Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

009

TaeHyung

Mirar el sanitario mientras vomitas no es algo bonito, observar la comida que comiste el día anterior tampoco lo es y ver que has subido dos kilos en menos de dos semanas es tener el peor día de tu vida. S8, asi me encontraba yo: teniendo el peor día de mi vida.

Me senté en los azulejos del baño mientras apuntaba mentalmente el nunca comer sushi por la noche y tampoco mezclarlo con un poco de helado como postre. A la vez también ideaba una dieta para deshacerme de esos dos kilos ganados, que no tenía ni la más mínima idea de como había logrado subirlos.

Salí del baño cuando sentí que podía mantener la comida en mi boca y no botarla por esta misma al sentir asco.

Iba caminando por el pasillo que te dirigía a la cocina, cuando el olor a cereal me llevó nuevamente al baño, y es que no lo entendía, Los cereales no tenían un olor demasiado fuerte como para que yo o cualquier otra persona pudiera distinguirlos. Simplemente era algo ilógico, hasta incluso, ridículo o estúpido el estar vomitando toda la comida del día anterior.

— Y es así como empieza la gastritis. — aseguró el enano de JiMin.

Levanté uno de mis dedos en su dirección, pidiendo un minuto para que se largara y me permitiera vomitar en paz; sin embargo, no respetó mi pedido.

Al alzar mi rostro del sanitario, lo observé apoyado en el marco de la puerta y con los brazos cruzados, mientras su mirada desaprobadora hacia acto de presencia.

Me levanté con mucho cuidado de no vomitar o ensuciar otro lado que no sea el retrete y volví a enjuagar mi boca, para luego pedirle alguna pastilla a JiMin.

— Tienes que ir a un doctor. — fue su respuesta a mis súplicas.

— Odio a los doctores. — confesé. — Odio los hospitales e incluso, odio estar enfermo.

JiMin solo rodó los ojos a modo de repuesta y salió del cuarto de baño para dirigirse a no sé dónde.

La mayor parte de la mañana me la pasé en el baño. Sí, todo lo que ni siquiera me acordaba de haber comido ya se encontraba en el inodoro en millones de trozos que me causaban más asco y por ende más vomito.

Quería salir de ahí, me aburría estar sentado en los azulejos fríos y viendo un punto imaginario, que ciertamente no lograba distraerme en lo más mínimo.

— Deberías ir al doctor. — volvió a insistir, haciendo acto de presencia y maldiciendo al ver que su baño se convertiría en mi próxima habitación, y es que planeaba quedarme ahí lo que restaba del día o semanas.

— No pienso i... ¿Qué estás cocinando?

JiMin ya iba abriendo la boca para contestar cuando volví a meter mi rostro en el inodoro, vomitando ya no comida, sino agua.

— ¡OH DIABLOS! ¡QUE ASCO! — la voz de mi amigo comenzó a escucharse lejana y eso me dio a entender que ya se estaba marchando, algo que agradecía. Necesitaba de paz y tranquilidad.

— Es una infección estomacal, sí, eso debe ser. — dije para mí mismo, tratando de autoanimarme para no creer que de verdad tenía gastritis, esa feroz enfermedad que todo el mundo odiaba.

Me abracé a mí mismo mientras me apoyaba en la bañera, las náuseas habían pasado un poco, pero aún podía sentir algo atorado en mi garganta y aquello me ocasionaba más asco.

Al último me decidí por cerrar la puerta del baño al sentir con más intensidad el olor a Kimchi, algo que maldije mientras volvía a vomitar sin control alguno.

[🍃🍃]

— Entonces... ¿No irás? — me preguntó.

Dejé de prestar atención a la TV y miré a mi amigo, a quien le había obligado a comer un chocolate como almuerzo al no poder aguantar el aroma del kimchi, ni siquiera podía verlo sin tener unas terribles ganas de volver a encerrarme en el baño.

— No pienso ir al doc...

— Hablo de la boda, tonto. — y ya no sabía qué contestar.

JiMin me miró expectante de lo que diría, sin embargo, me aferré con más fuerza a las sábanas que tenía encima y no emití palabra alguna, regresando mi mirada hacia el programa de cocina que estaba viendo, que por cierto estaba más interesante que el hecho de hablar de HoSeok y su asquerosa boda.

— ¿Sabes?, No deberías estar sufriendo por alguien a quien nisiquiera le importas.

Tomé el control remoto y le alcé el volumen a la TV cuando el idiota de JiMin empezó con sus actos reflexivos.

— Eso lo aprendí de...

— ¿Lisa? — lo miré por unos segundos con la típica cara de aburrimiento que ponía cada que hablamos de su fracasada vida amorosa.

JiMin negó.

— YoonGi. — entonces, solo entonces decidí bajarle casi todo el volumen a la TV y tratar de sacar información.

— ¿YoonGi? ¿De qué mierda estás hablando Park? — siempre pensé que JiMin era hetero, por esa razón le rogó más de cinco años seguidos a Lisa, sin embargo...

— Si estuve con Lisa solo fue para complacer los estándares de la sociedad, jamás la amé y ella lo sabía, al igual que sabía sobre mi cariño hacia el novio de HoSeok.

Y por primera vez pude observar al verdadero Park JiMin, aquel que ya se había roto y ahora lloraba mientras dejaba a un lado el chocolate.

Quería abrazarlo, salirme de entre todas esas sábanas y correr a su lado, decirle que todo estaría bien, que saldríamos adelante juntos, pero yo no era el indicado para mencionar aquellas palabras, no cuando sufría por igual.

— Nunca me atreví a confesarle mi amor por esa razón, se va a casar, jamás fui capaz de decirle que me gustaba, que sentía algo más por él.

Me coloqué de pie, pero no fue para abrazar a JiMin, sino para marcharme de la sala de estar; mis lágrimas también corrían por mis mejillas y la verdad, quería dejar de llorar por alguien que ya me había olvidado hace años atrás.

Me encerré en la habitación y me apoyé en la puerta mientras caía lentamente al suelo. Mi llanto se había intensificado.

Todo se sentía tan irreal, tan fictioso, tan ridículo; pensar que hace tan solo una semana y unos cuantos días había regresado para recuperar algo que siempre fue mío era como una utopía. Pensar que podría recuperarlo era solo un sueño mío, solo mío, como el amor no correspondido que muchas personas sufren.

El calendario en la pared, al frente mío, decía que dentro de cuatro días me iba, también anunciaba que el gran día de HoSeok estaba llegando.

Ahora podía entenderlo todo, JiMin y yo no éramos tan distintos, ambos sufríamos por personas que habían decidido unir sus caminos por una sola razón: el amor que se proclamaban el uno al otro, un amor correspondido por ambos; un amor en el cual ni JiMin ni yo estábamos incluidos.

[🍃🍃]

— ¡Mierda! — grité asustado al momento que lanzaba lejos esa porquería que marcaba un nuevo futuro para mí.

Me mantuve sentado en la bañera por un largo rato, observando la varita como si de algo maravilloso se tratara, mis pies no se movían, mi cuerpo se había congelado y no necesariamente por el frío.

Mi labio inferior fue apresado por mis dientes hasta que sentí ese sabor metálico que podía reconocer como el sabor de la sangre.

Respiré hondo antes de levantarme, mis piernas temblaron al primer paso y sentí que estaba caminando por una cuerda, una cuerda que pronto se rompería y me haría caer; me arrodillé al estar al frente de la varita y volví a tomarla entre mis manos, obteniendo la misma respuesta que hace un rato. Ni siquiera por botarla al suelo podría cambiar lo que ya estaba dicho, lo que ya se encontraba dentro de mí.

Respiré hondo por segunda vez, tratando de obtener todo el aire necesario para mis pulmones, sin embargo, sentía que muy pronto me desmayaría. Ni llorar podía, no podía ni siquiera pestañear, me sentía incompetente.

— Santa mierda. — susurré mientras me colocaba de pie.

Dejé la prueba de embarazo en el lavabo y me miré al espejo, mi aspecto no había cambiado, no veía ninguna diferencia en mi cuerpo y menos en mis ojos, cuales siempre dicen que cambian en cuanto te embarazas.

— Estás embarazado. — le dije a mi reflejo.

Y mi vista cayó, mis manos se situaron en mi vientre plano; no sentía nada.

Lo peor de todo era que yo sabía quien era el padre de mi hijo, estaba consciente de que el bebé que esperaba era de HoSeok, pero también estaba consciente de que su boda sería dentro de dos días. Sí, había pasado dos días desde los vómitos y aquello no me había preocupado tanto como la vez que no podia mantenerme en pie sin siquiera marearme, eso realmente me coloco en alerta y me obligó a comprobar lo que ya temía.

— Solo dos días para decírselo... o para irme.

Nuevamente hablaba con mi reflejo.

Buen fin de semana/comienzo de semana. ♥

 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro