Ideas... Peleas...

Él está transfigurado,
Su cuerpo es una armadura de plata,
Sus palabras salen de una boca de fuego,

¿Qué quiere de mí el Cristo aún no crucificado?
¿La rebeldía divina contra el pecado del mercado?

Pero el que azota recibirá azotes,
En este mundo solo hay certeza de esos dotes:

La palabra de oro es dura
Y brilla hasta despertar instintos poderosos,

El peligro es haber endulzado almas con tus sermones,
Las moscas querrán posarse sobre los labios
Con la miel de la Verdad.

El peligro es haber cruzado la línea de los peones,
Ser un hebreo en contra de los fariseos.

El disfraz de las ideas es
De suspiros atormentados:
Ese el aire que apaga un fuego insostenible.

Las ideas que son esculpidas
Desde el campo de visión,
Esas, las más peligrosas son.

Las ideas... las peleas.

Peleas: los hijos de la mente
Se escudan en anécdotas homéricas,
¡Prodigiosas ideas quiméricas!

Ellas sí saben, chismean,
Ideas que chispean:

Un pasado pesado
Y el honor será pisado.

Las ideas tienen sus zapatos 
Y en los insignificantes ratos
Caminan hacia el hado.

Yo no creo en héroe ni en soldado:

Yo creo en la persistencia

De lo que ha fulminado.

Y es una idea terca
La que se resiste a cerrar mis ojos,
La que quiere condenar mis labios.
Tengo que callarla,
Tengo que cercenarla
Antes de que me cercene,
Yo me censuro sin que nadie me lo ordene.

Las ideas de la noche, noche son,
De la noche provienen.
Y una noche como yo no las mata:
¡A la noche le convienen!