Navidades
Desorden
Bruce jamas había visto un árbol de navidad semejante al que se erguía casi con vergüenza en su sala. Las luces que decoraban el árbol habían sido esparcidas aleatoriamente y permanecían enredadas, las guirnaldas eran un torbellino de colores y parecía que alguien había jugado tiro al blanco con las esferas navideñas, en definitiva era un desastre. No obstante, la sonrisa orgullosa que le dirigió su pequeño de ocho años logró aplacar la mueca que estaba por formarse en sus labios.
—¿Te gusta?
—Por supuesto Dick, es perfecto
Valía la pena mentir por ver la sonrisa que se formaba en el joven rostro del muchacho. Y bueno de todas maneras Bruce no pudo evitar sonreír también, después de todo, en alguna parte había escuchado que, solamente en el caos es donde se encuentra verdaderamente la belleza. Si, definitivamente le sería muy útil aplicar ese pensamiento más seguido de ahora en adelante.
Madrugadas
Bruce apenas podía recordar lo que era despertar una mañana de navidad sin ninguna responsabilidad, con el sol de medio día colándose por su ventana y el suave pero inconfundible aroma a comida que se impregnaba desde su cocina.
Desde hacía un par de años su rutina navideña había cambiado de manera radical. Se había despedido de las mañanas tranquilas donde Alfred se apiadaba de él y lo despertaba a la tarde con un suntuoso desayuno tardío. No, eso era cosa del pasado, ahora tenía un niño de diez años parloteándole incesantemente desde antes que terminara de despuntar el alba, siendo sincero Bruce ni siquiera supo en que momento su vida había dado un giro tan monumental.
—... Y entonces decoramos el árbol, Alfred insistió en que fuese dorado, yo lo quería rojo...¿Bruce me estas escuchando?
—ummn...
—bien, como te decía, yo lo quería rojo...
—Jason, me has repetido la misma conversación al menos cinco veces... los regalos están en el cuarto de lavado, detrás del segundo estante... ahora, por favor déjame dormir
—¿Realmente fui tan obvio?—Jason sonreía enormemente
Bruce solo emitió un fuerte gruñido y volvió a acomodarse en las sábanas, desde allí podía escuchar la risa de su hijo mientras corría por los pasillos y secretamente sonrió también. No podía imaginar cuanto llegaría a extrañar esas caóticas mañanas en unos cuantos años
Villancicos
—Me gusta esa canción- Comentó Bruce, y ahora apenas recordaba haber soltado eso como un comentario casual frente a su hijo. La melodía esa suave y empalagosa, el típico villancico navideño, que por alguna razón, suele sonar en la mayoría de las tiendas. El casi adolescente lo miro y asintió levemente y con eso Bruce dio por terminada la conversación decidiendo no darle mayor importancia. No volvió a recordar la canción hasta dos días después, cuando la melodía comenzó a sonar suavemente en su mansión, buscó sin demasiado interés algún aparato de donde pudiese provenir el sonido, pero al no encontrarlo prefirió ignorarlo y asumir que era obra de Alfred.
Pasaron tres días más, la canción no paraba de sonar de manera constante y a Bruce empezaba a molestarle, quería apagarla, pero cada vez que preguntaba a mayordomo acerca de melodía, este solo se encogía de hombros.
Bruce aguantó estoicamente una semana, sin embargo su punto de quiebre llegó una noche mientras manejaba su icónico auto por las calles de la ciudad, acababa de terminar su patrulla nocturna, cuando de pronto la canción empezó a colarse progresivamente por el sistema de sonido del automóvil, eso fue todo, aceleró a fondo. La música no había dejado de sonar, pero ahora también había invadido la baticueva, SU baticueva. Se paso toda la noche registrando la casa, reinicio los sistemas de seguridad, hizo una revisión completa de todos los terrenos aledaños a la mansión, y sin embargo la canción seguía sonando, imperturbablemente.
A la mañana siguiente se sento agotado con la cara entre sus manos, Tim y Alfred lo observaban con una mezcla de intriga y preocupación.
—No tengo idea de donde viene esa canción- soltó de repente el atormentado hombre
—Oh... yo la instale- Tim sonrió suavemente- vincule la canción al sistema de sonido en la mansión de manera remota desde mi computadora
La cara de Bruce era todo un poema, tenía todo un discurso arremolinándose en su cabeza pero al final solo una pregunta salió de sus labios.—¿por qué?
Tim se encogió—dijiste que te gustaba...
Dulces
Desde pequeño, Bruce siempre tuvo una fuerte aversión hacia las ostentosas fiestas que se celebraban en la casa Wayne, Alfred siempre le dijo que era algo temporal y que se le pasaría con la edad, no obstante, varios años más tarde, estaba empezando a pensar que era más bien un rasgo de familia.
La gala benéfica navideña de la fundación Wayne, era un evento conocido por todos en Ciudad Gótica, después de tantos años celebrándose, incluso llegó a considerarse como una tradición en la ciudad. Sin embargo para Bruce Wayne y su más pequeño heredero, era más bien, un fastidio. A Bruce le gustaba el proyecto, le parecía noble, lo que no le gustaba era el evento. Estar rodeado de personas, beber, comer y tener que actuar como un idiota, no era su idea de una noche ideal.
Damian tenía una opinión parecida a la de su padre en cuanto al evento, lo único bueno era que después de un rato la gente dejaba de prestarle atención a él para concentrarse en su padre. Esto lo dejaba con varias horas libres para hacer lo que quisiera con mínima supervisión. Así que sin dudar se dirigió directamente a la mesa de dulces, las golosinas no eran algo común en su casa, por tanto debía aprovéchalo.
Damian comió tanto como se le antojó, hasta que empezó a sentirse mareado, entonces fue en busca de su padre, tambaleándose ligeramente. Hasta el momento Bruce no se consideraba a sí mismo como un mal padre, sin embargo al ver su hijo más pequeño, supo inmediatamente que Alfred lo mataría por negligencia.
En su defensa Bruce, no estaba al tanto de los detalles sobre la gala, la planificación del evento era dirigida por terceros, su única responsabilidad era asistir. Él no tenía ni idea que los dulces tenían alcohol. Unas horas más tarde, sentado en su casa, con la cabeza de Damian en su regazo, no pudo evitar pensar que la situación era de lo más ridícula.
—Padre, lo arruine ¿cierto?- preguntó Damian, Bruce negó suavemente, era su culpa de todos modos—¿crees que Todd y Drake se hayan enterado?
—Seguramente, pero en todo caso, si no lo han hecho, mañana estará en el noticiero
—Lo lamentó—se disculpó Damian, Bruce acarició su cabeza y negó la afirmación, no era su culpa, y ademas, tendría suficiente castigo con que Jason y Tim no le dejaran olvidar el asunto jamás.
Damian empezaba a sentir sus párpados pesados, todo su cuerpo se sentía cansado, Bruce creía que estaba dormido, hasta que susurró con voz queda
—feliz navidad padre
—feliz navidad Damian, descansa...
Gracias por leer, feliz navidad.
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