IV. Héroe
Título alternativo: Kirishima conoce al Símbolo de la Paz.
[...]
Kirishima vuelve a la plazoleta donde el día anterior se había refugiado para dormir, esta vez, acompañado de Sero y Kaminari. Eligen una banca diferente, algo más alejada y con un árbol torcido haciéndoles sombra, algo que de nada sirve cuando el sol empieza a bajar.
El sitio, si bien no pasó tanto tiempo allí, no tiene nada de especial: no es muy bonito ni demasiado grande, pero estar en compañía parece torcer un poco ese matiz y volverlo más agradable. Al poco tiempo descubre que, en realidad, eso le gusta.
Kaminari es el de la idea cuando salen del bar luego que el turno de Sero termina y deciden entre los tres que sería buena idea mostrarle un poco el lugar al pelirrojo, y como es un sitio pequeño pero relleno de bosque y animalillos, el rubio también le cuenta algunas cosas sobre el sitio.
—¿Y qué hay del acantilado? —pregunta Kirishima tras escucharlo hablar sobre ciertas zonas cercanas al pueblo de las cuales no es recomendable acercarse si no eres un cazador experimentado.
—¿Hum? —inquiere, sacando un saquito de semillas del cinturón antes de agarrar un par y luego ofrecerle a ambos —. ¡Oh! No te recomiendo estar muy cerca de allí... —dice algo distraído. Luego vuelve hacia el pelirrojo y Kirishima se confunde —. El acantilado en muy profundo, la roca está cubierta de puntas filosas y es casi imposible de subir. Una caída es realmente mortal. Dicen que una tribu vive allí abajo, entre las sombras. Si te quedas mucho tiempo mirando hacia el fondo, incluso podrías ver sus inquietantes ojos brillantes.
—Antes de que Yueei se alzara existían muchas otras razas ocupando el continente. El bisabuelo del rey ordenó matar algunas de ellas mientras otras todavía perduran formando sus propias tribus... —continuó Hanta, brindando una mejor explicación —. Se cree que una de esas tribus prospera allí abajo, pero también se piensa que son bastante hostiles. Varios caballeros y cazadores han tratado de bajar, pero no suelen rondar de nuevo una vez lo hacen.
—Eso es escalofriante —comentó Kirishima, dejando el asunto por ahí.
Más allá del misterioso tema sobre el acantilado y la tribu que lo habita, en esa tarde también pasaron por varios sitios dentro del pueblo. Kaminari le muestra la biblioteca sobre el trayecto: un sitio tranquilo, ni siquiera es llamativo o muy grande. Frente a la calle cubierta de tierra seca, el edificio está construido toscamente con ladrillos de roca sólida y dos grandes puertas. De hecho, lo más probable es que lo termines pasando por alto. Pero Kaminari se detiene a inspeccionar el tallado de las puertas como si deseara entrar.
«Esta es la biblioteca del pueblo —le había explicado el chico cuando fueron —. Cualquiera puede entrar mientras estés en silencio y con los zapatos limpios.»
«¿Quieres entrar? —le dijo Kirishima, señalando las puertas.».
«¿Eh? No, no —negó —. Solo pensaba que seguro debe estar un amigo allí adentro... ¿tú quieres echar un vistazo?»
Kirishima entonces movió la cabeza hacia los lados sin tanto interés y añadió:
«Creí que Sero era tu único amigo.»
Sero se había encogido de hombros como quien no quiere la cosa, estirando una nueva sonrisa triangular. A Kaminari se le encendieron las mejillas e hizo un gesto con la mano para tratar de restarle importancia.
«Solo estaba siendo exagerado.»
«Claro —respondió Sero, compartiendo una singular mirada con el rubio.»
Ahora se pregunta, descansando sobre la banca después de un largo rato de caminata, si en ese momento no había pasado por alto algún detalle.
Aprovechando que ambos chicos están hablando tranquilamente entre ellos, Eijiro aprovechó para cerrar los ojos y ver sus notificaciones.
[¡Felicidades! Logro desbloqueado, Por casualidad. Recompensa: 10 gemas]
Si bien su encuentro con Kaminari pudo tratarse de una mera casualidad, lo cierto es que no estaba del todo convencido sobre esa situación en particular. Aún habían asuntos por resolver y, sobre todo, preguntas navegando dentro de su cabeza. Había esperado que el Sistema le aclara las dudas vigentes —como quién era realmente el Protagonista, por ejemplo—, pero solo había logrado perder el tiempo con un: «el Sistema no puede revelar información sobre la trama o sus personajes». En cambio, optó por esperar el siguiente logro del Sistema, el cual no estaba muy seguro de saber cuál podría ser.
[¡Felicidades! Atributo desbloqueado, Amistad]
¿Eh? Kirishima parpadeó confundido. Se había desconcentrado del menú, haciendo que se borre la pantalla holográfica. ¿Un atributo? Eso no era parte del juego original.
<Sistema, ¿qué es un atributo?>
<Un atributo es una cualidad que te define como persona. Los atributos pueden ayudarte a captar la atención de los personajes, a ser reconocido y hasta respetado. Cada atributo tiene la capacidad de influenciar la forma en la que te ven el resto de los personajes>
<¿Cómo se obtienen específicamente estos atributos?>
<Los atributos puedes desbloquearse mediante las acciones del Invitado, palabras, tratos hacia otros personajes o la visión de los mismos hacia tu persona. Este sentimiento tiene que ser lo suficientemente fuerte para que se genere el atributo> explicó el Sistema <. Ayudar a una abuelita a cruzar la calle no concederá el atributo Amabilidad>
<Entiendo. ¿Hay alguna forma de que un atributo me afecte de forma negativa>
<Eso dependerá del criterio de los personajes y el tipo de relación que posean>
<Hm, ¿cuántos atributos son desbloqueables?>
<Actualmente existen veinticuatro atributos disponibles>
Kirishima se despidió del Sistema sin agregar nada más al asunto, tal vez con más dudas que antes. Sí había entendido la explicación sobre qué eran los atributos y para qué podrían servir. Pero siendo sinceros no le encontró más propósito que otro tipo de restricción para su conducta, esta vez sutil y sin verdaderas sanciones. El Sistema había mencionado veinticuatro atributos diferentes, siendo dos de ellos Amistad y probablemente Amabilidad también. Eso le hizo pensar que, más allá de atributos, se trataban de virtudes humanas: Honestidad, Inteligencia, Valentía... incluso pensó en Encanto o Belleza, pero Kirishima se convenció de que eso era algo que no podría lograr obtener.
Frunció el labio inferior mientras reflexionaba. Realmente nunca le había gustado llamar la atención, la idea de tener a varias personas mirándolo fijamente le daba ansiedad... desde siempre se había mantenido con una actitud dócil y que siempre pasaba desapercibida. Ser llamativo, de este modo, nunca había sido una cualidad para él en ningún aspecto.
Quizás por eso nunca tuviste amigos, escuchó el susurro lejano dentro de su cabeza. Kirishima lo esfumó enseguida; su vida anterior ya estaba en el pasado.
Cerró los ojos con el único propósito de parar todo aquel tren de pensamientos, porque su mente nunca iba a estar tranquila. Siempre necesitando de algo en lo que estar ocupado. Y, a grandes rasgos, eso le había estado funcionando bastante bien durante un gran período de su vida, más no del todo.
El estar ocupado lo había ayudado a mantener los pensamientos negativos fuera de su cabeza, a olvidar el dolor emocional tras la muerte de su madre y le había ayudado a no cavilar las cosas y torturarse mentalmente. Estar ocupado resultaba ser bueno una gran parte del tiempo, sí, pero también era agotador. Era agotador el simple hecho de que, ni bien se detuviera de algo, su mente ya se invadiera de mil y un recuerdos, sentimientos amargos y realidades en las que nunca deseó existir.
Para mantenerse ocupado, en esta ocasión, decidió pasearse por el menú: la Barra de Vida estaba completa, mientras la barra azul de debajo había aumentado progresiva y lentamente desde la última vez que la vio. Ya poseía setenta y cinco gemas y cuatro logros en menos de treinta y seis horas, sin ninguna otra notificación pendiente. Debajo del ícono del trofeo, de ahí donde estaban los Logros, se formó otro ícono. Esta vez, una medalla simple que representaba los atributos.
—¿Más semillas? —ofreció Kaminari.
Observar el pequeño saco de semillas trajo nuevamente al chico a la realidad. Kirishima alzó la vista para alegar que estaba bien, pero sus palabras terminaron atascadas cuando descubrió el lánguido brillo de una Barra de Afecto flotando sobre la cabeza del rubio. Esta tenía un 2%.
A primera vista se halló sorprendido, tan ensimismado que su cuerpo no se movió un solo centímetro en lo que pareció ser un largo y tortuoso minuto. Separó los labios entonces, con la vista incrédula y el cerebro en blanco.
Antes de poder preguntarle algo al Sistema, fue interrumpido cuando Sero se levantó perezosamente de la banca, estirando la espalda y los brazos.
—Perdonen, estoy algo cansado. Mañana tengo otro largo turno.
—No... no hay problema —vocalizó Kirishima lentamente, agitando la cabeza a los lados.
—Bueno —continuó Kaminari, estirando también el cuerpo —, sería mejor retirarnos por ahora. También tengo un par de cosas que hacer mañana y el día pareció irse bastante rápido —se giró hacia Kirishima —. Fue agradable pasar el rato contigo y mostrarte el lugar, espero te haya servido.
—Bastante, gracias.
Al poco rato, ambos se retiraron luego de haberse despedido.
Kirishima no tardó ni un segundo en ponerse a pensar.
En la historia original de Medieval Love, Kaminari se presenta como el mejor amigo del Protagonista. El rubio había dicho que solo tenía dos amigos: Sero y el chico de la biblioteca. Eso solo le dejaba dos opciones al respecto: una, uno de ellos es el verdadero Protagonista; o dos, no existe tal personaje y por eso el Sistema lo había traído a este mundo. Cualquiera sonaba como la opción correcta, pero la segunda la sintió más razonable luego de recordar su conversación con Kaminari. Todavía debía convencer al resto de los personajes, y descubrió que Bakugo era el más complicado.
Supongo que llamar su atención sería lo primero... suspiró internamente. Se acomodó en la banca en donde se encontraba, buscando la mejor postura para dormir.
Al final llegó a la conclusión de que lo más sencillo sería empezar hablando con Midoriya. Y con eso en mente, cerró los ojos.
Se despierta temprano, con la espalda atrofiada y dolor muscular. La indiferencia del pueblo se hace presente cuando las personas empiezan a frecuentar la plaza buscando cortar camino y aprovechar el día. Kirishima no se molesta y se estira, tanteando tener todo a mano. Sus dedos vuelven a rozar el mango del cuchillo como la primera vez. Baja los ojos expresando una mueca incómoda, temiendo tener algo tan peligroso entre sus pertenencias —si puede llamarlas de ese modo.
Debe ser normal llevar una de estas, se convence mentalmente, pero la verdad es que no está muy seguro.
Kirishima no olvida las machas de sangre de su ropa y se estremece.
No son de heridas. Entonces, ¿qué pasó?
A veces no sabe si quiere la respuesta, pero se auto-compasiona imaginando que tuvo una pelea con otro sujeto y le salpicó un poco. Luego... luego no sabe si es realmente lo que pasó. O era muy bueno peleando y no recibió ningún golpe o qué, pero tampoco se detiene a indagar más.
Se las apaña con el desayuno. El sol abrazador de verano lo envuelve luego de una hora y media de no estar tan presente, con pocas nubes que cubran los rayos y resguarden la tierra seca. El calor se le pega en la espalda y Eijiro se queja por el clima tan miserable, temiendo morirse por deshidratación para la media tarde.
Solo esperaba encontrar a Midoriya cuando fuera por su casa.
Caminó durante unos minutos hasta poder llegar a la zona principal del pueblo: una larga carretera de tierra que unía casi todas las calles. Allí se encontraba la zona de comercio —donde se había topado con Kaminari la primera vez— y los establos. La casa de Midoriya debería de estar a algunas cuadras más.
A medida que avanzaba el panorama comenzaba a transformarse en algo más familiar para el pelirrojo, lo que le indicó que se estaba acercando a su destino. Poco antes de llegar a la residencia, se encontró con Midoriya saliendo de su casa.
Sus miradas se cruzaron, y Kirishima levantó la mano con un nuevo sentimiento aplastando su estómago y haciendo que lo poco que había digerido aquella mañana resultara nauseabundo.
—Buen día, Kirishima —saludó el pecoso —. Vi que venías en esta dirección. ¿Pudiste orientarte bien ayer?
—Si, gracias —su labio se elevó en una sonrisa amigable. Hizo una pausa mental para repasar lo que iba a decir sin lucir sospechoso —. La mañana me pareció agradable y pensé en dar una vuelta para familiarizarme —dijo, y luego añadió: —, en especial por el bosque.
Midoriya parpadeó y entreabrió los labios ligeramente, expresando un rostro perplejo. ¿Quizás no había sonado tan casual que mencionara el bosque de la nada?
—Ah... bueno, qué bien. ¿Eres un Cazador, no? He visto un par que hacen lo mismo antes de adentrarse al trabajo, lo cierto es que me parece la mejor idea. ¿Te han mencionado del acantilado?
—Si, me hablaron de él —confirmó. Sintió la necesidad de prolongar la conversación para evitar que Midoriya se fuera tan pronto —. ¿Llegué... llegué en un mal momento? Parece que ibas a algún lado.
—Oh, sí, estaba a punto de ir a entrenar —comentó Midoriya con entusiasmo.
Kirishima consideró su siguiente pregunta, buscando la forma de mostrar su interés pero sin forzar la conversación, y se lanzó:
—¿Crees que podría acompañarte? —preguntó esbozando una corta sonrisa. Midoriya le miró con duda durante un breve momento, a lo que continuó —. Me gustaría tener la oportunidad de conocer al legendario Símbolo de la Paz, si no es mucha molestia —aclaró él, usando el apodo que alguna vez vio en el juego original.
Midoriya asintió.
—Por supuesto, ven conmigo.
Midoriya le condujo a través del bosque durante un arduo trayecto, alejándose gradualmente del pueblo hasta llegar a un río que serpenteaba a través del bosque y se extendía varios kilómetros hacía la lejanía. Izuku había estado compartiendo historias sobre los impresionantes logros de su héroe, y Eijiro escuchó con atención —aunque al principio sintió algo de incomodidad al tener a una persona que le hablara tanto— durante todo el viaje. Algunas de las historias eran conocidas para el pelirrojo, pues aunque no era un personaje recurrente en la historia, algo se había mencionado dentro del juego, mientras que otras resultaron ser nuevas para él. Intercambiaron opiniones sobre el tema y discutieron los aspectos que admiraban de esas hazañas.
A Kirishima no le molestaba en lo absoluto el escuchar a Midoriya hablar de su ídolo. Encontraba cierto aspecto apasionante la actitud que adoptaba o el brillo en sus ojos al hablar de las proezas del héroe.
Cuando menos se dio cuenta, habían llegado a una pequeña cabaña de aspecto rústico y desgastado, ubicada en una zona del bosque donde los árboles estaban más dispersos y menos densos.
El lugar resultaba tranquilo y a Kirishima le agradó presenciar algo como esto en persona.
—¡Joven Midoriya! —exclamó una voz masculina e impotente a sus espaldas. Ambos giraron sus cuerpos para contemplar al musculoso hombre que se alzaba frente a ellos, apoyando ambos puños en su cadera en una pose más heroica.
—Buenos días, All Might —saludó Midoriya, acercándose a su ídolo.
Kirishima entonces pudo distinguir la fatiga en el rostro del hombre, el cual trataba de ignorar regalando sonrisas amplias y espalda recta.
Luego de hablar un poco con Midoriya, All Might se giró para verlo, alzando la palma como un gesto cortés de saludo.
—¡Oh, y veo que has-! —All Might se deshizo en una tos descontrolada, sujetado el costado de su abdomen como si le quemara y le ardiera a tal punto que tuvo que doblar el cuerpo y recomponer el aire en sus pulmones. Midoriya lo miró con angustia y trató de acercarse, pero el hombre hizo un gesto para que no se preocupara —. Estoy bien, estoy bien —murmuró, y a lo último Kirishima sintió que se lo estaba diciendo más a sí mismo que a Izuku.
Cuando la tos pareció ya no ser un impedimento y su cuerpo se sintió mejor, el hombre irguió la espalda y sonrió inmensamente.
—¡Veo que has traído compañía! —exclamó, soltando una fuerte risa al final. Kirishima no le encontró la gracia, pero supuso que el hombre era así.
Por un momento, Kirishima se sintió fuera de lugar —. Mi nombre es Kirishima Eijiro, es un placer —se presentó y apretó los labios mientras hacía una leve reverencia. Demasiado duro para parecer natural.
—Es un gusto, joven Kirishima —sonrió All Might, haciendo un gesto para que se acercara —. Y dime, ¿qué te trae por aquí?
—Yo...
—Es un Cazador —interrumpió Midoriya sin querer mientras se acomodaba en el espacio para empezar a entrenar —. Está conociendo el bosque para familiarizarse.
Kirishima miró a Midoriya durante un segundo antes de voltear su atención hacia All Might, ya que el hombre había vuelto a hablarle.
—¿Es eso verdad? —All Might no esperó a que contestara antes de darle un palmada al hombro de Eijiro —. Bueno, bien dicen que siempre hay mucho trabajo por aquí cuando eres Cazador.
Kirishima asintió lentamente, aunque no sabía mucho al respecto. De hecho, no tenía idea de prácticamente nada.
Antes de que pudiera alejarse, All Might comenzó a toser de nuevo, con menos insistencia que la primera vez, pero igual de fatal y doloroso. Kirishima se arrimó al hombre un poco incómodo.
—¿Se encuentra bien? —Eijiro preguntó, inclinando la cabeza con leve preocupación.
—Es solo una vieja herida —le restó importancia el hombre —. Ya tiene sus años, aunque se niega a dejarme pegar el ojo de vez en cuando.
El hombre se rio, pero el sonido fue tan rasposo y carente de gracia que supo enseguida que trataba de ocultar algo más preocupante en el fondo. Kirishima no desconocía el estado del antiguo héroe, pues recordaba claramente muchos de los detalles gracias al juego. El origen de la herida, y su papel dentro de una de las decisiones de Midoriya, era de cierta forma fundamental dentro del desarrollo original de Medieval Love.
Y, más allá de eso y el tema del Protagonista, Kirishima se preguntó qué tantas cosas habrán cambiado realmente de la trama.
Originalmente de 2350 a 2914 palabras.
Ya, enserio, batallar con este capítulo fue como encontrar un error dentro del código de programación: dale palo hasta que se arregla.
Quité mucho de lo que me pareció irrelevante y poco necesario antes de que la cantidad de palabras se me fuera por las nubes y agregué un poco de contenido nuevo por ahí y por allá. Esta vez, un poco más de introducción al acantilado, para no decir que salió de la nada. Creo que queda bien, y a la biblioteca del pueblo. También aproveché a describir un poco más el entorno y dales a ustedes, los lectores, una mejor base de los alrededores, algo con lo que no me compliqué mucho al inicio cuando saqué por primera vez ML.
Pero bueno, las ganas de escribir van y vienen, y la vdd que sí tardé una banda con este capítulo. Fue horrible. Pero bueno, a veces siento que no puedo ni escribir un "hola" sin buscar una referencia en internet, asiq cada que me sale algo lo escribo. A veces para mi, a veces en algún borrador en wattpad.
Gracias por la paciencia <3
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