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𝓓𝓾𝓮: 𝓜𝓮𝓵𝓸𝓭𝓲𝓮 𝓪𝓬𝓬𝓪𝓽𝓽𝓲𝓿𝓪𝓷𝓽𝓲

Taehyung pudo notar como aquel atractivo pelinegro se acercaba poco a poco hacia donde estaba él junto a sus amigos. 

— Ese pianista no deja de mirarte desde hace rato— dijo su amiga Sophia.

—Y viene hacía acá— ahora fue Matteo quien habló.

—Lo sé— sonrió coqueto hacia el pelinegro que ya estaba bastante cerca de su mesa.

Cuando Hoseok se acercó al grupo de amigos, todos dejaron de hablar entre sí.

Ciao parli inglese?— Hoseok habló un poco inseguro hacia Taehyung.

—También coreano, por si te sientes más cómodo— el castaño le regaló una sonrisa juguetona. 

—Oh entonces si eres coreano también— Hoseok sonrió emocionado, ya que no había visto absolutamente a ningún coreano en aquel pueblo pequeño.

—Sip, mi padre es coreano y mi madre italiana. Es una gran sorpresa ver a alguien coreano por aquí.

La química entre ambos chicos se veía a millas de distancia, por lo que los acompañantes del castaño decidieron alejarse de la mesa y distraerse por el bar. 

Unos simples 10 minutos bastaron para que Hoseok y Taehyung se sumergieran en una amena plática, combinando los distintos idiomas que hablaban, iban desde el coreano, al inglés y un poco de italiano.

—¿Entonces practicas el piano desde niño?— pregunto Taehyung mientras le daba un sorbo a la tercera cerveza de la noche.

—Sí, desde muy niño sabía que era lo que más me gustaba, me esforcé mucho para ser el mejor en lo que hago—los ojos del pelinegro se iluminaban al platicar de su pasión.

—Se nota lo mucho que te gusta eso, eso me agrada— el castaño sonrió sinceramente —Yo también soy músico, o algo así.

—¿En serio?— Hoseok fingió sorpresa, pues quería que Taehyung le platicara más sobre él, pues no había hablado demasiado en lo que llevaban hablando.

Taehyung rió suavemente, disfrutando de la compañía de Hoseok y la conexión que surgía entre ellos. Le encantaba cómo el pelinegro se interesaba genuinamente por su historia.

—Sí, aunque no soy tan virtuoso como tú con el piano. Soy cantante de jazz, algo más improvisado y libre. Me encanta explorar diferentes estilos y fusionarlos en mis interpretaciones. Es mi forma de expresión, de contar historias a través de la música —dijo Taehyung con una chispa de pasión en sus ojos.

Hoseok asintió con entusiasmo, capturado por cada palabra que salía de los labios del castaño. La música era un lenguaje común entre ellos.

—Eso suena increíble, Taehyung. La música es un medio poderoso para transmitir emociones y conectar con las personas. Me encantaría escucharte cantar alguna vez —respondió Hoseok, con una genuina admiración en su voz.

La conversación fluía fácilmente entre ambos. Compartieron anécdotas sobre sus primeras experiencias musicales, sus inspiraciones y los desafíos que habían enfrentado en sus respectivas carreras. La química entre ellos se fortalecía con cada palabra compartida.Mientras tanto, el bar alrededor de ellos seguía su curso, llenándose de risas, música y conversaciones animadas. Sin embargo, Hoseok y Taehyung parecían estar inmersos en su propio mundo, ajeno a todo lo demás. El resto del grupo de amigos del castaño se había dispersado discretamente, permitiéndoles disfrutar de su tiempo juntos.

A medida que pasaban los minutos, Hoseok y Taehyung se sumergían cada vez más en su conversación, perdiendo la noción del tiempo. La energía vibrante del bar se mezclaba con la conexión íntima que surgía entre ellos. Los ojos se encontraban y las sonrisas se prolongaban, revelando una atracción mutua y una curiosidad creciente.El sonido de la música de fondo y las risas a su alrededor se desvanecían lentamente, mientras los dos músicos se sumergían en una burbuja de complicidad y fascinación mutua. Había algo especial en aquel encuentro fortuito, como si el destino hubiera conspirado para unirlos en aquel pequeño rincón del mundo.

Se dieron las 12 am y el bar comenzaba a cerrar, la gente ya era escasa, incluso los amigos del castaño se habían ido hace un rato ya.

—Te quedaste solo por mi culpa— el pelinegro habló mientras salían del local.

—No importa, a ellos los veo todo el tiempo, tú eres una novedad Hoseok— Taehyung le guiño el ojo al pelinegro, haciendo que este se sonrojara levemente, jamás había salido con alguien tan coqueto y su forma de actuar era algo nueva para él.

—En ese caso, ¿te gustaría ir al lugar que rento?— pregunto Hoseok intentando que no sonara para nada mal —P-pero no es por lo que piensas, solo me gustaría seguir conociéndote.

Taehyung no pudo evitar reír debido a la manera tan tierna en la que el pianista le proponía eso.

—Si solo vamos a platicar, entonces sí— Taehyung se acerco hasta quedar peligrosamente cerca de Hoseok —A  menos que me convenzas de algo más. 

El rostro de Hoseok se tiñó de un tono más intenso de rojo ante las palabras coquetas de Taehyung. Su corazón latía con fuerza, y una mezcla de nervios y emoción recorría todo su cuerpo. No había experimentado una atracción tan instantánea y poderosa en mucho tiempo.

—Bueno, supongo que eso dependerá de cómo fluya la noche, ¿no crees? —respondió Hoseok, tratando de mantener la compostura mientras una sonrisa nerviosa se dibujaba en sus labios.

Ambos caminaron juntos hacia el pequeño departamento que Hoseok había rentado para su estancia en Portofino. El aire fresco de la noche los envolvía mientras se adentraban en las estrechas calles empedradas del pueblo pesquero.Al llegar al lugar, Hoseok abrió la puerta, invitando a Taehyung a entrar. El departamento era acogedor y con toques personales que el pianista había agregado en los días que llevaba viviendo ahí, reflejando la pasión de Hoseok por la música. Había un pequeño rincón con su piano digital, y las notas musicales se encontraban dispersas en cuadros y adornos por toda la sala.

—Adelante, siéntete como en casa —dijo Hoseok, cerrando la puerta detrás de ellos.Taehyung se dejó caer en el sofá, mientras observaba curiosamente su entorno. Sus ojos se encontraron nuevamente con los de Hoseok, cargados de una intensidad y una anticipación palpables.

—Así que, ¿dónde me enseñas a tocar el piano o me convences de algo más? —preguntó Taehyung con una sonrisa traviesa, dejando claro que estaba dispuesto a dejarse llevar por la seducción del momento.

Hoseok se acercó lentamente al teclado, sus dedos acariciando las teclas con una delicadeza que solo un verdadero amante de la música podría entender. Una melodía suave y melancólica llenó la habitación, envolviéndolos en un aura de romanticismo.

—Podría enseñarte algunas notas y acordes básicos —susurró Hoseok, deslizando su mirada hacia Taehyung con una intensidad cautivadora—. Pero también podría mostrarte cómo las melodías pueden convertirse en un lenguaje de pasión y deseo.

El ambiente se cargó con una tensión magnética mientras Hoseok continuaba tocando, dejando que su música se convirtiera en la voz que expresaba lo que sus palabras no podían. Cada nota resonaba con sentimientos profundos y anhelos ocultos.Taehyung se levantó del sofá y se acercó a Hoseok, quedando a escasos centímetros de él. Sus ojos se encontraron una vez más, y el deseo ardiente se reflejaba en cada mirada y cada gesto.

—Enséñame, Hoseok —susurró Taehyung, sintiendo cómo el piano y la música envolvían su cuerpo—. Enséñame cómo la música puede ser el lenguaje más íntimo de todos.

—Bueno, solo si tu me das una muestra de jazz con esa melodiosa voz tuya— Hoseok había decidido fluir con el ambiente tan tenso y sensual que se había desatado. 

—De acuerdo, pero debes de ayudarme con un poco de música, ¿sabes tocar algo de jazz?

—No estoy muy acostumbrado, pero lo intentaré, me imagino que conoces "Misty".

—Por supuesto, ¿que clase de jazzista sería si no la conociera?

Ambos sonrieron, Hoseok se acomodo bien y sus dedos comenzaron a moverse por si solos, sorpresivamente  no teniendo que esforzarse mucho por recordar como tocar la canción. Las notas fluyeron con gracia y elegancia, envolviendo el espacio con su encanto romántico.

Taehyung cerró los ojos mientras escuchaba la melodía que surgía del piano. Su voz se unió suavemente, como una caricia musical, entrelazándose con las notas que Hoseok tocaba con destreza. Cada frase vocal era entregada con una pasión cautivadora, transmitiendo la profunda emoción que la canción evocaba en ellos.

A medida que avanzaban en la interpretación, sus miradas se encontraron, y en ese instante, parecía que el mundo a su alrededor se desvanecía. Se perdieron en la música, en la conexión intensa que se establecía entre ellos a través de cada acorde y cada palabra.

La química entre Hoseok y Taehyung era innegable, como si sus almas estuvieran danzando en perfecta armonía. La energía del jazz y el romance se entrelazaban, creando un vínculo mágico que solo podía nacer en ese momento y lugar.

Cuando la canción llegó a su fin, un silencio reverente llenó el espacio. Hoseok y Taehyung se miraron, sus corazones latiendo al unísono, conscientes de la conexión especial que habían compartido a través de la música. Sin necesidad de palabras, supieron que algo extraordinario había surgido entre ellos.

—Eso fue increíble —susurró Taehyung, con una sonrisa suave y brillante en sus labios.

—Tú también estuviste maravilloso. No puedo creer lo fácil que fue tocar contigo —Hoseok respondió, con admiración en sus ojos.

El piano y la voz se habían convertido en un puente hacia una complicidad más profunda, donde las palabras se volvían innecesarias. El lenguaje de la música los había unido de una manera especial y única.

Sin poder aguantarlo más, Taehyung se abalanzo sobre Hoseok yendo directamente hasta sus labios, iniciando un fogoso beso que los dos había esperado demasiado. Las manos del pelinegro no tardaron en bajar hasta la cintura del italiano, apretando un poco y haciendo gemir levemente a este. Podía jurar que los labios de Taehyung eran lo más dulce que había probado hasta ahorita, su cálida lengua y su saliva lo estaban volviendo adicto. 

Solo unos cuanto minutos de besos y toqueteo bastaron para que Hoseok se llevara a Taehyung directamente hasta la pequeña cama de departamento, depositando su precioso cuerpo sobre sus sabanas. Ambos sabían lo que pasaría y estaban completamente deseosos de eso. 

Las prendas fueron desapareciendo en cuestión de segundos, dejando sus cuerpos expuestos ante los ojos del otro. Hoseok no podía dejar de admirar el perfecto cuerpo del chico italiano, con su piel tostada, suave y con un pequeño tatuaje adornando su cadera derecha. 

—Eres tan divino, como un ángel— dijo el pelinegro mientras se dedicaba a besar aquellas bronceadas y largas piernas.

Taehyung solo podía deleitarse con lo suaves besos repartidos en su cuerpo por aquel hombre tan atractivo y único, en toda su vida el Portofino jamás había sentido tanta pasión como con aquel pianista que había conocido en apenas unas escasas horas. 

Los besos llegaron hasta el miembro ya duro de Taehyung, y sin pensarlo dos veces, Hoseok se encargo de iniciar una lenta y torturosa ruta desde la base hasta la punta con su lengua, haciendo que el castaño soltara un gemido extasiado. El ritmo de la lengua de Hoseok fue aumentando, sus dedos traviesos y ya húmedos con su propia saliva fueron hasta el apretado canal de Taehyung para comenzar a aflojarlo.

El menor agradecía su decisión de haberse limpiado a profundidad aquella tarde, sabía que quería tener sexo, pero con los típicos chicos con los que siempre lo hacía, sin embargo no se esperaba que terminaría siendo penetrado por los dedos del extranjero más caliente que había conocido en sus 23 años de edad. 

Cuando el agujero de Taehyung ya estaba lo completamente estirado y listo, Hoseok tomo uno de los condones que había guardado en el cajón cerca de la cama, no esperaba que los utilizaría tan pronto, ni mucho menos que sería con un sueño hecho realidad como era Taehyung. 

Hoseok tomo las piernas de Taehyung para colocarlas sobre sus hombros, comenzado a adentrar su miembro en su caliente cuerpo.  Ambos no dejaban de gemir por el mar de sensaciones que los invadían en ese momento, la pasión, la innegable conexión que tenía y la perfección con la que sus cuerpos encajaban hacían que el momento se volviera aún más mágico.

El ritmo de las caderas de Hoseok aumentaban conforme los segundos corrían, sus ojos no separaban de la mirada del otro, una mirada llena de lujuria y deseo, no podían tener suficiente del otro, por más que sus cuerpos se encontraran más que unidos en esos momentos.

Unas estocadas más tarde, acompañadas de gemidos y suspiros graves por parte de ambos culminaron en un esperado y deseado orgasmo, consumiendo todas sus energías. Los dos terminaron tumbados y sudados sobre las sábanas blancas de Hoseok.

—No sé que acaba de pasar, pero fue el mejor sexo que he tenido en mucho tiempo— habló Taehyung después de recuperar un poco de su energía.

—Eres tan adictivo Taehyung, me encantas— Hoseok se dedicó a besar el hombro y cuello del castaño.

—Esto debe repetirse si o si, y no solo hablo del sexo— Taehyung confesó, pues igualmente había disfrutado bastante tocar una canción junto a él. La pasión entre ambos se desbordaba tanto que no solo abarcaba el sexo.

Hoseok sonrió complacido, sin detenerse a pensar en que su estadía en Portofino sería casi fugaz.

Les dije que me encargaría de terminar este fanfic rápido jeje

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