Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 27

☆ ゜ ・ 。。 ・ ゜゜ ・ 。。 ・ ゜ ★

"Desastre glorioso..."

☆ ゜ ・ 。。 ・ ゜゜ ・ 。。 ・ ゜ ★


Meissa no sabía cómo había terminado sentada en la sala común de Gryffindor a petición de su mejor amiga, Marlene.

Realmente estaba un poco curiosa por escuchar lo que la rubia tenía que decir. A lado de ella estaban Apolo y Lily, uno con cara de resignación y la otra con pánico.

Marlene estaba de pie sobre una mesa como si de un líder se tratase. Su rostro se iluminaba con emoción. Sinceramente, Meissa podía esperar cualquier idea loca viniendo de Marlene.

—Escuchen bien que esto es importante—Comenzó Marlene, agitando el pergamino en su mano

—¿Vas a decirnos que es eso, o vamos a estar aquí hasta que Filch se jubile?—Bufo Meissa, mientras se recostaba en el respaldo del sillón, cruzada de brazos y sonriendo de forma burlona. Sonrisa que hizo que Marlene recordara a Sirius

—Es el arma definitiva contra Sirius y los merodeadores—Marlene infló su pecho orgullosa—. Esto es arte.

Marlene amplió el pergamino para que sus amigo lo vieran.

—¿Arte?—Apolo alzó una ceja—. ¿Ese trozo de papel viejo? ¿Y a qué te refieres con un arma definitiva? ¿Vas a tirarles un sapo gigante a la cara o que?

—No, Apolo—Marlene desenrolló el pergamino—. Es una poción de amor. Es historia—Meissa frunció el ceño. A Marlene le brillaban los ojos—. Lo que tengo aquí es la clave para superar, de una vez por todas, a Sirius y los merodeadores.

Hubo un silencio. Meissa no era una persona que se metía a la hora de hacer bromas, pero aún recordaba a Sirius burlándose porqué la primer grosería de Meissa había sido a sus 17. Incluso, se lo había contado a sus amigos, a Euphemia y Fleamont.

—Estoy escuchando—Y Meissa no dejaría que eso se quedara así

—¿Superar a Sirius? ¿Cómo?—Lily cerró su libro de golpe

—Con esto—Marlene puso el pergamino en la mesa—. Una poción de amor muy especial.

—¿Poción de amor? —Repitió Lily, con una ceja levantada.

—¡Exacto! Pero no es cualquier poción de amor. Esta hace que las personas se enamoren de manera temporal, y al azar. ¿Lo entienden? Nadie sabe a quién va a amar.

Meissa soltó una carcajada.

—¿Y cuál es el plan? ¿Hacer que James se enamore de la lechuza de la escuela? Porque eso sí que sería divertido.

—Nada tan específico —Dijo Marlene, agitando la mano—. Vamos a usarla en el desayuno. Los elfos la mezclarán en las bebidas, y boom, la mañana más memorable en la historia de Hogwarts.

Lily frunció el ceño.

—¿Qué tan poderosa es?

—Nada peligrosa—Aseguró Marlene, con un tono que sonaba demasiado casual—. Solo hará que la gente se siente un poquito más... romántico por un rato.

—Define un poquito.

Marlene agitó la mano como si no fuera importante.

—Ya sabes, risitas tontas, miradas tiernas... Nada serio.

Apolo abrió la boca para protestar, pero Marlene levantó una mano.

—Antes de que digas algo, , he considerado los riesgos, y no, no me importa.

Lily frunció el ceño y abrió la boca para protestar, pero Marlene levantó una mano.

—Antes de que digan que es una locura, piensen en esto: ¿no sería increíblemente divertido ver a los profesores y estudiantes actuando como idiotas enamorados?

—Marlene... —Comenzó Lily, claramente debatiéndose entre la diversión y el sentido común.

—¡Oh, vamos, Lils! —interrumpió Marlene—. No me digas que nunca te has imaginado al profesor Flitwick enamorado de McGonagall.

—No estoy diciendo que sea mala idea —Respondió Lily, riendo a medias—. Pero esto podría salir mal. Muy mal.

Marlene le dio un codazo juguetón.

—Solo confía en mí. ¡Será divertido!

—Esto es una locura —Dijo Meissa, aunque había un brillo de diversión en sus ojos.

En su mente, quería ver a quien le declaraba su amor Sirius, aunque estaba casi 99% segura que sería a su cabello y el otro 1% a su shampoo.

—Esto es brillante —Replicó Marlene, cruzando los brazos.

—¿Todo esto porque Sirius te dijo que no podías superarlo?—Meissa volvió a preguntar.

—Exacto —respondió Marlene, orgullosa

—Marlene, esto podría salir mal. ¿Y si alguien se enamora de Filch?—dijo Lily.

—Eso sería fabuloso.

—¿Y si alguien se enamora de un espejo? —preguntó Apolo, intentando buscar una salida lógica.

—Entonces el espejo se sentirá halagado.

—Marlene, esto es una locura —insistió Lily, aunque sus labios temblaban con una sonrisa reprimida.

—Exacto. Pero también es brillante. —Marlene se bajó de la mesa y les miró con ojos suplicantes.

Apolo bufó, arqueando una ceja.

—Eso dices cada vez que tienes una idea loca.

—Y siempre acabo teniendo razón —replicó Marlene sin perder su sonrisa —. Vamos, chicos. ¿No quieren demostrarle a Sirius que podemos ser igual de geniales que ellos?

Meissa bufó.

—Primero, no soy parte de ningún equipo contra Sirius. Segundo... bueno, sí suena divertido.

—Sabía que podía contar contigo —dijo Marlene.

Apolo suspiró, levantando las manos.

—¿Qué más da? Si voy a morir por una broma, que sea esta.

—¡Así se habla! —exclamó Marlene, dándole una palmada en el hombro.

Lily se llevó una mano al rostro, claramente resignada.

—Sabía que dirías eso.

—Estoy dentro, pero solo porque quiero ver cómo intentas superar a Sirius—Dijo Meissa, no aceptaría que quería "vengarse" de Sirius

—¡Eso es espíritu de equipo! —Marlene dio un salto, ya caminando hacia la puerta—. Vamos, tenemos una poción que preparar.

Lily se cubrió la cara con las manos, pero finalmente asintió.

—Esto va a terminar mal.

—O va a terminar siendo legendario—Corrigió Marlene, sonriendo de oreja a oreja.



[ • • • ]



Ahora se encontraban en un aula vacía alrededor de un caldero humeante. La habitación olía al dulce aroma de los ingredientes.

—Primero, necesitamos pétalos de rosa encantados —dijo Marlene, desenrollando el pergamino.

—¿Encantados cómo? —preguntó Apolo, mirando un frasco lleno de pétalos.

—Encantados con el poder del amor, obviamente. Y para eso, alguien tiene que cantar una canción romántica mientras los añadimos.

Hubo un silencio incómodo.

—Apolo, eso significa que tú cantarás —dijo Meissa, sonriendo.

—¿Yo? ¿Por qué yo?

—Porque eres el que tiene más cara de poeta torturado —respondió Marlene. Meissa asintió a lo dicho.

Resignado, Apolo se aclaró la garganta, cerró los ojos y comenzó:

"Oh, mi dulce amor, como un caldero en llamas, mi corazón burbujea y nunca se calma.
Eres mi poción, mi fórmula secreta,
mi varita rota y mi escoba completa.
Oh, mi dulce amor, mi corazón te persigue, como un Snitch dorado en un campo sin fin.
Tu risa es un hechizo, un lazo que me liga,  oh, mi dulce amor, mi más querido festín"

Las chicas estallaron en carcajadas. Meissa no podía creer lo que estaban haciendo solo por una poción.

—¡Esto es ridículo! —se quejó Apolo.

—¡Es lo peor que he escuchado! —gritó Meissa, doblándose de la risa.

—¡Es perfecto! —dijo Marlene, secándose una lágrima mientras vertía los pétalos en el caldero.

Los pasos siguientes no fueron menos caóticos. Lily intentó medir con precisión las gotas de esencia de flores de luna, pero Meissa accidentalmente dejó caer el frasco entero, llenando el aula de un olor nauseabundo.

—¿Qué es ese hedor? —preguntó Apolo, tapándose la nariz.

—El perfume de Sirius en un mal día —respondió Meissa, encogiéndose de hombros—. Huele como calcetines mojados.

—Es un sacrificio por la grandeza —dijo Marlene solemnemente mientras la añadía—. ¡Y concéntrense!

Finalmente, tras varias interrupciones (incluyendo un Apolo que casi incendia el aula al añadir un ingrediente equivocado), la poción estaba lista. Brillaba con un tono rosa iridiscente, enviando pequeñas burbujas que explotaban con un sonido melodioso.

—Esto es perfecto —dijo Marlene, admirando su obra.

—Esto es una receta para el desastre —murmuró Lily, aunque no podía ocultar su sonrisa.

Apolo miró con ironía a Marlene.

—Esto va a ser un desastre.

—Un desastre glorioso—corrigió Marlene.


[ • • • ]



A la mañana siguiente, los cuatro estaban sentados en la mesa de Gryffindor, fingiendo normalidad mientras la comida se servían, las bebidas mezcladas con la poción. Marlene observaba ansiosa, mordiéndose el labio para no reírse.

Los primeros efectos comenzaron de forma sutil. Un estudiante de Ravenclaw dejó de comer su tostada y comenzó a recitar poesía al candelabro sobre su cabeza.

—"Oh, luz brillante que iluminas mi camino,
te amo más que al Quidditch, más que al destino."

En la mesa de Hufflepuff, un chico miraba con adoración su plato de avena.

—Siempre supe que eras lo mejor de mi vida.

Otro estudiante de Hufflepuff se levantó y caminó hacia una planta decorativa.

—Siempre supe que eras la única para mí —dijo, arrodillándose frente a la maceta.

La mesa de Hufflepuff estaba en carcajadas.

En la mesa de Ravenclaw, una chica comenzó a recitar poesía a la profesora Sprout, quien, aunque sorprendida, parecía halagada.

El grupo intentaba contener las risas, pero las cosas se intensificaron rápidamente.

Sin embargo, lo que Apolo no esperaba era ver a Severus corriendo detrás de Filch por todo el comedor, recitando poesía romántica con una voz que parecía sacada de una ópera trágica.

—¡Tu alma es como el amanecer sobre un charco perfectamente limpio, Argus! ¡Nunca supe que podía amar así hasta que te vi con esa fregona en la mano!

Filch, que parecía más horrorizado que de costumbre, se escabulló detrás de una columna mientras Severus se arrodillaba dramáticamente, intentando alcanzar el borde de su bata.

—Eres mi musa, mi razón de ser —declaró Snape, tomando las manos de Filch con una devoción tan intensa que Apolo casi se atraganta.

Filch, horrorizado, intentó soltarse.

—¿Qué demonios te pasa, muchacho? ¡Tengo pisos que limpiar!

— ¿Y limpiarías mi corazón? —Susurró Snape.

Meissa se rió ante lo último que escuchó de Severus.

Apolo dejó caer su tostada y se volvió hacia Marlene, quien estaba sentada al otro lado de la mesa de Gryffindor. Ella no parecía preocupada en lo absoluto. De hecho, estaba riendo tanto que apenas podía mantenerse en su asiento

Amor, ¿qué demonios es eso? —murmuró Apolo hacia Lily, levantandose mientras esquivaba a una estudiante de Ravenclaw que corría llorando detrás de un tapiz, gritando algo sobre el amor verdadero—. Es... esto lo que planeaste? —preguntó Apolo, señalando la escena.

Marlene se encogió de hombros, con una gran sonrisa.

—¡Es aún mejor de lo que imaginaba!

El caos en el Gran Comedor era palpable. Un grupo de estudiantes recitaba poesía en sus platos de cereal. James abrazaba su escoba como si fuera su único amor verdadero. Una chica de Ravenclaw declaraba su afecto eterno hacia una lámpara de pared, mientras que un chico de Hufflepuff le escribía sonetos a un sapo que sostenía en sus manos.

—Esto es un desastre —dijo Lily, golpeando la mesa con ambas manos para llamar la atención de Marlene—. Tienes que arreglar esto.

—¿Por qué? —respondió Marlene, aún riendo—. ¡Es genial!

—¿Genial? —repitió Meissa, quien parecía estar reprimiendo una carcajada y al mismo tiempo esforzándose por parecer seria—. Mira a James. Está besando esa escoba.

Apolo giró la cabeza hacia la escena.

—Bueno, al menos no es Emily.

Ante la mención de la ex pareja de James, Meissa dejó de reír. Aún tenía una sonrisa, pero ya no reía.

—Hablando de Emily... —dijo Lily, señalando hacia la orilla de la mesa. Apolo siguió la dirección de su dedo y sintió que su corazón se detuvo. Emily, estaba caminando decidida hacia él con los ojos brillando de amor... o locura.

Meissa también miró hacia donde señalaban.

—Esto no puede terminar bien

Emily llegó hasta James, quien estaba completamente absorto en su declaración de amor hacia la escoba.

—¡Jamie!—exclamó ella, empujando la escoba a un lado—. He estado ciega, pero ahora lo sé: tú y yo estamos destinados a estar juntos.

James parpadeó, confundido por un momento, y luego entusiasmadamente.

—¡Emily! Siempre supe que mi amor por ti nunca fue en vano.

Apolo se llevó una mano a la cara. Meissa borró la sonrisa de su rostro y tensó la mandíbula. Ya hablaría seriamente con James, ¿cómo era posible lo que acababa de escuchar?

—Sabía que volverías a mí.

Meissa lo miró con furia.

—¿Qué demonios estás diciendo?

Mientras tanto, en la mesa de Slytherin, Severus Snape estaba de rodillas frente a Filch, agarrándole las manos.

—Eres la luz de mi vida, Argus.

Filch intentaba zafarse mientras gritaba:

—¡Suelta, chiquillo raro!

En la mesa de los profesores, Flitwick recitaba un poema a McGonagall mientras Dumbledore miraba todo con curiosidad, claramente entretenido.

—Esto es un desastre —dijo Lily, tirando del brazo de Marlene.

—Esto es una obra maestra —respondió Marlene.

El caos alcanzó su punto máximo cuando dos estudiantes comenzaron a competir por el amor de una misma persona, subiendo a las mesas y lanzándose magdalenas como si fueran armas.

—¡Tú nunca la amarás como yo! —gritó uno de ellos, sosteniendo un croissant como si fuera una daga.

—¡Basta, los dos! —gritó la chica, lanzando su zumo de calabaza al suelo dramáticamente.

—Eso no es bueno —murmuró Meissa, su tono una mezcla de preocupación y diversión.

—Nada de esto es bueno —dijo Lily, poniéndose de pie—. ¡Marlene, ven acá ahora mismo!

Marlene se levantó con un suspiro dramático.

—Oh, está bien, pero realmente creo que están exagerando. ¿Ves esto? ¡Es brillante! ¡Exactamente como lo planeé!

—¡Marlene! —Lily tiró de su brazo—. Esto está fuera de control.

—Es un poco más intenso de lo que esperaba, pero...

—¿Un poco? —Apolo interrumpió señalando a un estudiante que se arrodillo frente a un plato de avena mientras lloraba lágrimas de amor verdadero—. ¿Qué pusiste en esa poción?

Marlene parecía vacilar por un momento.

—Solo... cosas normales. Ya sabes, pétalos de rosa, esencia de flores de luna, una pizca de...¡Ustedes estaban ahí!

—¿De qué? —preguntó Meissa, cruzándose de brazos con una expresión de alarma creciente.

—Bueno, técnicamente no es mi receta.

Todos se giraron hacia ella al unísono.

— ¿De quién es? —preguntó Apolo, sintiendo un nudo formarse en su estómago.

Marlene se rascó la nuca.

—Digamos que lo saqué de un libro que encontré... en la biblioteca prohibida.

—¿Qué? —exclamaron Lily y Meissa al mismo tiempo.

—¡No es para tanto! —protestó Marlene—. Solo lo saqué prestado por un rato. No estaba tan prohibido.

— ¿Cómo puede algo estar no tan prohibido? —gruñó Apolo.

—¡No importa! —Marlene agitó las manos—. ¡Lo importante es que esta es la mejor broma de la historia de Hogwarts!

En ese momento, un estudiante de Hufflepuff cayó dramáticamente al suelo, declarándole su amor eterno a un tapiz.

—¡Sí, esto es una obra maestra! —gritó Apolo sarcásticamente—. ¡Mira qué maravilla!

Meissa suspiro y se puso de pie.

—Está bien. Marlene, tú y yo tenemos que asegurarnos de que nadie salga herido. Lily, Apolo, busquen la maldita solución.

—¿Por qué yo? —protestó Apolo.

—Porque tienes cara de nerd y porque Lily sabe usar su cerebro —respondió Meissa sin perder el ritmo.—. Además, necesito cuidar de James.

—Si Mary estuviera aquí, esto no estaría pasando—Marlene se quejó—. Pero claro, Regulus tenía que quitarnosla.

—Vamos, Apolo. Cuanto antes lo arreglemos, antes podremos fingir que esto nunca pasó.

Lily lo tomó del brazo antes de que pudiera protestar más.

Meissa suspiró, tratando de encontrar paciencia y prepararse para impedir que esto se volviera un caos total.

—Ve a impedir que esos dos se maten—Meissa apuntó a dos chicos que estaban parados frente a frente

—¡A la orden, capitana!—Marlene hizo un salido militar y corrió hacia los chicos

Sirius llegó a lado de Meissa.

—Mi cabello es perfecto—Sirius suspiró—. Es el amor de mi vida, si alguien me lo quita, me muero. No dejes que eso pase, hermanita.

—Sirius, siéntate—Meissa guió a su mellizo y lo sentó en la mesa de Gryffindor

—¿Por qué James está apunto de besar a Emily?

Meissa giró su cabeza rápidamente, vio como poco a poco ambos se acercaban. Su corazón se reprimió, ya estaba imaginando como lloraba en la esquina de su habitación, pero de repente James se hizo para atrás, haciendo que Emily cayera al piso.

James giró su cabeza y vio a Meissa, que lo veía con algo de ¿dolor?, él no pudo descifrarlo.

—¡Tú, deja esa espada! —gritó Meissa a un estudiante que había quitado una espada decorativa de la pared y olvidando a James

—¡No puedo! ¡Es el amor de mi vida!

—Pues tu amor va a terminar con alguien en la enfermería —dijo Meissa, arrancándole la espada de las manos y tirándola al suelo—. ¡Deja de lanzar magdalenas, Peter! —Volvió a gritar Meissa, mientras Pettigrew intentaba declararle su amor a un muffin de arándanos.

—¡Es el amor de mi vida! —chilló Peter, esquivando un hechizo de Meissa.

Marlene ahora intentaba separara a unas chicas que discutían.

—¡Yo lo vi primero! —gritaba una chica.

—¡No me importa! ¡Él me pertenece!

—¡Es un florero! —gritó Marlene—. ¡Ninguna de ustedes puede quedarse con él!

La tensión en el comedor era cada vez más intensa. Marlene y Meissa se movían de un lado a otro, evitando peleas y controlando a los estudiantes más afectados.

—Esto es peor de lo que pensaba —admitió Marlene, jadeando mientras observaba el caos.

—¿De verdad? ¿Apenas ahora lo notas? —respondió Meissa, lanzándole una mirada fulminante.

Meissa agradeció cuando Apolo y Lily aparecieron de nuevo, con el antídoto. Pero había un problema, era que necesitaban un mechón de cabello de Marlene, claro que solo se lo dijeron a Meissa. Ya que la rubia era como Sirius, lo cuidaba mucho.

—¡Ni lo sueñes! —gritó Marlene, esquivando las tijeras como si fueran una maldición mortal—. ¡Mi cabello es sagrado!

—¡Marlene, no seas dramática! —gritó Lily, persiguiéndola.

—¡No! ¡No lo toques! ¡Mis rizos no tienen la culpa!

Finalmente, fue Meissa quien, con una simple distracción, le arrancó un cabello a Marlene.

—¡Traidora! —gritó Marlene, agarrándose la cabeza—. ¡Nunca te perdonaré!

—Por favor, esto no hubiera pasado si no hubieras andado de curiosa—Meissa replicó.

—¡Todo es culpa de Sirius! El me reto. Además, yo soy el de las ideas geniales —dijo Marlene con una sonrisa triunfante.

—¡No, eres la de las ideas arriesgadas! —replicó Lily.

—Por eso funcionan.

Preparar el antídoto fue tan caótico como la poción original. En un momento, casi pierden las lágrimas de unicornio cuando un estudiante afectado irrumpió en la sala común para declararle su amor a la caldera.

Finalmente, lograron revertir los efectos.

Cuando todo volvió a la normalidad, Marlene cruzó los brazos, observando el Gran Comedor ahora en silencio.

—Bueno, creo que fue un éxito.

Lily la fulminó con la mirada.

—¡Casi destruyes la escuela!

—¡Pero nadie puede decir que no fue divertido! —replicó Marlene.

Apolo suspiró, cruzando los brazos.

—Nunca más vuelvo a meterme en algo que implique a Marlene y pociones.

Lily asintió.

—Totalmente de acuerdo.

Meissa se acercó, lanzando una mirada seria a Marlene.

—La próxima vez que tengas una idea brillante, consúltame antes.



[ • • • ]



Marlene se volvió a reír cuando recordó lo de Severus.

—No puedo creer que estuve viva para presenciar ese momento—Marlene puso su mano en el hombro de Sirius, mientras se agarraba del estómago

—Fue una pésima idea—Sirius se cruzó de brazos

—Oww—Marlene lo tomó de las mejillas—. ¿No aceptas que esta vez te supere, amor?

—Por lo que escuché, todos le declaraban su amor a cosas estúpidas—Sirius quito las manos de Marlene

—¿Tu cabello es estúpido?—Apolo sonrió de manera burlona

—Soy el único que no dijo estupideces, ya quisieras tú, tener este cabello—Sirius le saco la lengua a Apolo

—¿Por qué tan callada, Mei?—Pregunto Lily—. Creí que serías la primera en burlarse de Sirius.

Meissa despegó la mirada fría de James y le sonrió a Lily.

—Solo que me quede pensando—Meissa quiso cerrar el tema ahí, pero Sirius frunció el ceño

—¿En qué?

—En cómo con esa poción, realmente demostraban su amor verdadero—Meissa volvió a mirar a James, quien tragó saliva—. Pero bueno, ha sido un día largo y caótico. Yo iré a dormir.

—¿Por qué no te quedas a dormir con nosotras?—Pregunto Marlene

—Me gusta la idea—Sirius asintió—. Así no andas por los pasillos tan sola.

—Lo que pasa es que de todas formas iré, necesito terminar una tarea—Mintió Meissa, sabía que si se quedaba, estarían más tiempo en la sala y lo único que quería era irse

—De acuerdo—Marlene puso cara triste—. Si ves a Mary cuéntale nuestra aventura y de lo que se perdió por andar de romántica.

—Claro—Meissa se despidió y salió de la sala

Antes de que llegara a su sala común, paso a las cocina y pidió un pastel de chocolate. El pastel la ponía feliz, cuando iba a tocar los barriles para que la puerta se abriera, alguien le tocó el hombro.

Meissa dejó su mano a la mitad de camino, tomó fuerte el tenedor y se dio media vuelta para enterrárselo a quien estuviera detrás de ella.

—¡Soy yo, Mei-Mei!—James se cubrió con sus manos

Meissa bajo el tenedor.

—¿Ibas a matar al amor de tu vida y el futuro padre de tus hijos?—James se puso la mano en el pecho

—Creo que me estas confundiendo con Jackson, James—Meissa rodó los ojos—. ¿O no era con ella con quien estabas a punto de besarte? ¿O a la que le dijste, "¡Emily! Siempre supe que mi amor por ti no fue en vano"?

—Se lo que dije—James suspiró—. Pero no la bese...

—Pero te falto lo que a mi me faltó para enterrarte el tenedor—Dijo Meissa—. Ganas no te faltaban, ¿verdad? Lo que te faltó fue valentía.

—¡Pero no la bese!

—¡Pero casi lo haces!

—¡Pero no lo hice!

—Pero lo que cuenta es la intención—Meissa frunció el ceño

—Pero no la...

—Ya te lo dije, James—Meissa lo interrumpió—. Lo que te faltó fue...

Meissa no termino de hablar cuando James la beso. Meissa intentó separarse, quería separarse, estaba molesta. Pero en vez de hacerlo, se encontró a sí misma pasando su brazo alrededor del cuello de James.

James sonrió en el beso, pasando sus manos por la cintura de Meissa.

—A mi no me faltó valentía—James hablo cuando se separaron del beso—. Simplemente, no quería. Y si iba a hacerlo, fue porque en mi mente te imaginaba a ti.

Meissa trago saliva, intento separarse de James, pero él se lo impidió.

—Mis labios ya no volverán a besar otros labios que no sean los tuyos—James acaricio la mejilla de Meissa

—No digas eso—Meissa suspiró—. No sabes lo que puede pasar mañana, el mundo se está volviendo un...

—No pienses en eso—James la interrumpió—. Ahora, bésame.

—No lo haré—Meissa negó—. Estoy enojada. Estuviste apunto de besar a Jackson.

—Me gusta cuando te pones celosa—James sonrió—. Pero sobre todo cuando te pones celosa por mi.

—Aún no somos nada...yo no me pongo celosa por ti—Meissa se alejo

—Si tú lo dices.

—Tengo que entrar. Ya es noche.

—Descansa, Mei-Mei.

Meissa asintió, cuando pensó que James ya se iría. La beso. El beso duró unos segundos.

—Te veo mañana.

Meissa solo asintió. James espero a que Meissa entrara a la sala común y se fue. Meissa sonrió mientras sentía su cara arder, cuando llegó a su habitación, sentía su corazón latir rápido.



















¿Que les pareció?

La broma del año, según Marlene

Te entiendo Meissa, si James me besara para callarme, a mi también se me olvidaría que casi besa a su ex😭

Meissa podrá ser muy Hufflepuff, pero antes es una Black

Recuerden que pueden encontrar la otra parte en el perfil de Lune_black

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro