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〃capítulo 4〃

La mansión se encontraba a las afueras de la ciudad, perdida en el interior de un bosque con una esclarecedora señal de peligro.
Jimin llegó a pensar que Jungkook estaba loco, o que era un psicópata que trataba de asesinarlo, pero se equivocó.

En el centro del bosque, rodeada de altos pinos de oscuro follaje, la estructura de madera de una pequeña cabaña apareció frente a ambos.

──Es aquí ──anunció Jungkook.

Detuvo el coche frente a la cabaña y Jimin esperó a que él saliese para hacerlo también. Quería tenerlo delante de él en todo momento, por si acaso.

──Habías dicho que era una mansión ──comentó.

No le importaba mucho su clase social, sólo corroboraba si era verdad lo que decía.

El pelinegro esbozó una sonrisa casi tierna y le ofreció su mano.

──Confía en mí.

Jimin escuchaba una voz en su cabeza que le insistía en dar media vuelta, pero él la ignoró y tomó su mano.

Jungkook asintió antes de encaminarse a la cabaña, completamente decidido. Una vez dentro, Jimin vio que parecía una biblioteca más que un hogar: las paredes estaban revestidas por estanterías llenas de libros, en el centro de la estancia había un sillón con una mesita al lado y encima de esta una lámpara de luz automática. A parte de aquello, no había nada más que la hiciese habitable.

Pero el pelinegro parecía ajeno a esos detalles, más bien lo guió a uno de los estantes y sacó uno de los libros, que resultó ser, irónicamente, "Entrevista con el vampiro" de Anne Rice.

──Excelente lectura ──susurró Jimin.

Jungkook no respondió pero emitió un sonido que parecía ser afirmativo. Ahí el peliazul se percató de que apenas conocía nada sobre él, solamente que tocaba el violín y que no era un humano. ¿Estaba loco por confiar en él?
Probablemente, pero poco le importaba.

Tras activar la palanca un chirrido metálico sonó a sus espaldas y Jimin se giró a tiempo para ver el sillón deslizarse hacia el lado contrario a la mesita. Jungkook soltó su mano y abrió la trampilla que había quedado al descubierto, mostrando unas escaleras.

──Coloca tu mano en mi hombro y sígueme, ten cuidado ──murmuró.

Jimin lo observó bajar las escaleras completamente a oscuras, así que se apresuró para sujetarse a él y seguirlo. Le era difícil seguir el ritmo, pero a pesar de algún tropiezo no se cayó y la luz de otra salida se hizo presente tras unos minutos.
Se trataba de una puerta de madera con un cristal transparente. Desde allí vio un gran salón.

──Bienvenido ──murmuró Jungkook al abrir la puerta con un código que Jimin olvidó al instante──. Quédate descalzo, por favor.

El peliazul asintió en seguida y copió su acción de quitarse los zapatos en la entrada, dejándolos junto a cinco pares más.

El suelo era de madera, así que bajo tierra podía sentir la humedad y el frescor de la temperatura, pero era compensado con los candelabros repartidos por doquier.
Las paredes eran de ladrillos oscuros y al no haber ventanas se le hizo más acogedor y pequeño a pesar de ser un espacio enorme. Como Jungkook había dicho: era una mansión.

En cuanto cerraron la puerta y se adentraron hasta lo que parecía ser un comedor, con una mesa larga y seis sillas alrededor de esta, un hombre de cabello lila entró.

──Oh, bienvenido. ──Alzó sus cejas e intercaló la mirada entre ambos──. ¿Cómo se llama?

El peliazul intentó sonreír, pero el ambiente y la ligera sospecha de que se trataba de otro vampiro se lo impidieron. Estaba seguro de que cualquier persona en esa casa escucharía los rápidos latidos de su corazón.

──Soy Jimin ──respondió.

──Tengo que explicarle algunas cosas, pero es un invitado más ──añadió Jungkook a su lado.

El hombre comprendió con un asentimiento, parecía mayor a él, daba la impresión de ser alguien que debía supervisar todo lo que Jungkook hacía.

──Pueden usar la biblioteca, yo no me acercaría a los dormitorios en un rato ──susurró en dirección al vampiro, pero después volvió a mirar a Jimin──. Mi nombre es Namjoon, por cierto ──añadió con una sonrisa que mostraba sus hoyuelos.

Él hizo una venia simple, algo incómodo. Jungkook pareció notarlo y volvió a tomarlo de la mano para guiarlo por los largos pasillos hasta la biblioteca. Era una sala parecida a la cabaña del exterior, solo que el triple de grande y más amueblada.

──Ya has conocido al líder del "clan", Namjoon ──comenzó Jungkook, dejándose caer en uno de los sillones.

Jimin escogió un sillón cerca de él, por alguna razón aún no le temía ni a él ni a la situación.

──¿Es el más mayor de vosotros? ──preguntó.

El pelinegro negó calmadamente y estrechó su mano, que parecía negarse a soltar.

──No, pero sí es quizá el más sabio y responsable ──explicó──. Él se encargará de explicarte las normas de convivencia, si es que deseas seguir viéndome.

Jimin parpadeó varias veces mientras asimilaba sus palabras. ¿Convivencia?

──Sólo suelta todo lo que querías decirme, te escucho ──respondió, ansioso por saber más de ese mundo.

Jungkook tomó aire, pero parecía una costumbre más que una necesidad, y se inclinó hacia él en su asiento.

──En nuestro mundo, los humanos no son inferiores, sois igual de importantes que nosotros ──comenzó──. Sois la razón por la que seguimos viviendo y expandiéndonos a lo largo de la historia. Pero hay algunos humanos que son incluso un poco más importantes que otros, los hacemos llamar "Juramentos".

Jimin asintió al escuchar, prestando atención con mucho cuidado.

──Se llaman así porque, hace miles de años, los vampiros estaban descontrolados y se temía que los humanos se extinguiesen por completo, así que un vampiro sugirió un sistema de control y lo cambió todo, es una especie de Dios para nosotros, se llama Rahiz ──siguió──. Él impuso normas con la ayuda de la magia negra de las brujas y, como la mayoría de nuestra especie estaba de acuerdo con él, son leyes y reglas que no se quebrantan hoy en día. ──Dejó una pausa──. Los Juramentos son sagrados, así como los pactos entre cualquier vampiro, en caso romperlos la maldición de Rahiz caería en los implicados y morirían.

──¿Cuáles son las leyes? ──inquirió Jimin, sumergido en sus palabras.

Jungkook sonrió al ver su interés, casi parecía inocente con ese brillo curioso en sus iris.

──Cuando un vampiro escoge a un humano para ser su Juramento, debe cuidarlo y jamás dejar que muera por culpa de su sed. Y el humano no puede dejarse morder por otro vampiro que no sea a quien se entregó ──explicó.

Jimin comenzaba a comprender el sentido de todo aquello y por qué estaba él allí, tomado de la mano de Jungkook.

──Quiero que seas mi Juramento, Jimin ──susurró el pelinegro──. Pero puedes rechazarlo, por supuesto.

El apelado tragó saliva a duras penas y retiró su mano poco a poco para darse un minuto y aclarar sus pensamientos.

──Tú... ¿Por qué yo? ──susurró.

Jungkook carraspeó visiblemente nervioso.

──Un Juramento no tiene nada que ver con los sentimientos, pero desde que nuestras miradas se cruzaron lo supe. ──Suspiró──. Llevo esperándote por décadas, Jimin.

Este último pensó en aquella noche en el teatro, en los ojos ámbar del vampiro y su sonrisa tentadora. En toda la tensión que había sentido hasta probar sus labios, los escalofríos que provocaba en él con sólo un roce o la intensidad con que deseaba estar a su lado. Quizá tenía razón, quizá había sido cosa del destino.

──¿Qué...? ──Su voz tembló un poco──. ¿Qué implicaciones hay a parte de las leyes sagradas?

Jungkook volvió a tomar su mano y, como él no la retiró esa vez, la besó.

──Tendrías que vivir aquí con nosotros, podrías seguir con tu rutina y trabajo pero serías parte de la familia. ──Poco a poco volvió a sonreír──. Sólo me alimentaría de ti una vez a la semana, el resto del tiempo no tienes por qué compartirlo conmigo.

Jimin negó con una mueca. Todo sonaba tentador y casi perfecto, sobretodo teniendo en cuenta que su alquiler expiraba y Jungkook le transmitía seguridad.

──¿De veras crees que seguiría escuchándote si no quisiera compartir tiempo contigo? ──preguntó sarcásticamente.

Jungkook acunó su rostro con ambas manos, pero no hizo nada más por el momento.

──¿Puedo besarte? ──susurró.

El peliazul asintió y antes de que pudiese hablar los labios del vampiro, fríos como la nieve, se posaron sobre los suyos con una suavidad que le devolvió la calidez al cuerpo, irónicamente.

──Si te quedas conmigo prometo hacerte feliz ──masculló Jungkook sobre sus labios──. No te arrepentirás de haberlo hecho.

Jimin juntó sus labios una vez más. Sentía una extraña adicción por él, como si sus cuerpos y almas fuesen piezas del mismo puzzle.

──Quiero quedarme ──susurró en tanto le dejaba pequeños besos──. Quiero... ser tu Juramento ──concluyó.

Jungkook descendió sus manos hasta tomarlo de la cintura con una mínima fuerza para colocarlo en su regazo. En sus brazos el humano parecía una pluma.
Al tenerlo sobre él, su boca recorrió la mandíbula hasta llegar a su oído.

──No puedo esperar a probarte ──siseó.

Jimin contuvo el aire unos segundos y sus manos se apretaron en los hombros del vampiro.

──¿Duele? ──murmuró.

Al percibir la preocupación en su voz, Jungkook tomó algo de distancia para mirarlo.

──Sólo un poco, lo prometo ──respondió──. Pero sí que tiene algunas consecuencias que no te he mencionado.

Jimin asintió, instándole a seguir hablando.

──En cuanto... te muerda, sentiremos una especie de adicción el uno por el otro ──contó──. Ya te he dicho que los sentimientos, o el sexo, no son necesarios para el Juramento, pero es casi inevitable sentirte atraído en ese sentido por el vampiro que te muerde y viceversa.

──¿Más? ──Jimin rió──. No creo que pueda ser más adicto a ti de lo que ya lo soy.

En ese momento comprendía la necesidad de estar a su alrededor y la urgencia de su cuerpo por tocarlo.

Pero Jungkook hizo una mueca, no muy convencido.

──Sí, es muy intenso, sobretodo porque el pacto se hace bebiendo una gota de sangre del contrario ──explicó──. En ese instante se crea un vínculo único entre el vampiro y el humano y este último pasa a ser longevo. Es decir, puede morir, pero no por causas naturales o la vejez.

──Creo que podré soportarlo ──aseguró Jimin──. Es... fascinante por loco que suene.

──Si no lograses sobrellevarlo hay remedios, no te preocupes por eso ──replicó Jungkook.

El peliazul se inclinó para dejarle un último beso en los labios, corto pero igual de apasionado.

──No tengo miedo, ya he tomado una decisión ──afirmó.

Una alocada e impulsiva decisión.

Jungkook peinó un mechón de su flequillo hacia atrás, mirándolo con devoción.

──Entonces avisaré a Namjoon, es quien realiza los rituales.

Jimin asintió y se bajó de su regazo al darse por aludido.

──¿Te espero aquí?

El vampiro asintió y, en un parpadeo, salió de la estancia.

Jimin dedicó esos minutos, o segundos, a observar la biblioteca. Los estantes parecían infinitos, habrían miles de volúmenes allí y no podía esperar a estar allí todos los días cuando fuese también su hogar. En realidad, para cualquier persona parecería un suicidio, pero para él era el paraíso: estaría junto al vampiro que le causaba mariposas en el estómago, tendría un techo en el que vivir, comida, supuso, y una relativa eternidad por delante. Estaba viviendo su libro favorito.

──¡Ah! ¡Un humano!, ¡se ha colado!

El grito hizo que Jimin diese un respingo.

El intruso era un joven de más o menos su edad, con el pelo negro y algo rizado. A juzgar por sus iris morados, también era un vampiro.

──¡No!, me invitaron ──farfulló Jimin, intentando calmarlo y que así nadie lo atacase.

Por el momento sólo se fiaba de Jungkook, así que se escondió tras el sillón. Aunque tenía poco sentido, porque el vampiro corrió a colocarse frente a él, también agachado.

──¿Quién te invitó? ──susurró, aparentemente emocionado──. Dime que fue Yoongi, por favor.

Dio unas cuantas palmadas, pero Jimin se alejó poco a poco, arrastrándose por el suelo.

──N-no, Jungkook...

El vampiro hizo una mueca, pero se acercó de nuevo y lo tomó del brazo para ponerlo en pie.

──No tengas miedo, yo ya tengo un Juramento ──explicó──. No te morderé.

Pero eso no tranquilizó demasiado a Jimin. Antes de aceptar ser el Juramento de Jungkook no había pensado que tendría que convivir con más vampiros, completamente desconocidos para él.

Apartó su mano con sutileza y forzó una sonrisa.

──No estoy acostumbrado a tratar con... ──Tragó saliva.

──Vampiros, somos vampiros puedes decirlo ──rió el de ojos morados──. Pero todos aquí respetamos las leyes de Rahiz, así que puedes estar tranquilo.

Tras esbozar una sonrisa cuadrada le tendió su mano, con la misma alegría que desprendió en el primer momento.

──Soy Taehyung, ¿cómo se llama el humano de Jungkook? ──canturreó.

El peliazul limpió su mano en el pantalón, porque a pesar de la baja temperatura que hacía allí dentro, estaba sudando.

──J-Jimin. ──Estrechó su mano.

Taehyung balanceó su mano, pero estiró de él para abrazarlo y así olisquear su cuello.

──Oh, sangre dulce... Mi Hobi es salado ──susurró.

Jimin ahogó un grito, pero antes de poder empujarlo alguien se interpuso entre ambos para separarlos. Unos brazos que conocía muy bien lo sostuvieron cuando sus piernas temblaron de miedo.

──Aléjate de mi Juramento ──gruñó Jungkook.

Taehyung rodó los ojos.

──Sólo quiero ser su amigo, te prometo que no iba a morderlo...

Jungkook apretó a Jimin contra sí en un intento de ocultarlo.

──Fuera. ──La voz de Namjoon interrumpió la discusión.

Ante la presencia del líder, Taehuyng solamente agachó la cabeza y salió de allí tan rápido como cualquier otro vampiro se movía.
Después Jimin pudo al fin fijarse en las manos del líder, que llevaban un cuchillo y una copa de oro.

──No es peligroso, sólo es demasiado cariñoso ──explicó Jungkook en su oído.

Jimin asintió mientras se abrazaba a él. En pocos segundos lo había extrañado, quizá ya había desarrollado cierta adicción a su atención.

Namjoon carraspeó tras ellos y fue hasta una mesa central para dejar los objetos de sus manos.

──Cuando estén preparados daré comienzo al ritual ──murmuró.

Jimin sintió el beso de su vampiro en la frente, pero él solamente observaba el cuchillo y lo que significaba.

Suspiró.

──Estoy listo.

Si les gusta la historia no duden en hacérmelo saber y así me anima a seguir escribiendo ^^

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