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04🌷🐚

13 años antes; mellizos 3 años...

La temporada de navidad estaba a la vuelta de la esquina y la pareja junto a su bebé mayor fueron a comprar algunos regalos que hacían falta. El pequeño Yujin se quedó junto a sus abuelos paternos debido a que venía saliendo de un pequeño resfriado pero aún así sus padres prefirieron no exponerlo al frío.

El centro comercial estaba repleto así que andaban con precaución de que la pequeña Danielle no se les escapara por sus intenciones de curiosear todo lo que llamaba su atención. Las luces brillantes eran hipnotizantes ante sus enormes inocentes ojitos de estrellas que heredó de su madre.

–Bien Hee, faltan los regalos para tu madre y la mía, ademas para tus hermanos. Puedes ir tú con Danielle a ver lo de nuestras madres mientras yo voy por los de tus hermanos.

Heeseung hizo una mueca.

–¡Abuuu! –Exclamó la pequeña bebé emocionada.

–Si mi amor, tus abuelas. –le respondió Jake a su pequeña acariciando su mejilla.

–¿Tenemos que comprarle un regalo a Cruela?

–Heeseung. –Advirtió Jake.

–Bebé, sabes que cada vez que voy a la casa de tu madre lo que menos recibo es una buena mirada. –dijo Heeseung.

–Ella si te quiere... a su manera pero lo hace. –trató de alentar Jake de alguna forma.

Así fue como tomaron caminos separados para salir luego de ese claustrofóbico lugar.

Heeseung entró a la sección de vestuario pero no hubo nada que le llamara la atención. Se dirigió a la sección de accesorios pero lamentablemente no tenía mucho conocimiento sobre bolsos o algún pañuelo para cuello.

–¿Qué le puede gustar a tus abuelas, Danielle? Hay muchos tipos de bolsos. –preguntó a la pequeña en sus brazos que jugaba con su peluche de Flounder.

–Abu gustar pezzzz.

–Si, puede que no ayude.

–¿Puedo ayudarle en algo? –Se acercó un vendedor a Heeseung al ver lo perdido que estaba.

Heeseung pensó que le habían leído la mente. No podía estar más que agradecido.

Dejó sentada a Danielle en el sillón que estaba a su lado pidiéndole que se quedara jugando con su Flounder mientras él buscaba lo de sus abuelas.

–Estoy buscando para mi madre y mi suegra. No soy experto en accesorios de mujeres.

–Como estamos en temporada de invierno colores fríos y dorados puede ser lo que más se estén buscando. ¿Me podría mostrar una foto de las señoras para tener una idea?

Así como el chico le dió varias opciones y explicaciones sobre qué sería bueno para cada una. Finalmente optó en un bolso para su suegra y para su madre un conjunto de collar y aretes.

Bien a los lejos vió llegar a su esposo con las bolsas de regalos y una sonrisa en su bonita cara que tanto amaba.

Al momento que llegó a su lado lo saludó con un besito en la frente.

–¿Pudiste encontrar algo? –preguntó Jake.

–Si, ahora debo ir a pagar.

Jake asintió pero se extrañó al no ver a su hija en brazos de su padre como siempre.

–¿Y Danielle?

–Ella está aquí atrás, sentada. –Dijo Lee.

Heeseung dió media vuelta para comprobar que su hija estaba sentada donde le había dicho hace unos pocos minutos. Pero sorpresa fue al ver que solo estaba el peluche con cual jugaba.

Su sangre se congeló al no hallar rastro de la pequeña a la vista.

–Estaba.

Al Australiano se le cayeron las bolsas de las manos al no ver a la menor donde su esposo dijo que estaba.

–Heeseung. ¿Donde.está.Danielle?

Iba a entrar en pánico, quería llorar y sentirse el peor padre del mundo pero no podía. No al ver los ojos temblorosos y asustados de su amado. Lo tomó por los hombros para que pusiera su atención solamente en él.

–Pidamos a los guardias que revisen las salidas. Yo buscaré por todo el piso y tu quédate en la entrada para ver si sale o algo, ¿De acuerdo?

"¿Escuchaste que están secuestrando niños y los rapan para que no los reconozcan?"

"Justo en estas fechas, la tasa de secuestrados debe ser altísima."

Heeseung maldijo en sus adentros cerrando sus ojos, desesperación era lo que menos necesitaba en esos momentos y es lo que primero que le llegaba.

–Hee, s-sus rizitos... –La voz de Jake se empezó a quebrar por el miedo que le consumía más y más.

Lee limpió sus lágrimas acariciando sus mejillas juntando sus frentes en un momento de comfort que sobre todo el australiano necesitaba.

–Nuestra hija es muy inteligente, no se irá con cualquier persona y menos se le acercará. –juntó sus labios con los del menor para darle un beso que transmita aunque sea un poco de tranquilidad.– Te prometo que si le llega a faltar un pelo yo mismo me encargare de que esa persona pague.

Como Heeseung le había dicho, básicamente corrió a la entrada para ver si alguno de los niños que salía era su hija.

Uno tras otro veía salir pero ninguno era su hija. Preguntaba a cada persona que pasaba si habían visto a una bebé de 3 años pero al parecer nadie se había dado cuenta de la desaparición de una menor.

Frustrante, pensó Jake.

Lamentablemente sus manos eran víctimas de los rasguños que se hacía debido a la ansiedad que lo consumía de a poco, no colapsaba porque su prioridad era encontrar a su pequeña y no debía darse el lujo de estar bien si no sabía en qué estado estaba ella. Un guardia que estaba de su lado vio como sus manos temblaban y le pasó una revista de la tienda para que pudiera arrugarla entre sus manos.

La revista la hizo añicos en cuestión de minutos. Siendo una revista de catálogo de navidad que son más gruesas que las comunes Jake hizo añicos cada hoja por cada minuto que pasaba y Danielle no aparecía.

Heeseung sacó la foto de su hija que tenía en la billetera y le preguntaba a cada cliente o trabajador que se le cruzaba si es que habían visto a la niña de la foto. Algunos le respondían que la habían visto en ciertos lugares y otros que simplemente no la habían visto.

Cada segundo que pasaba lo sentía eterno, la culpa lo carcomía más y más. Sin importar que rincón de la tienda revisara volvía a ese sector por si se le había olvidado observar pero no había caso, no había ningún rastro de Danielle.

Se agarró de los pelos intentando pensar donde iría si fuera ella. Danielle acostumbraba ir a los juguetes o cosas con animales pero para su mala suerte en ese piso no había ninguna de las dos opciones.

Su esperanza se pagaba poco a poco y no quería volverse noticiero de los malos.

–Disculpe, ¿Usted era que buscaba una niña?

La revista ya era pedacito en sus pies y si pasaban por su lado pensaban que temblaba por frío pero en realidad temblaba de pura angustia. 15 eternos minutos habían pasado desde que se había instalado en la entrada de la tienda y ningún rastro de su pequeña aparecía a sus ojos.

El encargado de la tienda se le acercó con un computador que conectaba con las cámaras de seguridad para ver si vista de halcón encontraba algo pero el resultado fue inútil.

–¿Cómo no pueden hacer algo?

–Señor, estamos haciendo lo posible para ayudarlo. –dijo nervioso el encargado.

–¡Tiene 3 años! ¿¡Cómo pueden estar tan tranquilos con una niña de 3 años desaparecida en su tienda!? –Explotó Jake.

–S-Señor, lo siento. Podría calmarse por favor.

–¿ME ESTÁ PIDIENDO QUE ME CALME? No se nada de mi hija hace-

–Mamiiii.

La voz de su hija lo hizo volver a la realidad. Girando su cabeza a 180º grados al escuchar esa pequeña vocecita que esperaba que no fuera juego de su mente porque se estaba volviendo loco y ahí estaba, en los brazos de su padre saludándolo a la distancia.

La menor bajó de los brazos de su padre y corrió el corto trayecto que le separaba de su madre. Al encontrarse Jake la estrujó en sus brazos recibiendo un besito en la mejilla por parte de su hija devolviéndole el alma a su cuerpo.

–¿Donde estabas pequeña traviesa? –la tomó por la cabeza revisando que no tuviera algún rasguño o herida– ¿Alguien te hizo algo? ¿Te duele algo?

–No mami, Dani es valiente. –sonrió la pequeña.

–No sabes el susto que nos diste, por favor no vuelvas a hacer eso nunca más. –la tomó en brazos y se acercó a Heeseung.– ¿Donde estaba?

–Una chica la encontró en los probadores probándose zapatos. Cuando la pillé casi se cae de un tacón.

Jake miró a la pequeña que abrazaba su peluche mientras se acurrucaba en sus brazos, probablemente cansada de la aventura que tuvo y el susto que les hizo pasar a sus padres.

Al final del día pudieron volver a casa con los regalos faltantes y su hija en una pieza completa, es una anécdota que por el momento no querrán recordar pero con el pasar de los años podrán contarlo con mucha gracia.

~✧~❃~✧~

Eran alrededor de las seis de la mañana y recién había terminado una cirugía de alrededor de 8 hrs donde un nuevo niño de tan solo 5 años esta vez había sido transferido de emergencia a su hospital debido a un transplante de riñón.

El pequeño llegó en delicadas circunstancias, teniendo que de manera inmediata apenas llegó darle oxígeno y asegurarle una intravenosa para relajar los dolores que tenía.

Jake amaba su trabajo, pero de vez en cuando era lo más duro que debía enfrentar en su vida diaria. Ser cirujano pediatra no era una tarea fácil y menos siendo que vidas completamente inocentes dependían de ti.

Estaba exhausto, se le notaba en su ojeras. Por eso se encontraba en la cafetería del hospital esperando por el café bien amargo que se había pedido.

–¿Sin azúcar?

–Si, por favor. –Agradeció y se fue a sentar a una de las mesas.

–Un día de estos te dará un paro cardiaco tanta cafeína.

Habló su cuñado a las espaldas, tomando asiento frente a él.

–Es lo que por lo menos merezco después de horas de explotación. –Habló cansado, dándole un sorbo al café.

–Siempre admiré tu resistencia a ese líquido, yo apenas tomo un sorbo y me voy por el baño. –Jake lo miró extrañado y el mayor solo se encogió de hombros.

–¿Acabas de entrar?

–Si, supongo que tú acabas de terminar.

–Estoy aquí desde ayer en la noche, puede que si.

Seokmin dejó una barra de cereal enfrente de él, sabiendo que en momentos así se le olvidaba comer.

–Heeseung siempre te traía alguna merienda cuando tenías turnos largos. –Habló preocupado el mayor.

–Pero ahora Heeseung no está, tengo que valerme por mi cuenta ahora.

–No veo que lo hagas.

Se quedó callado, bajando la mirada por la vergüenza mientras le daba otro sorbo a su café.

Heeseung siempre que tenía turnos largos o nocturnos se encargaba de traerle una merienda o si pedían comida siempre le traía una porción de lo que comían para que el australiano no pasara hambre o se enfermara por no comer.

Ahora era bastante distinto, su hermana de vez en cuando le traía alguna golosina o le pedía a alguno de sus trabajadores que lo hicieran, pero no era lo mismo.

No había dedicación en la cajita, no tenía compañía o algún mensajito alentándole que siguiera adelante. Solo una caja de restaurante fea o esta vez, un café con una barra de cereal traída por su cuñado.

–Se me vuela la cabeza de vez en cuando. –Fue lo único que se le ocurrió responder.

–Ya sé toda la historia, Jake. Y se me cae la cara de vergüenza saber lo que hizo mi hermano, de verdad no lo mereces. Pido disculpas por mi parte.

–No tienes que disculparte, hyung. Mientras nuestra relación familiar no sea afectada y no te alejes de los niños está todo bien. Ellos te quieren mucho.

–Por supuesto que no, Jake. Por nada del mundo me alejaría de mis amados sobrinos. –tomó sus manos en señal de apoyo.– ¿Como te has sentido tu últimamente?

–Yo estoy bien, hyung. Enserio. –Hizo una sonrisa forzada, cansado por no solo escuchar la misma pregunta todo el tiempo, sino que la situación lo agotaba en todos los sentidos posibles.

Seokmin hizo una mueca no convencido.

–Tu cara no me dice lo mismo. ¿Cómo ha sido el ambiente con los niños?

–El otro día Danielle tuvo su campeonato de natación así que ahí tuvimos que convivir. Tratamos de llevarnos medianamente bien por ellos y nada más. Si fuera por mi le hubiera pasado el papel de divorcio y me hubiera vuelto a Australia pero –Alzó las manos como señal de obviedad– no puedo hacerlo.

–¿Le pediste el divorcio?

–Y aún no me lo da. –Se encogió de hombros.

–¿Y los niños saben? –Preguntó preocupado.

–Creo que está más que claro. Aunque se los diremos oficialmente cuando tu hermano firme el papel. –Tomó un sorbo de su café.

–Heeseung siempre ha sido un terco, y creo que tú eres quien más puede afirmar eso. –Jake asintió dándole la razón.– Hay que hablarle a ese tonto para que se ponga los pantalones, no puede dejar esperándote. Mereces continuar tu vida, Jake. Eres joven aún.

Jake sonrió agradeciéndole.

–¿Cómo ha estado Nahyun?

–Ella ha estado bien, supongo que Hee no le ha contado aún.

–Creo que no, hubiera visitado mi casa.

–¿Se lo contarás? –Jake se lo pensó.

Sería un gran impacto, sobre todo para sus suegros que ellos siempre lo quisieron mucho y estuvieron pendiente de él en todo momento sobre todo en el embarazo de los mellizos que lo consintieron mucho. Le entristecía pensar que les pondría muy triste la noticia pero debían avanzar y sabía que ellos harían lo imposible para no perder el contacto con él.

–Creo que eso es algo que debo conversar con Heeseung. –vió la hora en su reloj.– Creo que es hora que vuelva a casa, mi turno. Gracias por la barrita.

Tomó el último sorbo de su bebida caliente y se despidió de su cuñado.

–¡No te olvides de comer!

–¡Lo tendré en cuenta!


No era la primera vez que entraba al edificio donde su padre trabaja y seguía encontrándolo igualmente enorme. Apretó entre sus manos las correas de su mochila y con los nervios que intentaba ocultar entró al enorme edificio que estaba frente a sus grandes ojos.

Pasó la tarjeta de su padre que secretamente había pedido una copia para situaciones como estas y pasó sin problemas.

Quería creer que tenía algún mínimo porcentaje de pasar desapercibida pero su uniforme deportivo no le era de mucha ayuda la verdad, hizo una mueca al darse cuenta tarde. Al menos si preguntaba que hacía ahí su apellido la salvaría de ser sacada de ahí.

Bajó del ascensor para dirigirse a la oficina de su padre y al escuchar el "adelante" pasó mostrando la mejor de sus sonrisas.

Eso siempre funcionaba.

–Hola papá.

Heeseung se sorprendió al ver a su hija ahí y dejó su trabajo de lado.

Se levantó de su asiento dispuesto a recibirla bien a gusto con un gran abrazo.

–Dani, ¿qué te trae por aquí? –Preguntó invitándola a tomar asiento.

La chica se sentó en uno de los sillones de la enorme oficina de su padre y sacó una carpeta con unos documentos.

–En unas semanas será nuestra primer campeonato internacional y necesito tu permiso para salir del país. –Le entregó la carpeta con los papeles.– Ya están revisados en el servicio notarial si es que tienes duda.

Heeseung abrió la carpeta leyendo si todo estaba correcto y no había ningún error legal en aquel papel.

–¿Tu madre ya firmó?

–Si, ahí está su firma. –Apuntó donde se encontraba la firma.

El mayor asintió y con su bolígrafo firmó donde le correspondía. Con una sonrisa le devolvió el documento y Danielle le agradeció guardando de nuevo la carpeta.

–¿Cómo te ha ido en la escuela? ¿Te han dicho algo por el campeonato? –Preguntó interesado.

–En la escuela va todo bien. Varios chicos, incluso amigos de Yujin me felicitaron. Las chicas querían hacerme una despedida antes de viajar a Australia.

–Podrías decirles que lo planifiquen en nuestro departamento, sería bueno para que lo conocieran.

–Sería genial. Ya tengo ansias de volver a Australia.

–Australia. Por lo menos son tierras que ya conoces.

–Si, estoy muy contenta de volver.

–¿Cuánto tiempo será? En una de esas no me choca con reuniones importantes.

–Oh... es en alrededor de dos semanas. –Se rascó la nuca, algo nerviosa.

–¿Hay algún problema?

–Mamá ya había visto que sería él quien me acompañaría.

Danielle se encogió en su lugar. Tenía algún presentimiento de que su padre preguntaría sobre el tema pero no pensó que su intuición fuera tan acertada.

Se tensó al ver cómo su padre tomaba su teléfono con el ceño fruncido marcando a posiblemente su madre. Su pierna se movía al no tener respuesta inmediata. Marcó unas tres veces y a la cuarta le respondió, poniéndole en alta voz.

Heeseung, estoy trabajando. ¿Qué necesitas? –Respondió molesto Jake.

–¿Desde cuando tomas decisiones de los niños tú solo?

¿Qué?

–Estoy aquí en la oficina con Dani, y me está diciendo que tú irás con ella a Australia.

Si, Yujin también vendrá con nosotros. –Explicó.

–¿Y cuando pensabas comunicarme que sacarías a mi hijo del país?

Nuestro hijo –recalcó el nuestro.– pidió que quería ir a apoyar a su hermana.

–No irás, iré yo. –disputó Heeseung.

Ah, no sabías que tomabas decisiones por mi ahora. –especuló indignado.– Ni cuando estábamos juntos.

–Por favor, no discutan. –Pidió Danielle.

Ambos adultos suspiraron cansados.

Dani, amor. Ya hablamos de esto. –mencionó Jake.

–Lo se, pero tampoco es justo para papá.

Jake contó mentalmente hasta 10 para no perder la paciencia. Estaba molesto con su hija porque le había dicho que no vaya donde su padre hasta que él le explicara toda la situación pero al parecer sus palabras entraron por un oído y le salieron por el otro.

Tenía ganas de respirar su tierra natal, y conseguir esas dos semanas en el trabajo no fue sencillo.

Heeseung, escucha. Habíamos hablado con Danielle de que yo primero hablaría contigo pero al parecer no me hizo mucho caso.

Heeseung miró a su hija y esta solo se encogió de hombros.

–Yo quiero ir con Danielle, Jake.

No es tan fácil Heeseung.

–Es igual de fácil que como decidiste por ambos.

Heeseung.

–Jake.

–¿Por qué no van los dos?

Ambos quedaron en silencio. Pensando que lo que dijo la menor fuera una broma.

Dani.

–No es necesario que convivan, unos días papá puede estar con nosotros, otro día con mamá.

Sus ideas se anulaban al darse cuenta que sus acciones afectaban de manera negativa la relación de sus padres. Tal vez era buena idea aplazar sus pensamientos y hacer caso.

Sin embargo, tenía unas ganas inmensas de pasar tiempo cómo familia una vez más.

¿Llámenlo capricho? Tal vez. Estaba acostumbrada a recibir lo que quería, no la culpen.

–Yo creo que Yujin igual estaría de acuerdo. –Agregó Heeseung.– Yo me encargo de todo, tu quédate tranquilo.

Jake soltó un suspiro, lamentando que su hija y ex tengan exactamente el mismo carácter.

Manipuladores. –espetó– Espero que ese día no llegues tarde, Lee.

Y colgó.

Heeseung con una sonrisa ganadora, llamó a su secretaria.

–¿Necesita algo señor Lee? –Preguntó la chica quien llegó apenas fue llamada.

–Organiza mis próximas reuniones y busca vuelos a Australia para mi y mi familia, Rei. De preferencia que Jake tenga un asiento a mi lado.

Les seré sincera, el flashback  de este capítulo enrealidad es anécdota mía. Si, me perdí en el centro comercial en época de navidad JAJAJAAJA.

Muchas gracias por el apoyo y la espera.

Lxs adoro.🤍

Nos leemos pronto~

–Hanrling. 🪐

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