04| De Mal a Peor
Nunca me acostumbré a usar traje, pero hoy era un día especial... Y no de buena forma. Tras la terrible masacre en la casa abandonada toda la ciudad entro en shock, decidieron dar luto por los 42 estudiantes universitarios muertos, y por eso le dieron el día libre a casi todos los estudiantes, no a los trabajadores; este incidente quedaría grabado en la historia de la ciudad para siempre: "42 estudiantes universitarios hallados sin vidas, sus restos fueron difíciles de identificar y aún no se encuentra a el/los responsables"; esa noticia parecía sacada de una historia de terror.
—Dan.—me llamo mi padre.—Es hora.—añadió con un tono algo vacío.
—Claro, ya voy.—le respondí sin ánimos y fui al auto.
Ambos nos quedamos en silencio mientras mi padre conducía de forma lenta por la ciudad, yo solo podía ver al cielo, esto parece tan irreal, iré a un funeral, iré al funeral de Frank... El realmente murió, fue asesinado.
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Los autos recorrían de forma lenta la ciudad mientras seguían la carroza fúnebre, desde el auto de mi padre podía ver el auto fúnebre negro decorado con unas pocas rosas en su cima; a los lados, detrás y delante habían unos pocos autos, todos siguiéndolo. Aún parece irreal, ir a un funeral a esta edad... Al funeral de un amigo. ¡Mierda!. De nuevo esto, mi cabeza, de reojo pude ver a mi padre quien no despegaba la vista de la carretera, y mientras me retorcía me recosté por completo para parecer tranquilo. Aunque no lo estaba, sentía como algo de nuevo chorreaba de mi cráneo mientras el dolor crecía... ¡Mierda!.
Mis ojos estaban cerrados con fuerza, apretados, me negaba a ver lo que pudiera estar delante de mí. Pero podía oír susurros y llantos a mi alrededor; no pude resistir la tentación y abrí los ojos. Personas sin rostro y vestidos con trajes me acompañaba, por su posición todos parecían mirar el mismo sitio, algo temeroso volteé al mismo sitio... Ahora yo también veía el agujero donde descansaba el ataúd de Frank, no podía verlo sin recordar su cadáver recostado contra aquel árbol. Repentinamente todos entraron en silencio y una figura se posó delante del agujero, subí mi vista para verlo. Por su vestimenta podía decir que era un padre, pero tampoco tenía rostro; un montón de susurros inentendible salieron del ser, luego otra persona se acercó al frente, con un vestido y sin rostro. También soltó otros susurros y unos pocos llantos explotaron, incluidos de la persona que susurraba. De la nada otra persona se acercó a la mujer sin rostro, vi su cuerpo sin esperanzas de ver su rostro, alta, vestido negro y buena forma, una chica, y para cuando subí mi vista... Pude ver su rostro. Sus ojos cual zafiros veían el ataúd de Frank, bajo sus oscuros ojos descansaban unas ojeras mientras que llevaba todo su castaña cabello suelto y bien acomodado.
—Frank era mi amigo... Mi mejor amigo, y era la mejor persona que se podría conocer, definitivamente el no merecía esto. Y aunque este evento tan horroroso nos lo arrebato, nunca se separa de mi memoria, de nuestras memorias, Frank siempre vivirá en nuestros corazones.—declaró la chica de ojos azules con una voz decaída... Que por alguna razón me transmitía paz.
La chica se retiró de su posición y volvió al mar de persona sin rostros... Simplemente desapareció entre ellos, pero aunque ya no podía verla oí algo de su parte que erizo mi piel.
—Haré que paguen por lo que te hicieron.—soltó en forma de susurro y llena de decisión.
—Dan, llegamos.—anuncio mi padre y detuvo el auto.
Con algo de sorpresa mire por la ventanilla. Enserio habíamos llegado, habíamos llegado al cementerio. Sin ánimos me baje del auto junto a mi padre y seguimos al grupo que cargaba el ataúd, a mi lado los conocidos de Frank sollozaba mientras seguían con su andar, incluso a la lejanía podía ver la cabellera roja de Oliver, caminando cabizbajo. Este ambiente era el más lúgubre que había vivido en todo mi vida. Todos nos detuvimos delante del agujero donde dejarían el ataúd, con lentitud dejaron que el ataúd bajará; con una mirada rápida vi a mis lados, todos yacían cabizbajos sollozando. No hay lugar a donde huir, es cierto... Frank murió, murió. Baje mi cabeza y cerré mis ojos con fuerza evitando soltar mis lágrimas.
Oí como alguien se acercó a la tumba y con un vistazo rápido vi de quien se trataba, un padre, volví a cerrar mis ojos y encerrarme en mi mundo, nunca fui muy creyente, no es el momento de oír esto. Luego otra persona, solté otro vistazo rápido y pude reconocer a esa mujer que vestía un vestido negro, esa mujer era la madre de Frank, solo por unos pocos segundos vi su rostro afligidos y con lágrimas... No puedo, no puedo ver esto; de nuevo me encerré en mi propio dolor, me negaba a escuchar a esa pobre mujer, pero aún así pude oír como su llanto explotó y se descontroló, este dolor, este tipo de dolor es espantoso. Pude oír los alaridos de dolor de la mujer mientras se alejaba, y pocos segundos después otra persona se acercó al frente, alce mi vista ahora algo nublada por las lágrimas y la pude ver, era la misma chica que "vi" hace unos pocos minutos.
—Frank era mi amigo... Mi mejor amigo, y era la mejor persona que se podría conocer, definitivamente el no merecía esto... Y aunque este evento tan horroroso nos lo arrebato, nunca se separa de mi memoria, de nuestras memorias, Frank siempre vivirá en nuestros corazones.—repitió la chica decaída... Y me sentí bien con solo oírla.
Pude ver con claridad como se retiró y paso a mi lado, estaba cerca de mi con su familia.
—Haré que paguen por lo que te hicieron.—soltó lo más bajo que pude y de forma decidida.
Voltee a verla con algo de rapidez, pero en ese momento ya había desaparecido entre la multitud de personas afligida, deje escapar un suspiro lleno de pesadez y volví a ver al frente, ahí seguía el ataúd, ahora estaba siendo enterrado... Esto es real, debo aceptarlo, está es mi realidad.
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Las horas pasaron, mi padre me dejó cerca del Museo de Ciencia. El sitio más cercano al cementerio, me dejó ahí para poder ir al trabajo; con pasos lentos me alejaba del sitio, la verdad no tengo ganas de estar cerca de un sitio tan lúgubre, y es una lástima que ahora toda la ciudad sea un sitio así, los pocos autos que recorrían la ciudad lo hacían de forma lenta, no habían casi personas recorriendo las ahora desoladas calles, el ambiente se siente tenso... Incluso daba algo de miedo.
—¡Dan!.—oí a la lejanía. Esa es la voz de Cam.
Voltee solo un poco para verla, en efecto era Cam, llevaba un vestido negro y tacones del mismo color, su semblante solo denotaba tristeza; ella se acercó con pasos rápidos hasta mi y me vio, no pensaba que vería a Cam así... No de nuevo, sus ojos rojos y cristalinos me miraban con tristeza mientras su cuerpo temblaba. Pude ver como buscaba alguna palabra para entablar una conversación, pero sin esperar más solo la abrace con fuerza y oculte toda mi tristeza, ella correspondió con aún más fuerza y sollozo, lloro con una combinación de tristeza y miedo.
—Yo lo la-lamento Dan.—se disculpa entre sollozos la chica.
—Ya, no importa.—le respondí mientras intentaba calmarla.
—¡Si-si importa!.—me gritó repentinamente.—Frank murió, Oliver y tú lo vieron, ca-casi mueren... Si fueras muerto, yo, yo.—replicaba con una voz entre cortada y luego tapo su rostro para dejar salir todo su llanto.
No pude hacer más nada que seguir abrazandola... El dolor que le causaba imaginar mi muerte era algo de otro mundo mundo; por un rato solo estuvimos así, en un abrazo interminable para hacernos sentir mejor, luego Cam se separó un poco para ver mi rostro, cerró sus ojos y se acercó con lentitud a mi... ¿¡Esta intentando besarme, justo ahora!?. Pero, realmente, no veo nada de malo en esto, solo no entiendo porque está pasando... ¿Debería estar pensando en por qué esta pasando?. Cerré mis ojos y solo me deje llevar, iba a besar a mi mejor amiga en un momento como este.
—¡Oye Dan!.—gritaron a la lejanía.
De un salto Cam se separó de mí y yo abrí los ojos, todo su rostro había sido poseído por un color carmesí fuerte, se veía avergonzada, pero a su vez molesta por la interrupción... ¿Enserio quería besarme, no fue algo del momento?.
—T-te odio Oliver.—soltó una avergonzada Cam.—Yo seré quién salga contigo Dan, Akira no me quitara ese puesto.—añadió con rapidez y huyó a toda velocidad.
¿Akira le quitaría su puesto?. ¿De que demonios está hablando?. Enserio que las mujeres son un misterio. Un suspiro se escapó de mis labios y luego vi en la dirección de la cual me habían llamado, Oliver. El pelirrojo se acercaba a mí con pasos lentos, cuando me alcanzó solo me saludo con su mano y se puso a mi lado.
—Esa que estaba contigo, ¿Era Cam?.—me pregunto con interés.
—Si, era ella.—le respondí a secas.
—¿Paso algo?.—me pregunto curioso.
—No, solo hablamos.—le dije recordando lo que acababa de pasar, y por reflejos mi mano fue a mis labios. ¿Sus labios serán dulces?.
—Claro amigo.—dijo un dudoso Oliver.—¿Quieres ir por unas hamburguesas?. Yo invito.—me ofreció más tranquilo.
—Claro, necesitamos distraernos.—acepte algo desanimado.
—Si... Lo necesitamos.—añadió con un tono lúgubre.
Entendí a la perfección el mensaje que me quiso dar Oliver, enserio necesitabamos tomar un descanso de este oscuro mundo que nos estaba rodeando. Fuimos a la feria de "Food Truck", el lugar había aparecido muy recientemente en nuestra ciudad, había puesto de sándwiches, tacos, burritos, hamburguesas, sándwiches cubanos, hot dogs, shawarma, papas fritas, aros de cebolla, donas y helado cubierto. Apenas entramos al estacionamiento el olor a comida de todos los "food truck" me golpeó, la carne asada y frita, las frituras, el dulce olor de las donas, todos esos olores de comida eran gratos, me sacaban del oscuro ambiente en el que estaba; también pude oír como unos niños jugaban y corrían por todo el sitio mientras esperaban sus comidas, había bastante gente en las mesas y haciendo colas para pedir su comida, este sitio es bastante concurrido. Ambos caminamos hasta un pequeño "food truck" que tenía por nombre "Las Hamburguesas del Mundo", había desde hamburguesas de carne, hasta hamburguesas de pescado; Oliver pidió una de pollo para él y una de doble carne para mí—ninguno tenía ganas de probar nuevos sabores hoy—junto a dos Coca-Cola, el dueño fue muy amable con ambos cuando nos atendió; y sin más fuimos a nuestra mesa a degustar nuestro almuerzo.
—Sin dudas de las mejores hamburguesas.—comento Oliver con una pequeña sonrisa.
—Sin duda alguna.—añadí con la boca llena.
—Frank... Nunca quiso venir a comer aquí.—soltó el pelirrojo después de un rato.
—Nunca le encantó estar rodeado de tanto niños y familias felices.—le respondí algo melancólico.
—Por eso siempre íbamos a comer al auto servicio del "Jhonny Burgers".—comento Oliver.-Solo dos restaurantes con un potencial oculto... Frank lo descubrió y nos dejó comer las mejores hamburguesas del mundo.
—Mierda... Frank nos llevó a comer las mejores hamburguesas, nos presento a los muchachos, nos dejó ir de fiesta con él, incluso nos daba dinero si estábamos en aprietos, Frank era nuestro amigo.—solté con un tono entrecortado, ya no podía soportarlo, la persona que tanto nos había ayudado murió... Murió.
—Nunca conoceremos a alguien como Frank de nuevo... El era un amigo único.—soltó Oliver con un tono herido.
Podría estar rodeado de felicidad, podría estar devorando la mejor comida, pero aún así me sentía desolado, una de las mejores personas que pude haber conocido, había muerto. Ambos nos quedamos en silencio mientras nuestro alrededor se llenaba de felicidad, es cierto, la desgarcia nos está persiguiendo, ya nada volverá a ser como antes.
—Voy a ir a despedirme bien de Frank, ¿Quieres venir?.—me pregunto Oliver ocultando su tristeza.
—Si... También quiero darle una buena despedida.—le respondí a secas ignorando mi propia tristeza.
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El escenario había cambiado drásticamente, el cementerio yacía desolado, todas las personas que habían venido a dar su último adiós a las almas en pena se habían ido, solo un guardia descansaba en su caseta, pero más que vigilar solo dormía. Este trabajo debe ser muy aburrido, ¿Quién vendría a profanar una tumba?. Seguimos nuestro andar con lentitud, y de la nada el dolor había vuelto, tome mi cabeza con fuerzas mientras sentía espasmos por todo el cuerpo, podía sentir como algo chorreaba de mi cráneos y oídos... ¡Cada vez duele más!.
¿Qué es esto?... ¿Dónde demonios estoy ahora?. Busque a mi alrededor con esperanzas de ver algo, siempre veo algo, pero esta vez todo esta totalmente oscuro; no hay ni un alma alrededor, ni un pequeño rayo de sol, solo oscuridad... Ir con mis ojos cerrados o abiertos da lo mismo, no veré nada sin importar que haga. Mi cuerpo empezó a moverse por instinto, no sabía a donde iba, no sabía donde estaba, solo me movía esperando poder ver algo más adelante.
Tras unos pocos pasos pude escuchar un leve tarareo, proveía de una voz bastante profunda; la curiosidad me controlo y me guío al sitio de donde venía el tarareo. Después de unos pocos segundos la oscuridad se disipó un poco, pude ver que estaba delante de mí y que provocaba el tarareo... ¡Por la mierda!.
—¿Qué demonios es eso?.—oí un gritó... Esa voz es de Oliver.
Voltee a ver detrás de mí, de ahí había salido el gritó, pero detrás de mí no hay más que oscuridad. Volví a ver al frente, esa cosa había oído el gritó de Oliver, la figura alta y musculosa que nos daba la espalda se puso en pie, y sin esperar más se dio la vuelta... De los extremos de su cabeza dos cuernos con puntas ensangrentadas relucían, debajo de ellos sus pequeñas orejas y en una de ellas colgaba una etiqueta pequeña, como la que se le pone al ganado, de un hocico largo y ojos totalmente negros, piel totalmente blanca con manchas marrones... Y rojas. De no ser por su pecho semi descubierto pensaría que realmente es una vaca, esa máscara es jodidamente realistas; la persona poseía una piel pálida cual fantasma con manchas oscuras repartidas por su cuerpo, vitíligo, además de otras manchas, manchas rojas, sangre fresca; el ser vestía un delantal blanco cubierto en su mayoría por sangre seca y unos pantalones cortos negros, no llevaba zapatos y en su mano descansaba un pequeña hoz de la cual goteaba sangre... Estamos jodidos.
—Veo su miedo. El miedo tensa la carne. La carne dura no sabe bien.—la voz del ser con apariencia de "Minotauro" resonó en la oscuridad.
En ese momento mi mente hizo "click", el guardia estaba dormido a pesar de ser medio día, en una posición realmente incómoda que le podría romper el cuello. No estaba dormido, ese demente lo había asesinado, tal vez le había atravesado el corazón—¿De que estoy hablando?—Estamos tan jodidos, debemos huir—¿Estamos?, ¿Debemos?. Pero estoy solo en esta oscuridad, ¿Qué me pasa?.
—¿Te cortaron la lengua corderito?... La lengua sabe muy bien si la sabes preparar... Toda la carne es espectacular.—soltó como rima el "minotauro".
—¡Dan debemos huir!.—gritó la fantasmal voz de Oliver.
—¡Cla-claro!.—as palabras se escaparon de mi boca con facilidad... ¿Pero a quién le hablo?.
—El estrés tensa la carne... Debo conseguir carne de calidad.—soltó el Minotauro con una seriedad extraña.—Ambos deben descansar.—añadió.
Sin previo aviso el Minotauro se abalanzó sobre mi, corría a toda velocidad mientras lanzaba cortes con su hoz, mi cuerpo se movió dirigido por el instinto de supervivencia, corrí por la oscuridad como si supiera donde me encontraba, en medio de mi carrera por sobrevivir di un salto y seguido a el escuché un golpe seco... No me había cortado, no siento sangre salir, vi de reojo hacia atrás y pude ver como el Minotauro hacia uso de toda su fuerza para sacar su hoz de la oscuridad. ¿Se había clavado en algo?. Pero alrededor no hay nada.
—¡Dan vámonos!.—me gritó de nuevo la fantasmal voz de Oliver y por instinto seguí corriendo.
¿Dónde estoy?. ¿A dónde se supone que voy?...
Cerré mis ojos con fuerza y los abrí, lo hice unas cuantas veces hasta que volví a abrirlos para ver mi alrededor. A mi lado estaba Oliver, preocupado, viéndome. De seguro no apartó su vista de mi ni por un minuto; me incorpore de nuevo y vi el desolado cementerio, ahora lo veía más tétrico que antes.
—¿Qué viste?.—me pregunto con preocupación.
—Todo estaba oscuro, y vi un jodido "Minotauro", una persona con máscara de vaca, y oí tu voz, aunque todo estaba oscuro parecía que estabas a mi lado... Cada vez se hace más raro, ¿No?.—le respondí con algo de molestía mientras me recuperaba de aquel dolor.
—Eso va a pasar... Pero no sabemos donde, ¿Cierto?.—me pregunto serio y algo de nerviosismo se le escapó.
Yo solo negué con mi cabeza y solté un quejido, esto era una verdadera mierda. Oliver suspiro frustrado e hizo lo único que podíamos hacer ahora, seguir nuestro camino. Con pasos lentos nos acercamos cada vez a más a las tumbas, aún faltaba un poco de camino para llegar a la tumba de Frank, y entonces lo oí, un tarareo; sentí como mis piernas perdieron casi todas sus fuerzas, Oliver lo noto y con rapidez fue a ayudarme a no caer.
—¿Qué pasa?. Dan.—me pregunto más preocupado que antes.
—Es aquí, es aquí, estoy seguro. Es aquí.—le respondí sin ocultar mis nervios.
—¿Aquí está el Minotauro?.—me pregunto con nervios y yo solo asentí.—¿Como lo sabes?.—añadió más nervioso
Solo permanecí en silencio, ahora se podía oír el tarareo con claridad; pude ver como Oliver llevó su mano a su boca con cierto terror.
—Si-sigamos.—replicó Oliver.—Quiero verlo con mis propios ojos.—añadió aún con temor.
—¿Por qué?.—le pregunto con sorpresa.
—Solo, quiero ver que nuevo monstruo apareció en nuestra ciudad.—soltó el pelirrojo.
—Esto es peligroso. ¿Quieres verlo solo para asegurarte de que es real?.—le pregunté serio y su silencio me respondió.—Vamos... Seamos discretos.
Con pasos lentos y cuidadosos nos acercamos más al sitio de dónde venía el tarareo. Venía del mismo sitio al cual planeamos ir. Delante de la tumba de Frank yacía el Minotauro, agachado, de su hoz caían unas pocas gotas de sangre; se veía tranquilo, como si esperara a que alguien llegará. No nos había notado, seguía tarareando mientras arrastraba su hoz contra la tierra, manchando la de la sangre que cubría el arma, Oliver ahogo un gritó con sus manos al verlo. Incluso desde atrás se podían ver los cuernos de su máscara y su musculatura, era demasiado peligroso.
—Vamonos.—me susurro al oído y yo asentí.
Nos alejamos con lentitud sin llamar su atención, y cuando estábamos a una buena distancia empezamos a correr para poder salir del cementerio. "Click", el guardia. Antes de salir del sitio me acerque a su caseta y lo vi, "dormido", con un corte en su pecho que parecía haberle atravesado el corazón, aún salía algo de sangre. El Minotauro lo había matado, ahora "dormiría" eternamente.
—¿Dan?.—me llamo Oliver.
—Vámonos. Vayamos a casa a descansar, mañana tenemos clases.—le respondí serio y evite que viera dentro de la caseta.
Las cosas acababan de empeorar. La ciudad estaba cayendo en un agujero muy profundo... Nuestra vida se está jodiendo.
Continuará...
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Hasta aquí el capítulo, si les gusto estrellita y compartir ayuda mucho, hasta la próxima.
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