Epílogo
Al verlo, lo primero que sentí fue algo removerse en mi interior, una sensación de alivio entre mezclado con nerviosismo y desesperación. Deseaba tanto tenerlo aquí, conmigo, a mi lado; deseaba ver su rostro de cerca, oler el aroma que dejaba el shampoo de fresas en su cabello, contar los lunares de su cara, tomar su mano, sentir la cálidez que me entregaría al vernos cara a cara. Quería admirarlo de cerca, ver que tan bien le quedaba aquel traje en su cuerpo, suspirar de alivio al besarnos y ser la familia perfecta que jamás busqué, pero que no me arrepentía de haber formado junto a él, a TaeHyung.
La música dejó de sonar y para ese momento, él ya se encontraba a mi lado; le extendí la mano, me la recibió gustoso y no esperé ningún segundo más para depositar un suave beso en esta. Él rió y se alejó un poco para luego abrazarme mientras nos mecíamos de un lado a otro.
En ese momento, lo más deseado para mí se hizo realidad: tenerlo a él entre mis brazos. Aspiré el olor de mi perfume en su cuello, en todo su cuerpo y sonreí como un idiota.
Una vez que nos separamos, TaeHyung sonrió y tomó una de mis manos para guiarme al centro del salón, para ser exactos, a la pista de baile.
La musica volvió a sonar y no dudé en tomar su cintura mientras apoyaba mi mentón en su hombro.
— Odio las fiestas que mis padres organizan por año nuevo. — admití en un susurro.
— ¿Quieres ir a otro lugar más apartado? — musitó, logrando estremecer mi cuerpo en pocos segundos.
No lo pensé mucho y alejando mis manos de su cintura, asentí. Al poco tiempo sentí su mano junto a la mía y solo bastó eso para comenzar a abrirme paso entre mis parientes y amigos de mis padres. Hacía una reverencia cada cinco minutos a modo de disculpa, hasta que logré salir del salón.
TaeHyung me miró con una ceja alzada y posteriormente pasó a apegarse más a mí.
— Vamos al patio de atrás.— sus labios estaban muy cerca de los míos, tan cerca que cuando quise atraparlos en un suave beso, él se alejó, soltando mi mano, y emprendiendo marcha hacia la cocina, que daba una salida hacia el patio.
Mordí el interior de mi mejilla y mirando a ambos lados, para asegurarme que nadie nos estuviera viendo, pasé a correr detrás de él. Tae abrió la puerta de la cocina y soltó una risa antes de seguir corriendo, lo seguí y cuando lo atrapé, besé su cuello con ahínco.
TaeHyung no se quejaba, solo reía mientras se removía entre mis brazos.
— ¡Y-Ya! ¡H-HoSeok! ¡D-e-detente! — no le hice caso y proseguí con mis besos, sosteniendo con fuerza su cintura y disfrutando del delicioso sabor de su piel. — ¡Y-Ya! ¡Basta! — gritó, alejándose de mí y a decir verdad lo dejé libre, pues TaeHyung no tenía la suficiente fuerza para librarse de mí.
Él me miró con el ceño fruncido mientras que yo no paraba de admirar ese cuerpecito suyo, esos ojos preciosos y ese cabello rojizo, que recientemente había escogido y cual me ponía loco; sus piernas, esas piernas que encajaban perfectamente en mi cintura cada vez que hacíamos el amor y su rostro, ese rostro que era tan parecido al de un ángel. TaeHyung enojado era igual a sexo desenfrenado.
Cuando quise acercarme, él se alejó y me advirtió que acercarse no era una buena opción.
¡Pamplinas!
Me acerqué y él no tardó en esquivarme y salir corriendo por todo el patio, parecíamos dos niños que jugaban entre sí a las atrapadas.
Estuvimos corriendo por lo que sería más de diez minutos, aún me sentía con suficiente energía para continuar; sin embargo, con TaeHyung no ocurría lo mismo. Él se detuvo para caerse en el pasto y mirar el cielo con una sonrisa que parecía no querer desaparecer de su rostro.
Proseguí a hacer lo mismo y a juntar nuestras manos al echarme a su lado.
— Recuerdas mi historia de las estrellas, aquella que siempre lograba hacer dormir a Bae.
Lo miré por un momento, él también lo hizo, y asentí.
Cómo no iba a recordar aquella historia que me contó cuando apenas éramos unos niños de diez y once años, aquella que le contaba todas las noches a Bae y la que te entregaba una linda moraleja de ser especial e único, de ser tú mismo para poder brillar con la misma intensidad que una estrella.
— Las estrellas son muchas, en conjunto brillan con mucha más intensidad, nuestro corazón late por igual cuando conocemos a la persona correcta. — esta historia no era la de la estrella. Esta no narraba la historia de un pequeño niño que creía en la magia y en los deseos que cumplían las estrellas, esta historia no empezaba con la misma narrativa que antes. — Muchos dicen que todas ellas son iguales, que no tienen nada de especial puesto que todas brindan el mismo brillo al cielo; sin embargo, nadie se da cuenta de que eso las hace especiales, el que se ayuden una a otra para crear un brillo más intenso...— quería hablar, decirle que ese no era el comienzo de su historia, pero continuó hablando. — en el amor ocurre algo parecido; en los amigos uno de ellos siempre cuidará del otro por sobre todo, mientras que el otro se asegurará de la felicidad del ajeno; en las parejas se ayudarán el uno al otro, arriesgando todo sin importar el resultado; en las familias todos los integrantes ven por el bien ajeno, sacrificando lo necesario al darlo. Nosotros somos como estrellas, HoSeok, pasamos por todas esas etapas y ahora somos una familia...
— ... que brillará y destacará por sobre todo. — finalicé. Definitivamente esta no era la historia que siempre le contaba a Bae.
TaeHyung me miró y asintió, llevando una de sus manos a mi rostro. Sentir sus caricias me hacían el hombre más feliz del mundo, me hacían pensar en lo mucho que agradecía a YoonGi, lo mucho que amaba a mi familia y en que haría hasta lo imposible para devolverle todo el amor que él me entregaba.
Nuestros rostros comenzaron a acercarse y cuando pensábamos unir nuestros labios, alguien se interpuso.
— ¡Papi! ¡Mami! — gritó Bae, alertándonos de inmediato y obligándonos a alejar nuestros rostros.
TaeHyung sonrió y alejó su tacto de mi mejilla para esta vez, atrapar a nuestro hijo y también tirarlo en el pasto junto a nosotros.
— Ya, ¡Ya! ¡Ma-Mami! — gritaba mi hijo mientras era cruelmente atacado por todos los besos que le daba TaeHyung.
Reí y lo aparté de las manos de su "mami". Bae pensó estar a salvo, pero le hice lo mismo, a comparación de que yo comencé a hacerle cosquillas al mismo tiempo. Esta vez mi hijo ya no reía, también gritaba.
Me detuve ante el pedido de TaeHyung, quien volvió a tomar a nuestro pequeño de cuatro años y lo abrazó con mucha fuerza.
Abracé a Tae por los hombros y lo atraje a mí. Él sonrió y miró hacia el cielo, yo hice lo mismo y me acordé de la historia que antes había narrado. Era tan hermosa y significativa, al igual que él.
Los minutos pasaron y los fuegos artificiales comenzaron a verse y escucharse. En ese momento le di la señal a Bae, él me guiñó un ojo y pasó a extraer del bolsillo de sus pantalones una caja de terciopelo, para luego entregárselo a TaeHyung, quien dudoso lo tomó, mirándome al instante de recibirlo.
— ¿Qué planeas Jung? — dijo algo coqueto mientras buscaba una apertura. Me encogí de hombros y esperé a que él mismo lo descubriera. Entonces, cuando la caja fue abierta se dio cuenta de lo que quería.
La pequeña nota que decía en letras cursivas "Cásate conmigo" estaba colgando del anillo. Su mirada rápidamente viajó hacia mí y solo sonreí.
Nuestro hijo lo admiro todo y ya se había sentado en posición de indio mientras también esperaba una respuesta.
— ¿Qué dices? ¿Te quieres casar con tu mejor amigo?
TaeHyung miró por un momento el anillo y luego a mí.
— Yo digo que... quiero a Bae como el niño de los anillos y a EunJi como la niña de las flores. — sonreí y sin interrupción alguna, lo besé.
En esta oportunidad no tendría ninguna duda sobre casarme, tampoco sobre los preparativos ni por el amor a mi pareja. Estaba seguro de que casarme con TaeHyung era una decisión correcta, pues más que padres, pareja o novios, nosotros éramos y siempre seremos mejores amigos en todos los sentidos.
Ante todo, gracias por todo el amor que le dieron a este fic ♥ y sí, era una adaptación de una película, de la que solo vi un fragmento (en la que el chico tenía cáncer) y pues, no me acuerdo del nombre, pero me encantó tanto que decidí adaptarla al Vhope.
Que quede claro que la mayoría de los sucesos vinieron de mi mente, solo la trama de la enfermedad era lo que me adapté de la película.
Muchas gracias nuevamente y espero vernos en otras historias.
Psdta: me gustó mucho el final. ♥
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