—Entonces... ¿Hoy lo haremos? —Preguntó Ginny mientras se acercaba a la mesa del comedor, Luna la seguía por detrás y la imitó cuando se sentó al lado de Harry.

El tiempo había sido un poco incomodo para los gryffindor, aunque intentaban actuar con normalidad con Harry, era difícil cuando aún no procesaban que, cuando caminaban por los pasillos, Harry o Draco se saludaran como cualquier amigo, demasiados cercanos a su parecer, aveces abrazándose y otras revolviendo el cabello del otro. Cuando intentaban hablar solamente con el pelinegro, este se terminaba por marchar ante cualquier indicio de que Draco le mandara una lechuza para comer dulces que les enviaba su madre o cualquier otra cosa.

Realmente no habían intercambiado una conversación amistosa como hace días y la sugerencia que hacía Ginny los dejaba en una laguna para saber si aceptar o no.

—¿De qué? —Rom fingió no saber a que se refería mientras daba un trago largo de malteada de fresa.

Ginny rodó los ojos pero Luna respondió por ella. —Por supuesto, para hacer nuestra reunión nocturna, la que hacemos cada que entramos a otoño. —Dijo la rubia con voz amable, como si no hubiera notado la falsa demencia e incomodado de Ron.

—Ah...

—¿Entonces? ¿No la haremos? —Preguntó una vez más la pelirroja.

Ginny y Luna habían sido los que mejor se habían tomado la reciente (para ellos) amistad de Draco y Harry, aunque a la Weasley le incomodaba un poco, Luna la forzaba a poner su mejor cara siempre que se topaban con el rubio en los pasillos o cuando estaba con Harry.

—Claro, yo acepto. —Habló Harry, si había notado la incomodado de sus amigos pero no le tomo mayor importancia.

—También yo. —Apoyó Neville al momento que bajaba el libro de sus manos, él también era de los que intentaba sobrellevar la amistad extraña de su amigo, aunque había sido el que peor había sido molestado de pequeño por Malfoy. —¿Ustedes también vendrán, Ron, Hermione?

Los mencionados se miraron mutuamente, intentando comunicarse por una mirada hasta que suspiraron y después asintieron.

—¡Perfecto! ¿En dónde quieren hacer la reunión nocturna? ¿En la sala Gryffindor, Ravenclaw o Slytherin?  —Preguntó entusiasmada Luna e inmediatamente Ron, Hermione y Neville respiraron hondo.

—¿Slytherin? ¿Ellos irán? —Preguntó Weasley.

—Pues supuse que sería algo obvio ¿No? Son amigos de Harry. —Respondió Lovegood un poco curiosa, sin saber el porqué de la sorpresa de los chicos.

—Ah... Pues... ¿No sería mejor no invitarlos? Es decir, solo nosotros, como siempre. —Divagó Hermione, mirando a Harry.

—Siendo sincera, aunque intento sobrellevarlo con tus... Nuevos amigos, creo que sería incómodo. —Ginny recibió un codazo de parte de Luna cuando termino de hablar.

Los demás, menos Luna, asintieron lentamente, Harry los miró a todos y suspiro, intento comprenderlos, debía ser díficil convivir con los slytherin tan de la nada y que además tuvieran una reunión nocturna la cual era muy personal para todos, hablaban de sí mismos, preguntaban cosas, bromeaba y aveces bebían licor de fuego que Luna llevaba en su baúl escondido.

—De acuerdo... No los invitaré.

—Entonces ningún Slytherin irá ¿Bien? —Preguntó Ron y los demás asintieron.

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—Bien, escúpelo ¿Qué quieres? —Preguntó irritado Draco.

Ambos estaban sentados uno al lado del otro en la biblioteca, el rubio intentaba explicarle una poción pero terminó por fastidiarse cuando notó que Harry no le prestaba la mínima atención. El pelinegro se quedó mirándolo unos segundos.

—Mm...

—Ya, dime, Potter porque es demasiado molesto que desperdicie mi tiempo explicandole a alguien algo y no me ponga atención. —Harry no respondió de nuevo y Draco terminó por levantarse de la silla. —Bien, me largo, no me pones atención en nada.

—¡No! —Respondió inmediatamente y sujeto la manga de la camisa de Draco quien ahora lo miró con una ceja alzada. —Pues... ¿Quieres venir a la sala de gyffindor hoy? Tendré una reunión con mis amigos, una divertida.

Draco lo miró con una ceja alzada. —No, gracias.

Harry se enderezó y lo jaló de la muñeca para hacerlo sentarse en la silla de nuevo y colocó su barbilla en su hombro, Draco lo miró con el rostro ladeado, estaban demasiado cerca como para decir a qué olía el aliento del otro e internamente pensaron que era uno agradable.

—¿Por qué no? —Preguntó Harry como un niño en berrinche.

—Pues porque tus amigos no me querrán allí, Potter, no hay Quee ser tan estúpido como para no verlo. —Respondió rápidamente y después rodó los ojos con diversión. —Pero aquí veo a uno.

—Veeen, vamos, será divertido. No creo que les moleste.

Draco lo observó divertido y terminó por aceptar.

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Caminaba por el pasillo exterior, llovía un poco y se comenzaban a formar charcos enlodados por donde quiera que hubiera habido tierra. Llevaba abrazados sus pesados libros de lectura ligera y repasaba mentalmente la información de ellos.

Ni siquiera se había dado cuenta cuando terminó por pisar uno de los charcos, estaba sola y supo de inmediato que caería al suelo, aunque intento recobrar el equilibrio, era imposible y solo le quedó cerrar los ojos en busca del impacto que nunca llegó, al menos no como se lo imaginaba. No cayó encima de algo duro como lo que sería la fría piedra de la que estaban hechos los pisos de Hogwarts, sino sobre algo suave, quizás demasiado... ¿carnoso?

Bajo la mirada para terminar abriendo los ojos en grande y se levantó de inmediato.

—¡Dios! ¡Parkinson! ¿Qué haces allí? —Preguntó avergonzada de haberle caído encima, sin saber cómo había pasado eso sí no había forma en la que hubiera terminado en esa posición, ni siquiera había visto a la pelinegra por allí.

Pansy subió la cabeza, con sus mejillas un poco rosadas como si hubiera estado más emocionada que adolorida por haber recibido de lleno el trasero de Hermione en su espalda ya que estaba boca abajo, totalmente tirada en el suelo.

—Es que venía pasando y vi que te ibas a caer... —Hermione, aunque aún juzgará a la chica Slytherin, le extendió el brazo y la ayudo a levantarse, dio un pequeño quejido y Hermione se sintió culpable al ver la túnica enlodada de la chica. —Y lo único que se me ocurrió fue lanzarme al piso para que me usarás de colchón.

Hermione la miró extrañada. —La gente normal va y agarra de la cintura u hombros a las personas para evitar que se caigan, no van y se lanzan para ser tratados de almohada.

—Fue lo único que se me ocurrió, perdón. —Respondió con el rostro entero tiñendose de un rojo que podía ser captado gracias a la palidez de su piel. —Ya me voy, que bueno que estas bien. —Dió media vuelta con intención de marcharse pero la castaña la detuvo con una mano en su hombro, Pansy giro para verla, ahora parecía apenada ella pues bajo la mirada.

—No entiendo porqué quieres ser mi amiga, Parkinson. —Habló e hizo una pausa para seguir bajo la mirada curiosa de la serpiente. —Pero gracias... Creo.

Pansy sonrió demasiado feliz por un simple gracias. —Cuando quieras puedes usarme de colchón.

Hermione rió ante lo que dijo, Pansy agrando su sonrisa más y después de dos segundos, Granger continuo. —Hoy... Hoy haremos una reunión en la sala de gryffindor... Por si quieres venir. —Invitó un poco vacilante. —Y puedo lavar tu tunica como agradecimiento.

Pansy sonrió más que nunca, mostrando sus perfectos dientes acomodados. —¡Me encantaría!

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Estaba enfadado, se sentía excluido de un grupo de amigos que ni siquiera era consciente que debía de tener.

Había llegado a las mazmorras para conversar con sus compañeros como cualquier otra tarde, Draco estaba sentado en el sillón de la sala común y Pansy le modelaba distintos conjuntos de ropa que se colocaba con ayuda de magia para que no fuera necesario quitarse y ponerse la ropa en cada una de sus combinaciones.

—¿Qué hacen? —Preguntó mientras se acercaba a ellos.

—Pansy me está enseñando conjuntos de ropa que quiere usar hoy. —Respondió aflojerado el rubio, tenía una mano en su barbilla como si analizará los colores de las prendas de la chica. —No me gusta la blusa con esa falda, el color amarillo te queda raro. —Pansy dirigió su varita a la blusa para cambiarla a un color rojo. —Tampoco. —Esta vez lo cambio a un color olivo. —Perfecto.

—¿Por qué? ¿A dónde van?

—Iremos a la sala gryffindor, nos invitaron. —Draco lo miró de reojo.

—¡Granger me invitó! ¡¿Puedes creerlo?! ¡A mí! ¡Al fin me habla! Sabía que necesitaba a Draco aquí de nuevo para animarme a acercarme y funcionó. —Habló emocionada y se colocó en sus orejas algunos aretes, tenía varias perforaciones en ellos.

—¿Qué? A mí ni siquiera me invitaron. —Draco y Pansy intercambiaron una mirada. —¿Por qué ese tonto Weasley no me invitó? ¡Creí que éramos amigos! Yo fui el menos desagradable con ellos comparado con ustedes que fueron unos desgraciados. —Malfoy y Parkinson soltaron una risilla al verlo de ese modo. —¡No se rían!

Así fue como terminó por salir de las mazmorras, encontrando a Ron después de mucho tiempo divagando por los pasillos después de haberle pedido un pastelillo a uno de los elfos de la cocina.

—¡Tú! —Apuntó con el dedo Blaise a Ron quien se sobresaltó después del gritó. —¡Me vas a invitar a la sala de gryffindor!

—¿Qué? ¿Por qué haría eso? —Dijo después de tragar el bocado del pastelillo.

Blaise pareció pensar un poco una respuesta hasta que pareció que su rostro se iluminaba y una vela se encendía encima de su cabeza.

—Si corremos de aquí hasta... —Miró la gárgola de la oficina de Dumbledore. —La estatua y yo te gano, me invitaras.

Por supuesto, un gryffindor nunca dejará de ser un gryffindor imprudente, perfectamente la imprudencia y ser un león podrían ser sinónimos. Ron asintió decidido, trago todo el pastelillo y apenas iba a correr, cuando Blaise terminó por meterle el pie por debajo, terminó por tropezar y caer al suelo de manera estrepitosa, y cuando terminó por subir el rostro, un Blaise sonriente le observaba desde la gárgola.

Así, cuando la noche se concretó, fue una sorpresa inusual para todos cuando los slytherin llegaron a la reunión nocturna. Hermione, Ron y Harry desviaron la vista de inmediato, fingiendo locura mientras Ginny los fulminaba con el pensamiento. Luna se levantó para darles cojines, esto para sentarse en el suelo al igual que todos.

Aunque fue extraño al inicio, termino por ser agradable para todos finalmente, ignorando un poco los límites imaginarios que habían puesto para tratar a las serpientes.

Lovegood sacó un whisky de fuego para aligerar el ambiente y aunque nadie se emborracho, todos se alegraron y soltaron cada vez más.

—¿Así que te transfirieron a la escuela donde está el tan admirable Viktor Krum? ¿Lo conociste? —Arrastro un poco las palabras Ron mientras miraba a Draco quien parecía de lo más sobrio sino fuera por las mejillas rosas.

—Lo conocí, es agradable pero tiene la misma personalidad que una piedra. —Soltó una risa cuando vió el rostro indignado de Weasley.

—¡De qué hablas! ¡Si es un hombre guapísimo! No importa la personalidad cuando se trata de alguien así. —Dijo Ginny y hasta Luna asintió. Draco subió y bajo los hombros como si eso no le interesará. —¿Qué? ¿Nunca te ha gustado nadie?

Todos miraron a Draco, Harry le observaba curioso, aunque fueran mejores amigos, nunca hablaban de las personas que les gustaban, no podía imaginarse a Malfoy enamorado.

—Claro que me gustaron personas, tuve novia hace poco. —Dicho eso, bebió un trago más del whisky.

Todos hicieron una boca en forma de "o" y asintieron, Luna de manera curiosa le preguntó quién era y cuánto había salido con aquella chica pero Draco solo termino por divagar sin dar ninguna respuesta.

Nadie se había percatado del rostro de Harry, tenía los ojos puestos en el rubio y su rostro era de alguien consternado, intentando saber porqué Draco nunca le había contado aquello, no supo a qué se debía aquel estrujo en su pecho pero solo podía entender que se sentía raro, mal y dolido, quizás por la traición de que Draco nunca le dijera que estaba saliendo con alguien, se suponía que eran mejores amigos ¿No?

Bajo la mirada y bebió un poco de su vaso, intentando regresar a la plática.