Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

MEMORIAS DE UNA VIDA PASADA

Capitulo 10

Una anciana nos atendió con amabilidad, era de estatura muy baja, usaba un rebozo de color rojo que cubría parte de su cabellera gris y un vestido negro de seda.

-No es posible que los atiendan ahora -dijo de inmediato -la persona que buscan salió hace un rato -explicó la mujer con tono amable.

-¡Carajo...! -exclamó Sam chasqueando los dedos -justo lo que me temía.

-Pueden volver más tarde y quizá lo encuentren -dijo la anciana antes de volver al interior cerrando la puerta tras de si.

Inmediatamente le lancé una mirada inquisitiva a Sam, quién a su vez me la devolvió.

-Son más de las cuatro ¿Quieres comer algo? -preguntó interpretando mi mirada.

-Sería estupendo.

Salimos de nuevo a los pasillos y caminamos en busca de comida, la gente no parecía disminuir, sino todo lo contrario, ver la cultura de misticismo que inundaba el lugar me generó tal fascinación, al grado de no querer abandonar el lugar nunca.
De pronto y por casualidad, al otro extremo del pasillo creí ver al chico de la entrada, parecía todo un turista; con el típico caminar pausado, un semblante despistado, como buscando algo que llamara su atención en verdad, sin embargo, así tan de repente, una idea me cruzó por la mente. Recordé de manera fugaz nuestro viaje desde el inicio y me sorprendió encontrarlo en la fila de abordaje desde Tijuana.
Quizá exageraba pero, era demasiada coincidencia que hubiese tenido el mismo destino, sin embargo las casualidades existen.

-¿Te parece si comemos aquí? -preguntó Sam de pronto sacándome de mis ideas locas -no quiero alejarme mucho -asentí con una sonrisa y entramos al establecimiento.

Me encantó el lugar que eligió y me fascinó la comida. Era un local donde vendían antojitos mexicanos: sopes, huaraches, empanadas y sobre todo ¡quesadillas!
Sam ordenó rápidamente un par de sopes de pollo y una quesadilla de champiñones "con queso" me pareció extraño que especificara el queso, pero no le di mayor importancia, yo pedí por instinto una quesadilla de bistec con nopales y por curiosidad una empanada de tinga.
Para tomar Sam, escogió una bebida sabor mango y yo hice lo propio con un refresco de cola.

La contemplé por un instante en el que me pareció perdida, absorta en sus pensamientos, frunciendo en el entre cejo, como si algo le preocupara.

-¿Ocurre algo? -le pregunté a Sam, quién pareció volver del mundo donde estaba -te veo pensativa -le dije mirándola a los ojos cuando fijó su atención en mi.

-No es nada -respondió esbozando una ingenua sonrisa -estaba pensando en lo alocado de nuestro viaje.

-Es verdad -concedí también con una sonrisa -no me había detenido a pensar en eso, estaba tan inmerso en lo fascinante de la ciudad y lo maravilloso que es tener tu compañía que me olvidé de lo inesperado que fue venir hasta aquí.

-Héctor... -dijo complacida -eres un tonto -agregó mientras apoyaba su cabeza en mi hombro -soy yo quién está feliz de tenerte a mi lado, feliz de que pudieras recordarnos en el pasado y, de que decidas ampliar tu percepción confiando a ciegas en mi.

-Tú me mostraste un mundo y un pasado que yo desconocía, tengo razones de sobra para confiar en ti -contesté tomando sus manos entre las mías.

Justo en eso, llevaron nuestra orden y me resultó curioso como elaboraban sus platillos; la empanada era con forma de quesadilla pero frita en aceite, con la única diferencia de que la empanada estaba completamente cerrada al momento de ponerla a freír y una vez fuera, le hacían un corte en la parte superior para agregarle crema, queso seco rayado y lechuga finamente picada.

Hasta ahí todo bien, lo que realmente no pude entender fue, que mi quesadilla ¡No tuviera queso! ¿Cómo puede una «quesadilla» no tener queso? Pensé desconcertado.

-Debes especificar -me explicó Sam divertida interpretando mi cara de asombro.

Tomó mi plato y pidió que agregaran queso a mi quesadilla. Las únicas que si incluían queso, eran las de «choriqueso» (no imagino una de choriqueso, sin queso). Dije entre mi, ese sí que sería el colmo de los colmos.
Sin duda fue una comida deliciosa que terminó mucho más rápido de lo que esperaba, era tarde y el apetito nos obligó casi a devorar nuestra orden.

-Debemos volver -dijo Sam súbitamente con esa urgencia que comenzaba a parecerme irritante.
Salimos tan deprisa del establecimiento que Samantha chocó de frente con el chico que vi hace unos momentos, ahora ya no parecía perdido, con esto mis sospechas comenzaban a cobrar sentido, de pronto ya no me parecía tan casual que estuviera justo afuera del lugar, más bien parecía que estaba siguiéndonos.

-Lamento mucho eso -dijo Sam disculpándose mientras se acomodaba las gafas que llevaba puestas y que casi caían al suelo por el impacto.

-Descuide -respondió con un malo y atropellado español -la culpa ha sido mía y sólo mía.

Demasiado educado y propio dije para mí mismo como para ser algún pandillero del barrio, lo observé a detalle buscando algún rasgo que me hablara más de él, pero no encontré nada más que ese acento británico que hacía sonar grotesco su español.
Intentó cubrir parte de su rostro con la fina mascada que llevaba al cuello al marcharse, apoyado por las gafas de sol y la curiosa boina a cuadros color café claro que, poco hacían por hacerlo pasar inadvertido; lo convertían más bien en un imán para ladrones locales.

No tardamos en volver al lugar donde ahora nos recibió un hombre de mediana edad, vestía un calzón blanco de lienzo fuerte y una camiseta del mismo color, ambos de tela de algodón y unos huaraches de piel color café oscuro, poseía una piel brillosa y de color cobre, ojos negros y mirada muy penetrante, misma que se iluminó al verme.

-Pasen por favor -dijo esbozando una enorme sonrisa -sean bien venidos.

Miré a Sam un tanto inseguro, esperando alguna seña, la amabilidad del hombre y su aspecto físico me recordara a la imagen que tenía grabada sobre la apariencia de los antiguos, había algo en él que gritaba el milenario conocimiento que había heredado de sus ancestros.

-¡Gracias! -exclamó Sam adelantándose a entrar.

El interior de la habitación era muy oscuro debido a la poca iluminación, sólo había unas cuantas veladoras distribuidas y un fuerte aroma a incienso, en una esquina de la habitación pude ver a la mujer sentada en una mecedora, con la mirada perdida, parecía estar como en un estado de trance y justo detrás de ella, una veladora brillaba con intensidad haciendo de ese rincón, el lugar con más luz.
No había nada que me hablara acerca de espiritualidad, todo el lugar lucía de lo más común y comencé a dudar de la habilidad de estás personas, sin embargo, me resultó curioso que, tanto el hombre, como la mujer, llevaran una piedra de cuarzo atada con una delgada cuerda que pendía del cuello.

-Nuestro conocimiento no proviene de ninguna figura fantástica -me dijo el hombre súbitamente.

-¿Disculpe? -pregunté desconcertado -no entiendo su comentario.

-Estas acostumbrado a reconocer la espiritualidad por medio de figuras e imágenes y tú mente no te deja ver más allá del plano físico -respondió con tono amable y mesurado -piensas que no podré ayudarte porque no le rindo culto ni al dios de la iglesia, ni al diablo, ni a cualquier figura conocida, pero eso sólo es un medio para llamar la atención de las mentes ingenuas, o para someterlas, según sea el caso.
Mi poder y capacidad radica en la vibración, proviene de algo tan increíble y poco mencionado en el mundo, ya que es la fuente de todo y aunque algunos se han atrevido a hablar de ello, lo hacen refiriéndose más bien a algo fantástico e inexistente, pues no tienen permitido desvelar tal secreto.

-Créame -repliqué mirándo a Sam -a estas alturas pocas cosas me parecerían increíbles.

-Me alegra que así sea -dijo sonriendo de nuevo.

-Él es de quién le hable maestro -dijo Sam orgullosa -Héctor, él es Samuel, mi maestro y guía espiritual y puede enseñarte a dominar tu espíritu y tus chakras.

-¿Le hablaste de mi? -pregunté sorprendido.

-Era importante que lo hiciera -contestó el hombre -pocas veces ocurren estos milagrosos casos en los que dos almas viejas pueden reencontrarse y eso solo pasa cuando el lazo anterior era fuerte de verdad.

Samuel me explicó que, cuando dos almas viejas se reencuentran en un periodo de tiempo tan corto es debido a que dejaron cosas pendientes en otro tiempo, ya fuera para bien o para mal, todo en el Tao tiene una razón especifica.
También me explicó que ambos tenemos una misión en conjunto y que por eso mismo fue que el universo nos unió nuevamente.

-Acompáñame abajo -continuó diciendo al tiempo en que descubría una puerta secreta debajo de una alfombra gruesa -Samantha, voy a necesitar que nos esperes aquí arriba y que al entrar, por favor coloques de nuevo la alfombra en su lugar -ella asintió emocionada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro