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𝚅: 𝙳𝚒𝚜𝚊𝚜𝚝𝚛𝚘𝚞𝚜 𝙰𝚏𝚏𝚊𝚒𝚛

Si en algún momento de su vida le hubiera dicho que gracias a una persona se desatarían miles de desgracias con su círculo cercano, se burlaría.

Chifuyu Matsuno era su mejor amigo, su otra mitad, si no estuviera con Hinata podría asegurar que sería su alma gemela y claramente su compañero de vida.

Lo conocía en sus momentos de recaídas en la depresión hasta cuándo era feliz con el detalle más sencillo que podían tener con él, sabía que le disgustaba los sabores picantes y que amaba con locura los dulces.

También estaba Kisaki Tetta, no podía llamarle alma gemela y tampoco compañero de vida pero sin duda alguna podría asegurar que entraba en la categoría de personas que se asegurarían de que su felicidad perdurará.

Había detalles de Aki — como lo habían nombrado por el cariño— que aún evitaba nombrar, pero, era tan observador que los conocía completamente.

Sabía que estaba loco por Hanma desde el momento que lo salvó de ser golpeado por algún integrante de la Tokyo Manji Gang, estaba fascinado con la imagen que Shuji le había entregado en bandeja de plata desde el primer momento.

Estaba enterado que Kisaki estaba en Tenjiku porque Hanma se lo rogó, también había sido lo suficiente observador para saber que el chico de pecado y castigó era un cabrón.

Y ahora no tenía dudas, porque a pesar de todo sabía que Shuji mantenía una relación con Chifuyu a escondidas y coqueteaba con Kisaki ante todos los demás.

– Takemichi. — La dulce voz de Hina lo hizo sonreír frente al espejo, terminando de limpiar su rostro por la sangré esparcida en sus mejillas.

– Hina. — Soltó, dando la vuelta y deteniéndose en el momento que los bonitos ojos de su novia le mostraban molestia— Tuve unos problemas que arreglar.

– No me gustan esos problemas. — Sentenció, con molestia de de cabello cobre antes de suavizar la mirada— ¿Qué ha pasado?

«Un cabrón» pensó, dejandose ver como el verdadero Hanagaki, aquel que no estaba involucrado con el bajo mundo y que llevaba al mando a los Black Dragons después de meterse un par de veces en la cama de Taiju Shiba.

Tal vez se veía muy mal, porque inmediatamente sintió los delgados brazos de Hinata protegiéndolo, diciendole indirectamente que podía derrumbarse como lo necesitaba.

– Hanma, jugo con Chifuyu. — Admitió, liberando un peso de sus hombros en cuanto plantó un pequeño osculo en la frente descubierta de Tachibana— Hoy llegó con Kisaki pero ¿Cómo puedo romperles el corazón? ¿Cómo se los puedo decir?

La cara de dolor en Hina lo hizo temblar, claro, ahora que lo pensaba ¿Por qué a sus amigos no podía y a ella si?

Todavía tenía presente el recuerdo de llegar rogando el perdón de la bella chica cuando el Shiba mayor le entrego su organización sin problemas, dejando que su lengua fuera filosa y le dijera sin censura todo lo que había hecho para ser el dueño de todo ese poder.

Estaba enojado con Hanma, cuando él era igual — o peor—, ¿Acaso no había hecho lo mismo con Tachibana?

– No lo eres. — Las palabras llegaron rápidamente a sus oídos antes de sentir como Hina se aferraba a él— No eres como el Takemichi, tú lo hiciste por mí ¿Recuerdas? ¿Recuerdas que vamos a encontrar a Sanzu después de esto? Necesitábamos ese poder, no eres igual.

Asintió, riendo amargamente.

Recordar, claro que lo hacía ¡Maldita sea! ¿Cómo podía olvidar esa puta noche?

Sanzu había entregado a Hinata a aquel hombre borracho, la había dado como si fuera un pedazo de carne para que cumpliera con un desahogó sexual que no debía de existir, la había destruido en un instante.

¿Y él que había hecho? Huir, huir como un cobarde para gritarle a Manjiro acerca de la mierda que estaba haciendo uno de sus chicos.

Muy aparte del dolor del golpe que le dió el comandante de la ToMan, lo que realmente lo rompió fue su indiferencia; haciéndolo quedar como alguien patético que solo rogaba la protección del invencible Mikey.

– Te amo Takemichi. — Susurro entre lágrimas saladas Tachibana, rompiéndolo, amedrentandolo por un pasado que no podía olvidar y recordándole el motivo por el cual quería ver a Manjiro caer.

– Te amo Hina, realmente lo hago. — Mintió, sonriendo antes de limpiar con los pulgares las mejillas regordetas de su novia— Ví a Baji-kun.

La mueca de sorpresa no pasó desapercibida, tampoco el disgusto que fue chispeante en los bonitos ojos que lo reflejaban y mucho menos el quejido involuntario que escapó de los belfos rosados que se encargaba de besar cada noche.

Estaba jugando sucio, quitándose el mismo el peso de mentir al corresponder a Hinata y de ocupar el lugar en la cama que alguna vez compartió con Manjiro.

– Senju lo odia. — La declaración lo hizo reír, era demasiada verdad en tres palabras.

– Todos lo sabemos. — Suspiró, tratando de apaciguar las palabras que debía decir— Está saliendo con Chifuyu.

La tensión en el ambiente fue palpable inmediatamente, los brazos que lo rodeaban fueron quitados bruscamente de su cuerpo y los ojos ocre de Hina lo hicieron temblar.

¿¡Por qué!? ¿¡Qué mierda está pasando por tu mente Takemichi!? ¿Es que no quieres a Chifuyu?

El dolor de las fuertes palabras de la única mujer de los Tachibana lo hizo cerrar los puños, dejando que cada una de las oraciones golpearan en su subconsciente y que fuertes puñetazos fueran a su pecho.

¿¡Vas a dejar que pase lo mismo que con Senju!? ¿¡Vas a poder parar a Baji cuando amenacé a Fuyu!? ¿¡Vas a dejar que pase por otro intentó de suicidio!?

Las lágrimas llenas de frustración llamaron su atención, haciendo que automáticamente intentará acunar la cara de su novia para calmarla; la respiración agitada de ambos paso en segundo plano cuando un manotazo hizo que se alejará rápidamente y escondiera sus manos en los bolsillos del pantalón de pijama.

Hinata estaba al borde, lo sabía por como relamia sus labios con cada palabra llena de veneno que salía o también cuando sus manos se aferraron a su sudadera para no tambalearse hacia atrás; y concluyó en el momento que las palabras cesaron pero la respiración se volvió completamente errática.

– Hina...

– No, no, no, no. — Las pequeñas manos de su novia empezaron a despeinar sus bonitos cabellos cobré, jalandolo, ignorando como soltaba jadeos de dolor debido a la fuerza empleada.

Miedo.

Era claro lo que se encontraba bailando en las iris ajenas, tal vez acompañado de nervios y un poco de molestia pero sin duda podía visualizar como las pupilas temblaban y viajaban hacía el bolso que se encontraba en la estancia.

Suspiro derrotado, quitando con delicadeza — o lo poco que podía demostrar de ella — las manos que lo detenían; se estaba fallando a si mismo.

Sin poder dudar, se acercó al bolso Gucci que apenas le había regalo a Hina, abriéndolo para sentir como su corazón se rompía.

Varios sobres de cocaína estaban ahí puestos, sin mencionar la metanfetamina que podía divisar sin problemas, las jeringas de notaban nuevas dándole a entender que fueron compradas hace poco o que tal vez su pareja se había contenido de usarlas.

Le dolía.

Con cuidado tomo el primer sobre que encontró, todo, bajo la atenta mirada asustada de Tachibana; sin pensarlo se acercó a la barra de la cocina dejando ahí el polvo mágico para después dirigirse a la alacena.

Con rapidez tomo la fenacetina tratando de amortiguar la risa que empezaba a atorarse en su garganta.

Era un maldito cabrón, él realmente debía ser más temido que Baji.

Cuando ambos polvos estuvieron frente a él, suspiro, tomando más fenacetina que cocaína para ponerlos combinarlos con tabaco de algún cigarro que había dejado en la cocina.

Río, volviendo a mostrarse fuerte ahora que Hina lo necesitaba; abandonando la pipa de madera que Kisaki le había regalado en su último cumpleaños para que la guardará en su tonta colección.

– Iré a dormir. — Avisó, evitando ver a Hinata— Está preparado en la barra de la cocina, después debes descansar.

– Takemichi yo...

– Buenas noches Hina. — Ignoró las palabras pasando por alto que la voz ajena sonaba totalmente rota— Te amo.

Tal vez debió sentir alivió cuando de reojo vió a su pareja correr hacia su tranquilidad, posiblemente debió recapacitar y detenerla en ese preciso instante antes de que todo el departamento fuera inundado por sollozos e insultos.

Pero no lo hizo.

Porque, no tenía el corazón para detener a Hinata después de toda la mierda que tenía que cargar.

¿En qué momento su mundo se había empezado a ir al carajo?

No tenía una fecha exacta pero sin duda era en el momento que Manjiro Sano entró a su vida.

Lo conoció en la vieja tienda de motocicletas de Shinichiro, quedando totalmente eclipsado por la manera en la que se desenvolvía hablando, en como podía demostrar todo por medio de expresiones faciales; sin duda desde ese momento estuvo detrás de Mikey.

Buscaba cualquier excusa para pasarse por la tienda, llevando algún pedido de la pastelería de su madre a algún lugar cercano o simplemente gastando un poco de su dinero en los nuevos postres para llevarle un par a Shinichiro y tal vez encontrar a Manjiro nuevamente.

Los primeros meses no funcionó, claro, tenía trece años y su mesada era casi nula para poder ir y regalar postres cada siete días pero aún la esperanza seguía latiendo en su corazón.

Él que persevera, alcanza.

Y claramente el lo logró, en cuanto entró a su visita semanal con una bolsa de panecillos al vapor y vio a su pequeño endulzamiento esperando a ser atendido por el dueño del lugar.

– Shinichiro tardará, fue por medicamentos. — Soltó, simple y tranquilo Mikey sin dirigirle una mirada.

«Voltea, mírame por favor» pensó, apretando la bolsita café con el logo de su familia — Hanagaki desserts —, sintiéndose pequeño e insignificante por no poder emitir alguna palabra.

– Oye, te dije que Shinichiro tardaría. — Repitió el rubio, dedicándole por fin su atención— ¡Eres Takemicchi!

– ¿Take... Micchi?

– ¡Si, el chico de los postres! Son totalmente deliciosos, mi favorito son los dorayakis que hace tu familia, de hecho Emma va muy seguido por ellos.

– ¿Dora...yakis?

– ¡Eres tan divertido Takemicchi! ¡Seremos amigos!

Y desde ahí fue su perdición.

Si tuviera que volver a contar su historia con el Sano menor, solo trataría de mostrar el lado bueno de Manjiro — que era muy escaso— contando como cada mes durante dos años se apartaba una noche para que pudieran tener una cita de ensueños como esas que amaba Chifuyu.

O también podría decir que era tan carismático que su familia lo adoraba hasta la fecha y a veces daban comentarios al aire de que lo extrañaban.

Y también contaría como Mikey tenía memorizado cada uno de sus gustos, para poder satisfacerlos continuamente y que nunca se sintiera olvidado.

Claro, era lo que el contaría.

Porque sin duda evitaría decir los insultos que en su momento lo marcaron, también pasaría por alto las relaciones sexuales forzadas cuando Mikey tenía un mal día con la pequeña pandilla que llevaba con sus amigos.

Por obvias razones nadie tendría que enterarse de todos los golpes que escondía bajo su ropa esos dos años de relación y mucho menos contaría que el disparo que le había dañado la mano derecha fueron producto de su ex novio.

Pero, había una sola cosa que no quería contarle a nadie y mucho menos a Tachibana.

Y era la noche de mierda donde todo se fue al carajo para Manjiro y para él.

Sus recuerdos eran algo borrosos, solo había un par de datos importantes que se dignaban a atormentarlo; uno de ellos era la fecha — porque su cumpleaños era algo que odiaría siempre—.

Podía recordar que iba de regreso de comer con Chifuyu y Kisaki por su cumpleaños, Hinata ya estaba en su vida debido a que Kisaki fue quien se la presentó un año atrás.

Pero ¡Mierda!

Su error fue que se encariño con Hina, saliendo con ella cada vez que podía y pidiéndole consejos para que su relación mejorará; era tan estúpido que aún se digno a cortarle a Mikey sobre ella.

Sabía que de eso no saldría nada bien porque cada vez que hablaban de Hinata terminaban discutiendo, terminando con una penetración dolorosa y con insultos acerca de su manera de ser.

Carajo.

Estaba consciente de que la única mujer de los Tachibana no era querida por Mikey y ese día, cuando paso por ese complejo totalmente peligroso lo supo; porque Sanzu la llevaba con lágrimas en los ojos, porque observo como su amiga — en ese momento — fue desnudada frente al chico de las cicatrices por un hombre que no conocía.

Lo entendió en cuanto el hombre tomo a Hina del cabello y la metió a ese viejo cuarto y claramente Manjiro se lo confirmo en cuanto corrió para recibir una explicación.

– Fue tu culpa, por revolcarte con ella. — Soltó, con veneno e irá Mikey en cuanto lo encaró — Solo fue una advertencia, la próxima vez serán más hombre Takemicchi.

El apodo lo hizo querer vomitar antes de intentar empujar a su novio, el golpe que recibió en cambio lo hizo llorar antes de pararse y decidir lo que haría.

– Hasta aquí, yo ya no puedo con esto. — Sentenció, ignorando como Mikey volvía a tener una mirada de temor— Deja de involucrarme en tu mierda Manjiro porque te quiero lejos.

Los balbuceos que le está diciendo el rubio fueron olvidados, fueron deshechados antes de salir huyendo del Dojo familiar que tenían los Sano; dejando atrás un poco de sufrimiento.

Tal vez estuvo sin escuchar de aquella familia medio años — quizás más — sentía que toda su tranquilidad podía volver debido a que estaba concentrado en hacer otras cosas.

Chifuyu era una de ellas, debido, a qué en esos momentos se había instalado en su departamento para ayudarlo con su tratamiento psicólogo y también por el miedo de que si lo descuidaba podía volver a intentar quitarse la vida.

También Hina era otra de sus preocupaciones, cuando Chifuyu estaba en sus terapias el se daba esas dos horas para ir a visitar a la chica; ayudándole con sus tareas o simplemente invitándola a comer un helado.

Y Kisaki era otra, estaba totalmente metido con Tenjiku, literalmente las únicas veces que pudo contactarse con él fueron a altas horas de la madrugada donde el mencionado escuchaba sus notas que dejaba cuando no entraba la llamada.

Claro, había tratado de olvidar a Manjiro, todo le estaba resultando más fácil hasta que llegó el horrible día donde se encontró con Shinichiro otra vez.

La tienda de motos había sido cerrada, Shin — como lo llamaba actualmente por el cariño — había decidido irse a otra ciudad cercana porque en sus propias palabras todo se había ido a la mierda.

No escucho mucho, porque, su alarma de ir a recoger a Matsuno al consultorio sonó pero el nombre de la Tokyo Manji Gang resonó por su mente.

Había escuchado sobre ella, Kisaki había sido golpeado por el líder de la primera división y tenía como consecuencia una ida al hospital por ello.

También si ponía atención, el nombre de aquella organización resonaba en el bajo mundo por sus diversos trabajos que hacían a la perfección.

Pero quedó marcada totalmente en cuanto un día fue acorralado en su salida con Tachibana, reencontrandose con Haruchiyo y ganándose la cicatriz con el logo de la ToMan en la espalda baja.

– Eras la puta de Mikey, no lo olvides. — Dijo con despreció Sanzu cuando terminó de marcarlo, haciéndolo sentir sucio y desesperado.

Y ese fue el declive para él, porque tomo la responsabilidad de estar con Hinata, dejo a Chifuyu a la deriva y se olvidó por completo de Kisaki.

Trazó el plan que necesitaba, no le importó hacer de todo por ello.

Se enfrentó contra la división de ataque de Tenjiku para hablar con Izana Sano — actualmente Kurokawa Izana —, terminando siendo uno de sus peones de las oscuridades.

El mismo Izana fue él que le dio la die de los Black Dragon's, aceptando meterse entre las cobijas de Taiju Shiba para que en el momento que estuviera totalmente enamorado de él le cediera el mando de la pandilla.

Convertir a los Black Dragon's en una organización después de ser una de las pandillas más temidas fue pan comido, a todos les gustaba el dinero principalmente a Hajime Kononoi.

Gracias a él pudo llevar todo más fácil, porque en el momento que Koko acepto se unió Seishu Inui y con él la primera sección de la pandilla.

Fue cuestión de tiempo para que al final tuviera a más de setecientos hombres trabajando para él, vendiendo mercancía ilícita en el puente abandonado, consiguiendo armas de calidad sobre pedido y rentandolos para trabajos sucios que otros no se atrevían a hacer.

Se había vuelto fuerte, estaba cuidando a Hina a pesar de que en un momento de distracción su novia desistió a la presión y probó el éxtasis mental en forma de drogas.

Pero lo estaba logrando, tenía a Hina bajo la protección de una de las deidades de Kanto, Kisaki estaba siendo protegido por Tenjiku que había alcanzado su novio y Chifuyu estaba concentrado en ser el niño bonito que nunca debió de ser.

Pero no entendía, si todo estaba en su lugar...

¿Por qué Baji Keisuke tenía que llegar a la vida de la única persona que estaba alejada de toda esa mierda?

¿Por qué el hombre que había llevado a la locura a Senju había decidido tener como víctima a su mejor amigo?

¿Por qué la que estaba internada en un psiquiátrico era la albina y no Keisuke?

No lo entendía, pero, ahora que se encontraban los tres líderes de las deidades de Kanto en el mismo lugar lo sabría.

– Izana, Manjiro. — Llamó, en cuanto ambos hombres entraron a la pequeña estancia del mejor burdel de la organización— Que gusto me da verlos.

Y por una vez, se sentía imparable...

𝕹𝖔𝖙𝖆𝖘.

𝓗𝓪𝓷𝓪𝓰𝓪𝓴𝓲 𝓣𝓪𝓴𝓮𝓶𝓲𝓬𝓱𝓲.

Nació el veinticinco de junio de 1999, en un pequeño pueblo cerca de las costas, siendo el único hijo del matrimonio Hanagaki.

Su educación fue normal, hasta, que perdió el primer año de preparatoria debido a que se concentraba completamente a cuidar a Matsuno Chifuyu.

Prefiere conservar sus vínculos cercanos a intentar crear nuevos, dejando como consecuencia que él ocupará el último puesto en sus listas de preocupaciones.

Sufre de estrés postraumático, siendo un adicto con intentos de abstinencia muy seguidos.

Actualmente es el líder de los Black Dragon's, socio número uno de Tenjiku y principal donador en el psiquiátrico de Shibuya.

Su información mental con diagnóstico es desconocida completamente.

Tiene tatuado el logo de los Black Dragon's sobre la cicatriz que le hizo Haruchiyo.


Hola, hola personitas ❤️.

¿Cómo se encuentran el día de hoy?

Espero que muy bien.

Bueno, no se ni qué decir en definitiva me gustó mucho este capítulo y por lo que pueden ver cada uno de los personajes tiene algo más que las pandillas.

Gracias por leer, realmente me anima ver muchos sus comentarios y votos 🖤.

También quería preguntarles si ustedes no han leído un fic de zombies de TR porque yo me estoy volviendo loca por leer uno y si no lo encuentro lo escribo jajajaja.

Bueno espero les guste este capítulo.

Teorías, comentarios, sugerencias —>

Nos vemos en la siguiente actualización. 😜

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