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La lluvia y las luces

Los últimos días Chuuya no ha podido entrar como se le plazca a la habitación de Dazai. Hay una construcción en proceso en su ventana justo ahora, Osamu menciono que seria un balcón. Su padre ha estado aun mas snob de lo normal así que  decidió instalar un maldito balcón en su ventana. Chuuya no esta tan molesto en cambio, sera mas fácil acceder cuando quiera una vez este terminado

En este momento, es de tarde. Son las cuatro, y hay una bonita puesta de sol. El aire cálido que arrastra el movimiento de la tierra acaricia sensiblemente su rostro, y estúpidamente ya tiene puesta la pijama, ya que esta en medio de la misión de sugestionar a su cerebro acerca de que ya es la hora de dormir para dormir un poco aunque sea. 

Durmió lo suficiente, cayo rendido en su cama después de la escuela. El sonido de la construcción lo despertó, así que mientras esos idiotas estaban distraídos escalo hasta el techo sobre su habitación. 

Ha adoptado las mañas peligrosas de Chuuya.

A lo lejos, puede distinguir la fuente enorme de su padre, las cámaras de seguridad junto al enorme portón apuntando directamente a el. 

Saluda a Mark, el encargado de seguridad que probablemente debe estarlo viendo. Lo soborno con entradas para un concierto de música country con tal de que no le dijera su padre que esta poniendo su vida en riesgo justo ahora.

Se acuesta sobre las tejas de su casa y mira hacia arriba, donde el cielo es naranja como sus vibras relajadas justo ahora. Violeta como su angustia escondida y ahora el rojo vibrante que se extiende por sus mejillas gracias a el reflejo del sol se cierne sobre el. No por mucho, otro rojo brillante se asoma amigablemente.

— Hola — Saluda Chuuya, con ambas manos sobre las caderas. El castaño, quien tiene los brazos cruzados detrás de su cabeza, frunce el ceño.

— Oh, estaba admirando el cielo revuelto en una paleta de colores iridiscentes y tu obstruyes la vista. — Se queja, aunque le alegra ver a Chuuya justo ahora. Esta a tan solo ocho horas de su cumpleaños y todo un día de torturas. Para su mala suerte, mañana es sábado, así que tendrá que estar en casa todo el día.

Paleta de colores, hm, hace un tiempo no pinta. Rara vez aparecen las sombras y la necesidad autodestructiva de retratarlas. De todas formas no tiene tanto tiempo. Chuuya absorbe como un hoyo negro todas sus energías y atención.

Chuuya se sienta a su lado, tarareando. Luego voltea hacia el, sus ojos castaños arden con somnolencia por el reflejo brillante del cielo en pleno ocaso directamente sobre el. Cierra sus ojos.

— Oye, Osamu. — Llama Chuuya, abre un solo ojo para combatir la irritación y Chuuya sigue hablando. — ¿Ya terminaste tu libro? 

El castaño sonríe.

— Si, lo termine ayer. — Chuuya voltea súbitamente hacia el, y parpadea para después señalarse a el mismo.

— Yo también lo termine ayer. — Osamu frunce el ceño, y se sienta.

— ¿Como puedo confiar en eso? ¿Como termina el libro? — Entrecierra sus ojos hacia Chuuya, el pelirrojo lo mira ofendido.

— ¿Como puedo yo confiar en ti? Chantal se va de Viscos, siendo millonaria con todos esos lingotes... — Osamu boquea, prefiere no decir el final de su propio libro, sellando la apuesta como un empate. Aunque eso Chuuya no debe saberlo.

— ¿A que hora? — Vuelve a preguntar Osamu, Chuuya bufa.

— No seas ridículo, ¿como iba a saberlo? 

— Yo lo termine antes de irme a la escuela. — Alza ambas cejas. Chuuya abre la boca para refutar. En realidad casi lo termina ayer después de otro largo turno en la tienda, pero cayo dormido por accidente cuando solo le faltaban dos paginas. Termino de leerlas cuando despertó después de volver a dormir en su casa. Mas o menos la hora en la que Osamu se va a la escuela. Entonces, ¿quien lo termino primero?

Chuuya exhala pesado, frunce el ceño.

— Termine de leerlo antes. Estoy seguro. — Chuuya alza su mentón con altivez. Osamu ríe.

— Por supuesto que no chibi, acabas de dudar. — Se encoge de hombros. — Yo lo termine primero. Ahora me debes un favor.

— ¡¿Hah?! ¿Que clase de conclusión de mierda es esa? ¡Tu me debes un favor a mi! — Rectifica el pelirrojo, apuntándolo acusadoramente. El castaño frunce el ceño. — Y he decidido que voy a cobrarlo justo ahora. — Chuuya se levanta, con el viento ondeando su cabello ardiente y bonito. — Ven conmigo. 

Osamu frunce el ceño desde donde esta, suspira y toma la mano que Chuuya le ofrece, es electrizante, cálido y lleno de determinación. 

Aun esta en pijama, y descalzo, pero no importa, tiene curiosidad de donde Chuuya planea llevarlo.

Bajan de las tejas y se dirigen a la ventana, Osamu entrecierra los ojos muy acusador a Chuuya cuando este insiste en ayudarlo a bajar tomándolo de la cintura, pervertido.

Chuuya ladea el rostro, y se encoge de hombro, este... inocente degenerado-

Dazai saca la cabeza primero de la habitación, suelta una risita y corre hacia afuera, Chuuya lo sigue, bajan las escaleras, y como todo entre ellos debe ser una competencia, hacen una carrera de quien va mas rápido, luego Dazai recuerda que hace no mucho se rompió el brazo, y no quiere volver a pasar eso nunca mas.

Salen por la puerta principal, y si, Osamu sigue sin zapatos, las piedras decorativas y pequeñas de su patio pinchan ligeramente sus pies. Corre para evitar la desagradable sensación, y Chuuya corre detrás de el. Riendo por la pobre velocidad de Dazai. Una vez salen de la propiedad, el pasto húmedo saluda sus pies.

— ¿Quieres que te cargue? No resistirás hasta allá de esa forma. — Se burla, el castaño para un momento, y lo observa unos instantes con los ojos entrecerrados. Analiza las desventajas, pros y posibilidades que conlleva eso. Sonríe ampliamente.

— No tengo idea de a donde vamos, así que date la vuelta. — Chuuya frunce el ceño, ligeramente avergonzado, pero eso es lo que hace, da una vacilante y lentísima vuelta, como si un oficial de policía se lo estuviera pidiendo.

Osamu rie, da un par de pasos hacia atrás. 

— ¿En serio vas a hace... — Es interrumpido por Dazai saltando y montándose súbitamente en su espalda, se tambalea justo antes de tomar sus muslos, porque sus piernas son jodidamente largas. El castaño ríe mientras se abraza a su cuello. Dio unos pasos hacia atrás para tomar impulso y saltar sobre el.

— Oh.. demonios, ¡me voy a caer! ¡Estoy mas cerca del suelo que antes! — Grita dramáticamente, enrollando con sus brazos la cabeza de Chuuya, este se queja y se tambalea.

— Si te caes es porque voy a tirarte, imbécil. — Gruñe el pelirrojo, por supuesto que no disfruta esas bromas con su altura, Dazai esta exagerando... ¡Apenas tiene quince años! Ya va a crecer.

Osamu ríe y Chuuya camina por algunos minutos, toma un desvió y Dazai entrecierra los ojos. No sale demasiado, al menos no caminando, así que es un poco difícil orientarse.

— ¿A donde vamos? — Chuuya resopla, y lo hace saltar para acomodarlo bien en su espalda, el castaño se agarra las fuerte de el. 

— ¿No puedes esperar a verlo? — Inquiere, el castaño sonríe astuto y responde.

— Sabes, apestas dando sorpresas, tal vez solo estas secuestrándome para pedirle a mi padre un rescate. Pero no te preocupes, no tiene porque ser un secuestro ¡puede ser un escape! — Su sonrisa nerd y tonta es casi visible para Chuuya, le preocupa un poco que bromee con esa clase de cosas, pero es Dazai. Es un idiota total. 

— ¿En serio? ¿Y si escapáramos donde podría esconderte? ¿En mi alacena? — Inquiere burlón, aparta algunas malezas y ambos escuchan el sonido de la gente a lo lejos, el castaño no repara en eso.

— Cuando mi padre pague el rescate, escapamos del país y nos vamos a Grecia — Tararea infantil, Chuuya rie.

— ¿Por que a Grecia? Existen lugares mas...románticos que ese. — Se encoge de hombros, Dazai ríe.

— Porque mi padre odia a Pericles. Tal vez es tan idiota que odia cualquier cosa que sea un llamado a la razón. —  Murmura lo ultimo con molestia. Pone los ojos en blanco y resopla. — ¡¿A que te refieres con que Grecia no es romántico?! ¡Hola, Schieller y Homero! 

— Schieller no es griego, es alemán. — Rectifica el pelirrojo, Osamu entrecierra los ojos con disgusto. —  Y, ¿Homero? Querrás decir Longo. Homero no se destaca por romántico. Es un imbécil dramático.

— Oh, ¿leíste un libro y ya eres un experto en la literatura? — Osamu ladea su rostro en burla. —No olvides que yo gane esta apuesta, babosa. 

— Por supuesto que no ganaste, no estarías aquí si lo hubieras hecho. — Discrepa Chuuya, mas relajado de lo usual. 

— Accedí a acompañarte por lastima, pero esto no es el favor del que estaba hablando. — Frunce el ceño, Chuuya lo mira directamente sobre su hombro con una sonrisa brillante, y por primera vez, eso hace que Osamu desvié la mirada sin decir nada mas que lo que sea que digan sus mejillas acaloradas.

— Que pena, supongo que no querrás ir al festival, entonces. — El castaño centra su mirada, curioso, y puede ver un camino húmedo de piedra dirigirse a...

Un montón de puestos, luces, y ya esta anocheciendo, así que las cosas son mil veces las brillantes y llamativas, oh, es ese festival de la lluvia. Los colores orientales y agudos del festival de la lluvia saludan por todos lados, dulces tradicionales, puestos comerciales y puestos de juegos, no deberían existir estos últimos, pero con el tiempo estas fiestas de la lluvia se han ido informalizando. 

— Sueles ganar en los videojuegos. — Murmura perspicaz Chuuya, deslizando una mirada de reojo al castaño quien acaba de bajarse de el, hipnotizado por el ambiente festivo. — Pero no puedes ganarme en un juego de feria, vengo aquí todos los años.

El castaño sonríe ampliamente, aprieta los puños.

— Eso ya lo veremos. — Acepta la competencia, como siempre, en el fondo el es tan competitivo como Chuuya, voltea hacia este. — Bueno... en realidad es mi primera vez aquí. 

El pelirrojo parpadea perplejo hacia el, decide no preguntar, con el tiempo ha decidido no ser entrometido y optar por leer entre lineas. 

Ambos caminan por el camino de piedra, y los pies descalzos de Dazai caminan lentamente para apreciar silenciosamente fascinado cada detalle, lame sus labios, ante la premisa de probar cada uno de los dulces, de disfrutar de cada uno de los juegos y pasar este tiempo, esta primera vez junto a Chuuya, voltea hacia el pelirrojo, quien se detuvo y compro un dango. 

— Hm, ¿quieres? — Balancea el dulce frente a el, después de darle una mordida a la bolita rosada, el castaño asiente, y en lugar de tomarlo como Chuuya esperaba, se come de un mordisco la bolita que Chuuya había mordido. El pelirrojo boquea. — Ese era mio, idiota. 

Osamu ríe ante las mejillas rosadas de Chuuya, tan rosadas como la bolita de dango que acaba de robarle. Su boca se forma en una 'o' y señala un puesto con la emoción de un niño.

— ¡Mira! ¡Dardos! ¡Soy muy bueno en los dardos! — Jala a Chuuya de la chaqueta y este muerde apresuradamente su dango. Antes de reír y acercarse al puesto. El castaño palpa los bolsillos de su pijama. — Oh... no tengo dinero. ¿Aceptas transferencia? — El señor borra su sonrisa amable y comercial para ladear su rostro.

Chuuya ríe, cuando piensa que Osamu es un mocoso malcriado porque quiere, son estos momentos en los que su excentrismo e inocencia le sorprenden. 

— No te preocupes, caballa. Esta vez pago yo. —  El castaño lo mira atento y descolocado. Frunce el ceño pero se encoge de hombros.

— Bien. Observa atento, me ganare esa zanahoria gigante que esta ahí. — Señala un peluche gigante de zanahoria con una cara adorable. Chuuya ríe. 

— Tienes diez intentos. Debes hacer treinta y cinco puntos si lo quieres, chico. — Reta el hombre del puesto, quien es bajo y de curvas graciosas. Ademas calvo, pero de sonrisa amable. — Cada buen tiro en el segundo anillo cuesta tres puntos. Los demás varían según la posición. Los tiros en la diana son seis puntos. 

Osamu tararea, y lanza un dardo, cae unos milímetros antes de la diana. El hombre voltea a verlo con una sonrisa un poco decepcionada. — Esos son tres puntos. 

— ¡¿Que?! ¡Pero si esta muy cerca del centro! — Frunce el ceño, sin perder ese tono educado de niño rico que tiene, es mas bien confundido. Entrecierra los ojos y se acerca a susurrarle a Chuuya. — Creo que esta estafándonos. Cuando golpeas la diana, hay sonido metálico inmediatamente, el juego esta trucado para que el dardo no se clave en el centro.

El pelirrojo voltea a ver hacia el sorprendido, ¿supo eso con el primer intento? La mayoría se frustra y empieza a arrojar sin pensar. No importa, Chuuya lo ve arrojar otra, y cuando esta en el octavo intento, con veinticuatro puntos acumulados, Chuuya resopla.

— Dame eso, lo intentare por ti. — Toma los últimos dos dardos, ¿así que esta trucado? Tal vez solo se necesita un poco mas de fuerza al igual que puntería en esta mierda. Lanza en noveno, y da justo en la diana, sin caerse, de hecho se clava bastante firme. 

— B-buena puntería, muchacho. — Su voz suena con un poco mas de respeto, el castaño frunce el ceño. 

— Es solo suerte de principiante. — Rectifica Dazai, lo mira altivo y con esa sonrisa adorablemente comemierda. Chuuya siente un burbujeo estúpido en el estomago, no sabe si es por los nervios o por la furia. — Hazlo otra vez.

Pasa saliva y suspira, la aliviar su vergüenza, vuelve a apuntar vacilante, y... 

El dardo cae en el tercer anillo. 

El castaño boquea

— ¡Me hiciste perder mi zanahoria! — Señala acusadoramente, el pelirrojo le devuelve la acusación con una expresión nerviosa y ofendida.

— ¡Me pusiste nervioso, idiota! 

— ¡Era para darte ánimos! — Gruñe y aprieta los puños ofendido.

— ¡De todas formas no ibas a ganar! ¡Te faltaban doce puntos! — Se defiende, y el castaño se cruza de brazos. 

— Lo tenia todo calculado, solo iba a hacer un tiro a la diana y luego otro mas, así tendría treinta y seis, tonto. — La mandíbula de Chuuya literalmente cae, sin saber que responder a eso, Dazai se mira genuinamente decepcionado. Tal vez esa zanahoria solo sea una capricho, pero se siente culpable. 

— P-podemos intentarlo de nuevo. — Ofrece tartamudeando, arrepentido. El castaño resopla y responde con resentimiento.

— No. Ya no la quiero. — Se voltea y le da la espalda, comenzando a caminar. La expresión de Chuuya, decae, y escucha algo romperse catastróficamente en su mente...

¡Este mocoso malcriado! ¡¿Así que va a hacer un berrinche?! 

Chuuya suspira, y le dirige una ultima (inmerecida) mirada de agradecimiento al hombre, entonces su intención es seguir a Dazai, pero parece que lo perdió.

Sostiene el puente de su nariz, con frustración e ira. Bueno, si, la cago, pero no es razón por la cual Dazai decida ignorarlo y perderse, no conoce este lugar, es peligroso.

Voltea hacia un puesto que esta a su lado, divisando algo que probablemente podría ser la solución a su problema. Dazai, puede ser muchas cosas, pero no es estúpido. Es bastante inteligente, ha hecho cosas que logran impresionarlo. Puede ser un mocoso sin demasiada conciencia acerca de como funcionan las cosas aquí afuera. Pero lo compensa con ingenio y astucia.

Suspira, y se acerca a ese hombre frente a una carpa roja con cortina de igual color para simular un lugar mas cerrado que se supone que seria adentro. Sonríe algo cansado, y le da un par de billetes.

Después de vagar sin rumbo por unos minutos, y, coquetear con una chica muy linda que le prestara su teléfono para hacer una llamada, el consigue algo de dinero, compra como, una tonelada de cosas que no necesita incluida una divertida lupa pequeña que utilizara para molestar a Chuuya mas tarde, esta decidido a buscar al mas bajo. 

Ya se le paso un poco el enojo, realmente quería esa estúpida zanahoria, bueno, en realidad también la quería para atormentar a Chuuya, y, aunque sea un poco caprichoso, realmente la quería. Así que simplemente se enojo por el idiota de Chuuya y su puntería de principiante.

Vuelve al puesto de antes, lo mas seguro es que Chuuya ya no este ahí, porque después de todo dijo que ya no quería la zanahoria, frunce el ceño, al no encontrarlo a pesar de no tener tantas esperanzas. Escucha una risa estridente, del tipo llamativa y extraña y maniaca.

Chuuya.

Voltea hacia ese lugar de donde proviene, porque después de todo, sus sentidos son lo que menos le fallan siempre y puede orientarse y buscar el lugar de donde provino la risa.

Entra a esa carpa roja, y para su suerte hay una ventana de 30 minutos en la que la entrada es gratis para probar tu suerte. Aun con su pijama, pero con unas pantuflas nuevas y muy graciosas de un pescado de mirada muerta que compro en un puesto hace unos minutos, divisa a Chuuya sentado en una silla frente a una mesa abarrotada de personas de distintas edades, solo sabe que el pelirrojo es por mucho el menor de todos ellos.

— ¡Que mala suerte tienen todos ustedes, en serio! — Chuuya vuelve a reír, con esa risa tan estúpida que es contagiosa. Ser un puberto realmente no le ayuda. Osamu sonríe extrañamente mientras se acerca. — Esta vez, conseguí un 31.

Hay muchos suspiros de derrota. Murmullos fastidiados, y Osamu prefiere mantener oculta su presencia a Chuuya por unos segundos. Mala suerte, ¿eh?

— Yo... tengo un 19. — Exhala una mujer, un chico que no esta jugando, en cambio esta anotando puntos en una pizarra, Chuuya encabeza la lista, al parecer, con un total de 18 puntos.

El juego es el juego de cartas mas al azar que Dazai ha visto nunca, no es muy complicado. Se reciben tres cartas en cada ronda, las cartas deben sumar un total de 31 o 21, si hace falta para llegar a uno de los dos números, se pueden tomar carta del centro, si las cartas suman mas de 31, es una derrota. 

Al empezar otra ronda, un tipo calcula cuanto suman sus propias cartas, frunce el ceño y chasquea los dientes, arroja las cartas a la mesa y se va de la silla.

Dazai toma eso como una invitación a tomar el lugar del tipo, saludando con amabilidad a todos y autoinvitandose, la mayoría lo ignora hasta que saluda, responder con la misma amabilidad o algo seco, Chuuya parpadea varias veces y sonríe.

— Hola, desconocido. — Saluda Chuuya, el castaño bufa por lo estúpido que suena eso. — ¿Sabes como es el juego? 

Dazai tararea y asiente, toma tres cartas del centro, suman 17, así que le faltan 4 puntos, observa como una mujer toma una carta del centro con algo de miedo, y hace una mueca al verla.

El sonríe, y toma un carta, es un ocho, se sobrepaso de 21, así que ahora necesita seis puntos mas en lugar de dos.

Chuuya frunce el ceño al contar sus cartas, y distraídamente extiende su mano a el centro para tomar una carta.

— Tu, maldito niño. ¿Como puedes ganar siempre? — Otra mujer exhala con pesadez. Tira sus cartas con desgano a la mesa porque tiene mas de 31, pero no planea rendirse, oh no. 

Chuuya sonríe, amable, y brillante, Osamu frunce el ceño al sentir un cosquilleo agradable. Tal vez Chuuya no siempre es un pedazo de mierda arrogante.

La mano de Chuuya flota a centímetros de tomar la carta, e inconscientemente Dazai también estira su mano para ver si con suerte obtiene un seis. Ambos se encuentran en el centro, con sorpresa. La cara de Chuuya es avergonzada. 

Osamu sonríe, evitando esa amabilidad falsa que le dedico a los que están en la mesa hace unos segundos, le sonríe genuinamente. Pero no es amabilidad, es reto.

— Tomalá, desconocido. — Sus ojos brillan, como si fuese un carroñero divisando carne a lo lejos. A la mierda, sabe que su seis esta justo debajo de esa carta, la ultima que vez que barajearon las cartas, el hombre que se fue dejo un seis y este quedo en la parte superior.

Chuuya entrecierra sus ojos.

— Oh, no podría hacerte eso. Tomalá tu, mejor. Claramente querías esa carta. — Su voz es cautelosa, en realidad, Chuuya tiene quince ahora mismo, le faltan seis puntos para ganar, y cualquier indicio de que Dazai tenga las de ganar es peligroso para el, lo que no sabe que es que debajo de la carta que ambos están peleando esta la carta ganadora.

Hay una guerra de miradas entre ellos, y una tensión espeluznante flota en el aire. Un hombre viejo pone los ojos en blanco, y se estira para tomar la carta.

Dazai es mas rápido, es hábil con las manos, toma la carta primero y sonríe ante su 31.

En un movimiento desesperado, Chuuya toma dos cartas a la vez, y sorprendentemente una es un cuatro y la otra es un dos. Sonríe.

— ¡Gane! — Una voz distante suena al mismo tiempo, es Dazai, quien frunce el ceño. El chico de la pizarra sonríe nerviosamente.

— Oh, eso es un problema. — Murmura el tipo, rascándose la nuca.

— No lo creo, el desconocido tomo dos cartas al mismo tiempo. Hizo trampa. — Chuuya alza ambas cejas.

— ¿Es eso una regla que acabas de inventar? Porque suena como tal. 

Su voz mordaz no deja lugar a dudas, el chico de la pizarra suspira. — Chuuya-san, ¿tal vez podrías cederle la victoria a el? — Inquiere dudoso, no esta su jefe por aquí para decirle que hacer.

Chuuya mira fijamente a Dazai por unos segundos, y ve esto como una oportunidad para hacer un punto. Orgullo. Sonríe ampliamente.

— Esta bien. — Acepta, reclinándose en su silla y cruzando el tobillo sobre su rodilla, algo para nada masculino y para nada sexy. Nada. Absolutamente. — Que sea feliz con su victoria de consolación.

Dazai frunce el ceño, toma el mazo de cartas, y empieza a barajear para una segunda ronda.

Ya vera esta.... para nada atractiva babosa.

Feliz cumpleaños a Dazai, pinche mamon, estaba pensando en publicar otro cap por su cumpleaños (el próximo capitulo tiene esa temática), ¿que dicen? Sino x, publico otra historia por su cum ajskja (sexo). 

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