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𝙸𝙸𝙸: 𝚃𝚛𝚘𝚞𝚋𝚕𝚎 𝚒𝚗 𝚙𝚊𝚛𝚊𝚍𝚒𝚜𝚎.

Siempre había querido ser la prioridad de alguien, quería ser lo único que pasará por la mente de esa persona y ser el único que recibiera el cariño.

Nunca lo había logrado.

Primero fue con su madre, que a pesar de todo termino haciéndolo a un lado formando una nueva familia con su padrastro y ahora su pequeña hermana Aoi.

Después — y para su desagrado— dejo entrar a Hanma a su vida, conociendolo una tarde de Abril dónde Kisaki lo presento como su vice capitán en Tenjiku, y ahora que lo pensaba había sido demasiado estúpido al aceptarlo como pareja cuando en sus ojos se demostraba la devoción por su amigo de la infancia.

Sin duda alguna, ya había entendido que no sería la prioridad de alguien pero extrañamente el chico de ojos feroces que se encontraba recostado sobre su pecho lo hacía volver a ilusionarse.

No entendía, o tal vez simplemente era la necesidad que tenía de sentirse especial para alguien pero podría jurar que Baji Keisuke lo veía diferente; como si pudiera devorarlo por las noches y mimarlo por las mañanas.

Y eso le gustaba.

Tal vez era que el azabache veía así a todos pero, quería creer que era especial y por ello se había sentido feliz al verlo llegar en la madrugada.

Quería ser la primera y única opción.

Deseaba que Keisuke tuviera más opciones y lo escogiera, pero no entendía el porque.

Sintiendo la luz del sol filtrarse por la ventana, suspiro, no había dormido casi nada y su cuerpo pesaba considerablemente después de estar varias horas posando frente a la cámara de Shiba's Closet.

En definitiva ese trío de hermanos tenían mucho éxito pero eran igual de estrictos con su publicidad, claro no se quejaba, en realidad su tarjeta lo agradecía.

Un suspiro acompañado de un ligero movimiento lo hizo acariciar con tranquilidad la espalda desnuda de Baji, sintiendo, las cicatrices que le habían dado curiosidad el día anterior.

Sin protestas dejo que el gran cuerpo del mayor se acoplará al suyo, cubriendo perfectamente su costado derecho mientras lo abrigaba con el calor que emanaba.

Se sentía demasiado bien y eso le aterraba.

Sin dejar de repartir efímeras caricias, cerro los ojos, si no se equivocaba su alarma sonaría en aproximadamente cuarenta minutos y tendría el tiempo suficiente para arreglarse y desayunar; pero todavía más importante podría pensar en como actuar frente a Kisaki y Hanma.

El día anterior se había concentrado tanto en posar con diferentes atuendos que en ningún momento se le ocurrió contestarle a sus amigos, posiblemente la única pista de que estaba vivo fue la insta story de Excalibur jugando con su bola de estambre en el sofá cuando el regreso a su departamento.

Santa mierda.

Aún le temblaban las manos y su corazón dolía al saber que debía dar sus mejores deseos a Kisaki mientras ponía aquella sonrisa que a muchos le gustaba, pero por una vez no se sentía capaz de guardar las apariencias.

– Demasiado temprano para que me ignores Chifuyu. — La ronca voz de su invitado lo hizo abrir los ojos.

– Buen día Baji-san, aún es temprano. — Musitó, alejando sus dedos por fin de la ancha espalda — Pensé que quería dormir un poco más, llegó en la madrugada.

La mirada llena de sorpresa que se plantó en los ojos achocolatados no le pasó desapercibida, pero, no era alguien para indagar sobre ella — aunque muriera de curiosidad—.

Tratando de evitar pensar en lo que pasaría se dedicó a disfrutar los momentos antes que se quedaría en la cama, pasando sus dedos por la larga cabellera azabache de Keisuke mientras se dejaba embriagar por las caricias que el mencionado le daba en la cintura.

Se sentía tan cotidiano.

El suave sonido de un cascabel lo hizo voltear, sonriendo, en el momento exacto dónde su pequeño felino subía de un salto a la cama y se adentraba entre sus cuerpos para recibir cariños.

– Excalibur. — Llamó, llevando su mano libre hacía la cabeza del minino.

– ¿Excalibur? — Cuestionó su invitado, mostrando una sonrisa llena de burla mientras el gato los ignoraba evidentemente.

– Así se llama, pero, no hace mucho caso. — Admitió, riéndose al ver como los dos seres vivos que estaba mimando inclinaban la cabeza por las dudas— Takemicchi dice que es un nombre ridículo.

– Lo es. — Sus caricias pararon inmediatamente al fijar sus grandes ojos en Keisuke— Es difícil de pronunciar.

– Baji-san. — Reclamó, alejando por completo su mano del mencionado.

– Nunca te hará caso, es un horrible nombre Chifuyu. — Rodó los ojos para después regresar a repartir los mimos que había detenido.

Disfrutando el silenció siguió acariciando delicadamente a sus acompañantes, en realidad no le molestaría hacer esa clase de cosas; despertar acompañado mientras su gato ronroneaba levemente y su compañero se satisfacía con sus acciones.

Sin duda alguna lo deseaba.

– Peke J. — Escuchó, volviendo a mirar al felino que había puesto atención inmediatamente y al azabache que sonreía con tranquilidad— Le queda mejor.

– Claro que no, tiene una cicatriz en su cabeza ¡Es un guerrero! ¡Un guerrero no puede llamarse Peke J! — Gritó, sentándose rápidamente haciendo que Keisuke quedará atónito y su minino maullara molesto.

– Excalibur suena a todo menos a un guerrero. — El bufido ajeno lo hizo repetir la acción mientras observaba la escena.

– Peke J suena a todo menos a un guerrero. — Atacó, siseando con molestia al momento de que el felino volteo por aquel nombre.

– Tal vez no quiera ser un guerrero y por eso le gustó Peke J.

– Traidores. — Susurró al ver como su bonito compañero de departamento se acurrucaba aún más con Keisuke.

Escuchando la ronca risa de Baji, tembló, sentía los nervios recorrerlo mientras el calor se aglomeraba en sus pómulos; dios santo.

Su psicólogo no estaría nada feliz si le contará de Keisuke, sabía que había retrocedido en un instante y eso significaba que debería volver a sus revisiones semanales.

– Iré a hacer el desayuno. — Soltó, pasando por arriba de Baji mientras pisaba el suelo frío— ¿Algo que quiera desayunar en específico Baji-san?

– A ti, Chifuyu. — El deseo palpable en las palabras se encargó de mandar una corriente eléctrica por todo su cuerpo.

– Podemos arreglar eso, después de desayunar. — Susurro, pasando su peso de un pie a otro mientras se acercaba a su closet.

– ¿Debes ir a la escuela? — Inquirió su invitado, haciéndolo escuchar como las sábanas de su cama se removían y el cascabel de su minino sonaba.

– Si, ayer falte por lo de la sesión. — Suspiro al ponerse una de sus sudaderas— Entro a las ocho.

– ¿Te llevó?

Un pequeño "Si" salió de sus labios antes de procesar la pregunta, el día de ayer Baji también lo había acompañado hasta la puerta del local de los Shiba y había dejado su moto en el cajón del estacionamiento que le correspondía a su departamento; suponía que está vez sería igual.

Saliendo por el frío pasillo pudo notar su teléfono en la mesa del comedor, sintiendo, que debía alejarse por el momento de él y ahorrarse su extraña felicidad para el mismo; tal vez solo necesitaba aclarar las cosas para él mismo antes de involucrar a los demás.

Los pasos a sus espaldas lo hicieron sonreír antes de seguir avanzando, el lugar se sentía diferente cuando alguien estaba ahí, se sentía menos frío, menos solo.

Con menos peligro.

– Tu teléfono Chifuyu. — Escuchó dejando todos sus pensamientos atrás mientras tomaba el iPhone que Baji le extendía.

Un sentimiento de culpa se acentuó en el momento que observó la llamada de Kisaki, sinceramente no quería hablarle aún; sentía que no podría fingir en ese instante porque se sentía tan vulnerable.

El olor de Keisuke llegó inmediatamente al mismo tiempo que los fuertes brazos del mencionado se aferraban a su cintura y el firme pecho le servía como apoyo; sin poder meditarlo deslizó su dedo, contestando por fin.

– ¡Matsuno Chifuyu! — Gritó su amigo de la infancia, haciendo que alejará rápidamente el celular de su oído.

– ¡Hey! ¿Qué pasa? ¿Hice algo malo? — Soltó, jurando que un pequeño Chifuyu lo golpeaba mentalmente por sus desvaríos.

– Pasaron muchas cosas, ¿Estás bien? Takemichi a estado muy preocupado también y tú no estabas ayer en tu casa.

– Tenía trabajo con los Shiba. — Explicó, antes de reposar su mano libre sobre las manos ajenas y suspirar.

– Tenemos que hablar Fuyu, hay algo delicado que tratar. — El aire se detuvo y pudo sentir como el color iba desvaneciéndose de su rostro.

Había miles de cosas que poder hablar pero en definir temía solo de una, Hanma.

Sin poder evitarlo — y tal vez sin estar consciente— mordió su labio inferior, nervioso, hundido en pensamientos acerca de todo lo que pasaría si el chico de castigo y pecado abriera la boca sobre todo lo turbio de su relación.

– Soy todo oídos. — Musitó humedeciendo sus labios con la lengua mientras apretaba el móvil.

– Necesitas cuidarte Yuyu, hay algo extraño en la ciudad con las pandillas y todos saben que tú eres lo más cercano a un hermano que tenemos Take y yo.

¿Qué pasa? ¿Están bien ustedes? Aki, ¿Pelearon? — Indagó, preocupado y con el corazón desembocado.

– Estamos ¿Bien? Es difícil de explicar Chifuyu, necesitamos hablarlo en persona.

– ¿Quieres que pasemos por ti? — Preguntó Kisaki al no escuchar su contestación, la pequeña espina del miedo estaba presente mientras observaba un punto fijo en la pared— Hey Yuyu.

– No. — Soltó, sonando más seguro de lo que pensaba— Ya pasarán por mi, los veo en la escuela.

Bien, te vemos ahí.

En el momento justo donde la llamada fue terminada susurro una maldición y sus ojos se apañaron por las lágrimas.

Hanagaki Takemichi era su fiel compañero, se conocieron por casualidad al chocar frente a un parque e inmediatamente sintió una conexión única — claro después de golpearse en el suelo—, sinceramente no era lo mismo que sentía por Kisaki.

Pero al final ambos eran un eslabón importante en su vida y aunque no quisiera admitirlo en su bienestar mental.

Los pequeños y efímeros besos en su nuca borraron todas sus malas experiencias, sintiendo, como su cuerpo se relajaba con esa simple acción y sus latidos se aceleraban al compás de las caricias que Keisuke le regalaba.

Bendito dios.

Podía asegurar que Hanma no era ni la mitad de bueno en hacerlo explotar en éxtasis mental como lo era Baji que irónicamente había llegado a su vida hace dos días, estaba seguro que nunca había tenido un deseo sexual tan grande por alguien; pero al parecer no estaba mal porque el bulto que se encontraba bajo los bóxer del azabache le confirmaba que por una vez estaba correspondido.

Suspiro, anhelante por seguir, podría comprar algo en la cafetería en el primer receso y saciar el deseo de que aquellos ojos feroces volvieran a verlo como una deidad mientras el dueño de ellos arremetía sin piedad contra él.

Todo podía esperar, menos Baji Keisuke...

Su cuerpo estaba completamente adolorido, sus piernas le exigían que dejara de caminar y se deslizara sobre la pared del pasillo para terminar sentado en el suelo; eran las ocho cinco y se sentía completamente cansado.

Aún podía sentir las mordidas en sus muslos arder y estaba seguro que el dolor en su cintura aumentaría en el día conferme los moretones con la forma de las grandes manos de Baji se formarán.

Mierda.

No sé había puesto a pensar en las consecuencias de sus actos pero no se arrepentía de nada.

La escuela se encontraba completamente en silencio, ni un alma estaba transitando los pasillos y extrañamente ninguno de sus amigos estaba en la entrada como habían acordado; el día estaba solitario.

Un gran cuerpo paso frente a sus ojos en el momento que las puertas de los salones entraban en su campo de visión, logrando que cayera de espaldas mientras observaba como la demás gente de los salones salía y el chico desconocido se paraba con lo que suponía era la nariz rota.

– No vuelvas a hablar así de mi relación. — Escuchó, sintiendo como sus pulmones detenían su función y sus ojos viajaban directamente hacía el causante de sus noches en vela durante el último año.

– Oh vamos Hanma, ¿Cómo quieres que actúe? ¿No quieres que la escuela se entere? ¡Todos sabíamos que estabas enamorado de Kisaki cuando el en realidad estaba completamente enamorado del invencible Mikey!

La respiración agitada de los dos involucrados en la pelea era lo único que llegaba a sus oídos mientras ignoraba completamente que el pasillo se estaba llenando por los demás estudiantes, su cuerpo no reaccionaba y a pesar de que lo hiciera quería ser egoísta dejar que Hanma sintiera lo mismo que él al ver la publicación del fin de semana.

Tetta Kisaki siempre le había confiado todo, pero en lo único que se estaba equivocando el Haitani mayor ahora que lo había reconocido era que realmente el Sano que le interesaba a su amigo era el mayor, pero eso era una historia presunciosa.

Sin poder evitarlo y por fin sintiendo las miradas puestas en su espalda, pudo reaccionar; parándose inmediatamente y poniéndose delante de Ran extendiendo sus brazos y deteniendo a su ex novio.

– A Kisaki le molestará esto. — Anunció, sintiendo como era examinado por todos en su alrededor.

– Hay muchas cosas que le molestan a mi novio, Chifuyu. — La burla en la oración lo hizo sonreír, reprimiendo un jadeó lastimero por el impactó de las palabras.

– Lo sé, Hanma, lo conozco mejor que tú.

– Oh, no necesito su protección Royal Highness lo que menos quiero es que sus amigos vengan a golpearme. — Musitó mitad chulería, mitad coqueteo la persona a su espalda— Solo debía decirle sus verdades a, Shuji.

El sonido feroz en forma de gruñido hizo retroceder a todos los presentes, incluso pudo escuchar como el chico de trenzas — siendo conocido mejor por ser novio de uno de los comandantes de la ToMan— se paraba rápidamente para chocar contra la pared.

Suspiro, cansado, manteniendo su sonrisa mientras comparaba mentalmente esos sonidos con los mismos que había escuchado en la mañana por parte del azabache que había dormido con él las últimas dos noches.

En definitiva prefería imaginarse a un Keisuke sobre él, mientras su pulgar recorría su manzana de Adán y su otra mano se encargaba de sostener su cintura por el fuerte impulso.

– Quítate Chifuyu o yo lo haré. — La amenaza palpable en la voz de Hanma lo hizo reír— Házlo ahora.

– Házlo tú, Hanma. — Atacó, posando sus grandes iris azules en su ex novio— Pero está vez, estoy más que seguro que no estoy sólo.

Los pasos apresurados empezaron a resonar por el pasillo y los murmullos no se hicieron esperar, dándole la señal de que sus eslabones importantes iban llegando a la escena; con el aura pesada y las sonrisas socarronas.

Sus mechones rubios se movieron inmediatamente cuando desvió la mirada hacia el lugar de la atención, Takemichi se mostraba tranquilo con una pequeña sonrisa ladina mientras que la mirada de Kisaki mostraba enojo y una pizca de diversión.

– Yuyu. — Lo llamó el líder de los Black Dragons— ¿Todo bien?

–Todo está perfecto Micchi. — Afirmó antes de dejar a Ran a la deriva y acercarse a su compañero de locuras— Solo un pequeño, contratiempo.

Los susurros llenos de veneno seguían por el ambiente, mientras, los flashes de varios teléfonos eran dirigidos hacía la discusión entre su amigo de la infancia y él que era su pareja.

En definitiva la escuela estaba llena de problemas pero, él nunca se iba a quedar en el centro de ellos.

– ¿Puedo saber dónde estuviste todo el fin de semana? — Susurro el rubio de grandes ojos turquesa mientras se alejaban de el lugar— Te llamé Miles de veces, hay demasiados problemas por la ciudad.

– Con un amigo. — Respondió, dudando internamente si estaba bien llamar así a Baji— Y ayer tuve trabajo con los Shiba.

La mirada pesada de Hanagaki lo hizo suspirar mientras pasaba su brazo por los hombros del mencionado, Shiba Taiju dueño de la tienda de ropa dónde normalmente trabajaba y accionista joven de varias tiendas de ropa era el gran amor de Takemichi; la aventura que tuvieron unos meses atrás aún era resentida por el rubio y claramente por eso era prohibido hablar de ello — muy aparte de no querer dañar la relación con Tachibana—.

Siguiendo su recorrido para alejarse de aquella situación, optaron subir por las escaleras de emergencia; sin evitar notar como el onceavo líder de la segunda deidad de Kanto temblaba de nervios.

– ¿Algo malo paso? — Soltó, deteniendo su andar y apretando las correas de su mochila— Aki me llamo muy nervioso en la mañana.

– Ayer fue un día muy agitado, Koko e Inupi tuvieron un atentado en la empresa que llevan y el segundo escuadrón de Tenjiku perdió un par de burdeles. — Un suspiro llegó a sus oídos, llamando su atención aún más— Los distribuidores de la Tokyo Manji Gang fueron balanceados y Kisaki y yo tenemos miedo de que algo te pase Yuyu, eres demasiado pegado a los Shiba y desgraciadamente ellos también están metidos hasta el cuello en el bajo mundo.

«Y de ustedes» pensó, recordando cada una de las experiencias vividas y las anécdotas guardadas, estuvo en el momento que Taiju Shiba le entrego a los Black Dragons a Takemichi y cuando Kisaki se unió como el comandante de la primera división de Tenjiku; sin olvidar que a estado en cada uno de los pasos que han dado las dos deidades de Kanto — en el bajo mundo y en el normal—.

Extendiendo sus brazos, susurro el nombre de su compañero, insitandolo a qué se refugiara en él como siempre; que soltará su lado débil y le mostrará el llanto tan particular que tenía.

Se sentía ligeramente culpable.

Y eso no era novedad, había acudido con el psicólogo por eso; para después ser canalizado al psiquiatra por un diagnóstico de depresión y ansiedad.

Claro, nadie lo sabía; aún debía mantener su puesto del chico amable enfrente de toda la escuela y que defendía a todos por igual, debía preservar su título de nobleza.

¿Cómo es que Hanma y Aki terminaron juntos Micchi? — Cuestionó aún dando breves mimos en la bonita cabellera rubia tintada— Me quedé en la parte donde Kisaki rechazaba por completo a Hanma.

Y que Hanma le pertenecía, pero eso aún se lo guardaría.

– Estás en otro mundo Yuyu. — El cariñoso apoyo lo hizo sonreír aún delineando las raíces negras que se dejaban ver en Hanagaki— Llevan aproximadamente seis meses en coqueteos indiscretos, toda la escuela lo sabía.

El sabor metálico de la sangre inundó rápidamente sus papilas gustativas al morder su labio inferior con fuerza para no permitir que el quejido doloroso saliera.

Vaya mierda.

Seis meses dónde cada uno de los días rogaba por la atención de Shuji y solo se conformaba con un fin de semana donde Hanma lo invitaba a ese pequeño cuarto donde vivía a satisfacerlo sexualmente.

Se sentía usado, sucio, adolorido y sobre todo resentido.

Quería llorar mientras abrazaba su almohada y Peke J, ronroneaba para calmarlo como en cada recaída dónde se sentía insuficiente y quería morir.

«¿Peke J?» pensó, recordando la pequeña disputa de la mañana; dónde podía jurar que si Baji Keisuke le pedía que el mismo se cambiara el nombre lo haría.

Río.

Río para si mismo antes de sentirse aún más patético, Hanma lo había dicho meses atrás y el solo lo confirmaba.

Necesitaba atención, exigía ser el puesto número uno de alguien y deseaba ser la adoración de quién sea; quería dejar la máscara atrás y que una persona lo escogiera a pesar de todo.

Maldita sea.

Sin poder evitarlo soltó a Takemichi, regalandole la misma sonrisa que a toda la escuela mientras intentaba calmar la marea de emociones que se estaba agrupando; asco, rencor, decepción, insuficiencia.

Tal vez necesitaba volver a tomar sus medicamentos, regresar al club de música y olvidarse por una vez de todo los amoríos que deseaba.

– ¿Qué clase tienes Yuyu? — Escuchó, intentando enterrar todos sus pensamientos.

– Álgebra. — Musitó, acomodándose la chamarra de mezclilla que llevaba sobre el sweater rosa tejido que había elegido esa mañana— Ya sabes que él profesor Akashi es algo especial, así que debo irme Micchi.

Podía jurar que escucho un simple con cuidado, o tal vez solo fue su imaginación antes de seguir por las escaleras que rodeaban toda la institución.

No quería ver a nadie en los pasillos, tenía suficiente con lo de esa mañana para preocuparse de regalarles sonrisas vacías a todos los que decidían cruzarse en su camino.

En realidad no entendía como había llegado a eso, siempre fue amante de las redes sociales; le encantaba postear en Facebook, contar anécdotas en Twitter y sobre todo amaba compartir su vida en Instagram.

Pero justo cuando llegó a Shibuya todo se descontroló, empezó a modelar para varias tiendas nacionales y algunas veces — más ocasionales que nada— trabajaba con marcas internacionales de maquillaje que casi nunca usaba; empezó con 100K seguidores y si no se equivocaba esa misma mañana podía jurar que rebasaba por unos cientos el medio millón.

Claramente eso le dió popularidad en varios lugares, incluyendo, la escuela y con ello ganándose el apodó de alteza real.

Suspiró, retomando el aire perdido en las escaleras y cuestionandose acerca de su condición física, o tal vez su pésima decisión de tener una ronda mañanera con el azabache de ojos achocolatados.

Abriendo la puerta de emergencia, pudo escuchar claramente su teléfono sonar; tomando en cuenta que había estado recibiendo notificaciones desde hace un buen rato y había decidido ignorar.

Sus manos temblaron y tontamente una sonrisa se instaló en sus labios al momento de tomar el teléfono y ver todas las notificaciones.

baji_keisuke a comenzado a seguirte.

baji_keisuke desea mandarte un mensaje.

baji_keisuke a comentado tu foto.

baji_keisuke te a mencionado en su historia.

Con los dedos torpes y los nervios jugando en su contra, abrió la aplicación llendo directamente a los DM's y aceptar la solicitud del mayor dándole un follow.

baji_keisuke [08:03 AM]: Hey Chifuyu.

baji_keisuke [ 08:04 AM]: Se me olvidó pedirte tu número de teléfono, pero te busque por aquí y fuiste el primero en salir.

baji_keisuke [08:06 AM]: Diablos tienes demasiado seguidores ¿Realmente leerás todos los mensajes?

baji_keisuke [08:16 AM]: Bien, Peke J y yo estamos muy aburridos ¿Quieres que te hagamos de comer para cuando regreses? Ah, también regrese a tu departamento, me sentía extrañamente solo después de dejarte en la escuela.

baji_keisuke [08:20 AM]: ¿Te molesta? Espero que no, todo el lugar huele a ti es como un toque de cítricos pero cuando te acostumbras es vainilla es raro.

baji_keisuke [Hace tres minutos]: Chifuyu, ¿Quieres ir al cine? Tengo dos entradas para ver una película de terror a las cinco.

baji_keisuke [Justo ahora]: No se quién mierda es Hanma, pero en estos momentos le quiero partir la cara, iré por ti ¿A qué hora sales de la escuela?

Una ligera oleada de preocupación recorrió su cuerpo mientras volvía a releer el texto del último mensaje, algo muy en el fondo le daba la noción de que Shuji había hecho algo malo y que Baji no iba a soportarlo.

chifuyu.matsuno [Justo ahora]: Me encantaría ir al cine, me gusta demasiado.

chifuyu.matsuno [Justo ahora]: Hanma es mi ex novio, Baji-san ¿Por qué? ¿Pasa algo malo?

chifuyu.matsuno [Justo ahora]: Salgo a las dos ¿Quiere que lo vea en el departamento?

baji_keisuke [Justo ahora]: Iré por ti, llegaré antes.

baji_keisuke [Justo ahora]: No me importa una mierda que tenga el título de ex novio, pero voy a hacer todo porque se aleje de ti.

baji_keisuke [Justo ahora]: Debo dejarle claro que ahora, eres mío Chifuyu.

El aire dejo de circular por su sistema respiratorio, mientras sentía claramente como un sonrojo reposaba por sus pómulos releyendo el último mensaje; sintiendo como su corazón saltaba y sus manos temblaban.

Suyo.

– Matsuno Chifuyu. — La voz de su profesor logro que volviera a respirar mientras guardaba discretamente su teléfono en el bolsillo de su chamarra— La clase ya empezó desde hace treinta minutos ¿Qué hace aquí?

– ¿Se me pegaron las cobijas? — « Y un azabache muy guapo» pensó, jugando con sus pies mientras bajaba la mirada— lo siento profesor Akashi ¿Podría pasar?

– Vamos Matsuno, eres el único decente en clase así que apúrate.

Asintiendo paso rápidamente al lado del hombre, suspirando mientras volvía a recordar la palabra Mío que había leído momentos antes.

Si, sonaba tan bien.

Y eso le agradaba, porque nadie se lo había dicho; sonrió pensando que podría permitir eso.

Ser amado y destruido por la misma persona; empezar a gustarle a Baji para que después fuera indispensable para él.

Si, era suyo completamente.

Porque está a seguro que en el momento que ambos llegarán al punto de encuentro el mundo ardería.

Y por una vez el estaría en el centro del desastre...

𝕹𝖔𝖙𝖆𝖘.

𝓑𝓪𝓳𝓲 𝓚𝓮𝓲𝓼𝓾𝓴𝓮.

Nació el 3 de Noviembre de 1998, en el hospital central de Shibuya, siendo de signó zodiacal escorpio.

Su infancia fue totalmente normal, estudio sus primeros años de vida en un kinder cercano al trabajo de su difunta madre mientras que a la edad de cinco años empezó a practicar Karate en el Dojo de la familia Sano.

Su vida estudiantil no tiene gran referencia, conciderandolo un alumno promedió que en varias ocasiones se metía en problemas.

Su madre fue asesinada en el año 2013, dejándolo a la cuidado de su padrastro del cual logro separarse inmediatamente después de recibir una puñalada en ese mismo año.

Su mejor amigo es Mitsuya Takashi, llevando su confianza a otro nivel.

Su amigo de la infancia es Sano Manjiro.

La persona a la que siempre le pide un consejo en a Ryugiji Ken.

Y su compañero de fiestas es Pah-chin, siendo el único con el que se tiene un apodo.

Su amistad más turbulenta es Kazutora Hanemiya.

No tiene comida favorita pero sin duda su bebida favorita es el Whisky, prefiriendo tomarlo sin acompañamiento.

Fumador desde los quince años y cuenta con un tatuaje con el símbolo de la ToMan en la costilla izquierda.

Su única relación fue un desastre, debido, a qué Keisuke está diagnosticado con Obsesión amorosa abandonando la terapia en el momento de los resultados.

Su trabajo actual es ser el distribuidor de armas en la Tokyo Manji Gang llevando el primer escuadrón a su poder.

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Hola, hola personitas ❤️.

¿Cómo han estado? Ya tenía muchísimo tiempo que no sabíamos nada.

Buen por dónde empezar, no estoy pasando por la mejor situación; llevo un mes desde que terminé una relación amorosa de seis años y sinceramente no puedo decir que lo estoy sobrellevando.

Pero en definitiva, espero poder superarlo jajaja.

También mi teléfono murió así que, de aquí a Navidad espero poder comprar uno para tenerles las actualizaciones como siempre.

Espero les esté gustando está historia.

Comentarios, teorías, sugerencias ———>

Nos vemos en la siguiente actualización 😜.

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