Capítulo 8

La experiencia fue divina, me movía lento y con suavidad en esa dimensión, tan bella e inexplorada fuera de este plano terrenal, prestaba atención a cada detalle, cada forma y cada color que resaltaba llamando mi atención, una enorme paz y tranquilidad reinaba en aquel asombroso lugar que, a pesar de ser oscuridad en su mayoría, podía apreciar a la distancia enormes destellos de colores en verde y violeta, todo esto decorado por el tintineante brillo de las estrellas.

¡Flotaba en el espacio! Podía ver la silueta de mi cuerpo pero no del modo físico, sino más bien, en modo espiritual, casi como un ser espectral, era mi espíritu o lo que se conoce como alma, plagada de pequeños destellos eléctricos, seguía sintiendo este calor en todo mi ser e imaginé que era esa corriente de energía destellante que lograba ver. Escuché de pronto una voz susurrante que parecía proceder de un micrófono o bocina, decía: bienvenido...

No parecía de hombre, tampoco de mujer, era una voz neutra, difícil de explicar, pero fue maravilloso escucharla.

-No te olvides -dijo de nuevo la voz -no te olvides de tu origen y recuerda tu misión...

Sorpresivamente, una silueta femenina apareció frente a mi, con la misma forma astral, que la mía, me tomó el rostro con ambas manos y al juntar sus labios con los míos me provocó una descarga de energía que me sacudió por completo.

-Es tiempo de volver -la oigo decir en mi mente.

Nos tomamos de la mano y viajamos a través de un vórtice con matices de colores y en solo segundos, estábamos de vuelta en nuestros cuerpos que permanecían envueltos en las sábanas.

Sam y yo quedamos exhaustos por la explosión de energía, se recostó sobre mi pecho, mientras mis manos recorrían con suaves caricias su cuerpo desnudo.

-¿Te gustó? -la escuché preguntar casi en un susurro.

-¡Me encantó! -respondí extasiado -fue la experiencia más apasionante que he tenido.

-Me alegra saberlo, yo lo disfruté muchísimo -dijo complacida.

-¿Cómo es que no me había ocurrido esto antes? -pregunté curioso.

-Tu mente estaba enfocada en el plano terrenal y en lo físico -respondió -no tenías conciencia de este plano y tus parejas tampoco, es por eso que ninguno lograba alcanzar este punto, pero basta con que uno de los dos conozca el camino para que pueda llevar al otro.

La glándula pineal es uno de los mayores secretos que se nos ha ocultado. El secreto no es que la glándula exista, el secreto es su función.

A los estudiantes de medicina y psicología se nos dice que es un órgano en des-uso, pero no es así.

La glándula pineal es nuestro tercer ojo, es el órgano a través del cual soñamos e imaginamos y una vez que está activada también es el órgano que nos conecta a otras dimensiones de la realidad, o sea: nos permite ver seres de otras dimensiones además de permitirnos hacer viajes astrales (dejar nuestro cuerpo físico para viajar con nuestro cuerpo etéreo), desarrollar habilidades psíquicas como la clarividencia o telepatía y hasta la posibilidad de hacer viajes en el tiempo.

No es difícil imaginar por qué razón es un secreto, la iglesia nos ha dicho que ir a misa es el único modo para conectarnos con el creador, pero en realidad, el templo para llegar a la conexión Divina está dentro de cada uno de nosotros.

La glándula pineal tiene varios significados. Para la religión católica, significa el Poder de Dios, para la masonería, la visión del Cíclope; dentro de la tradición egipcia se le conoce como el ojo de Horus.

Además, en geometría sagrada podemos ver que el ojo de Horus corresponde de forma exacta con todas las estructuras del cerebro y en el mundo asiático como el tercer ojo o centro de la clarividencia y la intuición.

En terminología iniciática se le conoce como «La puerta del paraíso» El filósofo, Descartes, propuso que la glándula pineal era aquello que conectaba el cuerpo con el alma, o que la contenía, lo definió como «El asiento del alma».

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Desde un hotel cercano al departamento de Sam, Pablo elaboraba una estrategia, tenía órdenes claras y una sola misión.

-¿Cómo puedo ayudarte? -preguntó la voz de quién le hacía compañía a Pablo desde la ducha.

-Primero necesito tener claro lo que haré -respondió -debo tener organizado a la perfección cada detalle -decía ensimismado, sentado en la orilla de la cama con nada más que la sábana envuelta en la cintura.

-Si tú me contaras más acerca de esa misión tan secreta yo podría ayudarte -replicó la voz acercándose a Pablo por detrás suyo -me inquieta verte así de pensativo -continuó diciendo ahora cerca de su oído y rodeando el torso desnudo de Pablo con sus brazos -sabes que por ti estoy dispuesto a hacer cualquier cosa.

-Contarte mi pasado y mis raíces es simple -contestó Pablo acariciando los brazos que le envolvían el cuerpo, correspondiendo a las suaves y delicadas caricias de su acompañante -involucrarte en mis asuntos profesionales es algo muy diferente, Travis -dijo girándose de súbito -este mundo no es par ti, no soportaría que te ocurriera algo por culpa mía.

Travis era el menor de tres hermanos de una familia adinerada a quién nunca se le había negado nada y, acostumbrado a recibir todo en charola de plata, encontraba una fascinación por Pablo, quién no era tan condescendiente y que pocas veces le cumplía sus caprichos, además de ver en él la figura paterna que nunca tuvo.

Por otro lado, Pablo sólo veía a Travis cómo un medio para descargar ese resentimiento que tenía guardado desde hace años cuando era abusado sexualmente por el sacerdote que «amablemente» lo recibió en la iglesia y le ofreció educación, ese abuso había llevado al límite a Pablo y, al igual que la vez anterior, supo que dependía de él que todo terminara, se vió obligado a defenderse con lo que tuvo y en medio de aquel brutal ataque, sólo sufrió un rasguño en el rostro, en un intento desesperado del sacerdote por defenderse.

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Era temprano cuando Sam despertó para preparar el desayuno, el delicioso aroma a café se coló hasta la habitación, reactivando mis sentidos, busqué mi ropa y noté que faltaba mi camisa... Pensé que posiblemente había quedado tirada en el pasillo la noche anterior, así que salí de la cama y caminé hasta el comedor, guiado por el suculento aroma.

Se veía tan hermosa, pensé al ver a Sam desarreglada, con el cabello revuelto y mi camisa puesta.

-¡Buenos días! -exclamó al verme -ya está el desayuno, hoy visitaremos a alguien muy especial -continuó diciendo con la taza de café entre las manos.

-¿Qué tanto? -pregunté intrigado, sentándome a la mesa.

-Es mi maestro y él te enseñará a usar tus chakras -respondió emocionada -la persona a quién visitaremos es un especialista en el mundo astral y te ayudará a dominar tu tercer ojo.