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15 años antes; mellizos con un año...
Era un bonito día de verano y la familia había pasado al supermercado ya que irían a la casa de playa junto sus amigos. Danielle, quien llevaba un adorable vestidito de margaritas y un sombrerito por el sol era llevada por Jake y Yujin quien llevaba un overol y el mismo sombrero que llevaba su hermana era llevado por Heeseung.
Cada uno llevado en un carga bebés.
–Con Danielle iremos por la comida que falta y tú ve con Yujin a buscar el helado para compartir. Recuerda que a Sunoo le gustaba el helado de choco menta así que Jay pidió que le llevemos un pote para él solo.
Heeseung hizo una mueca de disgusto.
–No se como le gusta comer pasta de dientes.
–Ni yo –Jake soltó una risa– Yujin estuvo delicado del estomago últimamente así que no lo muevas mucho. A no ser que quieras que te vomite toda la leche que comió.
–A la orden capitán. –Imitó la pose militar haciendo reír a Jake.
–Nos vemos en las cajas. –Jake besó la mejilla de su esposo y se retiró con su hija en brazos.
–Bien Yuyu, somos tú y yo en este momento. –recibió un balbuceo de respuesta– Vamos por esos helados.
Padre e hijo buscaron el pasillo de los helados buscando el sabor tan extravagante que el tío Sunoo le gustaba. Heeseung hizo caso a Jake así que anduvo con mucho cuidado, le daba pena escuchar como se quejaba con sollozos pero Heeseung hacía lo posible arrullándolo con mucho cuidado de que su estómago no se revolviera.
–Ya bebé, pronto pasará. Ya tenemos el helado del tío Sunoo así que podemos irnos. –Consolaba Heeseung.
–Pero que bonito bebé.
Heeseung giró extrañado al encontrarse con una chica que supuso tendría su edad quien veía con adoración a su hijo.
–Es igual de bonito que el padre, ¿Como se llama este pequeño?
Oh no, que bueno que Jake no estaba aquí.
–Yujin, Lee Yujin. –respondió fríamente Heeseung.
–¿Puedo cargarlo un momento?
–Lo siento, siento que no es lo debido.
–Veo que ser papá soltero debe ser difícil. Llevas toda esa carga tu solo.
¿Disculpa? ¿Acaso de no se daba cuenta de su anillo de bodas?
Heeseung tal vez se le ocurrió una idea.
Miró a su hijo en sus brazos y sonrió. El bebé frunció el ceño.
¿Qué le pasaba a su papá y porqué hablaba con esa señora? ¿No veía que le dolía la pancita y que ella no olía a su mamá?
–Sabes, si me harías mucha ayuda de cargar a mi bebé hasta la caja mientras yo llevo lo demás.
Con mucho cuidado Heeseung pasó a Yujin a brazos de la chica que embobada más en él que en Yujin. Caminaron hasta las cajas con preguntas de la chica que Heeseung respondía de manera fría y cortante.
–Yujin se ve un bebé muy obediente. –Se movió un poco– eres un niño muy guapo y obediente, guapo igual que tu padre.
Yujin balbuceó molesto porque su pancita le molestaba y eso lo notó su padre que lo miró preocupado.
–No lo muevas mucho, está un poquito delicado del estómago. –Mencionó Heeseung alerta de cualquier cosa.
–Ay pobre bebé, tranquilo que estoy aquí para ti. –Acarició la pancita del bebé.
Ahí es cuando Yujin no soportó más y empezó a llorar alarmando a los mayores. La chica lo meció intentando que se calmara pero lo único que logró fue que el bebé le vomitara en el hombro, sacándole un chillido para nada agradable para los demás presentes.
Vieja tonta, te dijeron que no me movieras. Pensó Yujin.
Heeseung lo sacó rápidamente de los brazos de la chica dándole una -para nada, se le advirtió que no estaba bien del estómago- sincera disculpa.
Jake llegó casi corriendo al sentir los llantos de su hijo desde el otro lado del supermercado. Manteniendo un poco la calma al ver que ya estaba más tranquilo.
–¿Qué le pasó a Yujin? ¿Está bien? ¿Porqué lo escuché llorar tan fuerte?
–Todo está bien amor, Yujinie ya botó todo lo que le hizo mal.
–¿Amor? –preguntó confundida la chica.
–Oh si, el es mi esposo y madre de mis preciosos hijos. Te lo intentaba decir pero estabas muy enfocada en coquetearme. –Respondió Heeseung.
La chica se retiró dándoles el dedo del medio por el mal rato que les hizo pasar.
Jake frunció el ceño dispuesto a encarar a la tipa que insultó a su familia pero la expresión cambió cuando su esposo tomó su mano y le dió un beso en la frente. Antes que sacara las garras por meterse con su esposo e hijo. Le sonrió abrazándolo para quedar en un bonito momento familiar.
Miró a su bebé menor, que estaba durmiendo en los brazos de papá. Tal vez no era consciente de lo que pasaba pero había hecho un buen trabajo defendiendo a su padre.
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–No entiendo como te gusta esa cosa, sabe a pasta de dientes. –Dijo Yujin disgustado al ver el helado de Minji.
–Silencio niño, te pierdes de muchas cosas. Y no es pasta de dientes, es chocomenta. –Minji le sacó la lengua ofendida y le puso helado en la punta de la nariz.
–Agh, que asco. –botó lo que le había puesto en la nariz en su falda.
–¡Mi uniforme!
Hanni se sobó la sien ya harta.
–¿Podrían dejar de actuar como niños de cinco años alguna vez? Estamos aquí por Dani. –Dijo con toda la paciencia que aún le quedaba.
–¡Él/Ella empezó! –dijeron al mismo tiempo.
–Ya niños, esto debe estar por comenzar. –dijo Heeseung quien venía subiendo las gradas con dos malteadas.
Las cuatro chicas saludaron cordialmente al padre de su amiga y él les respondió. Lo que no pasó fue que Yujin se quedó en el lugar, saludándolo con la mano. Heeseung sonrió algo incómodo y se sentó al lado de su hijo, ofreciéndole la segunda malteada que traía.
–Te traje malteada de plátano porque se que es tu favorita. –Mencionó.
–Gracias, papá. –Fue lo único que respondió Yujin cuando le ofreció el refresco.
El silencio incómodo se mantuvo en pie debido a que ninguno era capaz de romper el hielo. Heeseung por la vergüenza y Yujin por la incomodidad. Heeseung sabía que si quería empezar bien las cosas, debía iniciar el las cosas.
–¿Sabes dónde está tu madre?
Si, buen tema para empezar Heeseung.
–El señor Jake estaba acompañando a Danielle en camerinos. –Respondió Hyein.
–Oh, bien.
La conversación se cortó ahí, dejándole claro que ese no era el momento para establecer una conversación decente. Yujin internamente sintió algo de pena por su padre, a fin de cuentas le estaba haciendo la ley del hielo pero era lo mínimo recordando los primeros días como su madre había sufrido en silencio.
Jake trenzaba el cabello de Danielle mientras ella jugaba con sus dedos encontrándolo lo más interesante del mundo con la mirada cabizbaja, no queriendo hablar de nada siendo raro ya que Danielle siempre le gustaba hablar hasta por los codos. Jake terminó el peinado y se puso de rodillas tomando sus manos para que le prestara atención.
–Amor, ¿qué sucede? –dijo de manera suave transmitiéndole seguridad.
–Yo... no sé realmente como sentirme. –Transmitió.– No es mi primera competencia pero posiblemente tal vez de aquí salga siendo seleccionada nacional y represente al país.
–Y eso es increíble Dani. –le dijo Jake orgulloso– imagina cuantas de tus compañeras les encantaría estar en tu lugar.
–Si, varias. –dijo nerviosa– pero eso me da mucha presión sobre los hombros, ¿qué tal sino quedo? ¿O ni siquiera soy capaz de competir y quedarme congelada?
–Piensa en esa Danielle que cada vez que íbamos a Australia de vacaciones salías apenas amanecía a nadar a la playa y nos tenías a mi y a tu padre con el alma colgando en un hilo por no saber dónde estabas. –Danielle rio recordando esos momentos contados por Jake.– Recuerda a esa Danielle que con siete años ayudó a su hermano a nadar porque el pobre aún no aprendía. –Acarició sus manos.– Todos los que te queremos estamos muy orgullosos de donde haz llegado y me gustaría que te enfocaras en ti.
Danielle sonrió bajito.
–Quítate ese mosquito de la cabeza y piensa que sea cual sea el resultado, para mi ya eres la numero uno en mi corazón.
Conmovida por las palabras de su madre se fundieron en un gran abrazo, logrando que las palabras del mayor le dieran fuerza para continuar.
–Te quiero mucho, mamá.
–Yo te quiero mucho más, princesa. –Dió un beso en su frente.– Ahora ponte ese gorro y ve y demuéstrales quién es Lee Danielle.
Jake salió de los vestidores y fue a sentarse al lado de su hijo. Su ex marido estaba ahí así que se sentó al otro lado de su hijo, saludándolo con un asentimiento.
–Jake.
–Heeseung.
–¿Ella está bien? –refiriéndose a su hija.
–Si, está lista para salir.
Las competidoras salieron de los camerinos iniciando con la ceremonia de inauguración que es empezada con el himno nacional y el juramento de deportista.
Danielle ocupa sus temblorosos ojos para localizar a su familia entre el público y se encuentra con su padre que está alzando los brazos con los pulgares arriba, indicándole el apoyo que le estaba brindando.
Ella sonrió, obteniendo las fuerzas que necesitaba para seguir adelante.
Su foco en ese momento era nada más que la piscina y sus pies. Con los oídos sordos ante cualquier ruido que le interponga en su concentración con el ruido de su respiración siendo lo único ajeno al silencio.
–Categoría Junior.
Era una antes que las suyas así que podía relajarse un poco. Se sentó en el lugar de espera para lograr ver aunque no cree estar muy pendiente del tema.
Dando la partida y como hacían sonar el silbato era la señal para que empezaran a nadar.
Para ella que estaba en su propio mundo y no fue todo tan rápido que no se dio cuenta que habían terminado. Dándole paso a la siguiente categoría.
–Categoría senior.
Su categoría.
Sus pies avanzaron lentamente a la base de partida poniendose en posición para comenzar. Su familia veía expectante al arbitro quien esperaba que todas las competidoras estuvieran en la linea de partida.
Y dió inicio.
Todo se borró de su mente cuando sus manos entraron en el agua y sus brazos y piernas actuaron en modo automático. Mantener la boca cerrada no era opcion cuando el agua bajo su cuerpo se movía rapidamente. Giró su cuerpo tocando la pared.
Había comenzado la segunda vuelta.
Ahí es cuando el espacio y tiempo se detuvieron hasta que volvió a tocar la otra pared.
Había terminado.
–¡Y el primer lugar se lo lleva Ryu Minhye, de Decelys School!
Miró la pantalla que mostraba las clasificaciones y sonrió debil. Había sacado segundo lugar por 0.1 segundos.
Salió de la piscina siendo recibida por su entrenadora que le dió unas palmadas en la espalda mientras le ayudaba a secarse, intentando subirle un poco el animo. Aunque le sonrió, diga lo que le digan se sentía decepcionada de si misma.
–Ya eres una ganadora, fuiste la segunda de diez participantes. Eres una estrella Dani.
Después de escuchar esas palabras conmovedoras se sacó el gorro y los lentes acuáticos para subir al podio y sonreír ante las cámaras, recibiendo la no tan esperada medalla de plata.
Sus amigas la esperaban con los brazos abiertos, cosa que no dudo en fundirse en ese tan esperado abrazo que necesitaba en ese instante.
–Nuestra Dani, lo hiciste increíble. –Animó Hanni acariciando sus mejillas.
–¡Nadaste tan rápido que no me di cuenta que habías regresado! –Exclamó Hyein.
–Estuviste increíble allí dentro, para nosotras eres la mejor nadadora de todo el mundo. –Dijo Minji.
–Estuviste genial. –Mencionó Haerin.
Se dejó mimar un rato, llenándose del cariño de sus amigas que se encargaban de hacerla sentir mejor. Danielle era el rayito de sol del grupo y no dejarían que nada ni nadie apague su resplandor. Estaba agradecida de tenerlas porque sin ellas se sentiría totalmente vacía.
Tuvo que separase del grupo porque aún no encontraba a su familia. Los vió bajar de las gradas pero después de eso no había tenido señal alguna de ninguno de ellos.
¿Será que se habrán ido?
–¡Danielle!
Dió un giro 180° grados al escuchar su nombre desde lejos, encontrándose con su pequeña familia reunida. Estando juntos en un agradable ambiente.
Ambiente que no sentía hace mucho tiempo.
Se acercó rápidamente siendo abrazada por su padre quien la apretó entre sus brazos sin importarle que estuviera mojada.
–¡Me asfixias! –Reclamó entre risas.
–¿Y cuál es el problema? Hace mucho que no te abrazo. –la dejó respirar soltandola un poco, dándole un beso en la frente.– Estoy muy orgulloso de ti hija, estuviste increíble ahí dentro.
–Saqué segundo lugar. –Dijo apenada haciendo un puchero.
–¡Ellos no saben de lo que se pierden! Para nosotros ya eres la número uno, amor. –Animó Jake.
–Lo hiciste bien. –Yujin palmeó su hombro en señal de apoyo.
–Debes estar hambrienta, ¿Qué fue lo ultimo que comiste?
–Creo que una manzana. –Dijo algo dudosa.
–Entonces ve a cambiarte rápido mientras te esperamos.
Soltó un suspiro caminando hacia los vestidores viendo que ya todas sus compañeras ya estaban dentro.
Y ahí estaba, la chica del primer lugar.
No iba a decirlo nunca, pero sí estaba un poco celosa. Se veía más fuerte que ella e incluso la veía un poco hiperactiva, algo raro de ver pero supuso que era por la adrenalina de la carrera.
–Felicidades por tu-
–Si, ya me tengo que ir, adiós.
Cortó Minhye antes de que terminara de felicitarle y largarse del lugar. Danielle frunció el ceño, encontrando ese gesto grosero. Sabía que tuvo un lugar menor al de ella pero no era necesario la actitud soberbia que tomó.
Borrando el mal momento de su mente entró a las duchas dispuesta a sacarse el cloro del cuerpo y vestirse para salir a comer junto a su padre y su hermano.
Al salir de las duchas fue interceptada por varios flashes y cámaras. Confundida, asustada, no entendiendo nada y la luz de los flashes dañándole la vista.
–Danielle ¿tú tambien estabas al tanto de esto?
–Danielle, ¿Qué se siente la ganadora oficial y no esa impostora?
-¿Sabías que droga tomaba?
Se mantuvo quieta un momento tratando de analizar lo que sucedía.
Un momento, ¿Ella había ganado?
–Aléjense, está muy cansada para responder preguntas. –Agradecidamente su hermano la sacó de ahí aun estando en su estado de trance sino sería tragada de los camarógrafos.
–¿Estás bien? –preguntó Yujin preocupado.
–Si... ¿cómo es eso que gané?
–¡Amor! –Escuchó el grito de su madre desde lejos.
Jake y Heeseung llegaron asustados a abrazarla y revisarla de que no la hubieran apretado o le hubieran hecho algo.
–¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te hicieron algo esos malditos fotógrafos?
–Estoy bien, papá pero porqué están diciendo que gané. No tiene sentido.
–Encontraron cocaína en su exámen médico. Al parecer eso fue la que le hizo ganarte por un mini segundo. –Explicó Jake.
Sintió rabia por un momento pero la emoción negativa se esfumó cuando analizó la situación. Ahora era la ganadora y la nueva seleccionada nacional para el equipo de natación, chilló de la emoción.
–¡Allá está! ¡Little mermaid!
Se giró encontrándose con su grupo de amigas que venían corriendo hacia ella. Recibiendo el cálido abrazo de todas.
Estaba más que feliz, tenía uno de sus objetivos de vida hechos. Solo faltaba uno.
Y justo ese objetivo estaba al frente suyo, ellos dos siendo indiferentes pero internamente queriéndose.
Danielle se encargaría de volver a juntarlos, sin importar qué.
A pesar de que sabría la respuesta, Heeseung igualmente invitó a Jake si quería ir a cenar junto a ellos pero el australiano le negó la propuesta debido a que tenía una cirujía temprano en la mañana y quería descansar.
Aunque todos sabemos que fue como una excusa no tan excusa, ya que sí, el ser médico pediatra era algo exigente. Sin embargo, aún no se sentía lo suficientemente preparado para volver a compartir alguna comida con su ex.
Se quedaba tranquilo con que sus hijos lo pasaran bien.
Por otro lado, Heeseung y sus hijos habían llegado al restaurant favorito de Danielle de comida china. Los tres se sentaron en la mesa anteriormente reservada por Heeseung en un silencio tanto incómodo ya que Danielle se encontraba algo cansada después de ese día tan movido que vivió y Yujin no tenía muchas ganas de hbalar, menos con su papá.
–Bien, es mejor que la celebrada elija lo que comeremos. Cualquier cosa está bien, ¿Verdad, Yujin? –Preguntó Heeseung a su hijo que tenía la vista en su teléfono.– Yujin
El adolescente quitó la vista del aparato y dirigió la vista a su progenitor confundido. Luego captó a lo que se refería.
–¿Mmmh? Ah si. Estoy bien con lo que elijas, Dani.
Danielle miró a ambos apenada. A pesar que sabía lo que se supone había hecho su padre no le tenía rencor, intentó llevar la fiesta en paz al principio y de a poco volver a la relación que llevaba con su papá.
Aunque con Yujin fue todo bien diferente.
Por más que con su madre intentaron hablar con él, su hermano era terco y no cambiaba la posición de volver a relacionarse bien con su padre.
Pidió la orden por los tres agradeciendo a la mesera por tomar su pedido y sonrió para tratar de alivianar un poco el ambiente.
–Bien, supongo que ahora estarás el doble de demandada, Dani. –Habló Heeseung.– Ser seleccionada nacional es otra cosa.
–Si, la selección entrena toda la semana y oí que son tres horas en vez de dos como lo son normalmente. –Explicó la chica.
–Eso es impresionante.
La comida llegó luego de un rato abriéndoles el apetito a todos quedando en silencio mientras comían.
–Mañana termino de armar algunas cosas nuevas y podrán conocer por fin mi departamento. Incluso si lo desean podría pasar a buscarlos mañana después de clases y pasar el fin de semana allá. –Propuso Heeseung– ¿Qué dicen?
–¿Tendríamos nuestro propio cuarto? –Preguntó Danielle.
–Por su puesto, incluso si hay cosas que no les gusta podemos cambiarlas fácilmente.
Heeseung miró a su hijo expectante a que dijera algo pero su vista y al parecer pensamientos estaban en los fideos frente suyo.
–Paso. –Fue lo único que respondió Yujin aún con la mirada fija en su plato aún.
La noche siguió entre pequeñas pláticas entre Danielle y su padre mientras que Yujin se mantenía al margen de todo.
Al finalizar, Heeseung los fue a dejar a casa como prometió a Jake. Estacionó el auto frente a su antigua casa y miró a Danielle que dormía en el asiento trasero y sonrió, fue un largo día para ella.
–No te preocupes por ella, yo la llevo en mi espalda. –Dijo Yujin quitándose el cinturón para bajarse del asiento del copiloto.
–Cuidas mucho de tu hermana.
–Es lo mínimo que puedo hacer. -respondió cortante.
–Yujin. Hijo, por favor mírame.
Aún con el semblante serio, dirigió su mirada hacia su padre quien lo veía con un semblante sereno.
–Entiendo tu malestar conmigo y estás en el derecho de estar en ese estado. Pero necesito que me mires a los ojos cuando te digo esto. -Ambos se miraron fijamente a los ojos.- Yo nunca sería capaz de engañar a tu madre, jamás.
Yujin analizó los grandes ojos de su padre al ver como ya no brillaban como antes, ese brillo cuando estaba con mamá y junto con ellos a pesar de que llegara cansado del trabajo. Estaban apagados y parecían agotados de tanta culpa que al parecer cargaba en sus hombros.
Sus ojos se aguaron, cambiando aquellas cejas que miraban con rencor por unas compasivas. No sabiendo el detrás de las cosas pero a través de las miradas se comunicaban perfectamente.
–Mi superheroe, has cuidado de tu madre y tu hermana todo este tiempo. Perdón por dejarte una carga sobre tus hombros que no te corresponde. No mereces eso.
Ahí es cuando unas lágrimas traicioneras bajan por sus mejillas, soltando todo el dolor que se había guardado para el solo. Y algo que tenían en común con su padre era que ambos tenían la costumbre de guardarse las cosas sin embargo, se comunicaban muy bien entre ellos de manera corporal.
–No puedo prometerte que todo sea como antes, con tu mamá ya no será lo mismo. Pero con ustedes es diferente. Son mis hijos y serán mi prioridad hasta el día de mi muerte.
–P-Perdón papá.
Heeseung atrajo a su hijo a un abrazo sobandole la espalda, sonriendo por la ternura. Permitiéndole soltar cada angustia que permanecía en el, haciendo que entrara en confianza y volviera a sentir que su papá estaba ahí y no lo dejaría jamás. Luego de que Yujin se calmara le revolvió el pelo ganándose una pequeña risa del contrario.
–Está bien, hijo. Yo hubiera actuado igual en tu lugar. Hiciste un buen trabajo cuidándolos.
Padre e hijo miraron para atrás, observando como Danielle soltaba pequeños ronquidos por lo cansada que estaba. Ambos se rieron, bajando del auto para poder dejarla dentro de la casa.
Heeseung fue quien cargó a Danielle al estilo princesa hasta su habitación, siendo Yujin quien abría las puertas para que no chocaran. Una vez acostada, padre e hijo se dieron un abrazo despidiéndose, agradeciéndole por la cena y el tiempo que pasaron.
El mayor ya estaba más que satisfecho esa noche. Las cosas con sus hijos ya estaban resueltas y eso le quitaba un gran peso de encima.
Sin embargo, sabe que no puede avanzar más.
Resolvería sus asuntos por su cuenta, no tenía porqué darle un peso a nadie y dar más problemas del que ya hacía. Así que como el adulto que era, debía solucionar sus errores.
Uno por uno.
Quiero aclarar que yo no tengo conocimiento alguno por la natación, así que si alguien si sabe perdón si no está bien redactado.
Gracias por sus votos y bonitos comentarios, su apoyo es siempre bien recibido. <3
Lxs adoro.🤍
Nos leemos pronto~
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