Capítulo 1: Todo podría ser un desastre.
Iba a ser un desastre, un completo y terrible desastre.
Lo cierto era que no le alegraba en absoluto ver a YunHo, quizá el mundo entero estuviera contento con la decisión de R.O.K.A. al patrocinar dicho festival con ellos... Con dos personas que tenían "años" sin verse, sin poder contactarse. Dos personas que junto a otras tres estaban envueltas en polémica, primero por la cuestión de la demanda y segundo porque no era secreto para nadie, que entre ellos la palabra amistad se había quedado corta años atrás. Incluso ahora, no eran amigos, tal vez jamás volverían a serlo.
Esa etapa había quedado atrás en sus años de pre-dubt y los subsecuentes dos que se tardaron en descubrir que ellos no estaban hechos para permanecer juntos y no amarse. No negaba que aquellos fueron y serían los mejores años de su vida. Pero sólo eran eso, recuerdos que se empeñaban en revivir. El tiempo que transcurrió cuando estuvieron juntos, había sido como llegar al paraíso y escuchar cantar a un coro de ángeles. Pero todo termina, y ese día llegó colmado de situaciones desesperadas que pusieron a prueba lo que juraron sería eterno.
La demanda.
(Que quebró algo dentro de ellos)
La censura.
(Que les quitó la oportunidad de verse)
Los rencores.
(Que los distanciaron)
La distancia.
(Que finalmente los convirtió en dos extraños que compartían momentos al azar)
Todo ese cúmulo de situaciones les sobrepasó, tardaron poco más de tres años en darse cuenta de ello.
Terminar no había sido fácil, hubo discusiones, enfados e incluso sin temor a equivocarse un par de golpes que como todo hombre soportó estoicamente al darlos y recibirlos. No se quejaba, en su momento había sido lo correcto, ambos se librearon de su furia partiéndose un labio y dejando marcas violáceas aquí y allá. Y a pesar de que la lucha cesó, no así las ganas de mantenerse lejos del otro.
Ya no existía ese acople de cuerpo y alma, siempre era lo mismo...
Acordar un lugar lejos de todo y todos, verse unas cuantas horas y pasarlas teniendo sexo, buen sexo... No podía quejarse de ello, sin embargo... No bastaba, ambos necesitaban ser una pareja en todo el sentido de la palabra para poder funcionar. Y no lo parecían, ellos semejaban más un par de adolescentes tratando de satisfacer sus recién descubiertas hormonas, que una pareja estable de años.
Sabía que no era el único que pensaba de esa forma, el distanciamiento emocional de YunHo era prueba de ello, no le hablaba mucho, las caricias se volvieron innecesarias en sus encuentros, tanto como las palabras de amor. Estaba seguro de que se amaban, no le cabía duda, terminar no fue por un tercero que se interpusiera, ni por falta de amor, finalizar la relación fue la solución más acertada para no terminar con el cariño por completo.
Después de ello, las llamadas fueron menos frecuentes, las visitas a cada uno, se olvidaron, los lugares comunes se transformaron en puntos muertos que albergaban fantasmas de un pasado que pudo llegar a más.
El río Han, ese viejo parque cerca de Gagnam, eran no lugares que dolían aun cuando los evitaba como la peste.
Y ahí estaba, sin salida alguna, recibiendo el programa del festival. Pintando en sus labios una sonrisa falsa, sosteniendo esa simple hoja de papel con manos temblorosas y una opresión en el pecho.
Todo el mundo lo sabría, habría fotos, vídeos, encabezados en los periódicos y las revistas. Las fans lo grabarían en su memoria como fecha de culto. Los miembros de ambas agrupaciones como un día lleno de tensión. Tal vez lo único que era rescatable de la situación, era el saberse vencedor a la censura que su ex- agencia promovía para JYJ (plus que recibirían la noticia como un baldazo de agua helada, al ver a uno los principales renegados ganar una batalla al estar junto a una de las invaluables joyas de S.M.).
-El encuartelamiento tendrá lugar dos días antes del evento, ambos pelotones compartirán estancia, los miembros de la banda tendrán una barricada especial en el lado norte. Esperamos que sea un rotundo éxito. También queremos ver el esfuerzo de nuestros reclutas especiales para demostrarle a todo el país el orgullo que implica ser parte del ejército y del honor que involucra ser un ciudadano coreano. Es todo por hoy, mañana una comitiva llegará a la base a las 0600, tomen sus precauciones y sean puntuales.
Juntos, iban a estar juntos dos días antes de lo que él preveía ¿Qué se supone que iba a hacer todo ese tiempo a su lado? Era obvio que frente a sus compañeros debían ser discretos, tenían que actuar como si nada, como si no se hubieran visto en años y quisieran reconciliar todas aquellas fallas pasadas.
Que ingenuos eran.
Que errado estaba él al negar su deseo por verlo.
La mentira más grande que jamás se hubiera pronunciado, era la verdad más evidente.
Ansiaba verlo.
Porque él no se veía capaz de estar en la misma habitación con Jung sin... Dejar de mirarlo, sin preguntarse si lo había extrañado tanto como él. Parecía que se estaba contradiciendo desde ahora, pero ese era uno de los efectos que YunHo tenía en él.
No servía de nada negarlo, a pesar de que la sorpresa le llegó directo al sistema nervioso como una descarga eléctrica. Mentiría si no sintiera esa ansiedad corroerle como pólvora, una que estaba seguro, sería su perdición con solo ver la silueta de quien fuera el amor de su vida y explotara.
Habían sido dos años de larga espera, dos años en los cuales se había mantenido con miles de cosas sobre su espalda con tal de sacar de su mente ese pasado avasallador. Él, Kim JaeJoong admitía que quizá tenía la ligera esperanza de poder de algún modo recuperar la felicidad que dejó volar lejos de él. No quería mentirse o ilusionarse, porque así como él intentó buscar la felicidad en otra persona, era seguro que Jung hiciera lo mismo.
Aunque le aterraba suponer a Jung YunHo ajeno y con un nuevo amor, la ilusión se mantenía firmemente anidada en lo más profundo de su corazón
El día estipulado había llegado rápidamente, la lista de integrantes de ambos pelotones estaba pegada en la puerta de las barricadas, en ella figuraba no sólo su nombre y el de sus compañeros, estaba también Kim JaeJoong, JaeJoongie, su Boo. De la nada sentía los nervios recorrer cada tramo de su ser, ése día además de encontrarse con su expareja, tendría que lidiar con un montón de problemas que se avecinaban como tromba. Las futuras habladurías, las llamadas de su empresa invitándolo a evitar a toda costa a Kim, los mensajes de su manager y esas llamadas extrañas que ChangMin hacía cada hora. Entendía que estuviese preocupado, pero, ante todo el menor estaba ansioso, el maknae sabía de antemano cuál era su plan a seguir y como si fuera él quien lo llevara a cabo, lo atosigaba con llamadas que le provocaban más nervios de los que su cuerpo podía soportar.
Para YunHo, el festival militar era una oportunidad sui-generis que no pensaba desaprovechar, podría sin ningún problema ver a JaeJoong sin que nadie se lo impidiera. Es más, como si de una clase de dharma que le recompensara, compartiría alojamiento, y no sólo eso, una semana completa de preocupaciones nulas que le daban carta libre en su actuar.
Recordaba con pesar que hace poco más de dos años todo se había venido abajo, su relación con JaeJoong, había llegado a un punto de no retorno que los obligó a actuar drásticamente. No valía la pena arrepentirse de aquello, tomar distancia y evaluar su situación le ayudó a reflexionar en cuanto a lo que verdaderamente quería, y él quería de un modo u otro pasar su vida junto al mayor.
Entró cautelosamente con su grupo, inhaló un par de veces antes de poder poner sus ojos en él, ahí estaba, cargando un par de bolsos buscando una litera que estuviera junto a la ventana (apostaba su vida por ello). Se veía tan apuesto, sin duda agradecía profundamente que JaeJoong se encontrara bajo un régimen saludable de alimentación, él sabía que el cuerpo de su Boo solía ser delgado; y lo amaba tal cual era, sin embargo, hacía mucho tiempo que en realidad que no veía las regordetas y sonrosadas mejillas que algún día en el pasado tuvo. Su cuerpo se veía tonificado, fuerte y sano, su piel tenía un brillo exquisito y su cabello al natural lo dejaba sin aliento.
Ese cabello obscuro y abundante, negro como el ébano, le traía recuerdos hermosos de lo que fue conocerlo antes de que sus carreras despegaran, no era una imagen parecida a los años pre-debut; no había atisbo de ese cuerpo menudo y esa timidez que emanaba JaeJoong en aquellos años, ahora, en el lado opuesto de la habitación se encontraba un hombre fuerte y capaz de quitarle la poca cordura que le quedaba en su cabeza. Y a pesar de aquello, los resquicios de conocer a esa persona por años, le indicaban que era la misma de la que se había enamorado a una temprana edad.
Quizá había sentido su mirada, o era que sin notarlo se había aproximado a su lado, cualquiera de las dos opciones era válida, lo tenía frente a sí, y las ganas de abrazarlo le valieron marcas de uñas en sus palmas.
-Ha pasado tiempo...- Era estúpido, lo sabía, de tantas palabras que pudo elegir esas tres eran las que habían salido de su boca apenas lo vio.
-Sí, ha pasado mucho tiempo YunHo-ah.- Esa sonrisa amable, sus ojos brillantes, y lo titubeante de su voz. Podía reconocer que así como él estaba ansioso, JaeJoong estaba nervioso, no en vano se conocían casi de toda la vida.-
Quien dijera que sólo las fans estaban eufóricas por su reencuentro con YunHo estaba errado, al parecer el hecho de ser celebridades con fanboys tenía ciertas desventajas que aún no lograba procesar. Cuando recién inició su entrenamiento, no faltaba quien le pidiera una foto o un autógrafo, acostumbrado a ello cedía sin ninguna especie de contratiempo, le agradaba ver que no sólo su música había llegado a los oídos de las mujeres, sino que de algún modo era completamente universal. Sin embargo, cuando el pelotón de YunHo entró a la cabaña, se encontró en medio de quién sabe cuentos soldados que lo pasaban a saludar y le pedían amablemente algún tipo de recuerdo que presumir con sus amigas, novias, madres, hermanas o lo que fuera. No se pudo negar a nadie que se le acercara (ventajas de pasar años rodeado de chicas eufóricas gritando su nombre). Pero ahora estaba agotado, las breves palabras que cruzó con YunHo se vieron opacadas por toda la programación, y las indicaciones que sus superiores les daban.
Él no era de romper las normas, mucho menos ahora que todo dependía de ellas. Y a pesar de esto, se encontraba sentado fuera de la cabaña con un cigarrillo consumido y el silencio atronador. Pensando que los nervios y el temor inicial de volver a verle, eran nada comparados a lo que realmente sintió cuando lo tuvo tan cerca de él.
Un toque en su hombro lo hizo botar de la barandilla donde estaba sentado, tal vez lo habían pillado y se ganaría una buena sanción por violar las reglas. Volteó con la cabeza gacha y lo primero que pudo distinguir fueron un par de manos que jamás podría dejar de admirar.
Era YunHo...
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