El día era igual que siempre, los mismos arboles, la misma gente, las mismas casas, todo el vecindario era normal, tan tranquilo y apacible que daba una impresión de un gran hogar, pero no para Lincoln Loud...

Extenuante, se podría decir que era lo indicado para describir lo que pasaba el día a día de este hombre de 34 años. Aparco el auto en la  cochera de su hogar, se quedo un momento pensando: "¿que hice con mi vida?" Recostado en el asiento del conductor, para variar su hogar era lúgubre y desolado, no habían muchas cosas, en la sala del primer piso un sofá viejo, una televisión y una  mesa de centro, simple y sencilla, la cocina estaba casi vacía, de no ser por un par de platos y vasos pensarían que nadie vive ahí, la planta de arriba tenia 3 habitaciones y un sótano, la primera habitación estaba bajo llave, la segunda era donde dormía, y el baño por supuesto, una casa que pasase desapercibida por todos, los  vecinos eran amables, pero nunca preguntaban nada sobre el, los niños saludaban cortesmente, para reirse a sus espaldas, un trabajo que despreciaba, pero al menos lo mantenían con comida en la mesa, todo lo que pasaba a su alrededor le daba igual.

Los cigarrillos que compraba para matar el tiempo con su estúpida adicción, a pesar de que su medico le dijese que podría contraer cancer, era solo otro día evadiendo sus preocupaciones, bendita ignorancia, que mantiene al ser humano al borde de la felicidad prematura, eso pensaba el albino.

Se sentó en el sofá, encendió el televisor para variar, buscando distracciones como siempre, encendió su cigarrillo y aunque miraba el aparato, no prestaba atención a ello, pensaba: "mis hijos...mi familia entera...lo perdí todo hace tanto tiempo...si tan solo-" una llamada lo despertó de su trance, miro el celular y observo que era un numero desconocido.

Teniendo en cuenta que no muchas personas tenían su numero era un signo de alarma para el, ¿una llamada equivocada? ¿algún conocido con nuevo mumero? Preguntas así pasaban por su cabeza, tenia miedo y nerviosismo, lo pensó mucho tiempo, tanto que la llamada fue cancelada, esto lo tranquilizó un poco.

-bueno parece que no era nad- el teléfono volvió a sonar, dudoso contesto la dichosa llamada-¿hola...? ¿con quién desea hablar?

-¿Lincoln, eres tu?

Su voz resonó en su cabeza, como un eco interminable, hacia bastante tiempo que no trataba con nadie de su familia, mucho menos con alguna de sus hermanas, había huido, era un cobarde, o eso se consideraba el mismo, abandono todo lo que quería por pánico y horror de sus acciones, al fin y al cabo no tenia fuerzas para aceptar la cruel realidad que vivía en ese entonces.

-¿quién te dio este numero Lori?

-no estas en posición de preguntar nada-y tenia razón-necesito hablar contigo

-no lo hare, lo mejor que pude hacer por todos fue irme lejos de casa y nunca volver, no espero que me perdonen, solo que entiendan

-pues ni te entiendo ni te perdono, hay cosas que arreglar, mas te vale seguir mis ordenes al pie de la letra, no tendré piedad alguna contigo, lo sabes perfectamente, no estamos en buenos teminos-hablaba la mujer con una clara irritación

-...nunca lo estuvimos...

-mañana en el bar de Rock n' Beer, a las 4:30 pm, te arrepentirás si te atreves a faltar, adiós

Colgó. Una vez mas la desgracia lo acompañaba, 11 años de aislamiento de todo y de  todos para que esto ocurriese tan de repente?

El cigarrillo estaba en su punto máximo, Lincoln solo lo apago, probablemente la llamada duro más de lo que realmente pensó, lo único que importaba ahora es ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? Y ¿Por qué?

Fue un día largo, y el comienzo de una reconciliación...