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〃capítulo 5〃

No había más luz que la única llama de una solitaria vela en medio de los tres, justo al lado de la copa de oro. Namjoon sostenía el cuchillo sobre esta y tanto Jungkook como Jimin le mostraban las palmas de sus manos.

──Si alguno se arrepiente es momento de retirarse, porque es un pacto eterno y sagrado. ──El líder intercaló su mirada entre ambos.

Al no hallar signos de dudas en sus rostros, procedió.

──Entonces, bajo la luz de la luna y sobre la ley de Rahiz, que la magia de las brujas ancestrales esté con ustedes por el resto de sus vidas ──pronunció Namjoon, su voz haciendo eco en las paredes de la biblioteca.

Jimin miró sus manos, la suya temblaba. Pero el líder ignoró eso y la tomó para realizar un corte superficial en su palma. En ese instante una niebla negra se cernió sobre los tres. El peliazul se aguantó una mueca de dolor y solamente esperó hasta recibir una señal de parte del líder, pero antes de eso Jungkook atrapó con su lengua una gota de su sangre, que tragó.

──¿Listo? ──Le preguntó Namjoon.

Jimin le devolvió la mirada con un asentimiento, intentando olvidar el escozor de su mano.

Namjoon por fin limpió el cuchillo con un trapo que sacó de su bolsillo y después cortó la fría palma de Jungkook. Ante eso el humano no dudó, solamente dejó su mente en blanco para adquirir el valor suficiente y colocar la lengua bajo su mano, esperando a que la gota de sangre cayese allí. Cuando lo hizo, Jimin quiso vomitar, odiaba el olor y sabor a ese líquido, pero tragó como un valiente. Y en cuanto lo hizo, sintió como si su alma se detuviese en el tiempo, no había una mejor manera de explicarlo.

La niebla desapareció y la copa brilló con los restos de sangre que habían caído allí. La de Jimin era más oscura y líquida, la de Jungkook parecía artificial. Namjoon removió la copa en su mano y vertió el contenido al suelo mientras pronunciaba unas palabras en una lengua antigua. La sangre se evaporó mágicamente al tocar la madera y todo pareció terminar.

──¿Estás bien? ──preguntó Jungkook.

El rostro de Jimin había perdido color al fijarse en todo el ritual y sus piernas le temblaron tanto que el vampiro se apresuró a sujetarlo aún cuando su mano sangraba.
El peliazul se sujetó a su cuello, manchándolo con su sangre de forma irónica. Cuando le devolvió la mirada notó las pupilas del vampiro tan dilatadas que casi todo su iris era negro.

──Necesito sentarme ──susurró en un hilo de voz.

──Ya hemos terminado, llévalo al dormitorio ──ordenó Namjoon, con su habitual rostro serio.

Jungkook ni siquiera se detuvo a asentir en su dirección, elevó en sus brazos a Jimin y caminó a una velocidad normal hasta una de las habitaciones, para no marearlo más. En el camino, el humano sintió su cabeza dar vueltas, pero logró ver un par de ojos lejanos.

Jungkook cerró la puerta del cuarto con su pie tras entrar. Jimin no se encontraba en condiciones para fijarse en detalles, pero anotó que ese espacio también era grande.

──Te traeré algo de beber y comida, tienes la tensión por los suelos ──murmuró Jungkook, en tanto lo dejaba con suavidad sobre las sábanas.

Jimin entendió que podía escuchar sus latidos y sintió algo de vergüenza, porque junto a él siempre eran acelerados, pero solamente asintió.
Jungkook tomó su mano para besarla en despedida y también eliminó los restos de sangre con su lengua, así que la herida cauterizó.

──No tardaré ──prometió el pelinegro.

Cuando este último salió a la velocidad de la luz de allí, Jimin se permitió relajarse sobre la cama. La sábana olía al vampiro, a ese champú de calidad con aroma cítrico, y sólo entonces se percató de que estaba en su habitación, pero antes de poder darle vueltas al asunto Jungkook volvió a aparecer en su campo de visión.

──Te ha vuelto el color al rostro ──comentó mientras le acercaba una bandeja plateada.

Jimin se incorporó en la cama a duras penas, pero cuando vio un trozo de tarta sus ojos se abrieron. Había mantenido una dieta por demasiado tiempo, quería comerse todos los dulces del mundo.

──Espero que esté buena, la hizo Seokjin pero no puedo probarla ──comentó Jungkook.

Se sentó a sus pies y Jimin tomó la bandeja para colocarla en su regazo, con un asentamiento para agradecerle.

──¿Quién es Seokjin? ──preguntó con un trozo de tarta en la boca.

El postre sabía bien, a fresa y nata, así que pasó a devorarlo para quitarse el recuerdo de la sangre.

──Es el Juramento de Namjoon, aunque también están casados ──explicó el vampiro, que lo miraba comer con fascinación.

Jimin asintió, pero estaba demasiado concentrado en la comida que no fue hasta que terminó con la tarta y el zumo que volvió a hablar.

──¿Cuántos humanos hay aquí? ──preguntó.

Si iba a vivir entre esas paredes, quería saberlo todo.

──Dos: Seokjin y Hoseok, el Juramento de Taehyung ──respondió Jungkook mientras se tumbaba en horizontal a sus pies──. Es el vampiro que viste antes en la biblioteca, creo que el más joven entre nosotros.

──El que tiene los ojos morados ──afirmó──. Pero él me habló de alguien más... ¿Yoongi?

El pelinegro prensó sus labios y miró al techo para responderle.

──Él es el más antiguo de nosotros, actualmente no tiene Juramento ──explicó──. No suele dejarse ver a menudo, así que no te preocupes por su presencia.

Pero Jimin sintió más curiosidad por ese vampiro, y aunque no se preocupaba, quería saber más.

──¿Tuvo Juramento en algún momento de su vida? ──Adivinó.

El vampiro asintió, pero seguía algo distante con el tema, quizá por respeto a la figura del más antiguo.

──Hace muchos siglos, ni siquiera conocía a nadie de la familia, iba en solitario por el mundo cuando encontró a la que sería su esposa. ──Hizo una pausa para suspirar──. Ella era eterna, como cualquier otro Juramento, pero unos vampiros salvajes la mataron.

Jimin dejó la bandeja sobre la mesita de noche a su lado, algo intrigado por la nueva información. Eso era mucho que asimilar.

──¿Vampiros salvajes? ──farfulló.

El pelinegro se incorporó, sólo para subir hasta su lado y poder tomar su mano como apoyo, porque había advertido el miedo en su voz.

──Hay algunos de nosotros que no siguen las normas de Rahiz, y aunque mueran lo hacen con el tiempo, no es inmediato. ──Suspiró──. Pero no tienes que preocuparte, tanto yo como todos los vampiros de esta casa te protegeremos, es nuestro deber ahora que eres parte de la familia.

Jimin sonrió. Hacía tiempo que había dejado de ser parte de una familia, la suya apenas lo soportaba por su sexualidad. Allí parecía encajar aunque tuviesen sus diferencias de especie.

──Y... ¿Tú has tenido otro Juramento alguna vez? ──cuestionó, intentando disimular los celos en su voz.

Aún así, Jungkook pudo advertir el camino que tomaba su pregunta, por lo que rió un poco.

──No pequeño, cuando un vampiro nace solamente se le asigna un Juramento en toda su vida, por eso llevo esperándote tanto tiempo ──susurró y se acercó un poco más para pasar su brazo por los hombros de él.

Jimin se apoyó contra su pecho y cerró sus ojos al sentir el beso sobre su cabeza. Lo trataba con delicadeza y cariño, nadie había sido así con él nunca.
Sentía lástima por Yoongi aunque no lo conociese; había perdido al único Juramento que tendría en su vida, y por lo que había dicho Jungkook, debía ser demasiado tiempo el que había estado solitario.

Pero en ese instante se percató de algo.

──¿Los vampiros cómo nacen? ──inquirió, repasando mentalmente sus palabras.

──Oh. ──Jungkook carraspeó──. Nosotros nacemos como cualquier humano, en realidad no podemos convertir a nadie, eso es un mito... Lo máximo que podemos hacer es dar longevidad a los humanos con nuestra sangre.

Jimin asintió.

──Pero podemos morir si alguien decide acabar con nosotros ──comentó para sí──. ¿Vosotros podéis...?

──¿Morir? ──finalizó Jungkook al devolverle la mirada──. Claro, pero es más complicado y lento. ──Hizo una pausa──. Podemos morir de hambre, desangrados, de tristeza si nuestro Juramento muere, por quebrantar la ley... Podemos suicidarnos o alguien podría asesinarnos con magia.

Jimin sintió un escalofrío recorrer su espalda. Los vampiros no parecían tan poderosos y superiores teniendo en cuenta esas debilidades, así que la idea de perder a Jungkook, aunque acababa de conocerlo, era horrorosa.

──He decidido que no me gusta hablar de esto ──murmuró.

Jungkook rió entre dientes, también tenso cuando lo estrechó contra su cuerpo y besó su mejilla.

──Demasiada información por hoy ──susurró──. ¿Quieres dormir?

El peliazul asintió. El confort de estar allí le había dejado adormilado en cierto sentido, pero entonces se había agotado con la conversación.

──Aunque... Mañana he de ir a mi apartamento para recoger algunas cosas y... A mi gato ──comentó.

No había mencionado a su mascota, pero esperaba que no fuese un problema. Sin embargo, Jungkook sólo asintió y lo arropó con una manta que descansaba a los pies del colchón.

──Te ayudaré con tu traslado ──replicó──. Ojalá tu gato se lleve bien con el perro de Taehyung.

Jimin suspiró. Al menos habían más mascotas allí.

Poco a poco se notó los párpados pesados, tanto que cabeceó contra el hombro de Jungkook.

──Perdón ──balbuceó.

──Es tarde, ponte cómodo y descansa ──susurró el vampiro, acariciando su cabello con la mano que no lo sostenía.

Él asintió adormilado y acató al tumbarse junto a él. Dejó la cabeza apoyada en su pecho, curiosamente escuchando un latido sumamente lento, casi imperceptible y Jungkook acarició su cabello.
Jimin se preguntó si los vampiros dormían, pero estaba demasiado cansado para hablar, así que cerró sus ojos.

El sonido del corazón del vampiro fue como una canción de cuna para él, pues segundos después cayó rendido.

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