Unos crucios no te harán mucho daño, señorita Potter (1/2)
~ Emma ~
— Tenemos que ir, Emma.
— Vamos Harry, no puedes ir es muy peligroso...
Me ignoró y se dio media vuelta.
— Por lo menos dile a Sirius que le quiero ¿Ok? Ve y sálvalo.
Harry se acercó a mí y besó mi frente. Luego se dirigió a Draco.
— Cuídala por mí, Malfoy.
— Con mi vida, Potter. Ahora vete antes de que se den cuenta.
La escena cambió al mismo tiempo que Draco, Harry y yo desaparecimos.
Ahora no aparecí en esta visión, eran Harry y Sirius peleando contra dos Mortífagos.
— ¡Bien hecho James! — Gritó Sirius hacia Harry.
Sentí mi corazón encogerse al ver la cara de tristeza que invadió a Sirius al voltear y ver a Harry.
— ¡Avada Kedavra!
El hechizo se lanzó directo contra Sirius, me puse en el medio pero me atravesó y le dio directo a Sirius en el pecho.
— ¡NO! — Gritamos Harry, Alison y yo al mismo tiempo.
Desperté agitada, eso sin duda era una visión.
Mis piernas temblaban y la pulsera brillaba a máxima potencia.
A mi lado estaba Astoria preocupada, también temblando. Pansy estaba en la esquina de la habitación llorando y Hydra junto a Tory.
— Emma tú... ¿Estás bien? — Dijo Tory empezando a llorar.
— ¿Por qué... lloran? — Dije levantándome rápidamente de la cama.
— Tú... no parabas de gritar. Decías que alguien iba a morir y sollozabas mientras dormías, nombrabas el nombre de Harry y Draco una y otra vez...
Llevé mi mano a mis mejillas y quité las lágrimas que empezaban a salir.
— Tengo que... tengo que ver a Harry.
Tory y Hydra asintieron. No tuve que cambiarme, había dormido con el uniforme.
— ¡Espera! — Me gritó Pansy antes de que me fuera.
— Pansy si vas a a quejarte hazlo rápido.
— No, solo quería disculparme. Por lo de Draco y tú, entiendo que tú vida no es fácil y yo...
— Tranquila, sin rencores — Dije con una sonrisa, solo guardo rencores a los que se lo merecen.
— No te pido que seamos mejores amigas ni nada por el estilo, solo que no nos odiemos.
— Lo intentaré – Dije un poco sorprendida.
Di media vuelta y corrí a la sala común de Gryffindor.
Cuando llegué vi como Ron salía.
— Ron por favor... ¿Puedes buscar a Harry? Es importante, es sobre Canuto — Le dije y el asintió para luego volver a entrar.
Me recosté sobre la pared y dejé que una lágrima cayera por mi mejilla, una y otra más.
— Emma...
Sequé mis lágrimas rápidamente y le sonreí a Fred.
– Hola Gred — Dije sonriendo falsamente.
— A mí no me engañas Emma, sé que algo está mal. Vi a Ron correr a buscar a Harry.
— No es nada, sólo son estupideces — Dije negando.
— ¿Quieres un abrazo?
Abrió sus brazos y me lancé al él y empecé a llorar en su pecho.
Tengo que evitar que Harry vaya, tengo que evitar que todo esto pase y si no convenzo a Harry... Yo iré.
— ¿Emma qué... Fred — Dijo Harry.
Rápidamente me separé de él y me avergoncé al ver su camisa mojada.
— Lo siento Fred mojé tú camisa yo...
El sonrió y negó rápidamente.
— No importa, ahora creo que estás en buenas manos – Me dio un beso en la mejilla y se fue.
— Harry, por nada del mundo se te ocurra dejar Hogwarts, por nada — Le dije.
— ¿Por qué lo dices Emma?
— Tuve una... visión. No debes ir a júntense otro lugar, tienes que quedarte aquí en Hogwarts.
El asintió, pero sabía que si le llegaba una extraña visión iría y se olvidaría de mi consejo.
Besé su mejilla y corrí al Gran Comedor.
Es sábado por lo cual no hay clases.
Al entrar al Gran Comedor me dirigí a la mesa de Slytherin.
— Las chicas me contaron, ¿Estás bien? — Preguntó Draco abrazándome y besando mi frente.
Lo abracé de vuelta, en sus brazos me sentía protegida.
Sabía que el no me haría daño apropósito.
Confió en él. Demasiado a decir verdad.
(...)
— La Directora Umbridge le solicita a Emma Potter ir a su despacho, sin el señorito Malfoy — Aclaró Blaise "formalmente".
— Esto no es bueno — Dije preocupada teniendo una idea bastante clara de lo que pasaba.
— Lo sé, pero tienes que venir conmigo — Dijo Blaise.
Draco me besó rápidamente y me abrazó antes de irme.
— Te quiero, cuídala Blaise.
— Blaise no podrá, Umbridge me va a usar para convencer a Harry de algo, estoy segura — Dije.
Ambos pusieron cara de horror, Blaise me tomó por el brazo y juntos nos dirigimos al despacho de Umbridge.
— ¿Me llamaba profeso...
Me callé al ver lo que pasaba.
Neville, Luna, Ginny, Ron, Herms y Harry estaban siendo sostenidos por un miembro de la Brigada no sé que cosa.
Neville tenía la nariz rota, Ron un golpe en la mejilla, Harry tenía los lentes torcidos y las chicas gracias a Dios estaban intactas.
Goyle me empujó al suelo haciendo que golpeara mis brazos contra el piso.
— ¿¡Qué te pasa simio retrasado come moco!? — Dijimos Blaise y yo al mismo tiempo.
Chocamos las cinco mientras me ayudaba a levantarme.
— Pansy, Astoria, Hydra, Theo y Blaise, ¿Podrían retirarse?
Mierda, si era conmigo.
Ellos se miraron entre sí y salieron soltando a todos.
Harry y Ron seguían en manos de Goyle y el otro gordo cuyo nombre no recuerdo.
— ¿Hablará o no señor Potter? — Dijo Umbridge empujándome de nuevo al suelo y apuntándome con su varita.
Saqué mi varita de mi bolsillo pero Goyle me empujó nuevamente quitándomela.
Harry trató de soltarse pero Goyle lo sostenía muy fuertemente.
— ¿No hablarás?
— ¡No! ¡No lo haga es ilegal! ¡El ministro confía en usted! — Gritó Hermione.
— Fudge no tiene por qué saberlo, señorita Granger.
— ¡No!
— ¡Crucio!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro