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Más que rumores

Era el primer día de escuela, todos los estudiantes entraban emocionados al largo tren que les esperaba para llevarlos a su destino y Ginny Weasley iba de la mano con Luna, apenas se vieron, corrieron con una enorme sonrisa para irse juntas, escuchó algunas voces de sus hermanos diciendo que los estaba cambiando por la Ravenclaw pero no le pudo importar menos. Así hasta que entraron al vagón que compartirían con Neville el cual ya las estaba esperando junto con su rana mascota que acariciaba con cariño.

—¡Hola, chicas! —Saludó amable y la rana hizo un sonido como si imitará su saludo, ellas le sonrieron y entraron.

Continuaron hablando juntos de varios temas, algunas veces de chismes que habían regado las personas, no podían negarlo, aquel trío era el más chismoso que había en Hogwarts y les encantaba hablar de temas externos.

—¿Escucharon el rumor de que un estudiante nuevo va a ser trasferido? Creo que será de sexto año. —Comenzó Neville.

—¡Oh! Creo que escuche algo y dicen que es guapísimo. —Complementó Ginny pero se detuvo abruptamente cuando la mirada pesada de Luna le cayó. —Pero bah, no es tan guapo creo, solo tengo ojos para una rubia ojo azul.

Luna le sonrió de acuerdo y continuaron hablando sobre el tema.

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—¿Escucharon el rumor? Dicen que un chico guapísimo va entrar a Hogwarts. —Susurró una Ravenclaw, emocionada junto con sus amigas que comenzaron a reír emocionadas.

—Yo escuché que es tan amable como los soles. —Completó enamoradizo un Hufflepuff.

—Ay, ojalá sea mi príncipe azul. —Dijo soñadora otra Hufflepuff.

Esos momentos, pasaban delante de ese vagón el trío de oro que buscaban uno para estar dentro, Ron agudizó el oído, pareciendo que el buscar chisme era de familia, se acercó emocionado a sus amigos y les rodeo los hombros con un abrazo.

—¿Escucharon? Habrá un estudiante nuevo.

—¿Y eso en qué afecta mi estudio? —Preguntó Hermione sin mucho interés, no le interesaba tanto el hablar de rumores ni nada parecido.

—¿Un estudiante nuevo? ¿Y quién es? —La chica giro los ojos al conocer a sus amigos como la palma de su mano, los dos eran iguales.

—No lo sé, acabo de escucharlo ¿Creen que este en el tren? No he visto a nadie nuevo más que los de primer año.

—Ay, no lo sé y no debería de importarnos, no nos afecta en nada que sea un estudiante nuevo, todos los años hay alumnos nuevos. —Dijo Hermione al momento que abría la puerta de un vagón vacío y entraban, Ron comenzó a abrir su rana de chocolate que Harry le había comprado cuando se toparon con la señora del carrito de dulces.

—Pero esos son los de nuevo ingreso, no cuentan, Mione. —Respondió con obviedad el pelirrojo, con la boca llena y la chica frunció el ceño con asco pero no dijo nada, ya estaba acostumbrada.

—Ya, cambiemos de tema ¿Estudiaron estás vacaciones? —Preguntó Hermione y sus amigos de pronto les parecía de lo más interesante el ver de qué estaba hecha la pared. —¿No estudiaron, cierto?

—Pues... Estudiar, estudiar pues no. —Harry rascó su nuca.

La chica gruñó y terminó por lanzarles un libro para obligarlos a leerlo con la justificación de que no quería que entraran ese año más tontos que el pasado.

Al llegar a Hogwarts, el trío se entretuvo hablando con Luna, Ginny y Neville, habían dejado atrás lo del estudiante nuevo y decidieron conversar sobre lo que había hecho cada uno en sus vacaciones, Neville quejándose cada que podía de su abuela y Hermione diciendo que había trabajado de medio tiempo como secretaria con sus padres. Aquellas vacaciones antes de entrar a la escuela, Harry había dormido las últimas dos semanas en el hogar de Ron, así que aprovechaban de vez en cuando para contarles algo interesante más allá a que encontraron a Percy besando la almohada en una noche que había llegado de salir con sus compañeros en algún bar.

Finalmente se despidieron y cada quien fue a sus dormitorios a excepción de Ginny que quería ayudarle a desempacar a Luna, los restantes fueron al retrato de la sala de Gryffindor donde pudieron entrar. El tiempo había pasado tan rápido como un parpadeo según todos, cuando se dieron cuenta que habían durado hora y media hablando entre todos en la sala común, corrieron para poder ir al comedor por la cena pero como era costumbre, a medio camino de llegar, Harry olvidó su corbata y quería ahorrarse el regañó de McGonagall de su vestimenta incompleta como siempre.

De esta forma, todos los demás fueron al comedor, asegurándole a Harry que le guardarían un lugar en la mesa.

Apenas llegaron, escucharon miles de murmullos entre los estudiantes, no lograban decifrar lo que decían hasta que una Ginny atormentada llegó a sentarse, asustando a todos por su manera abrupta de sujetar la mesa como si fuera a romperla.

—¿Qué? ¿Peleaste con Luna otra vez? —Preguntó Ron mientras estiraba su mano para sujetar una pata de pollo y llevarla a su boca, poniendo un rostro maravillado por el arte culinario.

—No me lo van a creer. —Respondió solamente y todos la miraron en suspenso pues la chica espero a que todos pusieran sus ojos sobre ella para continuar. —Ya todos saben quién es el chico trasferido...

—Ya deja el suspenso, Ginny y habla. —Exigió Hermione.

—Jum... Lo dice la que siempre está diciéndome soy una chismosa. —Miró de reojo a la castaña y después volvió a posar la mirada en el centro, mordió un poco sus labios y movió los dedos encima de la mesa, el misterio ya les estaba consumiendo a todos los presentes. —...Draco Malfoy.

Neville ahogo una exclamación exagerada y Ron se atraganto con el pollo frito, Hermione le hubiera ayudado a su asfixia pero en esos momentos parecía que era a ella a quien le hacía falta el aire con su rostro poniéndose de un color púrpura.

—¡¿Qué?! —Gritó Ron después de poder tragar el pollo atorado en su garganta. Ginny asintió como respuesta.

—No puede ser ¿Hablas de ese niño rubio que siempre estaba molestando a todos? ¿No fue un producto de mis pesadillas? —Preguntó Hermione, claramente recordando a Malfoy.

—Así es, Mione.

—Disfrute mucho Hogwarts desde segundo año, creo que es momento de pasar a mejor vida. —Habló Neville con el rostro pálido, recordando las "bromas" de Malfoy y los slytherin, si bien, seguía sufriendo a manos de serpientes, ninguna se le igualaba a la maldad ácida de aquel niño de 11 años que aún le atormentaba en sus pesadillas.

—No hay que decirle a Harry. —Dijo Hermione de repente mientras volteaba a ver a su alrededor, al parecer era cierto, todos los estudiantes que antes estaban entusiasmados, ahora estaban decaídos al saber de quién se trataba el estudiante nuevo, claro, a excepción de los slytherin que parecían estar puliendo la mesa para cuando Malfoy llegará al comedor. —Aún no llega ni Malfoy ni Harry. No hay que decirle ¿Acaso no recuerdan las veces que molestó a Harry? Le hacía la vida insoportable. —Bajó la voz como si su mejor amigo pudiera escucharla estando hasta la sala Gryffindor.

—Cielos, recuerdo cuando se quiso robar la recordadora de Neville, Harry llegó hecho furia ese día, no paraba de decir lo mucho que lo odiaba, que no podía ni respirar cerca de él. —Comentó Ron, dejo su pata de pollo al lado, empuñandola. —Hay que dejar que disfrute unos momentos antes de que se le amargue la vida sabiendo que Malfoy regresó.

Todos terminaron por asentir solamente, totalmente de acuerdo con lo dicho y justo en ese momento, Harry hacía su aparición y muchos estudiantes lo miraron de reojo mientras susurraban cosas que él no podía escuchar.

—¿Creen que se peleen apenas se vean? —Susurró una Hufflepuff en su mesa y muchos asintieron.

—Yo creo que van a terminar luchando enfrente de todos y terminarán en detención como en primer año. —Murmuró una ravenclaw, nuevamente, muchos asintieron.

—Sólo espero que no nos quiten demasiados puntos... —Dijo Dean a lo lejos en la mesa Gryffindor.

Harry terminó por sentarse con sus amigos con una sonrisa como saludo y ellos le correspondieron con una mueca forzada.

—¿Qué pasa? ¿No está rica la comida? Dobby siempre se luce con la cena. —Dijo dudoso al momento que tomaba un poco de pollo.

—Ah, no, es que... Hablábamos de otra cosa, de- de Snape, ajá, hablábamos de que su cabello porque se ve grasoso, más que el año pasado. —Respondió rápidamente Hermione y todos movieron la cabeza como si hubiera sido cierto.

—Oh ¿Y ya supieron quién es el estudiante nuevo? —Preguntó mientras comía.

Un compañero Gryffindor volteó a verlo rápidamente con emocion. —¿Todavía no sabes, Harry? ¡El estudiante nuevo es- —Un gran trozo de puré de papa en su rostro lo interrumpió. —¡Hey!

—Ay, ups, lo siento, no controlo mis manos, son tan temblorosas desde que Umbrige nos castigo el año pasado, ya ven. —Se disculpó Neville con un claro nerviosismo que no paso desapercibido.

El Gryffindor se dió la vuelta, molesto para limpiarse el rostro con una servilleta.

Cambiaron de tema rápidamente, hablando de las clases de ese año y cuáles les llamaba la atención, al menos así fue hasta que diez minutos después, casi cuando la cena estaba por acabar, todos guardaron silencio en el comedor, Harry en esos momentos estaba hablando con sus amigos y tardó en darse cuenta que ahora estaban más pálidos que nunca, mirando a la puerta, al igual que casi todos los estudiantes.

—¿Chicos? ¿Qué tienen? —Preguntó y volteó la mirada hacia donde todos apuntaban con los ojos.

Sólo podía escucharse el tacón de los zapatos lustrados y de color negro golpear con el piso del comedor, los estudiantes turnaban la mirada entre la figura elegante y Harry, como si esperaran algo. Draco Malfoy estaba entrando, con su cabello dorado saltando tras cada pisada, su túnica la llevaba encima del hombro, sujetándola con sus alargados dedos, nadie había sabido nada de él después de que se había transferido a Durmstrang, ni una imagen ni algún rumor, así que eran obvias las razones de verlo allí, totalmente diferente al niño de once años que había dejado Hogwarts, un adolescente esbelto, alto y con un porte inigualable estaba entrando con los ojos volando en la mesa gryffindor hasta que se posaron en algo, o mejor dicho alguien, como si hubiera encontrado lo que buscaba y dio una pequeña sonrisa serpentina ladeada, sus lunares del cuello lucieron más para los presentes.

De pronto, el crujido de un asiento sonó además de las pisadas de Malfoy ques e acercaba lentamente a la mesa. Harry Potter se había levantado, con un rostro serio y sorprendido, algunas chicas llevaron su mano a su boca, esperando los prontos golpes, los profesores del lugar miraban todo en silencio, sin saber si actuar o no.

Harry se acercó con un paso acelerado y torpe que tanto caracterizaba al gryffindor cuando estaba sorprendido. Así hasta que terminó por llegar frente a frente con el rubio que le sacaba un poco de altura. El rubio seguía con su sonrisa y todos solo atinaron a ver cómo Potter alzaba uno de sus brazos, esta vez, algunos slytherin se escucharon con un resoplido, dispuestos a defender a aquel estudiante transferido.

Pero al contrario de todo pronóstico y pensamiento, Harry dio una gran sonrisa mostrando sus dientes y finalmente abrazo al rubio, y todos pensaron que se había vuelto loco, que finalmente le había dañado el cerebro el hecho de ser buscado siempre por Voldemort, algo había hecho cortocircuito. Algunos hasta pudieron imaginar que se trataba de un plan para aplicarle una llave y tirarlo al suelo, lo que sea; muchas exclamaciones de sorpresa de escucharon en todo el lugar cuando Malfoy, en lugar de alejarse y golpearlo, insultarlo o mínimo, mirarlo despectivamente, alzaba sus brazos para devolverle el gesto.

Nadie podía creerlo.

—¿Están viendo lo mismo que yo? —Preguntó Ron, hasta había dejado caer la pata de pollo en la pierna de Hermione quien ni siquiera podía reclamarle, todos estaban igual de impactados.

—¿A Harry y a su archienemigo mortal abrazarse? Sí. —Respondió Neville.

Todo se había mantenido en silencio hasta que Harry se separó de Draco y le dio un pequeño golpe en la cabeza, tan pequeño que no podía ser ni siquiera llamado molestar, sino un gesto de camaderia.

—Debiste decirme que volverías, Draco. —Rezongo Harry. —Ni siquiera sabía que querías volver.

—Sorpresa. —Respondió juguetón y con otra sonrisa diminuta comparada con la gran de Harry que mostraba los dientes en su total esplendor. —Quería ver la cara de idiota que pondrías. —Todos los que podían escuchar la plática, abrieron la boca sorprendidos cuando los escuchaban hablar sin peleas, al escuchar lo último de Draco, esperaron que Harry se molestaría por lo que le dijo pero no, el pelinegro ensanchó su sonrisa.

—Que infantil.

Finalmente, Harry había invitado a Malfoy a sentarse en la mesa gryffindor pero terminó por rechazar la invitación cuando vió la mirada que le daban los leones, al menos los que ya habían salido de la sorpresa.

—Deberías de hablar con tus amigos los gatos, ups, perdón, "leones". —Se despidió con la mano y se marchó a la mesa de las serpientes que seguían con la mirada al rubio.

Harry terminó por regresar a su asiento, muchos seguían mirándolo fijamente, esperando algo, alguna reacción a la que todos estaban imaginando minutos antes.

—Tienes mucho que decir, Harry James Potter Evans. —Habló Hermione y Harry se encogió de hombros.

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