Gen'mon Dazai
Advertencia: Lenguaje MUY MUY obsceno jaja.
El pelinegro rió por sus ocurrencias, pasando un brazo por su cintura, ella se recargo contra el, acariciando su pierna, le dio un apretón, el levanto una ceja por la audaz forma de llamar su atención.
De todas formas, Tane Tsushima no era una mujer común.
"Cuando herede la empresa de mis padres" Ella hizo círculos nerviosos en el muslo del contrario, el asintió contra su cabeza, indicándole que continuara, sin dejar de ver el cielo lleno de suaves algodones blancos nadando lentamente. "Tendremos una enorme casa"
"¿Si? ¿Como que tan grande?" Pregunto divertido, ella se mordió el labio, entonces lo miro hacia arriba, y sus ojos verdes eran dos preciosas esmeraldas, llenas de inseguridad pero aun así asintió con determinación, viéndole fijamente.
Ella sonrió de la forma mas adorable posible.
"¡Tanto como para tener ocho gatos y dos perros!" Se sacudió contra el, apoyando la frente en su pecho y restregando su nariz en el.
El pelinegro reía fuertemente, sintiendo cosquillas, tanto en su estomago como en su columna vertebral.
El realmente la amaba. A la mujer excéntrica y hermosa que era Tane Tsushima.
"¿Y porque tendremos mas gatos que perros? Prefiero tener muchos perros" Acomodo uno de los mechones castaños de ella atrás de su oreja, esto llamo su atención irremediablemente, viéndolo como si acabase de preguntar si podía respirar en el espacio.
"Porque sabes que odio los perros, duh"
La vida de este hombre es simple.
Levantarse, comer, salir a trabajar, cenar, dormir.
Mas no sencilla.
Es ciertamente redundante, dado que existen demasiados problemas en su vida, demasiados problemas en su mente y en la relación con su hijo.
Si lo que tiene con su hijo puede llamarse relación, claro, desayuna y cena todos los días con el, pero este apena conversa, apenas toca su comida, responde con frases cortantes, sarcásticas y bufidos.
Dazai se ha dado cuenta de que la mayor parte de su vida gira alrededor de su hijo, o tal vez del animo de este, sin alarde de tirarse flores y decir que es el padre mas comprometido y preocupado del mundo. Simplemente le deprime ver los ojos vacíos de su hijo, o sus pinturas grises y afiladas.
Últimamente su vida es delatable, ayer se cayo de las escaleras y su hijo estallo en carcajadas.
En el desayuno comía a montones, tomaba tanto pan y mermelada del centro de la mesa que por un momento parecía que estaba tragando en un buffet.
Noto que su hijo estaba ciertamente distraído, pero al menos hacia un esfuerzo por prestarle atención, mientras tenia las mejillas llenas de migajas y la boca llena de comida.
Le recordaba tanto a ella.
Osamu estaba estático cuando el mismo limpio su cara con una servilleta, después regalandole una sonrisa. El latente desprecio juvenil volvió a su mirada.
Al menos, era un avance.
Gen'mon parecía mas feliz en medio de su reunión, mas padre de familia que nunca, incluso rechazo a su asistente cuando esta le ofreció un masaje que claramente acabaría en sexo contra el escritorio.
Es un hombre nuevo, limpio y padre luchador.
(Probablemente no tan luchador, su esposa le dejo un bufete de abogados y el cargo mayor en uno o dos imperios comerciales, una cadena hotelera del honorable señor Tsushima, ademas de una agencia de autos con demasiadas sedes alrededor de Japon, no generaba tanto como el primero.)
Un padre multiempresario/millonario luchador.
Gen'mon miro por la ventana de su oficina, mientras atendía la llamada del supervisor asignado de su cadena hotelera, hablándole un poco sobre la estrategia publicitaria que tenían para este mes.
Su asistente asomo tímidamente la cabeza en por la puerta, su sonrisa era estirada y nerviosa.
— Dazai-sama, la directora de la escuela esta al teléfono...— Mierda, eso significaba peligro.
— Te llamare luego, Sakamoto, mi pez murió. — Corto sin darle tiempo al contrario de responder, recibiendo un "¿Que cara-" en el ultimo segundo.
Antes de voltear, suspira, viendo los edificios de Yokohama imponentes, escalando el cielo y atravesando los limites humanos.
Volteo, su cara era la de un hombre al que nada puede salirle bien en la vida.
— ¿Que diablos paso ahora?
— ¡Entonces ese i, tiro mis libros por las escaleras, le dije que es un hijo de p, y la maestra cara de m alzo la voz y me dijo que era grosero, en el recreo ese b me tiro a la fuente y las p de las maestras afirmaron que fue un accidente! — Vocifero el castaño menor, Gen'mon conducía a casa, soltó un mugido exasperado, al menos agradecido de que su hijo no se soltara a decir todas las palabrotas que censuro gracias a la pequeña política que tenían de no decir groserías.
— Bien. Eso no explica porque te fracturaste el brazo. Ni tampoco porque te suspendieron tres días. — Masaje su entrecejo, Osamu abrió la boca, tomando aire, aquí vamos de nuevo.
— ¡Eso estaba a punto de decirte! ¡Cállate y déjame hablar! Cuando salí mojado hasta el c por ese e, arroje sus libros a la fuente y los babosos de sus perros falderos me sostuvieron cuando lo patee en las pelotas. — La cara del mayor se desfigura mientras conduce tenso por la carretera. — El estúpido me pregunta porque lo patee en las pelotas y yo le dije que es imposible que sea el mejor espermatozoide su padre. ¡Entonces me tiro por las escaleras en el recreo!
— Osamu, estas siendo grosero... — El niño lo ignora audazmente y sigue con su relato.
— Cuando me llevaron a enfermería y unos estúpidos que enyesaron mi brazo como si tuvieran pezuñas en lugar de manos, le cobre mi teléfono roto y me dijo que mi teléfono es tan barato como mi culo, le dije que de hecho mas barata es su mama...
— ¡Alto ahí, detente! ¿Que es todo eso, Osamu? — Se detiene lentamente en un semáforo, y es tan tortuosamente lento que casi parecen estar atrapados en un bucle, graciosamente su padre se lanza a ser el padre del siglo, apoyando su brazo en el asiento de copiloto, volteando al mini-castaño (Es bastante pequeño a comparación de el, de hecho) con una expresión de angustia. — Pense que teníamos esa regla de no decir groserías, ¡y también creo que cruzas la linea si dices obscenidades! — Dazai bufa y por un momento casi de cruza de brazos, pero luego aúlla por el dolor.
Se desquita de eso en un alarido de reproche. — ¡Acaban de partirme el hueso en dos! ¡Y estas regañandome! ¡A la mierda las reglas! — Recibe otra mirada de advertencia, esta pelea es tonta e infantil comparada con otras que han tenido, pero Gen'mon realmente no sabe manejarlo, ni en estas estúpidas peleas ni el las otras. Es un luchador padre de familia, y su hijo lleva haciéndole knock-out ya dos veces.
— Es solo una fractura. — Corrige irritado — Y eso no te da el derecho de alzarme la voz y externar tantas cosas ofensivas, no entiendo de donde sacas todo eso, por todos los cielos, ¿que quieres decir con "Las p de las maestras" O "mojado hasta el c"? Si es lo que creo, no recuerdo haberte educado así.
Dazai menor abre la boca para responder como un niño malcriado otra vez, pero lo recuerda. Ellos no son un padre e hijo normales, los cuales se dirigen a casa donde encontraran a su madre preocupada, preguntando por todo lo que ha sucedido, dispuesta a consentir a su pequeño lastimado, y defenderlo de su padre regañón, dejandolo en un simple sin teléfono una semana y cero salidas.
No, los Dazai van a casa para encontrar vació, porque la madre preocupada por su pequeño ya no esta.
Y Osamu la extraña tanto, aunque sabe que si se diera el caso, seria su padre quien terminaría apaciguando a su madre para evitar que termine en la carcel por patearle el trasero a tres pubertos idiota y a todas sus familias. Odia tanto que todo esto sea falso, el ira a su habitación a sentarse, pintar lineas y tocar furiosamente el piano, pedirá otro jodido teléfono en amazon y leerá el shoujo mas dramático que encuentre en linea, porque no hay una madre a la cual recurrirá para pedirle un consejo sobre lo que tuvo que haber hecho.
Tal vez preguntarle por que su padre finge que lo entiende o lo intenta y no lo hace. O tal vez preguntarle porque últimamente mira demasiado al chico de ojos azules que husmea en su cuarto todas las tardes, que se ríe con el y juega videojuegos con el.
Como un amigo.
¿Eso hacen los amigos, mama? Porque Dazai a veces quiere tocar su cabello, desenredar sus rizos y sentir su textura, luego dibujarlos, acariciar el lienzo con su pincel en un corte preciso y largo, enrollándose como un espiral colorido en su estomago y acabando en una punta fina y pelirroja.
Sus ojos azules y grandes, se verían hermosos y brillantes si usa un azul neon.
¿Que debo hacer si no hay nada a quien recurrir? Papa esta fuera todo el dia. Cuando esta con el, es para regodearse de su brillante hijo genio, y todos sus intentos de amenizar no son intentos, el no habla de mama, no acompaña a su hijo y nunca le pregunto si estaba bien después de lo que sucedio.
Tres meses después de su muerte, Gen'mon lo llamo para bajar a cenar con una sonrisa, y Osamu ahora desayuna y cena todos los santos días con el, pero no quiere hablar con el, no hay charlas que valgan la pena, solo ignoran todo lo que ha pasado como si evitaran al elefante de la habitación, y es tan desesperante que Osamu no sabe lo que quiere.
¿Que debe hacer? Papa no va a ayudarlo a descubrir eso, y mama esta muerta porque jodidamente se suicido, todas sus pinturas acaban en su rostro y recuerda el ultimo dia de segundo grado cuando fue el niño que se quedo hasta tarde en la escuela, porque su madre nunca apareció.
Ahora aparecía en sus sueños, sus pinturas acababan en su rostro consternado los últimos días de su vida, y el gris de sus días es tan gris como los colores que manchan su godete. Cada pintura es una decadencia de tristeza cada vez mas profunda, y baja lentamente hacia un lugar donde desea dormir y jamas despertar. Pero dejar de sufrir.
No puede terminar cada pintura que hace, lo deprime tanto, desea con tanta fuerza que ella este ahí, regañándolo por ser tan impulsivo y examinando su herida. Cada lienzo que empieza a manchar esta sin acabar, su mente se ha convertido en una paleta de colores tristes.
Pero, ¿quien lo ha notado, hasta ahora?
Cuando Chuuya llega a la habitación de Dazai, no hay nadie ahí.
Ladea su cabeza, deslizándose por la ventana para husmear en el lugar, toca un par de veces el baño y no hay nadie.
Asoma su cabeza por el pasillo, escabulléndose a la sala de baile, escondiéndose de algunas mucamas.
Cuando llega al final de pasillo, la puerta esta entreabierta, hay ruido adentro. Evita apoyarse en la puerta, con el nerviosismo pinchando su nuca, su corazón palpita rápidamente ante la sensación de peligro.
Dazai no esta tocando el piano, esta destrozándolo, azotando las teclas con furia.
Entra lo mas silencioso que puede.
El lugar esta iluminado por un par de velas, lo que le da una sensación de estar en un lugar tenebroso. Al mismo tiempo le recuerda a aquel dia, cuando se conocieron. La luna ilumina imponente con luz azul y atraviesa la ventana, apenas alcanzando el piano de cola, iluminaba la espalda de el castaño.
Un sollozo se escucha cuando deja de pegarle violentamente al instrumento, Chuuya se paraliza, Osamu esta haciéndose bolita en el largo y grande banco enfrente del piano. Usa un cabestrillo blanco que levanta y enrolla en su pierna para abrazarla consigo mismo.
— ¿Porque lloras? — Se acerca por su espalda, la curiosidad domina su tono de voz, suena como un niño pequeño. Dazai respinga cuando oye su voz.
Limpia su cara con su brazo sano, con irritación.
— Quiero decir, ¿porque no? Los libros dicen que llorar es bueno. — Evita su mirada mientras responde con un tono amargo y sarcástico, volteando sus ojos, Chuuya se sienta con el.
— No leo libros. — Toca una de las notas altas del piano, suena como una campanita, Osamu lo mira directamente por su extraña forma de reaccionar a su estado de animo. — Lo siento, no quise ser idiota.
Se toma un momento de silencio.
Dazai suelta una risita. — Eres...— Limpia y ahoga un sollozo. —...tan entrometido, chibi. — Chuuya le envía una mirada de reojo. — Puedes preguntar, se que quieres hacerlo.
Chuuya presiona esa mirada de reojo contra el, devuelve la mirada para si mismo y hunde otra tecla, guardando el "¿Como sabes que quiero saberlo?" para evitar sonar como un niño pequeño. En cambio murmura. — No se que diablos preguntar sin darte la razón. — El castaño lo mira, y sus ojos brillan con la luz de las velas, suelta otra risita. — Quiero decir...
Voltea hacia el, carraspeando hacia abajo.
— ¿Estas bien? Se que tal vez suene estúpido, y obvio, pero quiero decir, ¿Es grave? Es solo que....— Chuuya sigue hablando, pero Osamu se pierde en todo lo que dice, mirando con sorpresa a sus ojos, lo interrumpe, murmurando.
— No lo se. — Su voz no es rota, lo afirma con total certeza, y es irónico. — No se si estoy siendo exagerado o realmente es una razón para llorar. — Chuuya asiente ante su confusión, y el corazón de Osamu se encoge, dios, se mira tan pacifico, adoptando un perfil serio, su rostro afilado se ve maduro mientras responde en un tono bajo.
— Si te hace llorar, no es exagerado. — Su voz es calma, pero determinada, quiere hacerle ver. — Todos podemos llorar, y no es algo que realmente creo que controlemos, nuestros ojos no piden permiso, simplemente...lloran. — Chuuya suena tonto, pero lo afirma con seriedad. — Y eso esta bien, si pidieran permiso, nunca lloraríamos. Y nunca sacaríamos de nosotros lo que esta afectadonos.
— Creo que llorar esta bien, y si pides ayuda también lo esta, si lloras porque sientes que no puedes mas, debes buscar apoyo... No eres una maquina, Osamu. — Le mira con seriedad, y el pecho de Chuuya salta, olvidando todo lo que planeaba decir. Porque Osamu esta sonriendole, esta feliz, su sonrisa es linda, y sus ojos ahora tienen el brillo de las velas reflejandose en ellos, con la luna remarcando su silueta delgada detrás de el.
— Yo... Estoy aquí. Incluso si no puedes o no quieres decirme. — Hace una pequeña pausa, ha dicho demasiado. — No quiero lastimarte.
"Estoy aquí, corazón. Llora con mami."
Dios, jamas ha vuelto a escuchar esas palabras, ni siquiera de su padre.
Algo que Chuuya esta buscando proteger, es esto, el. No es como quiere proteger a Yuan, o a Shirase, quiere protegerlo pero dejarlo ser quien es.
El castaño suelta un risita, larga, aun quedan los residuos llorosos en ella. — Maquina...— Traga mirando su brazo vendado. — En ese caso, estoy triste, Chuuya.
Chuuya asiente, hay un momento de silencio.
— ¿Hay algo...— Empieza con vaciliacion. — ...que pueda hacer? — Otra vez, Chuuya lo sorprende, y parece que se arrepiente de sonar atrevido, dada la fuerte impresión que se ve en sus pupilas.
Osamu se levanta, Chuuya le sigue con la mirada.
No ha vuelto a escuchar palabras reales, porque nunca nadie le ha visto asi, ni siquiera Yosano, o Rampo, o Kunikida. Mucho menos el ingenuo de Atsushi. Chuuya es el unico que lo ha visto llorando por su madre.
— Ven conmigo. — Responde, y hay misticismo en su tono bajo de voz— Deberías leer mas libros, si no lo haces, entonces. — Su caminata es una invitación a seguirlo, y el cambio de tema lo confunde. Chuuya se levanta y lo sigue. — Tal vez te recomiende algunos.
Chuuya frunce el ceño, pero no le molesta la idea, asiente un poco curioso.
— ¿Tendré el tiempo de leerlos? — La pregunta es casi para si mismo, el castaño se detiene, y lo mira sobre el hombro. Y ahí esta, Chuuya no se haría esa pregunta si no tuviera problemas, el debería tener el tiempo y dejar de preocuparse, es un mocoso.
— Chuuya. — Su voz esta llena de seriedad, el pelirrojo alza una ceja. — ¿Te hace falta dinero? — Se da vuelta hacia el, acercándose. — No has vuelto a robar, ¿verdad? Si necesitas algo...
— Osamu. — Iguala su tono, el castaño no se inmuta y su mirada es calculadora. — No tienes la obligación de darme nada, apenas me conoces. No quiero tu estúpida lastima. — Frunce un poco el ceño, parecía casi ofendido.
Dazai sonríe, y es una sonrisa suave. — Eres tan bruto. — Pasa un brazo por su hombro, el sano. — ¿Nunca aceptas que necesitas ayuda? Tienes mi edad. — Chuuya sigue frunciendo el ceño, es un poco adorable.
— La tengo, y he sobrevivido por mi cuenta. — Espeta, Dazai sonríe de lado.
— Sabes que eso es prácticamente imposible.
Chuuya arruga la nariz. Ahora esta irritado, Dazai ríe.
— No es lastima, Chuuya. — Su timbre es serio, casi regañón. — Quiero ayudarte.
— El dinero no es tuyo, es de tu padre. — Replica, sin darse cuenta de que ahora están en la habitación del menor.
— Algún dia sera mio. — Asegura con despreocupación.
El futuro, hablan muy adelante.
(Chuuya siente un pinchazo en su pecho, ¿estarán juntos aun en ese futuro?)
— Mientras tanto, lo gastare como tal. — Se estira perezosamente como un gato. Luego desliza una mirada rápida buscando al contrario.
— ¿Por que tienes una piscina en el baño? — Cambia radicalmente de tema, su voz suena amortiguada y lejos de el, Osamu va al baño donde Chuuya esta husmeando ahora. — Esta vacía.
— No es una piscina, tonto. — Se acerca, y abre el grifo de agua caliente. — ¿quieres entrar?
Chuuya ya se baño hoy, lo hizo en la estúpida ducha del apartamento que comparte con las Ovejas. Aun así, no parece una mala idea.
— No tengo traje de baño. — Responde estúpidamente. Dazai suelta varias carcajadas.
— Solo báñate, seguro apestas. — Chuuya frunce el ceño, el no apesta.
— Por supuesto que no, imbécil. Tu apestas. — Osamu le saca la lengua y replica, vanidoso.
— Obviamente no, hoy estoy usando mi colonia favorita. — Chuuya mete ambas manos en los bolsillos de su chaqueta, frunce el ceño y se acerca a el, Osamu retrocede por puro automatismo, confundido.
— Hmm....— Chuuya prácticamente lo acorrala contra la pared, y olfatea, metiendo la cara en su cuello.
Y Osamu siente que esta derritiéndose contra la pared, deslizándose con parsimonia como un caramelo, los músculos de sus tobillos se tensan y se estiran, amenazando con dejar de sostenerlo, la respiración de Chuuya hace cosquillas en su cuello, y su cercanía es cálida.
Casi, casi quiere estirar sus brazos, y pasarlos alrededor del pelirrojo, para poder sentirlo mas cerca. Esta nervioso, y pensamientos intrusivos acechan su mente.
Quiere abrazarlo.
— Hueles a gasolina.
Crack.
El ambiente se rompe con ese comentario, Chuuya se aleja rápidamente mientras frunce el ceño. La cara de Osamu es un poema.
Su desanimo es palpable, Chuuya arruino su escena de shoujo. — ¿Terminaste de olerme como perro? — Reprocha, fingiendo que hace unos segundos no quería tenerlo cerca y estaba muriéndose de los nervios por eso. — Tonto chibi, solo báñate. Deja de discutir.
Osamu sale del baño, dejándolo ahí.
Chuuya tartamudea una vez que esta solo, y ahoga un gemido de frustración. Mierda, la cago.
Una vez estaba cerca de el, muy tarde se pregunto "¿Que mierda estoy haciendo?" y no se alejo, ahora parece un raro a los ojos de Dazai. Esta avergonzado, y se arrepiente un poco de eso, no mucho, sin embargo. Extraña la sensación hormigueante en sus manos, por tocar, acercarse un poco mas.
Tenia curiosidad, como cualquier mocoso de su edad. Osamu simplemente llama escandalosamente su atención. Tácito le invita a la cercanía, y el acepta eso, baila lentamente hacia el como una polilla a la luz.
La no-piscina ahora esta llena, cuando entra, tira algunas cosas a su alrededor, y muy tarde nota que tiro algunas cosas dentro de la no-piscina.
Cuando levanta el objeto, lee la etiqueta.
"Baño de burbujas"
Es jabon para bebes.
Chuuya se agita un poco, dejando de lado eso, nota que cada vez que se mueve hay muchas burbujas, carajo, contamino la no-piscina.
Con muchas, muchas burbujas y espuma.
Ahoga un grito cuando algo raro toca su trasero, es una esponja, la levanta y la deja aparte, Osamu toca la puerta, su tono de voz es burlón.
— ¿Estas bien? — Mueve un poco el pomo. — ¿Te devoro mi pato de hule?
Cuando Osamu entra, hay un cumulo de espuma en el centro de la bañera, es Chuuya, que al parecer infesto el espacio con muchas burbujas.
— Te dejo solo unos minutos y haces un desastre. — Chuuya se mete en el agua y cuando sale otra vez, ya no hay mas espuma en su cabeza, asoma su cabeza y la saca por completo. — ¿Nunca habías visto una bañera?
— Bañera...— Murmura, aprendiendo esa palabra. — Se cayo esa cosa para bebes. — Señala el envase. — Y ahora hay mucha espuma.
— Lo note. — Asiente, sentándose en el suelo, cerca de el, Chuuya reposa su espalda en la esquina, y suspira. — ¿Te gusta?
— Es relajante, si. — Osamu desciende la mirada hacia sus hombros desnudos, son blanquecinos, y hay algunas pecas ahí, pequeñas y lindas. Desliza la mirada por su cabello pelirrojo, el cual cae en cascada por sus hombros, es realmente largo. Chuuya le envía una mirada curiosa. — Nunca lo pregunte, pero, ¿como te rompiste el brazo?
El mas alto baja la mirada a su brazo vendado, se acomoda y entona dramáticamente.
— Veras, es una larga historia....
— ¡Entonces ese imbécil, tiro mis libros por las escaleras, le dije que es un hijo de perra, y la maestra cara de mierda alzo la voz y me dijo que era grosero, ¿puedes creerlo? En el recreo ese bastardo me tiro a la fuente ¡Y las perras de las maestras afirmaron que fue un accidente! — Explica con ademanes, indignado. Chuuya juega con el espuma a su alrededor, probablemente un poco aturdido y al mismo tiempo arrepentido de enseñarle tantas palabrotas. — Entonces lo patee en las bolas, porque las personas como el no deberían reproducirse, he oído que sus padres en realidad son primos lejanos...
Chuuya tiene un pequeño cumulo de espuma en su cabeza, lo aplasta con la mano y enjuaga el acondicionador en su cabello.
— Quiero decir, ¿puedes creerlo? ¡Me suspendieron a mi! Al menos no me expulsaron como a ese idiota. ¡Pero me suspendieron!
Chuuya frunce el ceño, y mira a Osamu con aburrimiento.
— Estas siendo una perra dramática, no es para tanto. — Afirma, encogiéndose de hombros, Osamu tiene una expresión ofendida.
— ¿No es para tanto? ¡No es para tanto! — Repite como loro, Chuuya le mira irritado. — ¡Es una mancha en mi perfecto historial! ¡Es para tanto, de hecho!
— Puf, no entiendes nada. — Espeta bufando, Osamu se inclina hacia el, apretando los bordes de la bañera.
— ¡Explicalo! — Exige malhumorado.
Chuuya le mira serio, un poco molesto por su actitud infantil.
— Si ese idiota tiene mas perros falderos, ¿no crees que ellos trataran de vengarse de ti por la expulsión de su amo? — Expone con sarcasmo, eso llama la atención del castaño. — Iran por ti, ellos simplemente esta haciendo tiempo para resolver ese problema y evitar uno mas grande.
Osamu parpadea, tiene sentido, aun así tiene que preguntar.
— ¿Como lo sabes?
— Sucede todo el tiempo. — Responde encogiéndose de hombros. — A veces algunos chicos vagos roban alcohol en la tienda, y los oficiales hacen un confinamiento obligatorio, para que los tipos que protegen ese lugar no puedan salir por ellos. — Explica, como si fuese lo mas normal del mundo. Habla de organizaciones criminales.
— Entonces... estoy en un confinamiento obligatorio. — Repite, siendo la primera vez que escucha eso. — No tengo nada que hacer allá afuera, de todas formas.
— Cuando eso sucede, las ovejas juegan juegos de mesa, o cocinan juntos. — Se mueve hacia el castaño, apoyándose en el borde, cerca de el. — A veces contamos anécdotas tontas.
Osamu asiente, guardando esa información.
— Bien. — Dice Chuuya, los ojos de Dazai se abren como platos, el no va a...— Termine de bañarme.
Se levanta, y oh, si, se levanta estando desnudo.
— ¿Puedes darme una toalla? — Cuestiona con un tono tranquilo, ambas manos en la cadera.
El castaño tartamudea.
El capitulo mas largo hasta ahora, lamento los otros capítulos medio equis, aqui empieza lo mejor. Estare tratando de actualizar al menos dos capitulos por semana, excepto los domingos, no cuenten conmigo jaja. Ese dia es para huevear.
(Lo publique antes de tiempo jaja, no lo habia corregido.)
Muchas gracias por leer, votar y comentar ❤.
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