¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?
—¿A dónde fuiste anoche, amigo? No te vi regresar al dormitorio. —Preguntó Ron al momento que rodeaba el cuello de Harry con su brazo.
—¿Fuiste con Malfoy, no? —Dijo de forma coqueta Luna y una media sonrisa, su cabello esponjado y largo rebotaba mientras caminaba del brazo con Ginny.
—Ah, pues si, me dijeron que servían chocolate caliente.
—¿Qué? ¿Les sirven chocolate caliente a ellos y a nosotros no? Se supone que somos los que tenemos al grandioso Harry Potter. —Se quejó el pelirrojo y recibió un codazo de Hermione.
—Ya vamos, Ronald, quiero ir a comprar materiales nuevos. —Ordenó la chica mientras le jalaba el brazo, Luna fue con ellos ya que también quería comprar algunas cosas y claro, a dónde fuera la rubia, también iría Ginevra como una grapa.
Era uno de esos días especiales donde les permitían pasear algunos momentos en Hogsmeade y poder despejarse de la semana de exámenes que estaban sufriendo, ahora mismo estaban entrando al pueblo y terminó despidiéndose de sus amigos con una mano.
—¿Y cuándo se lo dirás, Harry? —Preguntó vagamente Neville ya que él quería ir a reunirse con Hanna, una chica de Hufflepuff que prometió mostrarle uno de los café que tenía su familia como propiedad así que podía permitirse caminar un momento más con Harry.
—¿Decirle a quién qué? —La duda se plasmo en su rostro y miró extrañado al chico quien se mostró descolocado al ver aquella reacción de parte del niño de oro.
—Pues a Malfoy, sobre de lo que sientes ¿No?
—¿Y qué siento? No comprendo a lo que te refieres, Neville. —Parpadeo varias veces como si quisiera enfocar la respuesta.
—Ah... —Dijo solamente como si acabará de dar cuenta de la ignorancia de Harry. —Bueno, no sé si soy quien para decírtelo.
—Ya dime, me da curiosidad, suéltalo.—Extrañamente había comenzando a sentir nervios.
—Mm...Sólo te podría decir que deberías de pensar esto: ¿En verdad ves a Malfoy como tu mejor amigo, así lo sientes?
—¿De qué habl- —Se vio interrumpido por la voz de Neville.
—Me tengo que ir ya, luego nos vemos. —Se despidió emocionado cuando vió a Hannah a lo lejos saludando con una mano alzada.
Harry tuvo que contener la conversación y solamente se quedó con el ceño fruncido adornando su rostro, sacudió de un lado a otro su cabeza para disipar los pensamientos y siguió caminando, había quedado con Draco sobre pasear juntos aquel día y quizás beber cerveza de mantequilla para disipar el frío que había aún por la nevada anterior, aún había un poco de hielo en las calles y podía ser peligroso hasta el hecho de caminar.
En su trayecto le fue imposible no pensar en lo que había dicho Neville, el amigo más calmado que tenía estaba dudando de su amistad con Draco y no comprendía el porqué ¿Acaso creía que Draco solo lo estaba utilizando? ¿Por qué no creía en su amistad? Al inicio se sintió decepcionado por pensar que uno de sus amigos más cercanos aún ponía en duda la lealtad del slytherin pero por alguna razón creía en el fondo que Longbottom se refería a otra cosa en realidad.
—Hey, probando: uno, dos. ¿Estás ahí, cabeza de león? —Dijo divertido Draco y Harry dio un salto del susto por tenerlo enfrente de la nada. —He estado caminando a tu lado desde hace cinco minutos y apenas te das cuenta de mi presencia, en serio que siempre has sido tan distraído ¿No?
—Lo siento, tenía la mente en otra parte. —Respondió avergonzado por no haberse dado cuenta antes que allí estaba la razón de sus pensamientos. —¿Iremos a las tres escobas?
Draco negó divertido. —Tengo algo mejor, ven y sígueme.
La sonrisa ladina del rubio le hizo dudar pero no podía negarse, eran la debilidad del otro y no podían negarse nunca a algo que se propusieran. Asintió con media sonrisa y comenzaron a caminar en línea recta, después doblaron un pasillo y así siguieron hasta llegar a un local perfectamente presentable, parecía una tienda de muebles en realidad.
—¿Quieres comprar una silla? —Preguntó extrañado cuando vió entrar a Draco al local y dirigirse al mostrador.
—Nada que ver, Harry. Es algo más emocionante, Blaise me dijo que encontraron este lugar hace un tiempo pero no quisieron decirte hasta que yo regresara. —Seguidamente volteó la cabeza hacia el hombre de cabello cobrizo que atendía el lugar al parecer. —Vengo por un sofá estilo italiano.
Harry arrugó la nariz sin comprender ¿Entonces lo divertido de ese día seria comprar un sofá?
Vió cómo el señor bajaba un poco sus anteojos para verlos mejor y asentir, seguidamente Draco le dio unos cuantos galeones, Harry no comprendía pero aun así los siguió, comenzaron a caminar hacia una de las puertas que al parecer dirigía al sótano.
—No comprendo ¿A donde vamos?
—Shh... Espera. —Dijo de forma misteriosa y siseante que provocó que los vellos de Harry se erizaran gracias a la cercanía con la que lo había dicho.
Harry hubiera seguido hablando de no ser que justamente llegaron a otra puerta, Malfoy se acercó para abrirla mientras veía de forma interrogativa a su amigo hasta que finalmente la abrió, la música estridente le inundó los oídos al pelinegro y se vislumbro por luces provocadas por mini fuegos artificiales dentro del lugar, había muchas personas dentro, bailando, hablando o tomando bebidas que Harry dudaba mucho que fuera legal tomarlas cuando no eres mayor de edad.
—¿En dónde...
—Es uno de esos lugares donde puedes comportarte como adulto sin serlo. —Respondió antes de tiempo el rubio y lo guió a la barra del lugar, pidió dos bebidas que Harry no conocía y lo miró emocionado. —Fantástico ¿no?
—No me gustan mucho este tipo de lugares... —Habló quedamente pero su voz había sido amortiguada por la música de la banda que tocaba en un escenario flotante.
—¡No te escucho, habla más fuerte! —Pidió gritando Draco para poder ser oído por Harry.
—¡No me gustan estos lugares!
—¡Que bueno que te guste este lugar! —Respondió y Harry comprendió que ni lo había escuchado correctamente. Las bebidas aparecieron de pronto frente a ellos, eran dos vasos pequeños de un color azul profundo, casi pareciendo tinta. —¡Ten! —Le ofreció Draco con una sonrisa mientras le entregaba el vaso. Entrelazo sus brazos para quedar cruzados mutuamente y Harry entendió que quería que bebieran juntos.
Quería negarse y decirle que fueran mejor a un lugar apartado, a él no le gustaban los ambientes de fiesta, le agradaba más caminar en la nieve y hablar, jugar o simplemente comer juntos, a solas y conversando pero al ver lo emocionado que estaba Draco, pareciera que el rubio había esperado tanto por tener una fiesta para compartir con Harry, su mejor amigo. Terminó por asentir con la mejor sonrisa que Draco podía provocarle y alzó la mano para tomar el contenido del vaso al mismo tiempo que el rubio.
Se rieron un buen rato después de haber bebido el primer trago, tal vez por la adrenalina de hacer algo prohibido a escondidas de todos y todas, Draco pidió otra bebida de un color naranja y también lo bebieron.
—¡Hay que bailar! —Pidió su amigo y le jaló de la mano, Harry sintió el rostro arder como si tuviera fuego recorriendo su piel, no sabía si era por el alcohol o por el hecho de que su corazón comenzaba a latir fuertemente al sentir los dedos alargados de Draco rodearle los suyos.
Así lo hicieron, comenzaron a bailar al son de una música que no conocían, había muchos chicos jóvenes que no pasaban los 16 años al igual que ellos, todos disfrutando del momento de hacer algo que no estaba permitido en lo legal.
Harry comenzaba a sentirse mareado pero aun estaba consciente, Draco estaba un poco peor, tal vez con menos tolerancia que Potter, su pálida piel se había tornado rosa y los cabellos rubios se le pegaban en la frente por el sudor. Se sintió más embriagado por ver los ojos grises frente a él que por las bebidas que había consumido antes.
—¡Hey! ¿Estás solo? —Preguntó una chica rubia, un tono de cabello muy distinto al de Draco que parecía más dorado, el de ella parecía más bien un amarillo, tenía un lindo atuendo de color azul cielo y ojos verdes, miraba fijamente a Harry quien se sintió cohibido un momento.
—Eh, no. —Respondió mientras señalaba a Draco quien había dejado de bailar, los miraba a ambos con un rostro tan serio que era difícil creer que antes estuviera sonriendo y bailando como nunca. Harry no recordó haberlo visto así antes y se extraño.
—Ah, lo siento, pensé que estabas solo.—Se notaba claramente el nerviosismo de la chica quien parecía avergonzada de que Draco estuviera presenciando todo pero después de respirar para calmarse, pareció armarse de valor para algo y mirar decidida a Harry. —Quería saber si quisieras que te invitara un trag-
—Esta ocupado, lo siento. —Habló interrumpiendo a la chica súbitamente, los ojos mercurio parecían haberse oscurecido a un acero frío y se acercó a Harry rodeando su espalda con el brazo, el pelinegro lo miró sorprendido por la acción, intentando comprender qué tramaba el chico. —Tendrás que esperar a que terminemos aquí, te recomiendo que mejor lo hagas sentada. —Siseo Draco cuál serpiente y mostró una sonrisa de superioridad que Harry no había visto desde primer año.
—Ah, lo siento mucho. —Dijo apenada y terminó por marcharse.
Draco la miraba satisfecho. —¿Por qué hiciste eso? —Preguntó Harry y Draco se separo rápidamente de él, sintiendo la ausencia del calor del rubio en su espalda.
—Estoy borracho, ya vamonos.
El rubio dio media vuelta para caminar hacia la salida junto con Harry quien lo seguía desde atrás con pasos apresurados para no perder lo de vista hasta que salieron de aquel local, al parecer ya era de noche y quizás ya había pasado el toque de queda, el de anteojos suspiro imaginándose a McGonagall castigandolos por lo que restaba del año, vió la espalda de Malfoy quien seguía caminando y apenas estaba notando que se tambaleaba al hacerlo, también notó que se abrazaba a sí mismo y recordó el frío invernal que estaban pasando, aceleró el paso y se quitó su propio abrigo para colocarlo encima de Draco quien lo miró por el rabillo del ojo.
—Sé que no eres bueno con el frío. —Habló el pelinegro con media sonrisa.
Draco soltó una risilla y asintió pero después soltó un quejido pequeño que alertó al otro. —Carajo, quiero sentarme, espera, siento que voy a vomitar.
Harry lo sostuvo rápidamente para sentarlo en uno de los escalones de un local que ya estaba cerrado, no había nadie circulando a esas horas de la noche así que solo atino a acariciar la espalda del otro para darle a entender que estaba allí junto a él.
—Puedes vomitar, no te juzgaré.
Draco dio algunas arcadas pero finalmente no vomito, solamente cubrió su boca después de dar un largo suspiro y dejó caer su cabeza al hombro de Harry quien se sobresaltó.
—¿Draco? —No había respuesta. Bajo la mirada para encontrarse con un rubio plácidamente dormido, más bien desmayado y soltó un suspiró. —Ay, dios, espero que despiertes en un rato, sino tendré que llamar a los chicos y me mataran. —Rió para sí mismo al saber que estaba en graves problemas gracias al chico que estaba a su lado.
Escucho un gruñido de parte de su mejor amigo como si lo hubiera escuchado y se acercó a verlo de nuevo para comprobar que siguiera dormido y así era, se iba a alejar para conjurar un patronus y poder decirle a sus amigos que vinieran a ayudarle pero no pudo, no después de comenzar a apreciar el rostro plácidamente dormido del chico.
Las pestañas cortas y rubias que adornaban sus ojos cuando estaban abiertos y le hacían compañía al color mercurio del iris, la piel pálida y demasiado tersa gracias al frío invernal pero que ahora era rosa gracias al clima y por el alcohol. Observó su respingada nariz que le pareció graciosa por lo linda que se veía, la toco con su dedo índice y se rió cuando vió que Draco arrugaba el rostro como reacción. Pero después... Después pudo ver dos lunares asomándose por el cuello, escapando de la camisa abrigadora que usaba, saliendo a la luz de las antorchas del lugar y se maravillo por ellos.
Ya había visto muchas veces a Draco Malfoy, hasta muchas de ellas desnudo gracias a su amistad temprana donde apenas eran unos niños pero no sabía porqué en ese momento, tras un día tan divertido, pudo realmente ver la forma tan ideal que tenían esas manchas en la piel.
Cuando menos se dio cuenta, acercó sus labios y beso cada uno de los lunares expuestos, recibiendo un sabor salado gracias al sudor de haber bailado toda la tarde, se alejó para ver el rastro donde habían estado sus labios y cuando cayó en la razón, se asusto, se levantó rápidamente del suelo, dejando caer a Draco quien se estrelló en el piso y soltó un quejido, comenzando a despertar.
"¿Acabo de besar su cuello? El cuello de mi mejor amigo, dios mío ¿Por qué hice eso?"
Fue cuando comenzó a recordar la platica con Neville y comenzó a ordenar sus pensamientos.
¿Me gusta Draco? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?
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