6 | ¿Amor o Amistad?

Lo había decidido. Se levantó de aquel sofá para tomar su vestido y ponerse en marcha a la salida. No podía quedarse y ver como su mejor amigo se hacía ilusiones con una chica ni siquiera existía. ¡Era su mejor amigo, maldita sea! Salió de allí con empujones de parte de personas. No quería seguir con esto. No podía.

Mientras intentaba salir casi empujando a la gente a su paso el chico de lentes le buscaba con la mirada. Osvaldo se preguntaba donde estaba la dama que le robó el corazón. Dejó las bebidas en una mesa y buscó por todos lados. Al ver como aquel vestido se movía con fluidez al mismo tiempo que se alejaba más, no dudó en ir tras ella.

"¡Melissa!" Exclamó al llegar a ella para sujetarle del brazo.

"¡Suéltame!" Le pidió sin querer mirarlo.

"¿A dónde vas? Pensé que te querías quedar conmigo.." se escuchaba genuinamente herido y se notaba.

Pero ella negó. "No puedo quedarme..No puedo." Dijo Melissa volteando a verle con sus ojos cristalinos bajo su máscara.

"Por favor, quédate." Le rogó atrayendo a la fémina a su cuerpo. "No puedo vivir más tiempo imaginando como será nuestro siguiente encuentro." Le confesó tomando sus manos atrayéndolas a su pecho.

La mujer pudo sentir su pecho latiendo con fuerza. Pero eso no la detuvo. "No nos volveremos a ver." Era mejor si dejaba todo este teatro de travesti y comenzaba a vivir con naturaleza para no volver a tener estas situaciones. "No tendrás que preocuparte por eso...Vive sin mí y búscate a otra mujer mil veces mejor que yo." Recordaba como Mariana le decía lo mucho que amaba a esa mujer de cabello oscuro y hermosa figura.

"No me puedes hacer esto, Melissa." Mariana la tomó firmemente de sus manos. "No me mates de esa manera."

Pero ella negó. El más alto negó lentamente al ver que Melissa no parecía cambiar de opinión. Fue ahí cuando el de tatuajes pensó: "Chingue su madre,todo o nada". Se lanzó a los labios de la morena bebiendo del néctar prohibido de sus labios. Melissa abrió los ojos como platos sintiendo como se derretía lentamente.

Roier y Melissa se volvieron uno con el mismo sentimiento de querer quedarse contra él. Cerró los ojos y se dejó besar. ¿Qué "se dejó"? Lo abrazó de los hombros besándolo de vuelta con profundidad haciendo que no se separara. Igual, Mariana no quería separarse.

Se soltaron lentamente luego de unos largos minutos. Se miraron directamente a los ojos. Ambos notaron el deseo y la llama de pasión que había. No podían ignorar el elefante rosado en la habitación: se deseaban. Por eso, Mariana levantó su mano a la mejilla de la mujer. Lentamente la acarició mientras ella se dejaba con una pequeña sonrisa dulce. La mano fue subiendo un poco más para llegar a su mascara, cuando la fue a quitar fue detenido por la delicada mano contraría.

"Yo...No. Lo siento, Osvaldo." Melissa retrocedió unos pocos pasos antes de girarse y huir.

Mariana trató de ir tras ella. Pero cuando pasó la puerta que daba al exterior, no había nadie. Melissa se ocultaba tras un murro sintiendo como su corazón se partía en dos por tener que rechazarlo. Pero era por su bien. Todo mientras el de lentes comenzaba a sentir como le subían las ganas de llorar por la garganta.