Intentos
Habían regresado a Hogwarts en total silencio, no habían dicho nada más que para saludar a Minerva quien los esperaba en su oficina. Harry había escuchado de forma amortiguada que les había preguntado sobre cómo les había ido fuera, tenía una sonrisa cálida que hizo que se sintiera fatal, había sido rechazado sin dudar y ver que la profesora esperaba felizmente su travesía hizo que desviará la mirada y musitara un pequeño "Nos fue bien, gracias.", nunca había sido bueno actuando, la mujer claramente se había dado cuenta que algo había pasado pero antes de que respondiera, el pelinegro la interrumpió.
—Me duele un poco la cabeza. —Allí estaba nuevamente su mala actuación. —Iré a mi cuarto, adiós, profesora.
A diferencia de la vez anterior, McGonagall lo dejo ir sabiendo que quizás solo quería privacidad y Harry le agradeció por ello.
Comenzó a ir hacia la puerta, escuchó a lo lejos que Draco hablaba sobre algo con la mujer pero ya no pudo escuchar nada cuando cerró la puerta detrás de él, miró el suelo por donde sus pies caminaban, un poco ido y adolorido, respiro profundamente hasta que sintió una mano en su hombro, sabía quien era, bastaba con oler aquella colonia masculina tan cara que era extraño encontrar alguna otra en Londres, se armo de valor para subir la mirada a Draco quien le intentaba dar una sonrisa, una estúpida sonrisa de consolación. Se sintió fatal por pensar aquello, no era culpa de Malfoy que no le pudiera corresponder y no era responsable de que estuviera sintiendo aquel gran hueco en su pecho.
—¿Todo bien? —Preguntó Draco.
No estaba bien, sentía las peores sensaciones en su pecho, quería caer sobre sus rodillas y hacerse bolita, fingir que nunca se había declarado y gritarle a sus amigos que eran unos mentirosos por ilusionarlo aunque no fueran culpables de nada. Aún así, miró los ojos de Draco y sabía que nunca podría hacer nada de eso.
—Todo bien.
Regreso solo a la sala común de Gryffindor, se sintió extraño ya que siempre era él quien perseguía a Draco lo más que pudiera, todo el tiempo detrás de él, yendo a las mazmorras y quedándose a dormir como si estuviera permitido en las reglas de la escuela; pero ahora estaba allí, diciendo la contraseña a la dama gorda que le preguntó si estaba bien.
¿Cómo debía de verse como para que aquel retrato que siempre estaba en lo suyo, notará que estaba mal?
Caminó y rezo internamente a todos los santos que conocía de su vida muggle para que ninguno de sus amigos estuviera allí y le preguntara sobre cómo le había ido. No quería hablar con nadie, solamente quería acostarse en su cama, cerrar las cortinas a su alrededor y dormir para escapar de lo que sentía tras una ilusión rota pero parecía que su suerte de ese día era de lo peor, allí estaban todos, Ron, Hermione, Ginny, Neville y hasta Luna quien veía el fuego de la chimenea con atención hasta que lo escuchó llegar y ahora su atención estaba en él.
—¡Harry! ¿Cómo fue todo? ¿Ya tienes con quien pasar el 14 de febrero? Eh, yo sé que sí. —Dijo Ginny emocionada. —Me hubiera enojado contigo porque no me contaste que te gustaba Draco pero tuve Ron es malisimo susurrando un secreto porque le dijo a Hermione y hasta pude escucharlo yo.
—No era mi intención, Harry, esta niña tiene orejas de elefante cuando se tratan de secretos. —Dijo Ron molestó.
—Yo ya suponía lo que harías. —Rió Luna dulcemente y se levantó a verlo.
No podía más, las emociones llegando a tope y la curiosidad de sus amigos lo carcomía en los momentos menos oportunos, no quería hablar pero no podía simplemente irse de allí aunque era lo que más quería.
—¿Qué tienes, Harry? —Preguntó preocupada Hermione y se acercó a él acunandole el rostro cual madre a su hijo. —¿Te sientes mal?
Sus amigos repentinamente quitaron sus sonrisas, hasta Ron siendo el mas despistado. Quiso sonreirles para darles a entender que estaba bien y lo dejaran solo unos momentos pero cuando escuchó de sí mismo un sollozo, supo que era demasiado tarde, las primeras lágrimas de un corazón roto estaban saliendo.
Sus amigos parecierln entender en silencio y no dijeron nada más, Hermione le llevó al sofá y le hizo sentarse mientras con un hechizo cerraba las puertas de acceso a la sala común para que nadie los interrumpiera. Ron y Hermione de sentaron a cada lado suyo mientras Neville estaba de pie en diagonal a él, Ginny y Luna estaban de rodillas frente a él, solo acariciándole las rodillas.
—Tranquilo. —Susurró Hermione mientras le daba unas palmadas en la espalda.
Tenía dificultad para respirar, su rostro estaba caliente y húmedo, se sentía pésimo por hacer que sus amigos de tomarán la molestia de estar con él pero no podía decirles nada, ninguna palabra podía salir de su boca sin quedar atrapada primero en su garganta.
"Es desagradable."
Recordó con un dolor punzante.
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Finalmente había subido a su habitación, les había sonreído a todos antes de irse y solamente fue a su cama para dormir, sus ojos ardían y se sentían tan cansados que tan solo quería soñar con cualquier cosa pero le fue imposible, revivía en sus pensamientos el recuerdo de todo lo que había pasado con Draco ese día, fingió dormir cuando escuchó que Ron y Neville habían entrado al alcoba pero en lugar de irse a sus camas, fueron a la de Harry mientras se sentaban en las esquinas de esta.
—Sabemos que no estas dormido. —Dijo Ron y Harry tuvo que abrir los ojos y los miró.
—No sabemos si quieras contarnos, sino, no pasa nada, lo entendemos. —Comenzó Neville. —Pero es mejor hablar y no guardarlo.
Harry guardo silencio unos segundos mientras los dejaba de ver para dirigir sus ojos hacia la sabana de su cama como si fuera de lo más interesante, respiro hondo y lo dejo salir todo.
—Me confesé.
—Eso ya lo sabíamos. —Respondió Ron.
—No. Me confesé y Draco no me correspondió. Sólo es eso.
Sus amigos se miraron mutuamente como si hablarán por medio de los pensamientos para después mirarlo de nuevo.
—¿Te dijo porqué? —Le preguntó el pelirrojo. —Harry negó. —¿Entonces qué te dijo?
—Que no le dijera eso de nuevo porque era desagradable... —Susurró como si, aunque estuviera herido por causa del rubio, no quisiera que sus amigos se enfadaran con él. —Sus palabras siempre han sido así, sé que no lo dijo de mala forma.
Ron frunció el ceño. —Ese idiota.
—Ron. —Llamó Neville en forma de regañó y se dirigió al chico acostado en la cama. —Quizás tiene miedo, no todos son como tú respecto a lo que sienten. —Potter lo miró sin comprender. —Hay personas que les cuesta entender lo que sienten o les da miedo asumirlo.
—Sino te dijo porqué no quiere estar contigo, deberías preguntárselo. Sólo es una pregunta después de todo. —Complementó Weasley y Longbottom estuvo de acuerdo.
—¿Esta bien que aún tenga esperanzas? —Preguntó cansado.
—No lo sé, pero deberías preguntarle. Aquí estaremos para ti pase lo que pase. —Neville le sonrió y terminó por retirarse al baño para darse una ducha.
Solo habían quedado Harry y Ron, el pelirrojo se acercó a su amigo de forma rápida como si hubiera esperado ese momento para aconsejar al chico.
—Yo digo que lo intentes sin rendirte, compañero. No pierdes nada con intentarlo.
—Eso podría molestarlo, Ron. No quiero eso.
—Nunca te rindas, amigo, yo te apoyo porque quiero que seas feliz. —Subió un puños al aire como forma de aliento, Harry no evitó reír un poco al verlo, Ron sonrió. —Eso es, me gusta verte reír, amigo, no quiero verte llorar más, no sé consolar gente.
Harry le sonrió con calidez por las palabras de ánimo de Ron.
Pensó en toda la noche en lo que le habían dicho, más en lo que Ronald, reflexionando si realmente valía la pena intentarlo sin rendirse. Así hasta que al final pudo quedar dormido.
Al día siguiente sus compañeros habían despertado a la hora acostumbrada, todos haciendo lo suyo mientras que Ron miraba curioso la cama de Harry, no había nadie allí, al parecer el pelinegro se había despertado más temprano de lo habitual y eso le extraño, pensó que estaría en el baño dándose una ducha pero no, no había nadie, frunció el ceño y apenas terminó de medio arreglar su uniforme, se marchó para buscar a Hermione y decirle que fueran por todo Hogwarts a preguntar por su amigo pero en el camino se topo con él, estaba arreglando su maletín con media sonrisa.
Potter pareció darse cuenta de su presencia y lo miró con una sonrisa.
—Lo intentaré, Ron.
Su amigo le correspondió con una sonrisa nerviosa, sin saber si había hecho bien o mal en dar aquel consejo.
Paso parte de la mañana como siempre, todos sus amigos habían pensado que se iría a comer en la mesa de los leones para evitar a Draco pero no fue así, se dirigió directamente a la mesa slytherin y todos le recibieron con una sonrisa como era acostumbrado, Malfoy apenas estaba entrando al comedor y pareció sorprenderse por la presencia del león en la mesa quien conversaba con Pansy sobre quidditch.
—Buenos días. —Saludó Harry con una sonrisa emocionada, como si nada de lo que había pasado ayer le hubiera afectado y solamente sus amigos sabían realmente que no había sido así. —Te aparté un poco de avena.
—¿Por qué a mí no me apartas comida, Potter? Sabes que me gustan las uvas y siempre te las acabas. —Regañó Blaise mientras tomaba más ramas vacías donde anteriormente había uvas, junto con tristeza.
Harry rió y solamente se sentó para darle cupo al rubio para sentarse a su lado quien acepto.
De esa forma transcurrieron las horas después del desayuno, hablaban casi como siempre a excepción del rubio quien parecía seco algunas veces, como si quisiera trazar una línea imaginaria que los separara de sus sentimientos pero Harry hacia caso omiso. Draco llegó a pensar que, tal vez, Harry quería fingir que nada había pasado.
Al menos así fue hasta que la hora de la cena había llegado, estaban caminando juntos hacia el comedor hasta que Potter le tomó del cordón de su bolso para detenerlo, así lo hizo y lo miró curioso.
—¿Qué? —Draco espero una respuesta, observando cómo Harry cerraba los ojos un momento y abriéndolos determinados. Se dió una idea de lo que quería decir.
—Me gustas. —Un silencio inundó el pasillo, ningún estudiante pasaba ya pues al parecer todos estaban en el comedor, contando a los profesores. Draco guardo silencio y bajo la mirada unos segundos, sin responder.
—Te dije que no dijeras esas cosas. —Susurró mientras intentaba sonar molesto.
Harry se acercó a él un paso más, aún sujetando el cordón del bolso entre sus dedos. —Me gustas. —Habló nuevamente. Otra vez, dió un paso más cerca a él hasta extender su mano a la mejilla, sintió aquel choque eléctrico que Malfoy le causaba, uno tan emocionante y placentero. —Me gustas. —Repitió ahora bajando un poco el rostro para poder ver el de Draco ya que seguía viendo el suelo.
—Ya, cállate. —Habló levantando la mirada de pronto y lo empujó, no había sido tan brusco pero tampoco tan delicado, solamente provocando que el otro diera unos pasos atrás. —Vamos al comedor.
Draco se dio vuelta y comenzó a caminar junto con un Harry contento, como Ron le había dicho, sin darse por vencido.
Así dos días habían pasado con un Draco huyendo y un Harry persiguiendolo, aunque pareciera que el rubio estaba molesto, nunca le negó su compañía y dejaba que lo siguiera, como siempre había sido.
Se sentía en las nubes, quizás un poco más y podría estar junto con Draco de una forma que quisiera tanto. Rió internamente por sonar vergonzoso, nunca se había imaginado que podría tener aquellos sentimientos por primera vez en su vida. Era su primer enamoramiento y le encantaba.
Había llegado a la biblioteca donde siempre veía a su mejor amigo y actualmente amor platónico, estudiaban juntos algunas veces cuando faltaban tres días para los exámenes y justo estaba la prueba de Snape a la vuelta de la esquina. Dio algunos pasos adentro, buscando con la mirada una cabellera rubia hasta que la encontró y se dirigió allí, parecía que estaba leyendo un pergamino que doblo rápidamente cuando Harry entró en su campo de visión hasta que pudo guardarlo en su túnica.
El pelinegro le sonrió como forma de saludo y se sentó junto a él, el sol brillaba de una forma que no les molestaba, era un sitio agradable, lleno de luz y silencio que podían disfrutar.
—¿Qué estudiamos primero?—Preguntó Harry al momento que veía los libros que Draco tenía enfrente. —Siempre aprendo bien contigo, eres excelente tutor, por eso me gustas. —Susurró aquello último de una forma mal disimulada, quería recordarselo a Draco.
Malfoy apretó la pluma que sostenía su mano.
—Última advertencia, cállate.
Harry suspiro derrotado y asintió para comenzar a estudiar juntos. Siempre era lo mismo, Draco callandolo, logrando que guardará silencio un par de minutos para después iniciar el ciclo nuevamente.
Algunas veces Harry daba pequeñas muestras de afecto como acariciar su cabello y Draco desviando la mirada o que le tocaba juguetonamente la nariz, lo que hacía que Malfoy la arrugara con molestia.
Era divertido aún así, pasaban el rato riendo y estudiando juntos.
Cuando hubo el momento de acabar, se levantaron para salir de la biblioteca, Harry siempre le acompañaba a las mazmorras y ese día no sería la excepción.
—¡Hey! Holaa. —Saludó una voz que supieron reconocer, Pansy trataba hacia ellos, su pequeño cabello rebotando encima de sus hombros y una sonrisa mostrando su dentadura. —¿A qué no adivinan? Me la pase toda la tarde con Mione-Mione. —Soltó una pequeña risa cuando finalmente llegó a ellos, deteniendo su paso. —Y no tienen idea de la maravilla que aprendí.
—Se ve que estas feliz. —Dijo Harry riendo un poco, Pansy asintió inmediatamente.
—Sí que lo estoy, creo en el amorr. —Pronunció marcadamente la última letra y después los observó divertida. —Ya deberían de salir juntos, no sé que han esperado.
Harry rió de manera nerviosa. —Pansy... —Dijo avergonzado.
—¿Qué? ¡Anda! Dense sus piquitos de besos homosexuales. —Continuó mientras alzaba sus labios en forma divertida, Harry sintió su cara caliente.
—Pans- —Se vió interrumpido por una voz fuerte.
—¡Carajo, dejen de decir eso! —Gritoneo Draco de una forma estridente que provocó que Pansy saltará del susto y Harry le mirara sin comprender. —¡Dejen de decir idioteces! ¡Nunca me gustaría un hombre! ¡Entiendan que me da asco por un demonio! —Comenzó a respirar hondo por haber gritado tan fuerte que algunos estudiantes lejanos habían alcanzado a escuchar. Miró a Harry con ojos molestos y terminó por empujarlo con ambas manos. —Nunca podrías gustarme.
Finalmente Draco se dirigió a las mazmorras, empujando con el hombro a Pansy quien en otra ocasión le hubiera gritado molesta pero ahora solo lo miraba con ojos sorprendidos.
—¿Que... qué le pasó? —Preguntó la chica sin comprender y miró a Harry quien parecía tan perdido y ausente que le asusto. —Merlín ¿Qué tienes tu también? ¿Ha pasado algo que no sé?
Harry negó con la cabeza, mientras apretaba los labios, allí estaba aquel sentimiento de nuevo pero peor que la última vez. Aquella sensación que le recordaba a un corazón roto.
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