—¿Roma? —preguntó Connor.

Sin decir nada, la muchacha se lanzó a sus brazos, sollozando.

—¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?

Le levantó el rostro bañado en lágrimas para poder observarla.

Sabía que había algo muy importante que estaba olvidando, pero en aquel momento no podía recordar lo que era (aunque eso no importaba) no cuando tenía a su chica otra vez a su lado.

Roma se separó de él y lo miró a los ojos.

Creyó que encontraría la calidez que solía ver siempre en la mirada celeste de su amada, pero ahora, esta solo reflejaba odio.

Sin decir nada, Roma se apartó de él.

—¿Pasa algo? —intentó tocarla, pero ella se alejaba siempre que sus dedos estaban por rosar su piel—. ¿Amor... Te hice algo?

Ella seguía llorando a mares.

La muchacha caminó hacia la recámara. Connor no lo pensó antes de ir tras ella. Al llegar le hizo una seña al chico para que se acostase.

—Esto... —calló cuando sintió el peso de Roma a su lado.

Respiró, sintiendo el aroma a frutas de su cabello.

La abrazó, queriendo conservar aquel último momento para siempre en su memoria...

¿Por qué decía que era el último?

No, no podía ser.

Aún tenía lugares a los que salir con Roma, cosas que probar a su lado, escuchar más nuevas canciones con ella... Todavía tenían 1000 cosas por hacer juntos.

La respiración tranquila de Roma, los dedos de Connor enredándose con sus cortos mechones, el olor a café de la casa y el ruido de la ciudad a lo lejos era algo demasiado común para ellos, y aún así, había algo que no se sentía bien.

Comenzaba a quedarse dormido, cuando Roma soltó un alarido horrible.

Se sentó de golpe, solo para contener un grito de espanto.

Su amada tenía una expresión de horror grabada en el rostro y un corte demasiado profundo en la garganta, por el cual la sangre salía a borbotones.

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Connor se despertó agitado y empapado en un sudor frío, como todas las mañanas.

Extendió una mano hacia el buró y cogió una fotografía en la que salían él y Roma abrazados.

Hacía 3 meses que su novia (prometida) había muerto, dejándole solo, sumido en una terrible depresión que nunca se molestó en ocultar.

No le importaba que su madre tuviera que volver a hacerse cargo de él como cuando era un crío, ni haber dejado la universidad a medias, o el trabajo al que había renunciado... Ya nada tenía sentido, no sin el amor de su vida... No sin la mujer que podía alegrar un día horrible con un simple “¡Hola, Cariño!"

No le encontraba sentido a seguir sin su Roma...

Varias veces fantaseó con acabar con todo de una vez, dejar de vivir para reencontrarse con la muchacha, y lo único que le impedía hacerlo era Amaris.

(Estaba loco, pero no abandonaría a su madre).

Lo peor de todo eran las pesadillas.

Siempre soñaba con que Roma aparecía en su casa, actuando de una manera extraña. El intentaba tocarla, ella lo evitaba he iban ha su habitación, se mantenían abrazados, la veía con un corte en la garganta y se despertaba.

Nunca supo lo que seguía a eso en su sueño (y no era como que se moría por saberlo).

Su día empezó cuando Amaris entró para abrir las cortinas y saludarlo.

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Su amada tenía una expresión de horror grabada en el rostro y un corte demasiado profundo en la garganta, por el cual, la sangre salía a borbotones.

Se desesperó por hacer algo, aún cuando sabía que era inútil.

Tampoco podía moverse por el miedo.

Entonces, ocurrió algo que lo tomó por sorpresa:

Roma lo abrazó con fuerza y le susurró con voz pastosa.

—Déjame ir, Amor...

Y lo entendió todo.

No se había despedido de ella. No fue a su funeral, ni a acompañar en su último paseo por la ciudad, solo se quedó en cama, lamentándose por la repentina muerte de su amada, mucho menos la dejaba descansar por solo pensar en ella día y noche.

La estrechó entre sus brazos, sintiendo el frío que siempre le generaban las despedidas.

No la soltó, aunque sus lágrimas se mezclaran con las de ella.

—Hasta luego, Amor —Roma le robó un corto beso y se desvaneció en el aire.

A la mañana siguiente, Connor despertó con una extraña sensación de calidés en el corazón.

Sabía que las pesadillas se habían ido para siempre.

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Holis <3

¿Puedes creer que había olvidado por completo la existencia de este relato? 🤦‍♀️

Bueno, buscando en mis archivos lo encontré y decidí darle un hogar en este libro.

Si te preguntas: ¿Dónde demonios encaja esto con las demás historias? Conner es otro de los asistentes a Melodian, es uno de los 300000 amigos de Jerry.

✨Significados de Nombres✨

"Agapi" amor en griego.

"Conner" amor.

"Amaris" amada.

"Roma" adivinen...

¿Se nota que lo escribí para el 14 de Febrero?

Besitos

Annie