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007

TaeHyung

— Y es así como Kim TaeHyung se queda sin casa. — la sonrisa de JiMin era más bonita de lo que recordaba y sus pequeños ojitos le daban un aspecto tierno al que antes fue mi amigo de secundaria.

Rodeé los ojos ante sus ocurrencias y esperé a que bajara de su auto, cuando lo hizo, tomó una de mis maletas para ayudarme a subirlos a la cajuela. En todo momento no me atreví a decir palabra alguna, no tenía cómo contestarle o qué decir para iniciar una conversación con alguien a quien no había visto hace como ocho años o más, simplemente no lo sabía.

— ¡Cuidado con mi bebé! —gritó el chico bajito que me acompañaba al ver que cerraba con "mucha" fuerza la puerta del auto.

— No puedo creer que sigas teniendo una gran obsesión con los autos y con su cuidado. — reí para mí mismo, algo que no le causó gracia a JiMin.

— Los autos son los únicos que con seguridad nunca me abandonaran, al igual que lo haría una chica.

— ¿Lisa te abandonó? — más que sorprendido, encontraba muy divertido a la historia de mi amigo. JiMin había insistido tanto en estar con Lisa, una chica muy poco afeminada, que en el último año de secundaria aceptó tener un noviazgo con el chico de abundantes cachetes. Sí, ambos tenían un noviazgo muy bueno hasta lo que yo recuerdo.

— Es lesbiana. — esas dos palabras me causaron gracia hasta el punto de reírme como un desquiciado, pero al hacerlo no pude detenerme. La barriga comenzó a dolerme, pero eso no me detuvo.

— ¡Ya cállate! — gritó JiMin, eso sí me detuvo, su grito se había escuchado muy brusco y lleno de coraje, incluso me había logrado dar miedo. — Yo no sabía que ella era lesbiana, si ella me lo hubiera dicho desde el principio, tal vez, solo tal vez me hubiera ahorrado todo esto.

Esta vez no rodeé los ojos, no me pareció algo ridículo lo que él dijo, al contrario, me hizo reflexionar un poco sobre todo lo acontecido, desde que había llegado hace tan solo dos dias atrás hasta lo que ahora me estaba sucediendo; si tan solo HoSeok hubiera decidido decir la verdad, decirme que ya tenía una pareja, me hubiera ahorrado un viaje, una vergüenza y dolor en el pecho, que seguía sin detenerse.

— Escuché que YoonGi se va a casar con HoSeok. — desvié la mirada, dirigiéndola a la ventana; no quería saber nada de aquello. — Es algo irónico... — escuché su pequeña y corta risa. — Siempre pensé que tú y HoSeok terminarían juntos, ustedes eran tan unidos, tenían una buena relación... Sin embargo, desde que el cáncer atacó a HoSeok, tod...

— ¿Tú lo sabías? — me apresuré a decir, interrumpiendo su maldito discurso de pena. — ¿Tú sabías de su enfermedad?

El auto se detuvo en un semáforo, lo pude notar de reojo, sin embargo, mi rostro solo se fijaba en un punto: el rostro de Park. Él me miró y se encogió de hombros, asintiendo.

— Toda la escuela se enteró de su enfermedad, muchos de nosotros fuimos a visitarlo un día antes de que se marchara a Japón.

Bajé la mirada de a poco y volví a pensar en el mal novio que fui, en lo egoísta que actué al tener la oportunidad de regresar, pero no hacerlo. Solo si hubiera regresado, todo hubiera sido diferente, YoonGi no estaría a punto de casarse con HoSeok y yo no estaría en este auto rumbo a la casa de JiMin, un chico que solo fingía ser hombre cuando muy en el fondo era más homosexual que yo.

— ¿Tú conoces a YoonGi? — el auto se puso en marcha nuevamente cuando terminé de preguntar. JiMin solo miraba al frente, concentrándose en la carretera.

— En realidad nadie lo conocía; jamás pensamos ver a HoSeok regresar vivo a Corea y mucho menos de la mano de ese chico pálido.

— Lo conoció en Japón. — no era una pregunta, lo estaba afirmando totalmente y es que era obvio que ese noviazgo había surgido en otro país, no aquí.

— YoonGi es una buena persona, Tae. HoSeok no pudo encontrar mejor novio que él, además fue el único que lo acompañó durante todo ese proceso doloroso llamado tratamiento para salvar vidas. — ironizó, y es que tenía razón. Ese maldito tratamiento no era más que morir en vida.

No me atreví a contestarle palabra alguna, tal vez JiMin tenía razón, tal vez todos tenían razón y era hora de vivir mi propia vida y dejar que HoSeok viva la suya.

— ¿Me puedes llevar al aeropuerto?

— ¿Te irás? Pensé que te quedarías hasta después de la boda de HoSeok. — el asombro en sus palabras era palpable y es que yo también esperaba quedarme, pero necesitaba formar mi propio camino, salir por mí mismo sin tener que arrastrar con un corazón roto y con una desilusión que yo mismo había provocado.

— Llévame al aeropuerto por favor. — JiMin me miró de reojo y asintió para luego cambiar de carretera.

[🍃🍃]

— Para dentro de una semana y cinco días — dije con los pocos ánimos que me quedaban.

JiMin rio bajito y negando con la cabeza, abrió la puerta del auto.

— Al parecer te quedarás conmigo una semana. — bufé en respuesta y me adentré al auto sin decir nada más.

Mi pasaje ya estaba comprado, según yo sabía, y solo esperaba irme este mismo día; sin embargo, eso no pudo ser, había una tormenta en New York y todos los vuelos hacia ese país habían sido cancelados por completo.

Al llegar a la casa de JiMin, me di cuenta que de verdad era una casa y no, un departamento.

— Al parecer te fue más bien que a cualquiera de nuestra promoción. — dije a la vez que admiraba la casa de mi amigo, era una casa muy moderna y con un jardín extenso que constaba de flores y rosas.

— Todo se puede con esfuerzo. — fue la respuesta de mi amigo.

Ya no dije nada más, ya no sabía qué decir, la amistad que llevé con JiMin fue algo... ¿Alejada? Ambos solo nos hablábamos para hacer algunas tareas o para cuando nos quedábamos sin amigos, y es que con JiMin siempre fuimos cercanos, mas no mejores amigos.

Nuevamente me quedé hasta tarde acomodando todas mis pertenencias en la nueva habitación que ocuparía; JiMin se comportó de la mejor manera al recibirme en su casa sin preguntar el porqué me estaba retirando del departamento de HoSeok, y es que no me atreví a decirle la verdad, aquella que me describía como un total puto.

Los primeros días fueron buenos, JiMin se comportaba como un buen amigo, incluso trató de convencerme de olvidar el pasaje que había comprado y quedarme a vivir con él; sin embargo, ya tenía una decisión tomada y no pensaba desistir tan solo por una nueva amistad que estaba forjando con el chico bajito que recién estaba conociendo, después de casi ocho años.

— Buenos días JiMinnie. — dije más que alegre mientras rodeaba su cintura con mis brazos; ya era algo típico saludarnos de esa manera.

JiMin solo siguió sumido en la correspondencia que había recibido, hice un puchero y traté de quitarle aquellas cartas que tenía en su mano, no me lo permitió.

— ¡JiMin! — grité, fingiendo enojo, y cruzándome de brazos.

Mi amigo cachetón dejó las cartas sobre la encimera de la cocina y con un suspiro me dijo lo que terminó por arruinar el día tan feliz que estaba viviendo.

— HoSeok ha enviado las invitaciones a su boda.

Su mirada se encontraba diferente, ya no contaba con ese brillo especial que lo caracterizaba, parecía triste. JiMin se encontraba igual de triste que yo.







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