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𝙸𝙸: 𝙽𝚎𝚠 𝙰𝚍𝚒𝚌𝚌𝚝𝚒𝚘𝚗𝚜.

El ronroneó de un minino interrumpía su sueño mientras el delicioso olor a vainilla de las sábanas lo tenía completamente hechizado, el calor de las cobijas que cubrían su cuerpo - aún desnudo- le exigían que se quedará ahí mientras que sus brazos tanteaban el lado de la cama que se encontraba junto a la pared.

La falta del delicado cuerpo que había estado abrazando toda la noche, lo hizo despabilar; observando que se encontraba solo en la cama y que la habitación se encontraba totalmente recogida, su ropa estaba doblaba en la única silla del lugar y un bonito gato negro lo veía curioso.

- Hey, bonito. - Habló, sintiéndose mejor cuando el felino se acercó y empezó a buscar su palma para acurrucarse- ¿Dónde esta tu dueño?

Las orejitas peludas se movieron, haciéndole reír por la bonita imagen; tomándose el tiempo de darle caricias dulces al minino, observó el lugar donde se encontraba.

Recordaba absolutamente todo de la noche anterior - incluyendo lo que sucedió antes de encontrarse con Chifuyu-, pero cuando puso un pie dentro del hogar del menor no se dió la tarea de analizar la vivienda.

La recámara donde se encontraba era espaciosa, podía asegurar que si le agregaban un par de metros era el cuarto donde él vivía desde que abandono su casa; el color blanco en las paredes le daba un toque armonioso y la gran pizarra de corcho que se encontraba junto a la ventana estaba llena de fotografías.

El escritorio de madera se encontraba perfectamente acomodado y el armario en la contraparte estaba con un orden espectacular; varios prototipos de avión reposaban en las repisas y en la cómoda que se encontraba a su lado permanecía sin una pizca de polvo -incluyendo el reloj que había sobre ella-.

«Ordenado y lindo», pensó en cuanto terminó de estudiar el lugar, dando una última caricia en el gato que ahora descansaba en el lugar de Chifuyu para después abandonar la cama y tomar la ropa del día anterior percatandose de la falta de su playera.

- Espero verte pronto, bonito. - Musitó cuando el minino maullo y término de abrocharse el cinturón.

Tomando el picaporte de la puerta, pudo escuchar del otro lado la bonita voz que la noche anterior había dicho en éxtasis total su nombre; el chico era demasiado angelical para ser real.

Abriendo la separación hacía el pasillo, entendió mejor las palabras, ahogando una risa y caminando hacia el remitente de las palabras.

- ¡Hola amigatitos! ¿Cómo se encuentran el día de hoy? - Escuchó al llegar a la pequeña cocina y recargarse en el marco de lo que suponía debía ser la puerta ya que solo se encontraba la silueta de ella- Yo me encuentro demasiado bien, estoy esperando para desayunar.

- ¿Qué espero? Bueno no sé, a qué de una hora adecuada. - Fijando mejor la vista, pudo divisar que el rubio estaba en un en vivo de Instagram, regalando a la cámara esa preciosa sonrisa que tanto le había gustado- ¿Ustedes qué desayunaran?

Permitiéndose, disfrutar de la vista se quedó callado observando como el más bajo se desenvolvía perfectamente al hablar frente al celular y como varias casillas de mensajes aparecían en la pantalla conforme contestaba lo que le dejaban en los comentarios; también no pasaron desapercibidos los corazones que resaltaban en la zona derecha del celular.

Soltando una pequeña risa, en el momento que Chifuyu estuvo a punto de tirar el celular fue descubierto por el mencionado, él cuál inmediatamente termino el pequeño momento de redes sociales para darle toda su atención.

Habían varias cosas que había descubierto en cuanto sus ojos se fijaron en el rubio.

La primera era que se veía mejor que la noche anterior, claro sin mal interpretarlo, pero cuando lo conocía tenía una cara de "jodida vida de mierda".

La segunda, ya había encontrado su playera y juraba a cualquier deidad que se le veía mucho mejor a Chifuyu que a él.

Y tercera, el adolescente era malditamente hermoso.

- Buen día. - Soltó, al acercarse por fin y tomar la cintura que abrazo toda la noche.

- Buenos días Baji-san. - Musitó el chico de ojos bonitos antes de recargarse por completo en su pecho y soltar un suspiro satisfactorio- ¿Durmió bien?

Claro que lo hizo, hace años que no había dormido tan cómodo y mucho menos en compañía de alguien; normalmente cada vez que tenía intimidad con alguien se iba después de ello pero, algo muy en el fondo de él le dijo la noche anterior que se quedará que necesitaba quedarse.

- Bastante, de hecho hubiera seguido durmiendo pero faltabas tú. - Coqueteó descaradamente, recargando su mentón en la coronilla cubierta de mechones rubios húmedos que olían delicioso.

- Me llamaron temprano y ya no pude dormir, solo me iba a estar moviendo. - La explicación lo dejo atónito, nunca le daban razones de las acciones pero en definitiva Chifuyu no era ni similar a alguien con quién hubiera compartido cama.

- ¿Qué haremos hoy? - Preguntó, quitándose los pensamientos profundos de la cabeza y colando su mano derecha por debajo de su playera para sentir el calor de la piel ajena- ¿Quieres ir a desayunar?

- ¡Vamos a festejar su cumpleaños Baji-san! Lo que..."

El sonido del - ahora molesto- celular del menor interrumpió la tranquilidad, dejando que el rubio se alejara de él y tomara la llamada que al parecer era importante.

Intentando dar privacidad se acercó de nuevo al pequeño marco de puerta, para seguir estudiando la sala y comedor que se encontraban juntos; en definitiva ese lugar era más grande que el departamento donde vivía el bastardo de su padre, aunque claramente eso no era nada difícil.

Observando con atención, en el sofá individual de color beige se encontraba su chamarra y si no mal recordaba su móvil debía estar en uno de los bolsillos; el tono molesto de Chifuyu solo lo impulsó a ir a cumplir su cometido porque sentía que no debía estar escuchando la ¿Pelea? Que se estaba sucitando.

Dando pasos rápidos, tomo el cuero del que estaba hecha la prenda, sacando inmediatamente su teléfono y notando que había más notificaciones de lo habitual; principalmente de Manjiro.

Ignorando los demás chats de WhatsApp fue directo al de su amigo de la infancia, notando, como la molestia se veía entre cada párrafo.

«-Lo único que tenías que hacer era no meterte con nadie de la jodida pandilla y fue la primera estupidez que hiciste Edward, tendremos una junta de urgencia en la noche.

No faltes o iré a donde sea y te mataré.-»√√

Un gruñido salió sin permiso, claramente tendría que ser sobre Kazutora y eso lo molestaba aún más.

Había establecidos las cosas con el chico del tigre tatuado, no quería algo serio.

¡Jodida y puta mierda!

Era Baji Keisuke y nunca había tenido nada serio, solo polvos casuales que terminaban cuando las cosas empezaban a tornarse raras; pero Hanemiya lo sabía y por eso tontamente pensó que lo entendería.

Malditos sentimientos que solo complicaban las cosas.

Adoraba a Kazutora - al igual que a todos los fundadores de la pandilla-, eran amigos desde hace años y podía jurar que competía por el lugar con Mitsuya por ocupar el puesto de mejor amigo.

Pero, la bomba explotó el día anterior, dónde lo Kazutora lo cito para hablar y termino confesando su "enamoramiento".

Se rió, porque era algo estúpido que el mismo Hanemiya se lo dijera después de que le repetía cada vez lo que eran; se burlo cuando el capitán de la sexta división de la Tokyo Manji Gang - y el principal distribuidor de drogas de la organización- le prometió hacerlo querer algo estable.

Lo único estable en su vida eran las ganancias que generaba a la semana por el comercio de armas al que Mikey lo había metido y estaba muy feliz con eso.

Unos delgados brazos lo abrazaron por detrás y las finas manos de tez blanca se entrelazaron en su tórax; unos cálidos labios se dieron la tarea de besar la piel descubierta de su espalda y unos suspiros de placer escaparon de sus labios.

- Baji-san, lo siento. - La disculpa lo tenso completamente antes de observar como ahora una camisa llena de colores cubría tres cuartas partes de la bonita piel del rubio- Dije que no iría a la escuela, pero acaban de llamarme del trabajó y necesito ir.

Tomando con más delicadeza que nada las bonitas manos que descansaban en su cuerpo se soltó del agarre, para dar la vuelta y perderse en los ojos tan lindos que lo veían.

- ¿Dónde trabajas? - Cuestionó dejando que el rubio volviera a abrazarlo y el descansará su palma en la mejilla izquierda de su acompañante.

- Hoy tengo una sesión de fotos para una marca de ropa, quería posponerla pero no pude ¡Lo siento mucho!

- ¿Te llevó? - Soltó, sorprendiendose por las palabras emitidas y tono dulce que evitaba.

- ¿En serio? ¡Si! Queda cerca del distrito comercial.

- Bien, solo déjame ir por mi playera.

En el momento que estaba a punto de irse, plantó un fino y delicado - casi invisible- osculo en la coronilla con olor a vainilla, suspirando al momento de que la fragancia lo inundara totalmente.

Sus ojos se abrieron con sorpresa al procesar la acción, mientras caminaba por el pasillo; tal vez, solo estaba tratando así a Chifuyu porque su cuerpo actuaba antes de razonar.

Entrando nuevamente a la habitación pudo notar la única prenda que le faltaba, tomándola para después ponérsela; la idea de dejarle la playera al rubio sonaba jodidamente tentadora por si en algún momento se volvían a encontrar.

Vaya, era bastante estúpido.

Claramente no se encontrarían, ¿Por qué lo pensaba? Se dejó comprar con una linda sonrisa, ojos bonitos y cuerpo seductor.

Estaba actuando peor que un mocoso hormonal y eso debía parar.

Saliendo, se percató de que no sabía ni dónde estaba; su Gokki los había llevado al departamento del menor pero en definitiva se encontraba en una zona media de la ciudad.

- Vamos Chifuyu. - Ordenó al llegar al lado del dueño del lugar el cual observaba su teléfono.

- Si gracias, Baji-san.

Dirigiéndose a la puerta vio de reojo todos los pequeños detalles, había fotos de Chifuyu con lo que suponía eran sus amigos, con una bonita mujer rubia y una con el gato negro que había mimado más temprano.

También observo como el único librero era casi exclusivo para mangas, y había un espacio exclusivo para un reproductor.

Era un departamento demasiado ordenado para alguien como el rubio.

Claro no lo conocía pero por lo poco que había observado, Chifuyu era un extrovertido totalmente, emanaba un aura de felicidad y podía asegurar que su sonrisa siempre estaba presente - claro exceptuando la noche anterior-.

Algo le decía que iba a fiestas y era muy querido por las personas, también podía suponer que era popular por el hecho de su trabajo.

Calzandose las botas en color negro que dejó en la entrada el día anterior, se permitió ver de reojo al rubio que se sentó a su lado colocándose unas converse rosas.

- Tu estiló es muy colorido. - Comentó, tomando la pantorrilla del menor y jalando su pie para amarrar sus agujetas- Pareces un niño, ocultando las puntas de estás cosas para no amarrarlas.

- En mi defensa, es bastante complicado. - El tintineo de la suave risa lo hizo arquear una ceja para extender la mano y que el emisor de las palabras le extendiera el otro zapato- Me las amarro pero cuando estoy en la planta baja ya deshizo el nudo, es horrible.

- Es porque no la sabes amarrar, eres un malcriado. - Sonrió, mostrando sus caninos filosos que cosquillearon al recordar como perforó la blanca piel del menor.

- Bueno, lo siento por ser malcriado Baji-san. - La sonrisa ladina que se posaba en los regordetes belfos era demasiado tentadora para su gusto, esa era una señal de alerta muy exacta porque nunca se había sentido tan atraído por alguien.

- Ya vamos, mocoso. - Musitó, bajando las piernas que se habían acomodado en sus muslos para después pararse.

Saliendo del departamento, pudo definir que estaban en una de las zonas más tranquilas de la ciudad; había un parque frente a ellos y estaba seguro que el 24/7 de la noche anterior quedaba a tres minutos en moto.

El piso donde se encontraban estaba desolado y el pasillo estaba pintado de un color crema que en algún momento fue amarillo, había plantas fuera de varias puertas y música vieja de fondo.

Demasiado tranquilo en realidad, viendo de reojo a su acompañante observó como guardaba sus llaves en la mochila que llevaba la cual a simple vista era un desastre en el interior.

- En está maceta hay unas llaves de repuesto. - Musitó despacio Chifuyu al percatarse de su mirada y señalarle una pequeña palmera que se encontraba entre la puerta y la ventana- Si necesita un lugar o simplemente quiere venir, puede hacerlo.

- Estás loco, soy un desconocido y me estás dando toda tu información y peor aún las llaves de tu hogar. - Regaño por primera vez, sintiendo genuina preocupación por alguien tan tonto a su parecer.

- Si fuera mala persona, anoche me hubiera golpeado y robado todas las cosas. - La confianza era palpable en la oración y eso simplemente lo hizo temblar- Dormimos juntos y sigo vivo, pero puede negarse a venir yo solo le ofrecí mi departamento por si necesitaba un respiro o hablar con alguien.

Quedándose sin palabras solo asintió, tomando el antebrazo del rubio para jalarlo y dirigirse a las escaleras.

Sin prisas, ni palabras llegaron a su moto; no hubo gritos de vecinos molestos ni borrachos esperando a que les diera una paliza o adictos que le preguntarán por Kazutora.

Maldita sea, ¿Dónde carajos se había metido? ¿Y por qué mierda se sentía tan bien?

Si en algún momento alguien le preguntara ¿Qué palabra describiría su vida? Tendría una sola en mente.

Desastrosa.

Realmente no tenían paciencia y siempre se caracterizaba por ser alguien violento, no le importaba mucho de lo que las personas hablaban pero si escuchaba algún rumor se daba a la tarea de pararlo desde la raíz - rompiéndome la cara al emisor de las palabras-.

Sus polvos ocasionales terminaban rápidamente porque no buscaba alguien que quisiera adentrarse aún más que en mar de placer y prefería evitar dramas acerca del romance.

Podía querer a sus amigos, tal vez en algún punto adorar pero la palabra amar aún era muy grande para que él pudiera utilizarla y eso estaba bien porque la última vez que amo a alguien termino llorando en el cementerio a las dos de la mañana.

Suzuki Masumi - O también conocida como Baji Masumi- aún tenía su corazón por completo, se lo llevó cuando el era un niño pasando a la pubertad.

Aún podía recordar todo sobre ella, su largo cabello azabache que le había heredado, sus grandes ojos almendrados y esa sonrisa tan encantadora que le daba seguridad - como la del rubio que no salía de su cabeza-.

Era la mujer más fuerte del mundo y estaba seguro que le hacía honor a su nombre porque tenía una belleza sin comparación.

Murió una tarde de Diciembre, por una puñalada que fue emitida por su propio progenitor; el hospital fue una mierda y en esos momentos lo único que hizo fue llorar, por impotencia y coraje porque su madre se había ido.

Sabía que cuando le dieron la noticia a un mocoso de doce años porque su padre no se encontraba, su vida empezaría a ser una mierda.

Y desgraciadamente se cumplió, hasta los quince años se dedicó a recibir cada uno de los abusos de su progenitor y en realidad le sorprendía que Chifuyu no hubiera mencionado las cicatrices de quemaduras de su espalda.

Golpes, insultos, quemaduras, entre otras cosas era su vida diaria; los moretones cubrieron su piel un largo tiempo y por ello desistía de enseñar su cuerpo.

Irónicamente, en esos momentos era de sus cosas favoritas.

Dejar ver todo lo que había trabajado en su ser, para ser halagado y deseado; ser consumido por las miradas anhelantes y labios desesperados.

Bendito infierno.

Pero al final, empezó ese cambio, cuando estuvo entre la vida y la muerte.

La palabra impulsivo también tenía un gran impacto en su personalidad, en realidad la mayoría de las cosas que hacía era debido a eso.

Aún teniendo todo en casa cuando su hermosa madre seguía con él, decidió junto a sus otros cinco amigos crear la Tokyo Manji Gang porque Kazutora estaba en problemas.

Claro, primero empezó como un pequeño pasatiempo pero después fue acaparando todo su tiempo libre por las peleas, fiestas y carreras clandestinas.

Las tres cosas le encantaban en esos momentos - ahora solo disfruta de la primera-, pero todo se torno más difícil cuando cumplió los quince años.

En esos momentos las carreras en motocicleta entraron de moda en el bajo mundo de la delincuencia, claro, también con ellas llegó la curiosidad y por ello empezó a participar cada vez que podía.

Todo iba de maravilla hasta que, en una de ellas con el vice comandante de Tenjiku tuvo un accidente; quedando inconsciente por cuatro días y con un perforación en el estómago gracias a ello - dejándolo incapacitado en el hospital más de una semana-.

Cuando salió fue el punto de descenso de su vida, nadie fue por él y cuando llegó al departamento donde vivía junto a su donador de esperma se quebró por completo; claramente prefería no acordarse de ello, porque aún lo tenía en su cabeza.

Se fue de ahí, tomando el poco dinero que tenía ahorrado y con una mochila que contenía su ropa; Manjiro lo albergo una semana, después Pah otras dos, Mitsuya hizo el esfuerzo de que se quedará tres y Draken lo dejaba quedarse en las noches cuando salía muy tarde de su trabajo.

Con Kazutora no contó porque vivían en la mierda pero palabras de apoyo por el chico del tigre tatuado siempre había y aunque en esos momentos estuviera molesto se lo agradecía.

- Te has metido en una grande Ba-chin. - Escuchó a Pah, líder de la tercera división y el mejor en los fraudes.

- Lo sé. - Musitó, dándole la última calada al cigarrillo que tenía entre los dedos, sintiendo, como no era suficiente para calmar la ansiedad que tenía- ¿Qué a dicho Kazutora?

- Realmente, lo que todos sabemos. - Alzó una ceja, mirando ferozmente a su viejo amigo para que continuará- Que eres un cabrón.

- Que novedad, pensé que era algo diferente. - Llevó su mano al pantalón del viejo uniforme que aún conservaba, sacando la cajetilla de metal que había conseguido y tomando otro proveedor de nicotina- ¿Quieres?

- Paso. - Alzó los hombros restándole importancia, deslizando entre sus labios la vieja adicción que lo mantenía cuerdo cuando sentía que un ataque de pánico podría nacer.

El silencio reino, solo estaban cuatro de los seis que eran y ninguno hablaba; nadie tenía que decir desde hace mucho, cada uno debía concentrarse en lo que hacía y no se permitían errores.

Mitsuya se encontraba serio, posiblemente estaría planeando su siguiente movimiento ante la extorsión que haría en algunos días contra Terano.

Draken fumaba en una de las esquinas del viejo templó, posiblemente haciendo las cuentas de los burdeles que ahora tenían y Pah estaba mandando mensajes, los cuales eran probablemente para su mano derecha Peh sobre la siguiente empresa que trataría de aliar a la inmobiliaria familiar que llevaban después de la "extraña" muerte de los padres del mencionado.

Nadie decía nada, porque cuando iniciaron con la transición de pandilla a organización habían expresado todo.

Él debería estar alistando a sus chicos, claro, los que tenían su confianza y podían cumplir las órdenes que daba al pie de la letra para entregar las siguientes provisiones de armas a Moebius, pero estaba ahí fumando y recordando un pasado insuperable.

- Mikey. - Soltó Draken, haciendo que sus alarmas se prendieran y observará con atención como llegaban los dos hombres faltantes.

- Kenchin. - La voz de Manjiro sonaba tranquila, armoniosa, como si el pequeño cabrón fuera el ser más tranquilo y no el jefe de lo que ahora se consideraba un peligro en las calles- Chicos.

- Al grano Mikey, no tengo toda la noche. - Soltó, mirando con recelo a Hanemiya que seguia sin emitir palabra alguna.

- Iba a hablar de tus estupideces Edward pero hay algo más importante.

- Los chicos de la sexta división fueron mandados al hospital, se encontraban cerca del muelle entregando la mercancía y hubo un atentado contra ellos. - Hablo por primera vez Kazutora, cerrando los puños y gruñendo al terminar la oración.

- Tres de ellos recibieron una bala en el cuerpo, dos fueron noqueados y solo Sanzu fue golpeado. - Prosiguió Mikey, observandolos con atención - Le dijeron que nos advirtiera, primero sacarían a Tenjiku de la región, les seguirían los Black Dragons y por último nosotros.

- Que estupidez. - Por una vez había visto a Mitsuya salirse de su tranquilidad, mostrándose molesto- Somos una de las tres deidades de Kanto, esto es basura.

- Tenjiku también sufrió un atentado, explotaron uno de sus burdeles y los Black Dragons fueron atacados por encapuchados. - Draken tomo la palabra, tirando su tercera colilla desde que habían llegado- Ambos están bien, pero recibieron la misma amenaza.

- No sé quiénes sean los cabrones que están haciendo esto, pero los acabaremos. - Musitó, después del pesado silencio que se había instalado entre ellos.

- No, Baji. - Ser llamado con tanta seriedad por el jefe de todo eso lo sorprendió.

Manjiro Sano - Mikey para todos ellos- era su viejo amigo, la persona que lo llevaba acompañando desde los cinco años y que tenían tantas anécdotas que no podría contarlas en una noche; si, era despiadado desde que empezaron a involucrarse en cosas turbias pero en definitiva había algo que el rubio siempre cuidaba.

Sus seres queridos.

Y algo le decía que había algo más, algo que no quería decir pero que le había afectado más de lo que demostraba.

- Ahora más que nunca, quiero que todo entre nosotros este bien. - La indirecta le pegó completamente, al ver cómo Hanemiya hacía una mueca para luego mirarlo- Ustedes junto a mis hermanos y el abuelo son lo más preciado que tengo.

Un nudo en su estómago se formó, no paso desapercibida la mirada suplicante de Mikey y como sus manos temblaban; mucho menos pudo ignorar como Draken se ponía nervioso y volvía a revisar su celular.

- Emma fue atacada junto a dos de sus amigas hoy, solo fue un susto pero juro que encontraré a esos malditos. - Las palabras de Draken hicieron que toda la tensión aumentará mientras podía sentir como los nervios empezaban a inundar su sistema- Se que fueron ellos pero Emma solo quiere olvidar lo que pasó.

- Tenemos que cuidar lo que queremos. - La mirada llena de desesperación de Mitsuya lo hizo temblar- Mana y Luna están en casa solas.

- No necesitamos más problemas, por el momento haremos que todos los chicos se encarguen de los pendientes. - Musitó Mikey- Quiero que todos estén con su perfil bajo y Edward, cuidado con quién te metes porque no sabemos con quién estamos tratando.

Asintiendo, dejo que la plática fluyera; mientras ignoraba las palabras y pensaba en lo que estaba pasando.

La falta de aire empezaba y desgraciadamente el cigarrillo no le estaba ayudando - a pesar de que llevaba cinco-, algo estaba mal y el dolor en su pecho lo afirmaba.

Necesitaba sentirse seguro, podría ser uno de los hombres mas temidos en el bajo mundo pero en esos momentos necesitaba algo.

O alguien.

Sin despedirse, solo dió la vuelta, bajando casi a tropezones y llegando con pasos rápidos a su vehículo; lo único que podía pensar era en unos ojos azules y sonrisa bonita.

Olvidándose de sus amigos, arrancó, dejando que las luces de la ciudad cada vez que avanzaba se perdieran mientras el aire pegaba completamente en su cara.

Iba a la misma dirección de hace unas horas, esa que no dejo de rondar en su mente y que según evitaría a toda costa.

No importaba.

Dejando que el tiempo pasara, como si de un simple suspiro se tratará llegó al complejo que abandono en la mañana; notando que ni siquiera le había pedido su número al menor que vivía ahí.

Lo haría mañana, porque necesitaba volver a dormir con él.

Quitando las llaves y dejando la Gokki mal estacionada en un cajón vacío subió, corriendo, notando que la luna era cubierta por las nubes avisando de una posible lluvia.

No importaba.

Cuando menos lo pensó ya estaba ahí, frente a la puerta; había subido tres pisos y el número 317 estaba colocado justo en la placa dónde debía haber un apellido que no estaba.

¿Debía tocar? ¿Qué le diría?

« Si necesita un lugar o simplemente quiere venir» las palabras se reproducieron en bucle, llevándolo a tomar las llaves de la palmera; para abrir la puerta con delicadeza y observar que todas las luces se encontraban apagadas.

Se descalzo inmediatamente, notando que los converse de esa mañana estaban ahí; abandono la chaqueta en el sillón, observando un tomo de Nana reposando en el asiento.

Se desvistió entrando a la habitación, sintiendo que el olor a vainilla podía calmar sus males.

Y respiro profundamente, cuando se metió a la cama y Chifuyu sonrió al reconocerlo.

- ¿Mal día? - Preguntó el rubio extendiendo los brazos, invitandolo a acurrucarse en ellos.

- Pésimo día. - Susurro, recostando su cabeza en el pequeño pecho blanco que claramente conservaba sus marcas- ¿Llegué en mal momento?

- No, nunca es mal momento.

La vida le regreso con aquellas palabras, suspirando de placer al embriagarse con el delicioso aroma del adolescente.

Lo necesitaba.

Necesitaba complacerse con esa pequeña acción que lo calmó más de lo que había estado en mucho tiempo.

Mierda.

Quería quedarse ahí con Chifuyu y eso era una locura porque apenas y se conocían.

Pero algo es su interior renació, sintiendo chispas y desastre.

Porque quería monopolizar al menor, quería ser lo único que necesitara para que se sentiría completó.

Quería convertirse en su adicción cómo obviamente Chifuyu se convirtió en la suya.

𝕹𝖔𝖙𝖆𝖘.

La Tokyo Manji Gang es una pandilla fundada en el año 2010 por Manjiro Sano, Ken Ryuguji, Takashi Mitsuya, Kazutora Hanemiya, Keisuke Baji y Haruki Hayashida.

La ToMan - abreviatura del nombre- dejó su papel como pandilla cuando Manjiro decidió involucrar los negocios turbios en ella en el año 2014, quedando como una de las tres deidades de la región de Kanto junto a Tenjiku y Black Dragons formando una unión.

En la actualidad - año 2017- se podría catalogar como una organización criminal de las más tranquilas y menos problemáticas.

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Hola, hola personitas ❤️.

¿Cómo se encuentran el día de hoy?

Yo muerta de cólicos la verdad jaja.

Bueno a todo esto, hay varias cositas que quiero recalcar aquí.

Baji no es estable, en ningún sentido así que de antemano les pido disculpas por todo lo que va a pasar.

Chifuyu es un misterio que nadie va a saber hasta que sea el momento.

La ToMan si es una organización criminal que normalmente intenta no inmiscuirse tanto en problemas por obvias razones.

Pero bueno, espero les esté gustando esto.

Teorías --->

Nos vemos en la siguiente actualización 😜.

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