacerlo.—añadió con una leve esperanza.

—Bien.—solté dándome por vencidos.

—¿Adónde iremos?.—me pregunto con interés.

—Quiero revisar un sitio, volver sobre mis pasos.—le respondí de forma vaga.

—¿Dónde?.—repitió más curiosa.

—Al sitio donde comenzó todo.—le respondí con un tono algo oscuro.

Rachel me vio con una mirada confusa, y luego de unos pocos segundos entendió por completo el mensaje; su expresión paso de confusión a miedo y dolor en solo momentos.

—¿I-iremos ahí?.—me pregunto algo temerosa.

—Si, iremos... Si quieres.—dije decidido. Y luego le di la oportunidad de declinar.

—N-no, vamos.-—me dijo decidida pero con una pequeña pizca de miedo.

Entonces está decidido, iremos a la casa que está más allá del bosque, a la vieja casa abandonada. Donde esto empezó para nosotros.

                      [———————]

Después de un viaje en autobús incómodo y algo largo llegamos al centro de la ciudad, y después de una hora de caminata habíamos llegado al bosque, más allá de el podía ver la vieja casa abandonada, vuelvo a estar aquí; está vez no estoy con Dan, estoy con Rachel… Esto es tan raro. Con pasos lentos guíe a Rachel hasta la casa, y ella veía a todos lados con algo de miedo, no estuvo aquí, pero aún así debe ser terrible, pensar que aquí murió Frank.

—¿Es aquí?.—me pregunto viendo la gran y descuidada casa.

—Si.—le dije a secas.

—¿Co-como es que venían aquí a fiestas?. Este sitio es horrible.—replicó con una mezcla de asco y miedo.

—Con alcohol en las venas cualquier cosa es hermosa.—le dije de forma filosófica y una sonrisa.

Rachel soltó una risa, y por los pocos segundos que lo hizo toda su tristeza la abandonó; ahora que lo noto, tiene una risa bastante hermosa, pero apenas la felicidad pasajera la abandonó recuperó su expresión de tristeza y horror. Con pasos lentos me acerque hasta la puerta, o mejor dicho, lo que habían dejado de ella, de la gran puerta de madera descuidada solo quedaban pequeños trozos, y en los mismos descansaban agujeros de bala, así que así fue destruida; ahora lo que nos impedía el paso al interior de la casa era la cinta policíaca, un solo paso adentro y ya estaríamos rompiendo la ley.

—¿Segura de esto?.—le pregunté con seriedad. Después de aquí no hay retorno.

—S-si.—respondió decida.

La verdad, este sitio se ve mucho peor que antes gracias a la puerta faltante. Sin más aparte con delicadeza la cinta policial y me adentre a la casa, luego de darle un vistazo rápido para asegurarme que no había nadie Rachel entro; yo solo me quedé cerca de la entrada, ella se quedó delante de la misma, viendo todo, y en su rostro pude ver el horror y asco; se que nadie viene a este sitio… Pero, ¿Debían dejarlo así?.

—¿Qu-qué mierda es todo esto?.—chillo asqueada y horrorizada.

—La masacre.—la palabra se escapó de forma solitaria de mis labios. No hay otra palabra para referirse a esto.

En las paredes de la vieja casa yacían todos los agujeros de balas, y acompañando a estas la sangre pintaba la madera, parecía que el esfuerzo por deshacerse de las marcas de sangre había sido nulo; en el piso yacían dibujadas las siluetas de los cadáveres que alguna vez estuvieron ahí, la verdad, es aterrador, casi todo el piso está cubierto por esas siluetas, se siente como si aún estuvieran aquí. Con pasos lentos me acerque hasta una de las ensangrentadas paredes, en el camino había esquivado cada una de las siluetas, deje que mi mano descansará sobre la ahora roja pared, la madera se siente un poco húmeda. Ni siquiera se molestaron en quitar un poco de sangre, entonces, los investigadores solo vinieron, marcaron el lugar de muerte de cada uno, investigaron un poco, y se llevaron los cadáveres, dejaron el sitio casi igual como lo encontraron, dejaron todo rastro de la masacre.

—Oliver.—me llamo en forma de susurro la chica.

—Solo esperaba. Que el sitio estuviera un poco mejor.—solté sin más y aparte mi mano.

—Aquí no parece aver absolutamente nada.—me señaló con algo de nerviosismo.

—Si, lo único que hay aquí es un desastre.—concorde con ella solo para ir hasta su lado.—Revisemos la cocina y los baños de este piso, luego vayamos al segundo piso.—ofrecí tranquilo.

—Bien.—soltó como susurro.

Sin más ambos nos dirigimos a ambos sitio, en el baño no había nada interesante, lo único que encontramos fue una escena asquerosa que es mejor no recordar… Una limpiada a ese sitio no le hacía mal a nadie. Por su parte en la cocina solo habían restos de comida dañada, botellas vacías en la basura y lavaplatos, y bastante suciedad por todos lados, podía jurar que mis pies se habían quedado pegados al piso.

Definitivamente en el primero piso no había nada útil, así que sin más ambos subimos al segundo piso, y en el, el rechinar de la madera nos dios una cálida bienvenida. Con nervios gracias al repentino ruido me dispuse a investigar junto a Rachel los cuartos—lo único que había en el segundo piso—; me adentre a la oscura habitación y con mi mano empecé a buscar el encendedor, detrás de mí entro Rachel, apenas sus pasos invadieron el cuarto escuché un claro "Splash", como cuando se explota un globo con agua, y después del ruido logré encender la luz.

—¿Qué rayos pi?.—replicaba con molestia la chica, hasta que un gritó de repugnancia que escapó de sus propios labios la interrumpió.

—¿Qué-qué pasa?.—solté como gritó gracias a la sorpresa.

—¡Que asco!.—chillo asqueada.

—¿Qu-qué, pisas te una cucaracha?.—le pregunté queriendo ser divertido, pero mi nerviosismo por el gritó me traicionó.

—¿Por qué no lo miras tú?.—me gritó irritada y asqueada.

Mi mirada viajo por si sola hasta sus pies, y el izquierdo estaba rodeado por un líquido blanco que parecía pegajoso... ¡No me jodas!. En ese momento reuní toda mis fuerzas para ocultar mi risa, aunque la verdad, no fue para nada útil, terminé soltando una única carcajada.

—¿Enserio te parece gracioso?.—me replicó bastante molesta y avergonzada.

—Lo-lo siento.—le respondí intentando calmar mi parte cómica.

—¡Idiota!.—me gritó irritada.

—Ya, ya, yo no esperaba que encontramos un condón usado, no es mi culpa.—me defendí con una sonrisa de lado. Si me vuelvo a reír me mata.

—Que puto asco.—soltó con repugnancia.—Tendré que quemar estos zapatos.

—Ya tranquila, con una lavada estarán como nuevos.—le señale un poco más tranquilo.

—¿Se supone que vuelva a la ciudad con mis zapatos llenos de semen?.—replico con molestia.

Se que no debería divertirme, debería darme mucho asco. ¡Pero esto me da tanta risa!. Si, es asqueroso, pero aún así es divertido, Dan de seguro lo encontraría divertido... Dan. Sin decir nada me dispuse a revisar mi mochila, de la misma saque una pequeña botella de agua y luego vi a Rachel.

—Muéstrame lo, con agua debería poder quitar la mayoría.—le señale serio.

Sin rechistar la chica se apoyó contra la pared y levantó su pierna, yo retrocedí solo un poco para ver bien la suela de su zapato, enserio que se llenó, de nuevo estaba usando todas mis fuerzas para reprimir la risa, al menos está vez lo logré. Deje caer el agua sobre su suela, y con ayuda de un pequeño pedazo de tela suelta de la cama logré limpiar su suela, espera... ¿Qué es eso que sobresale?. Guiado por mi curiosidad tome aquello que sobre salía de su zapato con la tela, pero al menos ya su zapato estaba limpio.

—¿Qué haces?.—me pregunto confusa mientras se reincorpora.

Sin decirle nada saque aquel pequeño objeto de la tela y lo vi... Debe ser un broma.

—¿E-eso es?.—me pregunto con nerviosismo.

—Un casquillo de bala.—respondí su pregunta como si estuviera en modo automático.

No había pruebas dentro de la casa… Apesar de todos los disparos que oímos ese día no había pruebas, ni un simple casquillo; pero, Rachel piso ese condón usado, y poco después, mágicamente un casquillo apareció en su suela, ellos. No, no puede ser, o tal vez.

—Oliver… ¿Qué pasa?.—me pregunto preocupada al verme congelado.

Sin decirle nada me dispuse a buscar algo en esa misma habitación, y lo encontré, cerca de la cama había otro condón, deje que mi pie cayera sobre el mismo, y de nuevo ese "Splash" lleno el silencio de la habitación; escuché un pequeño gritó lleno de asco de parte de Rachel, pero eso no importa, me arrodille para ver bien, y dejé que el agua cayera sobre el esperma que ahora cubría el piso, tengo razón, ahora tiene sentido. Con el pequeño pedazo de tela me dispuse a recoger los tres casquillos que habían quedado al descubierto, luego sin más me puse de pie y me acerqué a la asqueada Rachel para mostrarle lo casquillos.

—¿Qu-qué?.—soltó bastante confundida.

—Estos tres estaban en el que acabo de pisar.—le señale algo asqueado. Ahora entiendo el sentimiento.

—Así que... ¿Los casquillos estaban ocultos en los condones usados?.—me pregunto con genuina curiosidad y asco.

—Si. Ese día escuchamos disparos, pero los oficiales no encontraron casquillos, no encontraron nada. Esos dementes ocultaron los casquillos ahí.—le respondí un poco asqueado mientras rascaba mi nuca.

—Y los oficiales no revisaron los condones.—soltó como si fuese sido iluminada.

—Una persona cuerda no revisaría un condón usado.—comenté de forma divertida.

—Dios. Esos infelices fueron listos.—soltó de forma reacia.

—Pero ahora tenemos algo en su contra.—le comenté con una sonrisa mientras enseñaba los casquillos.

—¿Cuando llevaremos las pistas?.—me pregunto con interés.

—En un rato, veamos si encontramos algo más.—sugerí tranquilo y ella acepto.

Ambos nos dispusimos a revisar cada una de las habitaciones, no había más que unos cuantos condones usados, manchas de sangre seca y siluetas dibujadas, todas las habitaciones están en igual estado que la primera que revisamos. Al adentrarnos a la última habitación un horrible olor putrefacto nos golpeó, pude ver como Rachel aguanto el vomitó y como un quejido escapó de sus labios, yo solo lleve mi mano a mi nariz para tapar la, definitivamente hay algo aquí.

La chica no acepto la idea de entrar a la habitación, así que empecé a revisarla solo, no hay nada fuera de lo común, nada excepto ese asqueroso aroma, joder, huele igual que… Huele igual que el cadáver que encontré en esa habitación. Deje de tapar mi nariz y dejé que el olor invadiera mis fosas nasales, y en ese mismo momento mi cuerpo me envió un reclamo, sentí como la bilis subía por mi garganta, Dios, voy a vomitar. Soportando las náuseas y peleando contra mi propio cuerpo que me reclamaba por esta decisión busque el origen del olor, tras unos pocos pasos terminé delante del clóset, y con algo de temor lo abrí con rapidez, está vacío, pero aún puedo oler eso, sale de este sitio. ¿Qué carajos?. El olor sale de aquí, pero aquí no hay nada.

Con curiosidad me acerque hasta el fondo del clóset y le di un pequeño golpe, está hueco, la pared está hueca, ¿Por qué?. El olor sale de aquí, retrocedí unos pocos pasos y sin más patee la pared con todas mis fuerzas, nada, una vez más, tras dar la segunda patada mi pie paso al otro lado de la pared, y en ese momento el olor se filtró aún con más fuerza.

—¡Carajo!.—grite a todo pulmón cuando saque el pie del agujero.

—¿Qué pasó?.—me gritó Rachel al ponerse a mi lado.—¡Dios!.—chillo y se inclinó para vomitar.

Los quejidos se escaparon de sus labios, pero no vomitó, yo solo me quedé descansando sobre mi trasero en el piso mientras aguantaba el vomitó, Dios, Dios, que puto asco, no solo el olor, lo que hay adentro. Carajo. De forma lenta alce mi vista para ver por el agujero de la pared, y ahí yacía la máscara de "zombie" que usaban esos maníacos, junto a algo que parece un cuerpo. Esto no puede estar pasando.

—S-si policía. Encontramos un cadáver en la casa abandonada después del pequeño bosque.—informo através de su teléfono Rachel.

¿En qué momento tomó su teléfono y llamo?. No tengo idea, pero es necesario, ¿Por qué carajos hay un cadáver del otro lado de la pared?. ¿No era una pared?, Era un fondo falso, igual. ¿Qué carajos hace eso ahí?... ¿Qué hacer esa máscara ahí?.

                   [———————]

—Y todo eso pasó. Poco tiempo después de la llamada llegaron los oficiales, ese que dijiste que se apellida Mason estaba con un pequeño grupo; nos reprendió a Rachel y a mi por allanamiento, pero se veía realmente feliz de encontrar pistas, así que nos dijo que tendríamos que hacer 24 horas de servicio comunitario, obviamente papá se molestó un poco, y la madre de Rachel se veía escandalizada, pero todo salió bien… Estoy casi seguro de que te fueras reído mucho por lo del condón, tal vez siendo tu no fueras llamado a la policía, pero, todo salió bien, todo salió bien Dan.—terminé de relatar sin la suficiente determinación para ver a mi amigo.—Dante, lo lamento tanto.—añadí con tono ausente.

Y en ese momento me digne a alzar mi vista, no la había alzado desde que llegué, no había tenido el valor de ver a mi querido amigo mientras le contaba lo que había pasado hoy. Ahí yace Dan, inerte cual estatua, con su mirada perdida hacia la nada, de no ser por el subir y bajar de su pecho mientras respira pensaría que está muerto; en ese momento mi mirada viajo a su hombro vendado, el vendaje terminaba unos centímetros más arriba de su codo, la hoz le había desgarrado la piel, cuando él… Cuando él asesino al Minotauro este dejo que su hoz se arrastrará por toda la piel de su hombro, la herida fue bastante terrible, pero al menos sus nervios se salvaron. Por muy poco.

Me duele ver a Dan así, no reacciona, podría clavarle un cuchillo en su pie e igual no reaccionará, no lo ha hecho en dos semanas completa, ni siquiera se mueve para comer o hacer sus necesidades, todo eso está siendo monitorizado por las enfermeras, intravenosas y sondas; los doctores dicen que el shock de lo ocurrido lo dejo en este estado, y no saben si será capaz de salir de él…

Dante está perdido, no reacciona, parece estar muerto… Pero se ve en paz, por primera vez desde que esto ocurrió se ve en paz, yo no sé que sea mejor para él, despertar para seguir sufriendo, o quedarse así para siempre, carajo. ¿Por qué no soy capaz de ayudarlo?.

—Dante.—lo llamo aún sabiendo que no me oye.—Lo lamento, no hice nada, no pude hacer nada, no pude ayudar, lo lamento Dante.—solté disculpas mientras sentía como las lágrimas se acumulaban en mis ojos.—No mueras Dan, despierta, por favor despierta, yo logré encontrar pistas, estamos más cerca. Dan, despierta, ayúdame a terminar con esto… Dan, por favor, despierta.—le pedí mientras me sentía asqueado de mi mismo.

Le pido que despierte sin saber que quiere, soy tan egoísta.

Abrí mi boca listo para dejar salir más lastimeros pedidos, pero quedé silenciado por un tararear que provino de afuera, parece ser la voz de una mujer, tararea hermoso… ¿Quién será?. ¿Será una cantante reconocida?. En ese momento pude ver algo que me congelo… Los dedos de Dante se movían, un movimiento leve, apenas una mínima flexión de dedo, pero seguí en estado de shock; pocos momentos después Dan logro cerrar por completo su puño, luego mueve sus brazos, y de un solo impulso veo como logra incorporarse en la camilla, pasa de estar recostado contra la camilla y pared a estar sentado y erguido.

Mi mirada viajo con rapidez a su rostro, en ese momento pude notar lo pocos vellos faciales de su cara, pero él no me ve a mi, ve a la puerta, la analiza... No. Esta analizando el tarareo, su rostro se ve extraño, gracias a su "barba", su expresión pensante, y sus ojos nervioso que viajan a todos lados, su rostro parece el de un demente que ve como su peor pesadilla se hace realidad.

—¿Dante?.—me atrevo a llamarlo con preocupación.

—¿Mamá?.—suelta él como susurro de forma automática.

¿Mamá?... ¿El acaba de llamar a esa persona que jamás conoció?. ¿Por qué?. ¿Acaso ese tarareo... Es de la madre de Dante?...

Continuará...

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Hasta aquí el capítulo, estrellita y compartir ayuda muchooo, y sin más hasta otra amigos.

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