08| Investigar
Dios, cuanto necesitaba esto. Con pereza estire mi cuerpo sin ganas de salir de la cama, hoy sería un día perfecto para flojear... Eso fue lo que recetó el doctor; tome mi teléfono para ver la hora, pero grata fue mi sorpresa al ver 40 mensaje... ¡40 mensajes!. Sin más me dispuse a revisar, 20 mensajes eran de Cam, iban desde pregunta de cómo estaba hasta preguntas de dónde estaba, parecía aterrada por mi; 18 mensajes eran de Akira, todos sus mensajes eran parecidos a los de Cam; y los otros dos mensajes eran de Oliver, uno preguntaba como estaba, y el otro decía que le alegraba que estuviera bien, mi padre debió avisarle.
Le escribí un mensaje a Cam, simplemente le dije que estaba bien y que lo estaría, esto no es algo de lo que me gustaría hablar; otro mensaje casi igual para Akira y estaba listo, lo más seguro es que el lunes me hagan un montón de preguntas, les contaré todo el lunes. Ahora si podía ver la hora, son las 11am... Dormí toda la mañana. Ya es suficiente, aún con pereza me puse de pie, fui al baño a asear me y luego fui a la sala, listo para afrontar este día. En la sala pude ver a mi padre, vestía un simple pantalón corto negro y una camisa sin mangas blanca, es la primera vez en mucho tiempo que lo veo despierto y tan relajado.
—¿Así que ya despertaste?.—me pregunto mi padre con una sonrisa.
—Si, ya estoy mejor.—le respondí aún con pereza y me senté a su lado en el sillón.
—Bien, aún queda pizza de anoche, ¿La quieres?.—me pregunto mientras se estiraba.
—Sabes la respuesta a eso papá.—le dije sonriente.
Mi padre solo soltó una sonora risa y fue por la pizza, me sirvió un poco de jugo y me lo entregó; deje el jugo en la mesa y me dispuse a comer mientras mi padre le subía volumen a la televisión, dejo puesto un programa de competencias atléticas, los concursantes debían poner a prueba sus capacidades físicas y atravesar una pista llena de obstáculos, este siempre fue nuestro programa favorito... La última vez que ambos vimos televisión juntos de esta manera fue hace mucho tiempo; esto se siente nostálgico. Sentí como una pequeña lágrima se deslizaba por mi mejilla, ¿De nuevo?. Pero esta vez no es una lágrima de tristeza.
—Yo también estoy feliz.—soltó mi padre repentinamente y me abrazo.—Esto era lo que me hacía falta.—añadió sonriendo.
—Yo también necesitaba esto.—susurré y lo abrace más fuerte.
Terminé de devorar la comida y permanecí junto a mi padre viendo televisión, este momento tan normal será algo que apreciaré por el resto de mi vida, era lo que realmente necesitaba. Pasó una hora completa en la que permanecí en mi burbuja, ajeno al resto del mundo, solo pasando tiempo de caridad con mi padre; y ese momento fue interrumpido por un golpeteo en la puerta, ¿Quién llamará?.
—Ya voy.—solté con pereza y mi padre asintió.
Sin más abrí la puerta, y del otro lado estaba... ¿Cam?. ¿Qué hace aquí?. Repentinamente la chica se abalanzó sobre mi y me besó, deshizo el beso con rapidez y palpó mis mejillas y mi pecho, asegurándose de que fuera real. Enserio, ¿Qué le pasa?. Es como si esperase verme muerto.
—¡Si, estás bien!.—exclamó con emoción Cam y volvió a besarme.
¿Pero qué demonios?. ¿Enserio creían qué iba a morir?. ¿Nunca antes habían visto a alguien desmayarse?.
—Da-Dan estás bien, ¿Cierto?.—me pregunto con preocupación al verme en silencio.
—Si, si estoy bien.—le aclare tranquilo.
—¿Qu-qué te ocurrió?. Gritaste, corriste y luego perdiste el conocimiento.—me pregunto con preocupación.
—Vamos adentro, no me gusta hablar de mis problemas afuera.—le señale algo intranquilo.
Cam se adentro a mi casa, con mi mirada busque a mi padre; se había ido, a su cuarto tal vez, la privacidad no está demás. Sin más fui con Cam hasta el sillón y me senté con ella.
—¿Entonces?.—más que una pregunta sonó como una replica.
—Fue sobreesfuerzo.—le dije con sinceridad.—No había comido bien, ni dormí bien, el estrés de las clases; simplemente fue una combinación de todo y termine por colapsar.—le explique tranquilo.
—¿Entonces por qué gritaste?.—de nuevo parecía más un regaño que una pregunta.
—Migrañas, las tengo desde hace un tiempo... No pude soportarlas.—le mentí con seguridad. No sería bueno decir lo de las visiones.
—¿Esperas qué me crea eso?.—me replicó algo molesta.—Gritaste como si te estuviesen matando, ¿Por qué gritaste?.—repitió de forma seria.
—Enserio Cam, solo fue una migraña.—le dije con toda la sinceridad que pude fingir. ¿Por qué justo ahora debe pasar esto?.
—Desde el día que Frank fue asesinado estás raro, ¿Qué ocultas Dan?.—me pregunto con desánimo.
—N-no oculto nada Cam, es solo tú imaginación.—le respondí mientras sentía la presión.
—No confías en mí, Dan.—soltó con un tono herido.—Definitivamente algo te pasa... ¿No confías en mí?. ¿No merezco saberlo?.—me pregunto repleta de tristeza.
—No me pasa nada Cam, enserio.—le mentí una vez más y tome sus manos. Ella merece saberlo. Pero saberlo la pondrían en peligro... No puedo ponerla en peligro.
—¿Sabes?. Aunque nunca te lo dije, te conozco tan bien que hasta se cuando mientes, por algo... Por algo éramos mejores amigos.—me dijo triste y deshizo mi agarre.
—¿Cam?.—la llame fuera de mí mismo. ¿Éramos?. ¿Qué somos ahora?.
—Adiós Dante... Espero que algún día puedas confiar en mí.—se despidió con rapidez y sin más salió corriendo... Puedo jurar que la escuché llorar. ¿Qué hago ahora?.
—¡Dante!.—me llamo mi padre desde el patio trasero.
Vi por donde se fue Cam. Ya no está a la vista, huyo de mi. ¿Qué se supone que haga?. Si le cuento la puedo poner en peligro, querrá estar conmigo y ayudarme, querrá arriesgar su vida por mi, y si no lo hago, me odiara por siempre... No puedo vivir sabiendo eso, no puedo vivir sin Cam cerca de mi. Maldición, ¿Mi vida no puede ser normal?. Con pasos lentos fui al patio trasero, mi padre yacía en el medio de este, y al verme su gesto se torció un poco.
—¿Problemas?.—me pregunto refiriéndose a Cam.
—Lo arreglaré—le respondí a secas y el me vio con una sonrisa de lado.
—Bien, quería hablarte de algo. Llame a Jon, se que tienes un arma.—soltó repentinamente.
—¿Qué-qué?.—solté sorprendido. Era imposible que tras eso pudiera fingir que no sabía nada.
—Si, también me dijo que Oliver fue a buscar un arma ayer. Les dio esas armas para que se cuiden.—me informo mi papá de forma tranquila.—¿Dónde la escondes?.
—Y-yo. Esta en mi cuarto, bien escondida.—le respondí con sinceridad.
—Precavido, ni a mí me dices donde está, bien. Ve a buscarla, y ponte un pantalón, iré a cambiarme.—me dijo más tranquilo.
—¿Qué?.—solté aún más confundido, ahora es más raro.
—Iremos al campo de tiró, quiero que ambos aprendan a usar sus armas.—me dijo restándole importancia y fue a cambiarse.
—¿Qué?.—grité en shock.
[———————]
Después de un viaje en auto rápido a casa de Oliver estábamos listos, y ahora íbamos a un sitio que solo había visto a la lejanía, el campo de tiró a las afuera de la ciudad... No creí que mi padre aceptaría que tuviéramos armas con tanta facilidad, y ahora nos dice que nos llevará a practicar, así de jodido está todo.
—Llegamos.—nos informo.
Delante de nosotros descansaba un gran local de armas, mi padre aparco el auto en el estacionamiento y sin más nos adentramos al local; el dueño; un hombre de piel bronceada, alto, algo gordo, llevando lentes oscuros, gorra, una simple camisa a cuadros y pantalones de mezclilla, descansaba detrás de la barra donde se exhibían las armas de fuego y blancas. Al vernos se bajó un poco los lentes y nos vio por encima de estos, luego vio a mi padre, y una gran sonrisa se dibujo en su rostro.
—Tony.—lo llamo el hombre con entusiasmo.
—Ha pasado mucho tiempo, ¿No?. Rick.—le saludo mi padre sonriente.
—Unos 15 años.—le recordó sonriente el tal Tony.—Un momento... Entonces ¿Ese es el pequeño Dante?.—le pregunto a mi padre mientras me señalaba... ¿Este tipo me conoce?.
—Así es.—le señaló mi padre y me tomo por los hombros.—Este es mi hijo Dante.
—Vaya niño, has crecido demasiado.—me dijo sonriente mientras me veía.—La última vez que te vi tenías solo dos años, ¿Cuantos años tienes ahora?.—me pregunto sonriente y animado.
—Tengo diecisiete años.—le respondí sin apartar la vista de él... De cierta forma siento como si hablase con un familiar.
—Vaya, ya eres un hombre, ya no eres el pequeño Dante.—me dijo con burla.—No debes recordarme en lo absoluto, yo soy Rick, aunque puedes llamarme tío Rick.—señaló aún sonriente contagiando me esa sonrisa.
Escuche un quejido proveniente de Rick, y sin más salió de detrás del mostrador y fue a abrazar a mi padre; luego me abrazo a mi... He sentido este cálido abrazo antes, es reconfortante, mi cuerpo acepto ese abrazo con algo de fuerza, sin esperar órdenes de mi mente. Rick solo sonrió y luego vio a Oliver.
—¿Y este quién es?. Tony.—le pregunto a mi padre con una ceja alzada.
—Es Oliver, el mejor amigo de Dan.—le respondió mi padre tranquilo.
—Si es amigo de mi sobrino también es mi amigo.—soltó Rick y también abrazo a Oliver, quien solo soltó una risa y correspondió.
Este puede ser uno de los momentos más extraño de mi vida, pero sin duda lo apreciaré, mi familia acaba de crecer.
—Entonces, ¿Viniste solo para mostrarme a mi sobrino y su amigo?.—pregunto un sonriente Rick. Aunque su tono parecía serio.
—Me gustaría que fuese así, pero sabes lo jodido que está todo.—señaló mi padre y la sonrisa de Rick se esfumó.—Jon le dio armas a los dos, y quiero que sean capaces de defenderse.—señaló con seriedad mi padre.
—¿Quieres qué les consiga permisos para portar armas y que los dejé practicar su puntería?.—pregunto Rick son seriedad.
—Eso es lo que quiero.—soltó mi padre igual de serio.
—Es posible, aunque lo primero se tardará, deberé hacer unas llamadas.—señaló Rick.
—Bien, chicos vayan al campo de tiró, está por allá.—nos dijo mi padre y señaló una puerta.
Oliver y yo recibimos la orden fuerte y claro, sin más fuimos por donde nos indico y llegamos a una sala para practicar el tiró al blanco, delante de la barra que nos separaba del campo estaban los blancos, algunos sencillos, simple recuadros con una diana negra pintada, y los otros tenían forma humana; en toda ley es un campo de tiró. Saque mi arma de la parte trasera de mi cintura y la dejé sobre la barra, Oliver hizo lo mismo y ambos nos quedamos viendo a los blancos.
—Entonces, ¿Tío Rick?.—me dijo con algo de burla.
—No tengo idea de quien es. Pero siento como si lo conociera desde hace mucho.—le respondí con sinceridad.
—Nos hará permiso para llevar armas.—señaló Oliver.
—Si, y aprenderemos a usarlas.—añadí serio.
—Eso solo nos recuerda lo jodido que está todo.—señaló con algo de pesimismo.—Dante, ¿Qué ocurrió ayer?.—me pregunto algo preocupado.
—Una visión... Y el resto supongo que mi padre te lo contó.—le respondí a secas.
—Sobreesfuerzo, tu cuerpo colapso porque ni siquiera dormiste bien ni comiste bien.—me dijo Oliver con cierta preocupación.—Pero nunca antes habías sufrido tanto dolor con una visión, ¿Qué viste?.—me pregunto más preocupados.
En ese momento recordé esa visión, esa sensación tan asquerosa... Todo mi cuerpo recibió un escalofrío, pude sentir como mi rostro se torció para mostrar una mueca de asco, fue horrible.
—Te lo contaré luego.—le respondí adolorido y asqueado. Con solo recordarlo me siento así.
—Así que, ¿Tan horrible fue?.—me pregunto y solo asentí.
—Oliver... No podemos esperar más. Ya es hora, debemos empezar a investigar a la Compañía "Lobekarye".—solté de forma repentinamente. Pero realmente, ya es hora.
—Lo se. Si ellos son los culpables ya no podemos perder más tiempo.—señaló con seriedad.
—Bien, debemos empezar hoy. Inventemos algo para poder ir a la biblioteca a investigar.—le informe serio.
—Bien.—soltó a secas y permanecimos en silencio. Es hora de buscar respuestas.
[———————]
Después de una hora y media practicando ya le había agarrado el truco, Rick dice que que tengo una puntería espectacular, solo debo mejor la velocidad con la que me muevo mientras apunto y resistir más el retroceso; por su parte Oliver es todo lo contrario, se mueve con rapidez con el arma en sus manos, recarga rápido, aguanta el retroceso, pero su puntería es, muy mala. Ya era hora de irnos y volver a casa, todos nos despedimos de Rick, quien sonrió con cierta tristeza al vernos partir... Aunque igual pronto volveríamos, debíamos practicar más; al llegar de nuevo al centro de la ciudad ya era algo tarde, dentro de un par de horas el sol caería y el día acabaría. Debemos irnos ya para poder investigar.
—Señor Tony, ¿Puede dejarnos por aquí?.—pregunto Oliver.
—Sabes que puedes decirme solo Tony, Oliver. ¿Por qué los dejaría en el centro?.—le pregunto mi padre con seriedad.
—Debemos ir a la biblioteca a investigar unas cosas para la tarea.—le mintió Oliver a la perfección. Somos muy bueno en eso.
—¿Sobre que tema?.—pregunto mi padre con más seriedad.
Oliver se levanto un poco y saco una pequeña libreta de su bolsillo trasero, y sin más empezó a recitar los temas a investigar. Si nos pidieron investigar eso, pero fue a inicio de mes, ya lo hicimos. Mi padre solo emitió un pequeño ruido como un quejido y asintió.
—Bien, vayan a la biblioteca. Pero vuelvan temprano, ¿Okey?.—nos pregunto y ambos asentimos.
Mi padre detuvo el auto delante de la biblioteca y se despidió de ambos, su tono denotaba algo de preocupación. Pero es algo que debemos hacer, lo siento papá. Ambos nos bajamos y con rapidez nos adentramos a la biblioteca, ignorando por completo los libros fuimos directo a las computadoras y nos dispusimos a buscar toda la información posible de la Compañía "Lobekarye".
Cerca de una hora y media después ambos nos tomamos un descanso, era hora de comparar notas y ver que descubrimos.
—¿Entonces?.—soltó Oliver con curiosidad.
—La Compañía "Lobekarye", fundada hace unos 20 años, salió a verdadero flote 3 años después. Sus fundadores son, un hombre llamado Henry Jones y una mujer llamada Karina James... Parecen personas normales, nada del otro mundo.—le informe tranquilo. Pero la verdad, las imágenes de esa mujer me ponen intranquilo.
—Bien, según lo que leí es una empresa especializada en medicina y robótica. Han hecho unas cuantas medicinas, ya sabes pastillas para los dolores y esas cosas, también han creado prótesis robóticas; la verdad todos sus logros en la medicina son incontables y agigantados, hasta se dice que será la compañía que encuentre la cura para el cáncer. Aunque nadie sabe cómo han logrado tanto.—añadió con un poco de sorpresa Oliver.
—¿Entonces no leíste lo peculiar?.—le pregunté y me vio algo confundido.—Veras los fundadores están divididos, cada uno se especializa en cosas distintas; Henry se especializa en química y bioquímica, es el médico, su división es la que hace las medicinas, y Karina se especializa en biología y mecánica, es la encargada de crear las prótesis y nuevos aparatos médicos. Pero, realmente ambos no son muy unidos, aunque trabajan en la misma compañía, sus proyectos difieren, y por eso sus divisiones investigan cosas distintas.—le informe más serio.
—Vaya, ¿Quién lo diría?. La empresa que promete crear un buen futuro para el mundo es tan dispersa.—soltó Oliver con sorpresa.
—No acaba ahí. Henry permanece en la cede principal de la compañía, deja que su división se separé un poco de la misma y crezca, pero no es mucho. Por su parte Karina nunca permanece en una cede, viaja de un lugar a otro creando más cedes para su compañía y su división, va de ciudad en ciudad... Y aquí es donde todo empeora, en las ciudades donde las nuevas cedes se han establecido; al principio se reportan desapariciones, y cadáveres en estados espantosos, cuando se empieza a investigar todo señala que es culpa de "Lobekarye", pero nunca se encuentran pruebas contundentes, y después de unos meses todo se detiene, no más desaparecidos, no más muertos. Y después, así sin más, Karina abandona esa cede y se va a otra ciudad a fundar otra. ¿No te suena jodidamente sospechoso?.—le pregunté con seriedad.
—Vaya, enserio lo es... Ahora tiene sentido.—soltó de la nada y ahora yo lo vi confuso.—Leí algunas opiniones del público. Dicen que la compañía y sus trabajadores son los mensajeros de la muerte, los que traen la desgracia... Ahora tiene sentido el porque lo dicen.—añadió serio.
—Definitivamente algo está muy mal con esa compañía.—solté más serio que antes.
—No se cómo no lo noté antes.—dijo de la nada Oliver y tomó su cabeza.
—¿Dé qué hablas?.—le pregunté confuso.
—Hace un tiempo, en una de las fiesta, oí que dos chicos de la universidad habían desaparecido, oí eso hace dos meses.—me dijo serio.
—Y hace dos meses... "Lobekarye" llegó a la ciudad.—solté en voz alta. Esto se sentía como si armara un gran rompecabezas. Me estaba alegrando solo por unir dos piezas, y aún faltaban cien...
—Se que debemos investigarlo... Pero los chicos murieron, no conocemos a más nadie de esa universidad.—me recordó el pelirrojo.
"Click". Solo había una respuesta, una persona que puede ayudarnos, y mi mente acababa de descubrir lo.
—Hay una persona... La mejor amiga de Frank.—le respondí después de unos momentos.
—¿A la chica que oíste hablar acerca de encontrar al culpable de su muerte?.—me pregunto serio y asentí.—Pero no la conocemos, ¿Donde la encontraremos?.—me pregunto desconcertado.
—Solo ahí un sitio donde la ponemos encontrar.—solté como si fuese obvio.
—El cementerio.—añadió Oliver algo incómodo.
En ese momento vi mi teléfono... Ya es bastante tarde.
—¿Hora de volver?.—me pregunto serio.
—Así es, debemos llevarnos está información.—le señale tranquilo.
—Iré a imprimirla. Tu ve a casa... Tu papá parece preocupado porque vuelvas al mal camino.—me ofreció tranquilo.
—Claro, adiós amigo.—me despedí y chocamos puños.
Emprendí un camino solitario a casa, mi mente no dejaba de divagar. Karina James, ¿Por qué ese nombre me parece conocido?. ¿Por qué esa mujer me genera miedo y curiosidad al mismo tiempo?... ¿Quién demonios es ella?.
Mi mente siguió divagando mientras iba a casa, sin más empecé a tararear una vieja melodía, me suena bastante nostálgica y podría jurar que mientras la tarareo, oigo un piano y una mujer cantando de fondo... ¿Esa voz, podría ser de ella?.
Continuará...
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Hasta aquí el capítulo, si les gusto pueden dejar estrellita y compartir, ayuda mucho. Y hasta otra.
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