Hielo
Primeramente mis disculpas por no actualizar en tanto tiempo.
Este capítulo está dedicado a todos aquellos que me solicitaron ver la interacción entre Jason y Damián, sin más que decir gracias por leer
Decir que Jason estaba agotado sería un eufemismo, la palabra era demasiado pequeña, había tenía una semana de locos, lo habían golpeado, rasguñado, apuñalado e intentado estrangularlo, sentía como si lo hubiesen molido a palos y lo único que quería era entrar en su apartamento y dormir.
Ni siquiera estaba exigiendo demasiado tiempo, con un par de horas le bastaría para volver a su trabajo de manera un poco malhumorada pero atenta.
Así que estaba de más decir que cuando un sonido fuerte y persistente lo despertó a las cuatro de la mañana no estaba del mejor humor que se diga.
Al principio decidió ignorarlo, hasta que se dio cuenta de dónde provenía el ruido, maldición, era su puerta, nadie en su sano juicio lo buscaría a el, en especial a semejante hora, así que tomó el arma que estaba junto a su cama y fue a investigar.
El lugar estaba oscuro y nada parecía fuera de lo normal, a excepción claro del toque persistente.
-¡Todd abre maldita puerta, de una vez!
Y allí estaba la respuesta, Jason bajo su arma irritado y abrió la puerta, frente a él estaba el pequeño mocoso de Bruce, aún llevaba puesto su disfraz, pero tenía una sudadera encima y se había retirado la máscara.
Bajo la vista para mirarlo y elevó una ceja, el niño no dijo una palabra le sostuvo la mirada con el ceño fruncido
-¿Que haces aquí?- gruñó, el chico no respondía y Jason estaba al límite de su paciencia- ¿¡que demonios haces aquí!?
-¿Tienes hielo?-pregunto Damián mirándole con sincero interés y alternando su peso de un pie al otro.
-¿Disculpa?
-Pregunté si tenías hielo- repitió con total calma, como si ni siquiera se hubiese parado a pensar con quien estaba tratando ni la hora que era.
-¿Damian habló en serio que haces aquí?- Jason seguía molesto, eso era algo casi natural en el, pero ahora si estaba genuinamente interesado en que demonios le pasaba al mocoso.
-Te estaba preguntando si tenías hi...-comenzó de nuevo, pero el mayor lo detuvo, no lo admitiría pero empezaba a preocuparse.
-¡Esa parte ya la entendí! ¿para que necesitas hielo?- Damián no respondió, estaba tenso noto Jason, más de lo normal, alternaba su peso de un pie al otro, algo impropio en el niño y mantenía la mirada baja, desde cuando el enano petulante bajaba la cabeza ante alguien.
-Entra- cedió Jason, el niño permaneció quieto y esto le colmó la paciencia, lo tomó de los hombros y lo arrastró hasta un pequeño banquillo en la cocina, donde le ordenó que permaneciera quieto, mientras él buscaba el maldito hielo y un botiquín.
Jason se volvió hacia Damian con los ojos encendidos-¿donde?-exige.
-¿Que cosa?-inmediatamente Damian se pone rígido y a la defensiva.
-esperas que crea que estás en mi apartamento a las cuatro de la mañana pidiendo hielo, por el simple hecho de que te gusta el hielo- llegados a ese punto Jason realmente se esforzaba por no gritar-¿donde te lastimaste?
El niño suspiró y casi parecía como si se desinflara, se quitó la parte superior de su traje para dejar al descubierto una herida en su hombro que aún sangraba.
-Mínimo seis centímetros de largo, necesitarás puntadas- Jason limpio la herida, la suturó y la vendo, (nótese que no era el mejor en ello, pero con tantos años de práctica al menos se defendía) Damian se mantuvo estoico- bien, ahora, explica niño ¿que estás haciendo aquí?
-Me lastime y necesitaba hielo- Jason suspiro, realmente quería golpearlo.
-¿Esperas que crea que viniste solo por eso? -Jason se burló, luego pensó en algo más importante-¿Bruce sabe que estás aquí?- una ligera mueca cruzo el rostro del niño- mierda, ¿donde demonios cree que estás?
Damián se encogió de hombros- en Bludhaven creo
-Y tengo que suponer que Dick tampoco sabe dónde estás-el chico asintió- déjame adivinar, te pelease con Bruce
-No- Damián evitó su mirada y agregó - mi padre y yo tuvimos un ligero desacuerdo en cuanto a cómo proceder con la misión
-Simplificando Batman te dio una orden que no quisiste seguir, fuiste herido y tu orgullo no te permite ir y admitir que él tenía razón-Damián gruño y apretó los puños.
Jason casi sonríe, se sentía como en un extraño dejavú, recordaba haber tenido una conversación similar con Dick cuando era pequeño, con la diferencia de que él era él interrogado en ese momento.
En apariencia Damián siempre le pareció una versión en miniatura de Bruce, le hacía acordar vagamente a aquellas fotos viejas y descoloridas que guardaban en el ático de la mansión.
Sin embargo el niño no tenía el carácter de Bruce, más bien le recordaba a sí mismo a esa edad, era orgulloso, impulsivo y ciertamente tenía un serio problema cuando se trataba de hacer lo que le decían, quizá por eso le agradaba.
Jason sabia que Damián era perfectamente capaz de matarlo, el niño era un asesino, un ser violento con pocos escrúpulos morales, claro que sabía eso, en teoría,
pero no importaba cuanto se esforzara, no podía imaginar que el niñito allí sentado en el taburete de su cocina, balanceando sus piernas sin siquiera poder alcanzar el piso, fuera la misma persona que había intentado asesinarlo hacía ya casi un año.
Sin lugar a dudas Damián había cambiado, era más... humano, si, esa era la palabra correcta para describirlo, humano.
Jason nunca había pensado en ello antes, aunque no es como si se detuviese a menudo a pensar en los murciélagos, la responsabilidad y la calidez nunca fueron sus mejores rasgos, simplemente hacia un esfuerzo consciente cuando era necesario.
Damián lo miraba expectante, el niño estaba herido y cansado mandarlo solo a casa seria una estupidez, demonios pensó, pero luego Jason sonrió maliciosamente.
-oye mocoso ¿alguna has comido helado en el desayuno?
Si, definitivamente la responsabilidad no era lo suyo...
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