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01| ¿Día Normal? (1)

Antes que nada me gustaría aclarar un punto, cuando la letra de los párrafos y diálogos pasen a "cursiva" es porque Dante está experimentando una visión. Ahora sin más, disfruten el capítulo

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—¡Dante despierta, se te hará tarde!.—me gritaron con autoridad.

—Ya estoy despierto pa, ya bajo.—respondí lleno de pereza.

Con pasos torpes baje las escaleras hasta la sala, definitivamente no debí haber salido anoche. Y con una cara de pocos amigos mi padre me esperaba, podía notar como sus ojos azules denotaban molestía, al verme una mueca de disgusto se dibujo en su rostro.

—Al menos debiste peinarte Dante.—me reclamo.—Esa camisa está toda arrugada, y parece que no dormiste me toda la noche.—añadió aún con molestia... Y tenía algo de razón, no había dormido mucho que digamos.

—Me desvele estudiando.—le mentí y sin más fui por mi desayuno.

—Llévate el sándwich y come después, ya es tarde.—me señaló después de suspirar.

—Claro pa.—le respondí con tranquilidad y tome mis cosas.—Nos vemos más tarde, te quiero.—me despedí y sin más deje la casa.

—Adiós hijo, te amo.—me gritó mi padre como despedida.

Pude sentir como una pequeña sonrisa se dibujo en mi rostro, puede que para otros adolescente sea vergonzoso que su padre le diga eso, pero para mí es normal; yo amo a mi padre, él es el mejor... Aunque este perdiendo ya todo su antes castaño cabello. Solté una pequeña risa, se molestaría si le dijera calvo.

—Ríes solo, ¿Ya te volviste loco, Dan?.—me pregunto una chica y luego se puso a mi lado.

—No más loco que tú, Cam.—le respondí sonriendo.

Sin previo aviso la chica me abrazo, y yo acepté con gusto; está chica de cabello rizado castaño que llegaba hasta sus hombros, piel morena, ojos marrón, algo gordita y más bajita que yo es mi mejor amiga, no la cambiaria por nada en el mundo. Ella deshizo el abrazo y me vio atentamente, como si me analizará.

—Así que, vestido sin cuidado, toda tu ropa está arrugada.—señaló Cam.

—Claro, y tú vas vestida como si fueras a una boda; ¿Vestido blanco y tacones solo para ir a clases?.—le dije con burla.

—Es momento de lucir nos, son nuestros últimos días.—me respondió sonriendo.

—Así que todo es por impresionar a un chico, no me sorprende.—comente con burla.

Cam me dio un pequeño golpe en el brazo, yo solo pude esbozar una pequeña sonrisa y seguir caminando junto a ella. Ambos nos quedamos en silencio mientras seguíamos nuestro andar, solo en cuestión de minutos llegaríamos al instituto. Pare mi andar y en solo cuestión de segundos me agache tomando mi cabeza, dolía, sentía como si me fueran golpeado con una barra de hierro; la cabeza me palpitaba mientras sentía fuerte punzadas de dolor, incluso podía jurar que sentía como chorreaba algo de la parte trasera de mi cabeza.

—Dan, debo decirte algo.—oí con claridad la voz de Cam.

Pero no podía ver nada, mi alrededor había oscurecido, solo me encontraba yo, con un dolor fatal en mi cabeza y sintiendo como algo se deslizan de mi nariz, oídos y la parte trasera de mi cabeza. Cam, quería decirme algo, ¿No?. ¿Qué es?. Pero antes de que pudiera decirme algo más oí mi teléfono. ¿Qui-quién sería? El dolor ya no me deja pensar bien. ¿Qu-qué está pa-pasando?.

—¡Dan!.—gritó Cam con una notable preocupación.

Como si alguien fuera abierto mis ojos la oscuridad a mi alrededor desaparecio, y Cam estaba a solo unos centímetros de mi rostro, se veía realmente asustada.

—¿Qué ocurrió Dan, qué te duele?.—me pregunto con miedo.

—So-solo es la cabeza.—le respondí con rapidez... No pensaba decirle de ese dolor tan horrible y eso que oí.

—La cabeza... Dan, ¿Volviste a salir anoche?.—me pregunto cambiando todo su miedo y preocupación por molestia.

—Tal vez.—le respondí para desviar el tema y me incorpore de nuevo.

Cam se quedó observándome con un puchero dominando su rostro, se veía bastante molesta... Pero el puchero la hacia ver adorable. Solté una pequeña sonrisa y ella solo suspiro con molestia y desvío su mirada. De nuevo nos quedamos en silencio, habíamos vuelto a caminar pero más rápido, nos quedamos sin tiempo por mi culpa.

—Dan, debo decirte algo.—me llamo Cam con algo de timidez en su tono.

Sin decir nada vi a mi mejor amiga de nuevo, se había detenido y me veía con nerviosismo mientras jugaba con sus manos; que raro. Toda mi atención estaba centrada en Cam, pero cuando estuvo por hablar de nuevo mi teléfono sonó... Esto, ¿Ya vi esto?.

—Dan, ¿No contestarás?.—me pregunto una confusa Cam sin dejar de verme.

—Ha si, claro.—respondí algo desorientado y atendí la llamada sin fijarme quien era.—¿Hola?.

—¿Como qué hola, pendejo?. ¡Es tarde!.—me gritaron a través del teléfono.—Corre o no llegas.—añadió la voz y colgó.

Por unos pocos segundos me quedé pensando lo... Cuando la cabeza me dolió, cuando todo se volvió oscuro, ¿Paso lo mismo o adivine lo qué pasaría?. Sacudí mi cabeza con algo de brusquedad para sacarme la idea de la cabeza y tome la mano de Cam, ella no reaccionó a tiempo, pero cuando lo hizo ya corríamos directo al instituto, y antes de que me dijera algo solté las palabras mágicas.

—Si no corremos, no llegamos.—dije con rapidez y apresure el paso, y mi amiga hizo lo mismo no sin antes soltar mi mano.

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Corrí sin detenerme ni por un segundo, no podía darme el lujo de perder más tiempo; y por suerte Cam y yo llegamos lograr a tiempo, todos nuestros compañeros yacían en sus asientos esperando por el sonar de la campana. Sin decir más nada Cam se fue a su asiento y yo al mío; a mi lado pude escuchar unas risas y luego unas pocas palabras.

—Justo a tiempo, Dan.—me dijo uno de mis compañeros que vestía un simple suerte negro y jeans.

Un chico de cabellera rojiza y larga hasta sus hombros, piel pálida, más alto que yo y en buena forma me veía con una sonrisa de burla, mientras que sus ojos negros viajaban desde Cam hasta a mí.

—Vaya vaya, ¿Qué hacías con ella Dan?.—me pregunto con picardía mientras sonreía de forma tonta.

—Es mi amiga, idiota.—le respondí con una pequeña sonrisa.

—Claro, y yo no soy blanco como la nieve.—me replicó mientras mostraba su pálida mano.

—Tu eres idiota como.

¡Mierda!, No de nuevo. Tome mi cabeza con fuerza y dejé mi rostro contra mi mesa; de nuevo dolía, dolía demasiado, sentía como algo volvía a chorrear desde atrás de mi cabeza y como algo se deslizaba de mi nariz.

De nuevo oscuridad, no había más nada a mi alrededor; solo estaba yo, sobre mi puesto. Pasos, más pasos, algo... Alguien se acerca. Tras cada paso sentía una punzada en mi cabeza, un dolor agudo que recorría cada centímetro de mi cuerpo y al final una sola sensación... Miedo puro.

Su atención por favor.—esa voz; sin duda es la de mi profesor, autoritaria como siempre.—Hoy recibimos a una nueva estudiante, estamos solo a meses de acabar, así que deben ayudarla en todo lo que puedan y a adaptarse. ¿Entendido?.—añadió serio.

Si señor.—respondieron a coro mis compañeros.

Pero... Estoy solo... ¿Como es posible que respondan?. ¿Como es posible que los oiga si estoy solo?.

Bien, señorita Gardnerd puede pasar.—señalo la voz de mi profesor.

Volví a escuchar los pasos, pero esta vez venían hacia mi. La oscuridad que me envolvía desapareció por unos pocos segundos, y delante de mí yacía una chica, llevando un cabello lacio oscuro como el azabache que llegaba hasta sus glúteos, de piel clara, más alta que yo, con un cuerpo delgado, y rasgos asiáticos, poseyendo unos hermosos ojos marrones y vistiendo una simple camisa blanca junto a una falda negra que la cubría hasta sus rodillas, además de medias negras largas y zapatillas negras. La chica vio alrededor, como si analizará a mis compañeros invisibles; luego me vio y una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro... Podía sentirlo en lo más profundo de mi ser, le temo a esta desconocida... Solo verla me provoca terror... Pero eso no tiene sentido, ¿Quién es ella?.

—¡Dan!.—me grito mi compañero pelirrojo con algo de temor.

De nuevo... Pero esta vez... ¿Quién demonios era esa?. Con lentitud me incorpore de nuevo en mi asiento, vi alrededor con cautela; ninguno de mis compañeros me estaba poniendo atención, de seguro pensaban que me había quedado dormido; alce mi vista para ver a Cam, ella al igual que mi compañero pelirrojo me veían algo preocupados y confusos... Llame la atención solo de esos dos. Solté un suspiro pesado y vi al frente esperando desviar la atención de ambos... Esperando que olvidarán el tema sin más.

—Dan, ¿Estás bien?.—me pregunto mi compañero.

—Estoy bien, Oliver.—le respondí a secas.

De reojo pude ver como Oliver me veía con preocupacióyn, y seguido desvió la mirada para ver también al frente. Supongo que Cam hizo lo mismo... Así es mejor. Con pasos lentos mi profesor entro al aula, un hombre de unos 50 o 60 años, cabello canoso, bajito y piel clara algo arrugada, vistiendo un traje negro y usando lentes para poder ver; camino hasta quedar detrás de su escritorio y nos vio a todos con atención.

—Su atención por favor.—nos llamo con su tono autoritario.—Hoy recibimos a una nueva estudiante, estamos solo a meses de acabar, así que deben ayudarla en todo lo que puedan y a adaptarse. ¿Entendido?.—añadió serio... Esto... Acabo de oír esto.

—Si señor.—respondieron al unísono todos mis compañeros... ¿Pero qué mierda?.

—Bien, señorita Gardnerd puede pasar.—señalo mi profesor...

Unos pocos pasos resonaron, y al aula se adentro una chica de piel pálida y rasgos asiáticos, alta y delgada, de ojos marrones y con un cabello lacio oscuro como el azabache... Es la misma chica, y va vestida exactamente igual. Sus ojos viajaron por toda la aula viendo a todos, y al verme una pequeña sonrisa amigable de dibujo en su rostro... Definitivamente... Tengo miedo... Estoy en peligro.

—Puede sentarse junto al señor Tood joven Gardnerd, es el pelirrojo.—le indicó el profesor y está solo asintió.

Pude ver como la chica se movió con pasos lentos y firmes hasta el asiento; las aulas se habían llenado de susurros, halagos hacia la hermosa chica que recién llegaba... Una chica que me daba miradas discretas junto a sonrisas indiscretas. Cuando al fin se dispuso a sentarse el maestro dio inicio a su clase, pero realmente mis pensamientos estaban en otro lado... ¿Cómo era posible?, ¿Cómo vi qué todo esto pasaría?. ¿Por qué esta desconocida me asusta tanto?... ¿Qué demonios me está pasando?.

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Al fin había acabado, está había sido la clase más larga de mi vida... Y no había entendido absolutamente nada. El profesor se había ido, dejándonos solo para comer o para charlar; y en ese momento mi estómago rugió... Es cierto, ni siquiera he comido. Saque mi sándwich dispuesto a comer cuando Cam se acercó a mi puesto y se sentó sobre mi mesa, por su parte Oliver se quedó a mi lado con su comida en su mano.

—¿Estás bien Dan, no necesitas ir con la doctora?.—me pregunto una preocupada Cam.

—Cierto viejo, deberías ir. Te vi retorciendo te y murmurando cuando te agarraste la cabeza, ¿Qué pasó?.—añadió Oliver también con una genuina preocupación.

—No pasó nada, estoy bien, ¿Okey?.—les hablé algo serio para desviar el tema... Decirles la verdad los pondría peor.

—Bien, como digas.—me replicó un Oliver algo irritado y empezó a devorar su comida.

Cam solo desvío su mirada con una mueca de disgusto... Tal vez fui algo grosero, debería contarles que me pasa, al fin de todo son mis amigos, me entenderán, ¿Cierto?. Reuní el valor para contarles acerca de mi anormales visiones, pero cuando estuve por hacerlo oí pasos... Podía sentir pequeñas punzadas en mi cabeza tras cada paso; vi al frente para ver quien era, aunque ya suponía quien era. De rasgos asiáticos y gran lindura... Aunque eso último no importa, Gardnerd estaba delante de nosotros; está chica enserio me asusta, ¿Por qué?.

—Ha, Gardnerd, ¿Cierto?.—le pregunto Oliver algo desanimado.

—Akira, prefiero que me llamen por mi nombre.—le respondió seria, pero con algo de amabilidad.—¿Ustedes cómo se llaman chicos?.—nos pregunto, pero se quedó viéndome con una sonrisa... Que jodido miedo me genera esta chica.

—Yo soy Cam, el pelirrojo es Oliver, y el vestido como pobre es Dante.—nos presentó Cam. ¿Me dijo pobre?.

—Esto fue horrible, ¿No lo creen?. Casi muero de aburrimiento.—comento Akira con una pequeña sonrisa.

En ese momento esos tres empezaron una conversación trivial llena de risas, estaban socializando y parecían llevarse bastante bien. La simple voz de Akira lograba que mis cabellos se erizarán, su risa, una risa hermosa me provocaba nervios, algo me hacía creer que después de esa risa algo terrible pasaría... Necesito salir de aquí, ya.

—Oye Dante, ¿Por qué tan callado, te doy miedo?.—me pregunto Akira con una sonrisa pícara.

¿Miedo?, Me provocas más que miedo. Ya no podía salir de esta, debía contestar. Y en el momento que estuve por hablar sonó mi teléfono... No te has olvidado de mí Dios. Aprovechando esta excusa tome mi teléfono y atendí sin ver quién llamaba.

—Diga.—atendí.

—Que frío eres Dan.—me respondieron con un tono de burla.—Estoy en la entrada, ven.—añadieron más serio.

—Estaré ahí en un segundo.—le respondí igual serio y colgué.—Ya vuelvo chicos.

Sin darle tiempo a ninguno de ellos de contestar huí de la escena... No ha sido mi jugada más valiente, pero esto también es importante. Akira. ¿Como es que esa persona me genera tanto miedo?, la adrenalina que he sentido en toda mi vida no se comprará con esto. Y hablando de adrenalina. Caminé con rapidez viendo al frente, así que él ya me esperaba... Vaya día.

Continuará...

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Aquí está el primer capítulo de esta obra, si les gusto pueden dejar su estrellita y compartir, ayuda mucho.

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