14 | Deseo
14 | Deseo
Cuando se separaron de aquel beso se miraron en silencio jadeando bajo. Sus labios aún estaban cerca y podían sentir sus alientos chocar. La habitación estaba cálida. Mariana sólo podía pensar en querer besar a Roier más y más.
"Osvaldo..Yo.." susurró el moreno queriendo decir tantas cosas. Quería decir lo que sentía y todo lo que tenía en su cabeza en estos momentos.
"Shh.." El mayor acarició sus labios con su dedo pulgar mientras los miraba con hambruna en sus ojos. "No digas nada." Le pidió con suavidad para colocar su otra mano en su otra mejilla teniendo así su rostro entre sus manos. Sus enormes ojos estaban en él y eso le encantaba.
Roier no dijo nada. Se limitó a asentir y fue entonces cuando Mariana le plantó otro beso. Este era más profundo y más intenso. Sus lenguas se enredaron y bailaron lentamente sintiendo a la perfección la viscosidad ajena. El moreno gimió contra su boca y aunque fuera un beso se sentía excitado queriendo más de él. Pero se puso mejor. Mariana tomó la lengua del moreno entre sus labios y la succionó con lentitud robándole un gemido ahogado. El cuerpo de Ro tembló de lo caliente que sentía y pensó en tantas cosas que no pudo evitar pensar.
Cuando liberó su lengua no pasó ni un segundo donde se volvieron a besar pero con toda la lujuria del mundo. Mariana lo empujó contra la alfombra esponjoso en el suelo y se colocó sobre él sin separarse ni un segundo. Las manos del menor subieron por la espalda del contrario buscando aferrarse a él mientras el blanco le quería besar hasta quedarse sin aliento. El sabor de sus labios eran los mismos, no había duda, era Melissa pero...
"¿Cómo te debo llamar?" Preguntó Mariana al separarse por unos segundos.
"¿Qué?" Preguntó susurrante el contrarío mirándolo con el rostro sonrojado por la falta de respiración.
"Te...¿te llamo Roier o..Melissa?" Preguntó nuevamente temiendo ofenderlo.
El moreno le sonrió de una manera dulce y le acarició la mejilla para sonreír mostrando sus dientes. "Sebastián." Le dijo en un tono bajo y suave. "Llámame Sebastián." Le dijo.
Mariana sonrió suavemente. "Bien.." quitó su mano de su rostro y entrelazó sus dedos con los del contrarío colocando ambas contra el suelo y la suave tela de la alfombra. "Sebastián.." le dijo con un tono tan meloso que hizo derretir al moreno.
"Osvaldo.." le respondió de la misma forma antes de besarse otra vez.
La forma en la que se besaban era tan sentimental y genuina. Se notaba que ambos disfrutaban de esto y era tan cierto, lo estaban amando. Cuando sintieron que sus cuerpos se llenaban de calidez. Ardían de esa manera tan candente y excitante que quisieron terminar con esto de la mejor manera.
Osvaldo bajó sus besos por su cuello y con su mano libre buscó la forma de acariciar su piel. El cuerpo de Sebastián se sentía caliente bajo su tacto. Su piel se erizaba y temblaba con sólo tocarlo. Quería más y estaba seguro de que el menor también quería más de él. Soltó su mano muy a su pesar para enderezar su cuerpo y quitar su propia camisa. El moreno pudo ver el cuerpo del blanco. Era hermoso y se notaba que su trabajo duro en el gimnasio había dado sus frutos. No se quedó atrás, también quiso quitar su camisa y así fue. Osvaldo lo atrajo para volver a besarlo mientras sus cuerpos ardían juntos. Podían sentir sus pechos pegados uno al otro y el roce repentino de sus pezones los hacía jadear en momentos.
"Osvaldo, por favor." Rogó Ro mirándolo a los ojos con jadeos de por medio. "Te deseo."
"Perfecto." Una sonrisa se mostró en los labios del blanco, mismo que se alejó para quitarse los lentes lentamente para cerrarlos y dejarlos de lado. "Porque yo he estado esperando que dijeras eso por un largo tiempo." El hermoso rostro de Osvaldo sin lentes y su torso sin camisa hicieron que Sebastián se sintiera como piedra dentro de sus pantalones.
Oh, estaba seguro que le iban a dar con todo lo que traía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro