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Nieve

—¿Crees que vaya a nevar? —Preguntó Harry mientras miraba el ventanal de la sala Slytherin que estaba hechizada para mostrar lo que pasaba arriba del lago mientras las demás no lo estaban y enseñaban la oscuridad y las criaturas dentro del agua.

Contrario a lo que muchos pensaban, las serpientes eran más respetuosas, no les agradaba mucho que Harry Potter estuviera allí pero Draco era su líder aunque no hubiera estado hace años y apenas hubiera vuelto, eso no cambiaba, si el rubio les decía que no debían de molestar a Harry cuando estuviera allí, no lo harían. Al contrario de los leones que, aunque Harry les pidiera que por favor no los molestarán, no cambiaban la forma incómoda de ver al rubio o de mostrar claro rechazo hacia él, no hacían nada más por respeto al pelinegro pero aún así era palpable la incomodidad.

Así que optaron por reunirse en las mazmorras para más paz.

Harry leía un libro de magia oscura, le había perdido el miedo a conocerla desde el primer invierno que pasó en Malfoy Manor y Lucius Malfoy le obsequió un libro de aquel tipo de magia para que ya no molestará.

"—Eres mejor en la magia oscura, eso no te convierte en una persona mala, sólo es saber usar lo que tienes, Potter. —Dijo Lucius mientras festejaba internamente para que Harry ya no molestará en su oficina junto con su hijo y pudiera entretenerse con el libro."

Estaba sentado en el sofá, con las piernas abiertas para más comodidad y mordisqueaba una pluma con sus dientes. Draco estaba sentado en el suelo encima de un cojín, estaba recargado en la pequeña mesa cerca de la chimenea donde estaba intentando hacer una poción que no le había funcionado en clase, turno su mirada en el ventanal hechizado para ver las nubes blanquecinas y el vidrio empañado por el choque de temperaturas, regreso a ver su poción.

—Yo creo que sí. —Respondió Draco vagamente.

—¿Deberíamos de salir si neva? Sería divertido, como cuando nevo en tu casa y fuimos a intentar patinar en el lago de tu familia. —Rió un poco mientras deslizaba una hoja de su libro.

Draco bufo. —Merlín, no, ese día casi me rompo la cadera de tanto que me caí.

—Nada que un hechizo no mejore. —Sugirió Potter con una sonrisa.

—Lo pensaré... ¡Sí! ¡Lo hice! —Vocifero emocionado mientras veía que la poción se tornaba de un color azul brillante. Harry dejo de leer para sonreír más, acercó su mano al cabello rubio y lo revolvió. —Deja mi cabello, me fastidia que lo enredes. —Dijo fingiendo molestia pero nunca se quitó del lugar.

Harry se volvió a recargar en el sofá, se acercó a su varita y con un hechizo, prendió la chimenea con un fuego cálido, comenzaba a hacer frío, de por sí, las mazmorras eran húmedas, con el clima las volvían gélidas. Draco tuvo un espasmo gracias al frío y miró a Harry de reojo.

—A ver, quítate y hazme espacio. —Ordenó Malfoy mientras se levantaba del suelo y agarraba una de las piernas de Harry para subirla al sofá, de forma que quedara medio recostado en el sitio, separó sus piernas y se acomodó entre ellas, colocándose encima de Harry quien se estremeció un poco por sentir la cabeza de Draco en su pecho. —Tengo frío, sabes que no soy bueno regulando mi temperatura.

—No dije nada. —Dijo divertido y puso nuevamente el libro enfrente de él, solo que esta vez, Draco también podía leerlo.

—¿De nuevo estás leyendo esto? Es como la quinta vez, Potter, ya hasta yo podría saberlo de memoria. —Se quejó.

—Me gusta, fue el primer regalo de tu padre.

—Mm... Bueno, sujetalo bien para que pueda leerlo bien.

Así, Draco encima de Harry, siguieron leyendo juntos, compartiendo algunos comentarios al respecto o recuerdos de su infancia, hubo un momento en el que Harry colocó su nariz encima de la cabellera rubia con la excusa de descansar su cuello y disimuladamente inhalaba el aroma a menta que emanaban los cabellos, relajando sus músculos y haciendo que cada letra que sus ojos observaban pasarán de forma lúcida.

El primero en caer dormido fue Draco, cerró sus ojos y ladeó la cabeza para más comodidad, después Harry quien dejó caer el libro en el abdomen de su mejor amigos y con la nariz aún pegada a su cabeza, cayendo en una suave siesta.

—Rayos, se olvidaron totalmente de que estábamos aquí ¿O qué? —Se quejó Pansy mientras de recargaba en el hombro de Blaise.

—Dejalos en su burbuja, no le hacen daño a nadie.

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Estaban en el comedor cuando el primer copo de nieve cayó, todos los estudiantes miraron emocionados los ventanales, aunque fuera común que nevara todos los años, seguían siendo niños y adolescentes que ansiaban poder ir y jugar con la nieve. Muchos acabaron la comida deprisa para irse a abrigar y salir con sus amigos, Harry no sería la excepción.

—¿Van a salir a jugar? —Preguntó Harry mientras veía a sus amigos.

—¡Yo voy! —Dijo Ginny emocionada. —Le diré a Luna si quiere acompañarnos.

—En un momento los alcanzó, quiero terminar de comer. —Dijo Hermione mientras sorbia un poco de sopa de calabaza y Ron asintió mientras comía pavo.

—Yo tengo que ir a abrigarme pero si voy, Harry. —Respondió Neville.

Así, Harry fue rápidamente a la mesa Slytherin, muchos lo miraron de reojo sin comentar nada. Se acercó a Draco quien leía el periódico mientras comía sopa, levantó la mirada cuando sintió la presencia del pelinegro.

—¿Está nevando, cierto? —Preguntó Draco como si ya supiera el porqué de la cara de felicidad de su mejor amigo, él ni siquiera se había molestado en ver las ventanas y comprobar que estuviera nevando. Harry asintió. —¿Y supongo que quieres que vaya contigo afuera, en el frío, yo, la persona que menos soporta ese clima? —Harry volvió a asentir, haciendo unos ojos más grandes randes y acercándose más a Draco.

—Por favor. —Pidió con la voz que sabía que convencía al rubio de hacer cualquier cosa desde que eran pequeños.

—Ya, bien, después te alcanzó. —Respondió pero Harry no se movió, agrando aún más los ojos. —¡Agh! Ya voy pues, quítate, vamos por mi abrigo.

Así, se encaminaron hacia el pasillo para ir a las mazmorras juntos. Blaise y Pansy, aunque no hubieran sido invitados, estaban emocionados por la nieve y se levantaron de inmediato para acompañar a sus compañeros.

Después de que Draco se pusiera un abrigo negro encima de dos camisas de cuello alto y un gorro peludo en su cabeza y que Harry tomara prestado uno de los abrigos del rubio, salieron de Hogwarts hacia los jardines donde el piso comenzaba a tornarse blanco y el agua ya formaba cristales de hielo.

Draco tembló de frío cuando su nariz se tornó rojiza. —Diablos, no sé porqué tanta emoción por un evento meteorológico.

Draco se quejaba del clima y del frío, dándole la espalda a Harry quien no perdió la oportunidad para formar una gran bola de nieve, las quejas en segundo plano, Potter sonrió con malicia cuando comenzó a caminar rápidamente hacia Draco para volcarle la nieve encima.

—¡Carajo! ¡Porqué siempre haces lo mismo! —Gritó cuando sintió la nieve cayendo sobre él y mirando a Harry quien sonreía. —¡Y todavía sonríes! ¡Cínico! —Rápidamente se agachó para comenzar a agarrar nieve en sus manos, sin importarle el lo helada que estaba y se la aventó a Harry quien por seguir riendo, le cayó de lleno en la boca.

Harry tosió para escupirla. —Esta me la pagas.

—Ja, no te tengo miedo.

Así, comenzaron a lanzarse bolas de nieve, huyendo el uno del otro para esquivarlas y algunas veces tropezando por lo fácil que era resbalarse entre toda la nieve.

En una de esas, Harry, con una gran bola de nieve en sus brazos, corrió hacia Draco quien quiso correr pero el hielo que se formó en el suelo lo traicionó y terminó por caer al suelo, haciendo que Harry también cayera encimadas de él, la bola de nieve les cayó a ambos y se miraron en silencio durante unos segundos para después reír a carcajadas.

—Que idiota. —Comentó Draco mientras reía, sin importarle el frío que estaba sintiendo.

—¿Yo? Tu fuiste el que se resbaló por querer huir. ¡Cobarde! —Exageró Harry mientras reía un poco más.

—Sólo fui inteligente ¿Quién enfrenta a alguien con una gran bola de nieve? No soy gryffindor, soy slytherin por si recuerdas. —Se justificó mientras dejaba de reír pero la sonrisa permanecía. —Ademas te cayó a ti casi toda la nieve.

—Tienes razón. —Se rindió, cerró los ojos mientras asentía con la cabeza divertido.

Pero cuando volvió a abrirlos, fue cuando cayó en cuenta de la escena que tenía enfrente. Draco debajo de él, encima de toda esa nieve, los cabellos estaban dispersos a su alrededor y el gorro peludo estaba unos centímetros lejos, la nariz y mejillas estaban de un tono rojo, esto por el clima y la piel sumamente pálida, tenían un contraste hermoso.

—Pesas mucho, Potter. —Se quejó Malfoy y fue cuando pudo salir de su ensoñación, parpadeo varias veces y se levantó para extenderle la mano a Draco y ayudarle también a levantarse.

En eso, escucharon algunos crujidos de ramas, miraron que Ginny, Neville, Hermione, Ron y Luna estaban caminando hacia ellos.

Se sonrieron como saludo y los Gryffindor le dieron una sonrisa un tanto incómoda a Malfoy quien les correspondió igual. Aún estaban acostumbrándose a la presencia de la serpiente.

En eso, más pisadas se escucharon y miraron como ahora Pansy, Blaise, Theo, Crabbe y Goyle se acercaban también, con un rostro serio saludaron a los leones con una mano levantada y se acercaron a Draco, la escena era un poco divertida si la veían bien, era como si unos gatos se pusieran detrás de su dueño para estar protegidos.

—¿Qué están haciendo? —Preguntó Pansy a Draco.

—Harry se aprovechó de mi vulnerabilidad y comenzó a lanzarme bolas de nieve sin piedad.

—¡Tú también lo hiciste! —Respondió indignado.

—No, son mentiras, solo soy un ser vulnerable y tu eres un abusivo, mira, hasta me quitaste mi gorro. —Comenzó Draco a victimizarse.

—Muy mal, Harry, pobre de Draco, es una víctima más del elegido. —Comenzó a negar Luna de forma cómica mientras iba con el rubio para ponerle una mano en el hombro.

El ambiente se relajo y disipó un poco la incomodidad, Luna había sido la primera en dar el paso para convivir entre todos y ayudo mucho. De un momento a otro, todos estuvieron de acuerdo en lanzarle bolas de nieve a Harry como castigo, persiguiendolo y él intentando defenderse y hacer pasar a Ron a su bando.

Sin percatarse tanto, pudieron disfrutar un momento divertido, más cuando Crabbe se tropezó y cayó encima de Goyle, botando un montón de nieve a su alrededor.

El vapor que salía de sus bocas era emocionante, el choque de temperaturas y las mejillas rojizas de todos por el ejercicio de correr por todos lados.

Terminaron exhaustos, tomando bocanadas de aire hasta que escucharon la voz de McGonagall a lo lejos, llamando a los estudiantes para entrar ya que el toque de queda comenzaría pronto y la nieve parecía que no iba a acabar en algún momento. Se miraron divertidos entre todos y caminaron dentro de Hogwarts. Cada quien fue a sus respectivas salas comunes, menos Harry quien siguió a las serpientes pues Pansy le había comentado que daban chocolate caliente los elfos domésticos gracias a que uno de los estudiantes era amigo de ellos.

—Debo admitir que eso fue divertido. —Comentó Pansy. —No pensé que fuera cierto lo que decías Harry, sobre que los leones saben divertirse.

—Son muy divertidos, se los dije desde hace mucho pero no querían que supieran que también eran mis amigos. —Harry rodó los ojos.

—Es que al contrario de Draco, nuestros padres siguen en... Aquel lado, ya sabes. —Respondió Blaise un tanto incómodo. —Ahora que Draco regreso, la atención está en él y no en nosotros, nadie nota si estamos hablando contigo.

—Ah ¿Entonces son el cebo? —Preguntó Draco ofendido y divertido. —Sus amigos asintieron con diversión.

Así era desde hace tiempo. La amistad de Draco y Harry era secreta más que nada por privacidad, pero la de Harry con los compañeros serpientes del rubio era secreta por el hecho de que Voldemort seguía allí fuera.
Todo había comenzado en cuarto año cuando Harry se había quedado parte del verano en Malfoy Manor, al parecer Draco no había anticipado que sus amigos fueran a visitarlo y lo encontraran bromeando y leyendo con Harry en la sala principal, sin más excusas, les dijeron su amistad verdadera y desde allí comenzaron a ser amigos, les había costado aceptar a Potter como uno más pero no se dieron cuenta cuando comenzaron a bromear juntos.

Llegaron a las mazmorras y cada quien fue a su habitación, eran privadas gracias a que había pocos estudiantes que iban a slytherin, por lo que Harry siguió a Malfoy, viendo cómo este comenzaba a vestirse, se tenían confianza, era comprensible, Harry solo se quitó el abrigo y se recostó en la cama del dueño con total libertad.

—A ver, hazme un espacio. —Pidió Malfoy al momento que se acercaba a la cama y se ponía debajo de las cobijas, tenía la nariz fría y no evitó llevar su rostro al hombro de Harry para buscar calor.

El sonido de algo aparecerse los hizo voltear a la mesa de noche donde estaba el chocolate caliente, solo había una taza gracias a que solo aparecía una en cada habitación ya que se suponía que solo debía haber una en cada cuarto, como dije "se suponía".

Draco sujeto la oreja de la taza y tomo un sorbo, aprovechando que su respiración al chocar con el líquido, hacia que se desprendiera calor y le calentaba el rostro. Suspiro con placer y le llevo la taza a Harry para que tomara un poco, este acepto y la tomo gustoso.

Esa noche había sido especial, no porque hicieran algo extraordinario o fuera de lo común, al contrario, no pudieron haber hecho algo más común de lo que estaban acostumbrados, compartieron la misma taza de café, no estaban abrazados pero si juntos en la cama, Harry brindándole calor al rubio y comentando algunas cosas entre ellos, en susurros para no ser descubiertos por algún prefecto que circulaban por los pasillos y no sabían que había un león infiltrado por la noche.

Así hasta que Draco cayó dormido y Harry tuvo que irse a su dormitorio en la sala Gryffindor.

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