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"Melocotones con miel"
No pudo evitar soltar un gemido de placer cuando la miel toco su paladar, suspiro masticando con calma el melocotón en su boca cubierto de miel, desde que había comenzado a comer los melocotones con miel, se había dado cuenta que podía comer cualquier otra cosa ya que al parecer a su bebé le gustaba el sabor, tomo nota mental para no olvidar que debía comer antes de cualquier otra cosa con tal de hacer feliz a su cachorrito.
No pasó mucho tiempo antes de aburrirse; era normal sentirse así estando solo y sin saber qué hacer para evitar sentirse atrapado en casa. Decidió salir de su confinamiento y explorar el pueblo. Compró telas y materiales para confeccionar cosas para su bebé. Caminó sin rumbo hasta llegar a un puesto de dulces, pero un gran alboroto lo distrajo. Al investigar, vio a una mujer hermosa siendo maltratada por un hombre. Por su atuendo llamativo, supo al instante que era una Oiran, algo que no recordaba haber escuchado antes en el pueblo sobre algún burdel, se golpeo mentalmente recordando que no sabia del tema porque la pasaba recluido en su casa. Al ver que nadie intervendría para detener al hombre que estaba maltratando a la mujer, no dudó en acercarse y pedirle que se detuviera. A pesar de que su plan estuvo a punto de fracasar, logró sacar la carta de embarazo y matrimonio, anunciando dramáticamente que le diría a su esposo que el hombre la había irrespetado. Una vez que el hombre se fue, se dio la vuelta para asegurarse de que la chica estuviera bien. Antes de que pudiera decir algo, la chica le agradeció y, como muestra de gratitud, lo invitó a comer. Zenitsu aceptó la invitación. Esa tarde descubrió que la chica se llamaba Ume y que la discusión surgió cuando decidió dejar de trabajar en ese lugar lamentable en el que había acabado por necesidad. Para que Ume no pasara por un mal momento, le ofreció un trabajo, le brindaría compañía y ayuda en las tareas del hogar. Ume estuvo de acuerdo, ya que cualquier cosa era mejor que permanecer en ese lugar que poco a poco estaba consumiendo su espíritu.
Zenitsu estuvo feliz sabiendo que ya no estaría tan solo, ahora él y su bebé tendrían compañía.
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