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〃capítulo 6〃

Por la mañana a Jimin le despertó la vibración de su teléfono, que se había olvidado de sacarlo de su bolsillo. Lo habría dejado pasar, pero el aparato se había clavado en su cadera y estaba incómodo, así que lo sacó a regañadientes mientras sonaba una segunda vibración.

Tenía dos mensajes recientes, uno de la casera del apartamento diciendo que debía abandonarlo antes de las diez de ese mismo día.
Y otro de su compañía, avisándole de que habían audiciones para una nueva obra: El Cisne Negro.

Gritó al leer el último mensaje.

──¿Estás bien? ──farfulló Jungkook, que se despertó de golpe.

Jimin ni siquiera se había fijado en sus ojos cerrados, pensó que simplemente no dormía.

──Oh, lo siento, estoy bien, vuelve a dormir...

──¿Pasó algo? ──insistió el vampiro.

Inspeccionó su rostro, pero todo parecía correcto.

──Sí, era un grito de alegría ──comentó Jimin──. Me presentaré para el papel principal de El Cisne Negro.

Jungkook esbozó una amplia sonrisa y repartió besos por toda su cara.

──Estoy seguro de que conseguirás el papel, nunca he visto a nadie bailar como tú ──juró.

Jimin besó sus labios de forma casta para agradecerle el comentario, pero en cuanto olisqueó el aroma a comida en el aire tuvo que cambiar de tema.

──¿Puedo desayunar aquí?, tengo hambre y antes de las diez necesito vaciar el apartamento ──explicó.

──Esta es tu casa ahora, pequeño, puedes hacer lo que quieras ──replicó Jungkook, con una sonrisa ya completamente despejado──. Iré contigo, vamos.

Cuando el vampiro se apresuró a salir de la cama Jimin lo copió, volviendo a guardar su teléfono en los pantalones y dejando la chaqueta que le había prestado él la noche anterior sobre una silla. Después siguió a Jungkook a través de un pasillo que daba a la entrada y allí encontraron el comedor, con cuatro personas a la mesa. Jimin sólo reconoció a Namjoon y Taehyung, los únicos sin comida frente a ellos.

──¿Es humano? ──cuchicheó el hombre al lado de Namjoon.

Jimin supuso que sería Seokjin, porque compartía la misma alianza que llevaba el vampiro en su anular. Este asintió.

──Carne fresca ──canturreó Taehyung.

──Amor, es muy pronto para esas bromas. ──Rió el humano a su lado, Hoseok, según supuso Jimin.

Jungkook rodó sus ojos mientras apartaba una silla para el peliazul.

──Puede escucharos. ──Les recordó él.

Pero Jimin negó con las mejillas rosadas, quería pasar lo más desapercibido posible, aunque parecía ser el nuevo juguete.

En cuanto se sentó a la mesa, Seokjin se levantó.

──¿Tienes hambre? ──preguntó.

Pero ni siquiera le dio tiempo a responder que desapareció por la otra salida del comedor.

──Siempre es así de nervioso con los nuevos ──aclaró Namjoon, aunque nadie había preguntado.

Jimin sonrió. En cierto sentido sí parecían una familia y ese matrimonio le transmitía más calma que sus propios padres.

Unos instantes después Seokjin volvió a entrar con un plato lleno de comida: tostadas de mantequilla, fresas y tortitas. Jimin no acostumbraba a comer tanto, pero se propuso hacer un esfuerzo para no dejar nada y parecer un desagradecido.

──¿De dónde eres? ──preguntó Hoseok, comiendo al lado de un Taehyung con las pupilas dilatadas.

──De Busán ──respondió Jimin después de tragar una fresa.

──Jungkook es de Busán, que casualidad ──comentó Namjoon.

El peliazul miró a su vampiro, que le sonrió como si estuviese orgulloso. Jimin cada vez se convencía más de que había sido cosa del destino.

──No tienes mucho acento ──susurró este último, con una sonrisa.

──Llevo demasiado tiempo en la capital ──replicó Jungkook──. Pero a tí se te nota de sobras ──musitó.

Acercó su rostro al de su Juramento, quien parecía haber perdido toda la vergüenza de minutos atrás cuando le dejó un beso en sus labios. Taehyung, al lado, ahogó un grito.

──Por favor, ¿dónde escondías tu lado romántico, Jungkook? ──Rió junto a Hoseok.

El pelinegro le dio un manotazo al otro vampiro, por detrás de Jimin. Ante eso Namjoon les lanzó una mirada clásica de padre cansado de su actitud.

Sin embargo, en cuanto se escuchó un portazo provinente de la puerta de entrada todo el mundo calló. Jimin sintió la tensión en el ambiente, pero no lo comprendió hasta que un hombre apareció en el comedor.

──Yoongi, bienvenido de nuevo ──canturreó Taehyung, que parecía el único impasible ante su presencia──. ¿Cómo te ha ido?

Jimin observó al vampiro recién llegado. Era el más pálido de todos y sus ojeras rodeaban casi todos sus ojos. A diferencia del resto, era rubio y vestía como si se hubiese quedado en el siglo pasado.

──Bien ──respondió Yoongi, impávido.

Hizo un repaso de los presentes hasta dar con el nuevo aroma: Jimin. Él se encogió al sentir una mirada escarlata de pupilas dilatadas, parecía el vampiro más débil e intimidante al mismo tiempo. Jungkook rodeó su cintura.

──¿Quién eres? ──preguntó el rubio.

Jimin quiso responder pero no encontró voz suficiente para hacerlo.

──Es mi Juramento ──replicó Jungkook ante el silencio.

El resto de presentes se tensaron al ver la escena, menos Taehyung, que se miraba las uñas.

──No ──espetó Yoongi.

Y aunque Jimin pensó que haría o diría algo más, desapareció a la velocidad de la luz, dejando tras de sí unos suspiros de alivio.

──¿Qué mierda le pasa ahora? ──refunfuñó Jungkook.

Taehyung y Hoseok se levantaron y realizaron inclinaciones antes de marcharse con sus manos unidas. Namjoon se encogió de hombros en respuesta al pelinegro.

──Estará estresado por el viaje ──susurró Seokjin.

Jimin, que finalmente se había dejado algo de comida en el plato, lo apartó para indicar que había terminado.

──No tienes por qué irte por culpa de Yoongi, no te hará nada ──farfulló Jungkook.

Pero el peliazul negó con una sonrisa. Sí, se había quedado con mal cuerpo, pero debía irse por otro motivo.

──Tengo que desalojar mi apartamento, ¿recuerdas? ──susurró.

El vampiro suspiró.

──Cierto, te llevaré en coche ──murmuró con un asentimiento.

Jimin agradeció la comida a Seokjin y realizó una inclinación a Namjoon por respeto, le parecía bastante educado y no quería ser menos.

──¿Vamos? ──preguntó Jungkook, que ya tenía las llaves del coche en su diestra.

Jimin tomó su zurda para ir con él.

Solamente habían llevado hasta el coche la mitad de las cajas, pero Jimin ya estaba agotado. Se tumbó sobre el sofá mientras Jungkook cargaba dos de ellas en cada brazo.

──Me das envidia ──musitó el peliazul.

El vampiro sólo negó con una sonrisa.

──Descansa, llevaré yo el resto ──respondió.

──Normalmente me negaría, pero hoy abusaré de tu fuerza y me relajaré ──canturreó él.

Bigotes, su gatito, se subió al regazo después de ser llamado. Jungkook desapareció por la puerta a una velocidad sobrehumana y volvió de la misma forma, con sus manos vacías. Así lo hizo unas cuantas veces más hasta que todas las cajas estuvieron en el coche.
Al terminar se sentó al lado de Jimin, justo donde este pudo arrastrarse y apoyar la cabeza en sus piernas. Recibió masajes en el cabello como respuesta.

──Gracias por ayudarme ──susurró el peliazul.

Cerró sus ojos para disfrutar las caricias, así que no pudo ver la sonrisa de Jungkook.

──Gracias por entrar en mi vida ──respondió él.

Jimin, con sus mejillas rosadas, giró el rostro hacia el lado opuesto. Pero el vampiro se divirtió demasiado, así que tomó su mentón con cuidado, para hacer que volviese a mirarlo.

──¿No te gustan las palabras bonitas? ──musitó.

Jimin observó su sonrisa ladeada y una de sus cejas elevadas, pero negó, aunque al momento se arrepintió.

──Es decir, sí, pero me tomas por sorpresa ──comentó.

Se acordó de las palabras de Taehyung en el desayuno, las cuales le habían dado a entender que Jungkook nunca había sido tan romántico con otra persona. Podría ser algo ingenuo al sentirse especial, pero sonrió.

──Quiero mimarte y cuidarte, ahora que eres mi Juramento eres alguien sagrado para mí ──explicó el vampiro, que volvía a acariciar su cabello tintado de azul──. Así que deberás acostumbrarte a los cumplidos y las atenciones.

Jimin se removió por culpa de un escalofrío, pero no borró su expresión.

──¿Es una amenaza? ──bromeó.

──Es una promesa ──replicó Jungkook──. De que seguiré conquistándote como si fuese el primer día, y cuidándote por la eternidad ──murmuró, serio.

Jimin borró la sonrisa entonces, así que sus labios pasaron a ser una línea. Aquellas palabras y la forma en que las sentía reales le causaban mariposas en su estómago.
Poco a poco se incorporó hasta llegar a su rostro y así poder probar los labios de Jungkook una vez más. Como siempre, eran fríos, pero los besó de forma lenta para devolverles la calidez necesaria.

El vampiro suspiró contra su boca y llevó ambas manos a su espalda, para sujetarlo bien contra su cuerpo. Eran perfectos el uno para el otro, no cabía duda de que había sido el destino quien los había juntado.

Sin embargo, Jungkook puso final al beso con una mordida suave en su labio inferior. Ambos abrieron sus ojos, los de Jimin azules y brillantes al mirarle. Los del vampiro ámbar, pero con las pupilas dilatadas al máximo.

──Deberíamos irnos ──susurró este último.

Jimin no entendió la repentina urgencia, pero un índice repasando la vena de su cuello pudo darle una pista.

──Podemos... hacerlo aquí, si quieres ──sugirió.

Pero Jungkook negó al instante.

──Es más seguro en casa, normalmente no sucede nada pero quiero tener los remedios cerca de tí cuando me alimente ──concluyó.

Jimin asintió y llevó su mano sobre la de él cuando se posó en el hueco entre su cuello y hombro.

──Está bien ──accedió──. Pero no puedo esperar más, llevo días queriendo sentirte como es debido.

El pelinegro dejó ir una suave risa nasal mientras analizaba su rostro.

──Lo harás, de muchas formas, créeme ──prometió.

Acto seguido lo tomó en sus brazos para alzar a ambos del sofá, con Bigotes aún en el regazo de Jimin. Este comprendió que realmente lo cuidaría en todos los sentidos cuando lo llevó en brazos hasta el coche aunque pudiese caminar perfectamente.

No podía negar que estaba nervioso. La cuestión que más se repetía en su mente era si le dolería la mordedura, pero confiaba en Jungkook, una parte de él estaba ligada a él y sólo podía pensar en alimentar al vampiro.
Pero su parte humana, mortal e inexperta temía volverse adicto, demasiado. Y también quería satisfacer los deseos de su cuerpo, como nunca antes había sentido con nadie.

Cuando llegaron de nuevo a la mansión, pasando por las escaleras en las que Bigotes no dejó de maullar, Jimin se encerró en la habitación de Jungkook después que él se lo sugierese. Sabía que tardaría poco en descargar las cajas hasta su nueva habitación, que resultaba estar en frente de la del vampiro.

──¿Puedo pasar? ──preguntó la voz de Jungkook tras la puerta.

Bigotes saltó de la cama y rascó la madera hasta que Jimin se levantó para abrirle. Jungkook le dejó un casto beso en sus labios antes de tomar al gato en sus brazos.

──Es mejor que no esté presente ──comentó.

──Enciérralo en mi habitación, seguramente se quedará dormido ──sugirió Jimin.

Cuando el vampiro dio media vuelta, notó sus manos temblar y su corazón acelerarse al máximo.

Pero cuando Jungkook volvió, cerró la puerta con el pie y lo besó sin decir nada más, el tiempo se detuvo y nada le importó.

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