• Capítulo 2 •
Ya llevo 20 minutos aquí metida en el auto de mi padre y todavía el no baja me preocupa llegar tarde a la academia y que se arrepientan de haberme aceptado. No podía quedarme en Rusia, no después de...
Mejor no recordaré eso no quiero tener que arruinar mi muy sutil maquillaje, solo me e puesto brillo de labios sador fresa, que los deja de un tono rosa natural y me e puesto máscara de pestañas y muy poco iluminador en los lagrimales de mis ojos, veo a mi padre a lo lejos acercarse a él auto tiene una expresión de disgusto en su rostro y de molestia, abre la puerta del auto y se sienta en el lado del piloto.
— ¿Lisa quieres hablar de lo que pasó allá arriba?. Niego con la cabeza al ver que su seño se frunce más.
— Bien. Dijo ente dientes.
Todo el camino a la cademia reino el silencio en su totalidad, solo se escuchaba la radio, y con cada minuto mis nervios iban en aumento, se que ya debería de estar acostumbrada a las presentaciones y a todo eso pero no puedo, voy a conocer a grandes maestros de la danza que solo dan clases en la academia de artes en nueva York... Tengo que entregar todo en esta presentación.
Hoy más que nunca tengo que dar la mejor calidad de baile. Cuando bailo me siento viva, siento que soy un espíritu libre.
Pero no sé porque no puedo dejar de pensar en el señor Volkova.
Quisiera bailar para él. Quisiera que me viera hacer lo que mejor hago, quisiera que esos bellos ojos tan dominantes y posesivos vuelvan a mirarme.
pero con una mirada cargada de amor...
(...)
— Muchas gracias por recibirnos señorita Stella, es un honor conocerla. Estrecho su mano con mucha alegría y entusiasmo.
— El honor también es mío señorita Lisa. Dice en tono cordial.
Me sonrojo por la emoción de conocer a una estella y a una gran profesional de la danza como lo es la señorita Stella.
— Oh, por poco lo olvido, el es mi padre Marcus Collins. Se estrechan las manos muy cordialmente entre ambos.
Mi padre le sonríe muy cordialmente al igual que la señorita Stella.
La señorita Stella dirige su mirada hacia a mi, para volver a sonreír me de manera cordial.
— Pasen por aquí, Lisa, querida por aquí están los vestidores ve a cambiarte. Le sonreí de manera amable, fui a cambiarme de ropa donde me indico.
Me están comiendo los nervios, espero que todo lo que pasó en Rusia no me persiga hasta aquí... Diosito dame fuerzas para continuar con esto. AMÉN!
(...)
Ahora estoy poniéndome mi body es de un color rosa pastel y mis zapatillas de ballet son color piel, pero pongo mis medidas (pantimedias), tengo una falda que aunque es corta tapa completamente mi trasero, recojo mi pelo en un moño alto y estoy lista para salí para dar todo de mi en esta presentación. Aunque ya me han aceptado y no tengo que hacer esto, pero quiero hacerlo para demostrar de lo que soy capaz a los maestros de danza. Quiero ganarme esto como todos los demás y no por mí "fama"...
Fama... Esa fama, está arruinada en Rusia. Una sonrisa amarga y triste se refleja en mi rostro por los recuerdos de aquellos días de gloria y de vergüenza, miedo y tristeza que me abruman.
Niego con la cabeza para despejarme de esos recuerdos tortuosos, me estiro un poco mientras lleno de aire mis pulmones para luego soltar todo.
Salgo, y me aproximó a la barra para calentar, mientras los maestros están sentados en una mesa larga, en total son siete maestros contando también a las maestras de danza.
Uno de los instructores está conmigo diciendome que hacer, hago cada movimiento y postura a la perfección. Después de pasar esto es hora de hacer mi rutina.
Es una rutina es de ballet clásico, una pequeña muestra de lo que puedo hacer. Pero creo que será suficiente para que me acepten del todo. Esta coreografía la cree yo, y estoy orgullosa de cómo salió además de que yo solita pude hacerlo sin ayuda de nadie.
Voy a cambiar mi falda por un tutú Rosa pastel y mis zapatillas rosas pastel de tiras cruzadas. Una vez lista vuelvo a salir.
Me paro en medio y a el frente de los maestros mientras me pongo en posesión inicial de mi rutina, y la música clásica comienza a sonar es una canción de piano y violines Y chelo. Amo como suenan los violines, es música melodiosa para mis oídos.
Comienzo a bailar, y siento todas las miradas sobre mí, me ponen un poco nerviosa pero se que si solo me enfoco en mi y mi rutina lograré hacerlo a la perfección. Estoy dando todo de mi en esta pieza romántica. Amo la danza clásica y el ballet, me siento muy feliz al ver como la gente me ovacionan me hace sentir bien conmigo misma, me siento como si fuera... Cómo si fuera normal.
Doy saltos, vueltas, releves y demás. Pero ahora siento una mirada penetrante... Me asusta y me gusta, pero no sé quién me ve, no puedo perder la concentración ahora ya estoy apunto de terminar mi rutina.
Doy ocho vueltas perfectas más, y logro ver a un hombre parado detrás de la puerta, aunque lo veo de reojo y por las vueltas un poco borroso y además de lo penetrante de su mirada. Se de quién se trata es... No, no puede ser él, no puede ser... Por qué él no sabía de mi audición.
Y además ¿Qué hace aquí?...
¿Vino a verme acaso?... ¿Nos a seguido a mi padre y a mí hasta aquí?.
Termino mi rutina a la perfección, y los maestros me ovacionan de pie, me siento orgullosa de mi misma, y de verdad la gran sonrisa de mi papá, pero sigo confundida. Miro con dirección a la puerta para ver bien de quién se trata, y mi respiración se vuelve más acelerada. Mi pulso está por los cielos. Y no solo porque estoy exhausta No es porque el señor Volkova me mira con una sonrisa de satisfacción en su rostro y puedo ver qué articula un.
"Perfecto". Con sus labios.
Una sonrisa de autosuficiencia se apodera de mi rostro sin poder evitarlo, me siento aún más feliz porque este hombre. Ese hombre que No conozco del todo me acaba de decir que lo hice a la perfección. Y eso me hace inmensamente feliz
Lo sigo mirando a los ojos y el a mí me envía con su mirada corrientes eléctricas por todo mi cuerpo, y trato de controlar mi respiración.
Siento los brazos de alguien abrazarme y me quedo estática pero luego le correspondió el abrazo al reconocer el olor de él perfume de mi padre. Cierro los ojos un momento y los vuelvo a abrir Y el señor Volkova ya no está detrás de la puerta. Me siento desepcionada por qué se a ido, se a ido sin despedirse de mí...
¿Pero que cosas digo?, Para que el haría algo como eso, seguro que estuvo aquí por no sé que y se topó conmigo y ya. No vino por mí fue cosas del destino volvernos a encontrar.
El destino...
¿El destino querrá que yo me encuentre en varías ocasiones con el señor Volkova? No lo creo pero será?.
Mi padre me suelta y me felicita al igual que los grandes maestros... Después de recibir sus felicitaciones me voy a cambiar de ropa, a la que tenía antes.
Salgo ya vestida, abro la puerta para salir, camino para encontrarme a mí padre en la oficina de la directora para firmar mi inscripción y luego traer las Cosas a mi nueva casa, o sea la cademia.
La academia tiene cuartos para los estudiantes y eso me facilitara mucho el llegar a tiempo a las clases. El tráfico de aquí es una locura total. Doy la vuelta en una esquina y me tropiezo con algo, o más bien alguien. Y mi trasero termina en el piso... Oh Dios esto si que duele horrible no puedo evitar sentirme muy mal porque enserio me duelen mis pompis.
— ¡Ah!. Dije por la impresión del impacto de el piso y mi trasero adolorido ahora.
Miré a la persona con la cual me tropecé y me quedé sin aliento.
— perdóname deja que te ayude, Mein Engel. Dijo en un tono de voz seductor Y tragué duro.
— Ehh sí, gracias. Respondí, no podía dejar de verlo era como mirar a un dios griego.
Creo que estoy cometiendo un pecado. Un pecado original con sólo verlo a los ojos y su bella sonrisa. Esa sonrisa de superioridad y seductora que me invita a caer en sus redes par no salir nunca más de su sonrisa... En pocas palabras él me hipnotiza con su sonrisa y sus bellos ojos...
Me ayuda a levantarme del piso y me repasa con la mirada buscando algún daño en mi. Y yo lo sigo viendo como una tonta embobada.
— Estás son para ti, te e estado buscado mucho tiempo Lisa y me dijeron que estabas en los vestuarios, y aquí también encuentro. Tan hermosa como una flor, Y tan atractiva como la belladona.
Dijo el señor Volkova, causando en mi un sin fin de sensaciones de placer... Y eso que solo me habló, con su voz ronca y su sonrisa pecaminosa.
— Señor... Volkova... E... S... Es un gusto verlo de nuevo se... señor. Dije tartamudeando.
Dios no puedo creer que me estoy comportando como una niña con las hormonas alborotadas... Que vergüenza. Siento mi cara arder por la vergüenza.
El soltó una risita sutil, y me entrego las hermosas rosas rojas, ¿Me compro un ramo de rosas para mí? No me lo puedo creer y es que las tengo en mis manos son hermosas.
— El gusto gusto es todo mío señorita Collins, ¿me permite acompañarla a la salida?. Asentí sin poder articular palabra.
Me ofrece su brazo derecho y lo tomo para caminar juntos a la salida, no puedo dejar de sonreír...
No puedo creerlo... El está aquí y me dice estás cosas tan lindas y simples y ya me tiene comiendo de su mano, es perfecto este hombre... Es detallista y atento. Y eso que solo lo conocí está mañana...
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Todo el crédito de la portada es para mi amiga Angie 💖, sin ti ninguna de mis historias tendría vida gracias Angie!
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