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I. Primer Encuentro

Título alternativo: Kirishima conoce a los Protagonistas.

[...]

Kirishima tardó un momento en abrir los ojos, parpadeando varias veces para acostumbrar su vista ante la repentina luz que se colaba a su rostro.

Lo primero que hizo fue observar el lugar: un extenso bosque repleto de vegetación, aves de diferentes colores y una fantástica vista de los muros de la capital de Yueei, la Ciudad Amurallada; el reino en donde se suponía que se encuentraba —o eso creía él—. Aunque lo que más llamó su atención de aquella vista fue, en realidad, lo pequeño que se veía todo desde donde estaba, o lo incómodo que se sentía estando allí —en donde sea que se encuentre sentado—.

Enfocó su vista a donde estaba en realidad, soltando un pequeño grito —bastante masculino, si le preguntan— al notar que estaba en la rama de un inmenso árbol.

Lo demás ocurrió demasiado rápido.

La altura le dio pánico. El pánico le aceleró el corazón, y eso le dio más pánico. La sorpresa fue tal que, tan pronto descubrió lo alto que se encontraba, Kirishima terminó por irse hacia atrás, cayendo sin remedio al suelo desde la altura.

Soltó otro grito —esta vez más agudo que el anterior— mientras sentía como su estómago se revolvía a causa del vértigo y aterrizaba extrañamente en una curiosa superficie suave y duro a la vez.

Kirishima gimoteó entonces, mascullando algunos insultos en voz baja contra aquella extraña voz mecánica de su cabeza que lo había dejado en un jodido árbol al despertar. Pudo haber muerto si no fuera porque había aterrizado en... en...

¿En qué aterrizó, a fin de cuentas?

Miró hacia abajo, confundido, encontrándose con la mirada escarlata de otra persona bajo su cuerpo. Eijiro entró rápidamente en pánico, y automáticamente quiso golpearse. La vergüenza escaló por su rostro a una velocidad inhumana al descubrir qué era aquella extraña superficie en la que había aterrizado.

¡Maldición! Había caído sobre una persona. Dios... qué mala suerte tenía.

De ahí solo le quedó analizar al individuo aún bajo su cuerpo: cabello ceniza en picos hacia distintas direcciones, mirada penetrante, ojos rojos y un cuerpo marcado. Oh por Dios, Kirishima encontró su Adonis.

Estaba tan consternado y confuso que su pobre cerebro no daba para abastecer más información.

—¿Estoy en Narnia? —la pregunta salió de sus labios sin que su mente terminara de procesarla. Se quiso golpear nuevamente.

Claro que esto no es Narnia, idiota. Estoy en Medieval Love, en el reino de Yueei.

¿Pero qué carajos...? —el chico soltó, frunciendo el ceño fuertemente —. ¿Quién jodidos es Narnia? ¡Y ya quítate de encima, imbecil, o te voy a levantar yo de una maldita patada, pedazo de mierda!

Kirishima se levantó casi de un salto, un poco intimidado ante su actitud.

Aunque no era nada de extrañar ese tipo de contestación si venía del mismísimo Katsuki Bakugo, uno de los tres Protagonistas; hijo de una poderosa guerrera y un humilde campesino.

Por lo que sabía del juego original, Katsuki era un hombre bastante temperamental, orgulloso y ciertamente altanero, tratando a los demás como extras en su camino a ser el mejor. El extra del personaje y la plantilla de información daban más detalles sobre su pasado, pero Kirishima tenía los pensamientos aplastados y el cerebro dado vuelta. Era como si le hubieran entregado un puzzle de diez mil piezas —siendo ese todo su conocimiento sobre el juego— y le hubieran retado a armarlo completo en dos horas sin poder ver.

De todas formas no esperaba encontrarse con Bakugo en su primer día —minutos—, ni mucho menos haberle aterrizado arriba. Los nervios aplastados, la adrenalina y la reciente noticia de su repentina muerte y luego transmigración le dejaron la cabeza vacía. 

Eijiro notó que Bakugo seguía maldiciendo entre dientes mientras terminaba de levantarse del pasto y limpiar su ropa de forma brusca.

—Jodido bastardo... me las vas a pagar. ¿A quién carajos se le ocurre caer del cielo, hah? Maldición —había empezado a refunfuñar mientras arreglaba su capa y acomodaba el sable que colgaba de su cinturón —. ¡¿Qué tanto miras, eh, bastardo?! ¡Salte de una jodida vez!

No fue hasta que el cenizo lo empujó para tener algo de espacio que Kirishima reaccionó.

Es exactamente igual al Katsuki del juego original..., pensó. Y no sabía si eso era bueno o realmente malo.

—Lo siento, yo... —Kirishima ordenó sus pensamientos, tratando de llevar uno a la vez —. No es nada, perdona.

Escuchó a Bakugo chasquear la lengua antes de mirarlo nuevamente.

—Tú debes ser Bakugo Katsuki, ¿no es así? —Kirishima preguntó. Bakugo sonrió.

—El único, bastardo. Me sorprende que me conozcas, me debo de estar volviendo popular entre todos esos imbéciles que se hacer llamar cazadores.

Asintió. Recordaba que en el primer capítulo del juego original, cuando conocías a Katsuki Bakugo habían dos opciones para elegir: en ese entonces podías responder que no lo conocías, la cual terminabas por recibir varios insultos alegando que sería el mejor cazador de todo Yueei y que debía recordar su nombre; la otra era afirmar que lo conocías, ahí Katsuki sonreiría antes de mofarse sobre lo superior que era al resto de cazadores, contento con la idea de empezar a tener fama.

Eso, a su vez, le dio un nuevo asunto en el cual pensar.

Uhm... esto debe significar que según lo que diga es la ruta que iré tomando a medida que la trama del juego transcurra. Debo tener algo de cuidado, porque al no tener opciones puedo contestar como quiera y quizás termine metiendo la pata algún día de estos.

Mi nombre es... —Eijiro calló un segundo al ver un recuadro holográfico como el de la última vez, pero esta vez decía sobre insertar nombre. Como en el juego original, pensó, y con eso en mente dijo: —. Kirishima Eijiro, un placer.

—Me importa una mierda tu nombre, pelos de mierda.

—Mi pelo no es... —Kirishima llevó una mano hasta su cabeza y lo sintió en puntas, algo que no había notado hasta ahora. Atrapó un mechón entre sus dedos y lo llevó hasta sus ojos, donde pudo descubrir que era de color rojo. Su expresión de sorpresa fue muy genuina.

—¿Ves? —el cazador le enseñó una sonrisa cargada de burla —, pelos de mierda.

—El tuyo no es muy diferente... —murmuró en respuesta, recibiendo un «¡¿que dijiste?!» de parte del contrario —. Nada.

Eijiro no estaba preparado mentalmente para encontrarse con Bakugo tan pronto cayera en ese mundo. Si bien había jugado Medieval Love las suficientes veces como para completar la mayoría de los finales de cada Protagonista, no estaba listo para lidiar con un personaje con una forma de ser tan caótica y agresiva.

No quería que eso le hiciera acordar su pasado.

Para evitarse más gritos y malos tragos tan temprano, optó por alejarse unos cuantos pasos en silencio, negando varias veces para borrar los malos recuerdos de su padre y las discusiones que hace antaño eran regulares en su hogar.

El pelinegro, mejor dicho, ahora pelirrojo, frunció el ceño en una mueca pensativa. Le estaba costando comprender cómo iban a funcionar las cosas ahora, ya que aquella voz le había explicado poco y nada al respecto. No comprendía por qué tenía el pelo de color rojizo, así que se planteó llamar a la única cosa —persona, ente o lo que sea— que podía responder sus dudas en estos momentos.

<¡Hey! Voz de mi cabeza>

<¿El Invitado posee alguna duda?>

Okey, la respuesta había llegado bastante rápido. Perfecto, pensó.

<¿Por qué tengo el cabello rojo?>

<Eso es porque ahora el Invitado también es un personaje del juego>

<Pero en el juego original no hay ningún personaje con el cabello rojo, ¿o así lucia realmente el Protagonista?>

Esta vez no hubo una respuesta. Eijiro cerró los ojos, soltando un suspiro frustrado ante lo seca que eran las contestaciones por parte de la voz mecánica. Trató de concentrarse, pero se sorprendió al ver una especie de menú en su cabeza. Parpadeó un par de veces, sorprendido.

Volvió a intentarlo, cerrando los ojos para concentrarse. A los pocos segundos se proyectó una pantalla que abarcaba toda su visión. Sobre la parte superior izquierda podía verse una barra roja; debajo de esta, una de color azulado. En la parte superior derecha se encontraba el logo pequeño de un diamante y un cero dibujado al lado, debajo a esto también se encontraban, formando una columna, el ícono de una campana y un trofeo.

Lo curioso era que la campana tenía un círculo rojo con un uno blanco en el centro, como si tuviera una notificación sin revisar.

Esto... esto se parece un poco al menú principal de Medieval Love, la única cosa es que este menú en particular parece tener otro tipo de datos. La barra roja parece representar mi vida, o eso creo. Es raro. La otra barra no tengo ni idea de lo que es. El trofeo debe significar los logros del juego, como en el original. Aunque ¿para qué los logros? Como sea, uhm... la campanita debe referirse a las notificaciones, por lo que tengo una sin revisar y... 

<¿Para qué sirven las gemas?>

Si bien en el juego original las gemas servían para comprar las rutas de los personajes, los extras y algunos datos ocultos de los mismos, Kirishima sabía perfectamente que no podrían tener la misma utilidad si ahora se encontraba, precisamente, dentro del juego. Por otro lado, habían tres formas de conseguir gemas dentro de Medieval Love: la primera era completando logros —los cuales no todos se desbloqueaban la primera vez, ya que las decisiones influyen mucho—, la segunda era jugando la ruleta en minijuegos, donde podías conseguir hasta cinco gemas por día, y la última era pagando.

<Las gemas le servirán al Invitado para desbloquear la ruta de los Protagonistas a lo largo del juego, la única manera de obtenerlas es ganando logros o completando las subtramas> fue lo que le contestó la voz. Kirishima se confundió.

<Pero esto ya no es un juego interactivo, ¿no es así? ¿Por qué razón necesitaría las gemas?>

La voz no contestó.

<¿Qué pasa si no consigo las gemas suficientes para desbloquear una ruta?>

<Nada. El Invitado no será capaz de jugar las rutas>

Vaya respuesta, ironizó Kirishima en su cabeza.

Se masajeó la cien internamente, obligando a su cerebro a pensar.

<¿Por qué estoy aquí? O sea... ¿cuál es mi propósito estando dentro del juego?>

Hey, bastardo, te estoy hablando. ¿Acaso te quedaste tarado por el golpe o que mierda?

Kirishima parpadeó, volviendo a la realidad cuando escuchó la voz de Bakugo hablarle a él.

Cierto, sigue aquí, pensó.

—Lo siento —rió algo nervioso —. Andaba distraído.

Arrastró sus ojos hasta la parte superior de la cabeza de Bakugo, centrando su vista entonces. Se felicitó cuando encontró un corazón holográfico de color rosa pastel con un 0% en el centro.

Esto también es igual al juego original... pensó. El cero representa el Afecto que el personaje me tiene. Sin embargo, como recién nos conocimos es comprensible que esté con ese número. Siguiendo las reglas del juego original puedo decir que completando el porcentaje de Afecto consigo desbloquear la ruta, aunque sigo sin verle el propósito real a todo esto...

—Mis malditos ojos están aquí, pelos de mierda —Bakugo habló, volviendo a sacar a Eijiro de sus pensamientos.

—Ah, si. Lo siento —Kirishima volvió a adoptar una expresión más indiferente, evitando conectar su mirada con la contraria —. Yo me... me tengo que ir. Nos vemos, Bakugo.

Kirishima pasó de manera apresurada antes de que el cazador pudiera siquiera abrir la boca, adentrándose más en aquel desconocido bosque. Necesitaba buscar un lugar donde sentarse a pensar con más claridad todas las cosas que estaban sucediendo y las que aún no lo hacían. Cuanto más lejos estuviera de Katsuki Bakugo, por el momento, mejor.

Caminó durante aproximadamente cuatrocientos metros hasta una zona un poco menos boscosa y con menos árboles, y tomó asiento sobre una roca irregular, volviendo a cerrar los ojos para entrar al menú. En esta ocasión, pasó directamente al ícono de la campanita, donde se escuchó un suave tintineo.

[¡Felicidades! Logro desbloqueado, Primer Encuentro: El Salvaje. Recompensa: +15 gemas]

No se sorprendió al encontrar aquel logro ya desbloqueado, ya que había uno igual para cada Protagonista la primera vez que jugabas Medieval Love. Ante esto simplemente lo pasó de largo, notando cómo la Barra de Gemas ascendía de cero a quince.

Aprovechando que se encontraba ya dentro del menú, Kirishima pasó a ver si podía encontrar algo más que aquella voz no le había comentado con anterioridad. Primero trató de entrar a los demás íconos a como hizo con las Notificaciones, aunque no fue sorpresa para él encontrar que estaban vacíos a excepción del ícono de Logros, ya que había desbloqueado el primero. Después de eso no consiguió ver más nada. La que suponía él que era la Barra de Vida estaba completa, y no daba más información al respecto. A su vez, la segunda barra azul —la cual no tenía ninguna idea de lo que era en realidad— se encontraba con cierto porcentaje vacío, algo de lo que no se había fijado. Esto le dio curiosidad.

Sin nada que perder, se concentró en tratar de cambiar de página, algo similar que tenía Medieval Love en su menú principal, y se sorprendió a sí mismo cuando lo logró, encontrando dos títulos sobre la pantalla:

Prohibiciones:

Ser descubierto.
Revelar el futuro de los personajes.
Cambiar la trama del juego.

Objetivos:

Extrañamente en Objetivos no había nada escrito, así que preguntó.

<Voz mecánica, ¿cuál es la función de los objetivos?>

<Los Objetivos son una función que ayudará a optimizar el flujo de la trama y guiar a los Protagonistas. Estos objetivos aparecerán cuando el Invitado comience una ruta o un extra, o cuando el Sistema lo requiera>

<¿Qué-? Espera... ¿trama? ¿Sistema? ¿Qué es todo eso?>

<El Sistema no puede revelar información de la trama o sus personajes>

Kirishima puso los ojos en blanco ante la mecánica respuesta y registró lo que la voz acababa de decirle.

<¿Tú eres el Sistema?>

<Así es>

Ah, bueno. Tiene sentido, de hecho. Era obvio que hubiera un Sistema por ahí cuando te atropellan en la calle y luego una voz dentro de tu cabeza te dice que puede mandarte al mundo de tu juego favorito, ¿no es así?

<Tengo otra pregunta. ¿Qué pasa con eso de las Prohibiciones?>

<En cuyo caso que el Invitado rompa alguna de las Prohibiciones impuestas por el Sistema, este será expulsado del juego y devuelto a su mundo>

<Pero allí estoy muerto>

<...>

<Oh... ya entendí>

Kirishima permaneció en silencio un momento antes de preguntar.

<Sistema, ¿hay algo más que deba saber de este juego?>

Más la respuesta a esa pregunta nunca llegó. Eso hizo saber a Kirishima que el Sistema no siempre lo ayudaría con sus dudas. Decidido a hacer algo, se levantó de la roca en dirección al pueblo más cercano —aunque no supiera exactamente dónde había uno—, comenzando una caminata que para su desgracia le tomaría algunas horas concretar.

Kirishima no lo iba a admitir, pero estaba completamente perdido.

Había salido casi corriendo de Bakugo sin tener una idea concreta de hacía dónde se dirigía, algo que al parecer no había pasado por su cabeza cuando lo hizo. Había caminado durante bastantes metros en alguna dirección antes de sentarse en aquella roca, y cuando quiso dar la vuelta se había perdido aún más. En consecuencia, empezó a caminar sin algún verdadero rumbo, esperando encontrarse con alguien que le diera alguna indicación sobre dónde se encontraba el pueblo más cercano —solo esperaba que no estuviera muy lejos—, y así adentrándose en un lugar desconocido en el cual ahora se encontraba varado... sin comida, sin agua, sin un mapa.

—Agh... esto debe ser una broma —se revolvió el cabello con frustración, cansado de dar vueltas.

El bosque empezó a dispersarse, hallando una menor cantidad de árboles a los alrededores, y pensó que tal vez había encontrado algo. Caminó un aproximado de sesenta metros y detuvo sus pasos ahí, alzando la mirada.

Muchos metros más adelante se encontraba una enorme grieta que divida gran parte de la tierra por la mitad, extendiéndose de manera irregular durante varios kilómetros en ambas direcciones. Las puntas afiladas de roca y el oscuro vacío al final le hacían saber a Kirishima que no era el lugar más indicado para acercarse a curiosear.

Después de todo, era un acantilado enorme. Casi como esos cañones en las películas estadounidenses.

Retrocedió en silencio, dio media vuelta y se fue.

Esto es extraño... se supone que mi personaje es de este lugar, o al menos, de alguna parte del reino. Debería de saber dónde estoy parado. Pero... por alguna razón... 

Kirishima escuchó el ruido de ramas quebrarse. El corazón empezó a acelerarse como el motor de una locomotora; los vellos de la nuca y brazos se erizaron a los pocos segundos.

Se acercó con cuidado a la fuerte del ruido que se encontraba pasando unos arbustos, asustándose de inmediato cuando se encontró con un imponente caballo y su ginete.

—¿Te encuentras bien? No era mi intención asustarte, lo lamento—escuchó que el extraño se disculpaba. Y si bien su timbre era monótono, también pudo distinguir la leve preocupación en ella.

Al principio se sintió raro. Fue una sensación muy chocante para él, ya que estaba acostumbrado a que muchas personas lo pasaran por arriba o se molestaran. Acostumbrado más a agachar la cabeza y disculparse.

—No... no te preocupes. Fue mi... fue mi culpa, no debí de haberme metido adelante —balbuceó, tratando de salir de la sorpresa. Cuando alzó la cabeza para descubrir de quién se trataba fue casi involuntario cuando su cuerpo entero se hizo de piedra. 

—Qué extraño, no estoy acostumbrado a que la gente me hable de forma tan despreocupada —mencionó, mirándolo desde su caballo. Cejas hacia abajo y labios torcidos por la sorpresa y curiosidad.

De su boca se escaparon un par de sonidos inentendibles mientras veía fijamente al hombre que tenía enfrente.

Cabello lacio y corto dividido en dos secciones: blanco en el lado derecho y rojo en el izquierdo, ojos con una extraña heterocromía y piel clara. Poseía los rasgos del rostro firmes, aunque había algo ahí que lo hacía parecer, a su vez, bastante delicado y suave. Con una cicatriz provocada por una quemadura que se extendía alrededor de su ojo izquierdo.

Si bien seguía manteniendo gran parte de su atractivo, Kirishima debía admitir que la cicatriz, vista en persona, era más desagradable que en un simple dibujo 2D.

Por lo pronto, sintió pánico.

Estaba frente a Shoto Todoroki, el legítimo heredero de Yueei.

Respira, Eijiro. Inhala, exhala. Otra vez. Inhala, exhala.

Todoroki era un personaje característico por su actutud fría y distante. Alguien que pensaba con la cabeza fría; directo, calmado y totalmente franco. Y al ser el futuro heredero de un poderoso reino, Kirishima sabía que ahora más que nunca debía agachar la cabeza y disculparse antes de recibir alguna clase de castigo por su terrible osadía.

—Y-yo... lo lamento mucho, Alteza. No sabía que era usted, por favor perdóneme —le había temblado la voz al inicio, pero procuró mantener la calma y disculparse como se debía frente a un príncipe.

Por mera costumbre hizo una reverencia formal: pies juntos y espalda recta en un ángulo de casi noventa grados.

Mirando la irregularidad del piso se preguntó, durante unos cortos instantes, si era adecuado lo que estaba haciendo. ¿Debería haber hecho una reverencia más al estilo europeo? Esperaba no haberse equivocado tanto al respecto...

—Tranquilo, puedes levantar la cabeza —Todoroki sonrió brevemente, demostrando que no estaba para nada enfadado —. Me sorprendió que alguien me tratara de una forma totalmente distinta, pero no estoy molesto. De alguna forma me alegra no tener esa superioridad que mi padre me obliga a tener sobre los demás.

Kirishima parpadeó en dirección del príncipe, sonriendo segundos después.

Todoroki también es fiel al juego original, pensó aún con su sonrisa.

—¿Cuál es tu nombre?

—Kirishima. Kirishima Eijiro —contestó él.

—Mi nombre es Todoroki Shoto, aunque eso ya debes de saberlo —el príncipe se presentó ante él y Eijiro pudo escuchar un tintineo dentro de su cabeza.

Cerró los ojos durante un segundo, tratando de concentrarse en su nueva notificación.

[¡Felicidades! Logro desbloqueado, Primer Encuentro: El Príncipe. Recompensa: +15 gemas]

Kirishima casi arrastró los ojos por el cuerpo del príncipe hasta la parte superior de su cabeza, donde se materializó un corazón holográfico igual al que había visto sobre Bakugo. La diferencia, en este caso, es que este en particular ya tenía un 1%.

Vaya, apenas hemos intercambiado palabras y ya le agrado un poco.

—Es un placer, Alteza.

El príncipe hizo un gesto con la cabeza en señal de saludo. No se bajó de su caballo, así como tampoco apartó la mirada.

—¿Qué haces por el bosque a esta hora, Kirishima? —preguntó tras unos segundos de silencio, notando que poco a poco las horas iban pasando y ya no era tan recomendable vagar por ahí.

—Estoy perdido... —Murmuró con algo de vergüenza. Shoto asintió de nuevo antes de señalar una dirección con su dedo.

—Por allí encontrarás un pueblo.

—Gracias...

El ambiente se sintió incómodo. Kirishima ya no sabía qué más hacer; si debía despedirse y salir corriendo, devolverle la pregunta o quedarse calladito.

Preferiblemente quería mantenerse callado y así evitar soltar algo de lo que se arrepienta. Desgraciadamente, había sido dotado con el don de la curiosidad, y no fue fácil tragarse la duda tanto rato.

—Usted... ¿usted qué hace por aquí? —ante la pregunta Todoroki frunció la cejas, como si lo tuvieran acorralado. Kirishima lo notó de inmediato —. Lo... lo lamento, no quería que sonara de esa forma, solo sentía curiosidad. Entiendo si se siente desconfiado de mi.

Shoto hizo un gesto con la mano y negó. Sus ojos dispares lo evaluaron completamente, estudiando su lenguaje corporal. Luego descubrió una corta sonrisa.

—Está bien, sé que no planeas asaltarme.

—¿De verdad?

Todoroki asintió —. De otra forma mis escoltas hubieran localizado a tus compañeros y los hubieran arrestado a todos.

Ah.

—También puedo verlo en tus ojos, me recuerda a... —se detuvo. Eijiro sintió curiosidad, pero no insistió —. Olvídalo. No es nada.

—¡Alteza! ¡Alteza! —ambos giraron sus cabezas en la dirección de donde provenía la potente voz, encontrándose con un caballero que movía su brazo de manera casi mecánica mientras seguía gritando —. Alteza, aquí está. Ya sabe que no debe-

El caballero cerró la boca súbitamente. Se detuvo al notar la presencia de una persona extra junto al príncipe, y casi en simultáneo hundió las cejas, se acomodó los extraños lentes y posicionó la mano en el mango de su espada, desenfundándola de un hábil y rápido movimiento.

—Exijo en nombre del rey Enji que me digas tu nombre y a lo que has venido a esta zona del bosque —Kirishima cayó de espaldas por el susto, casi comenzando a temblar al ver la hoja del arma peligrosamente cerca de su garganta.

—¡Sir Iida, deténgase en este momento! ¿Qué es esa clase de comportamiento frente a un ciudadano de Yueei? —Todoroki miró con frialdad al caballo, frunciendo el ceño en espera.

—P-pero Alteza, ¿y si es un-

—Ya basta —repitió —, es una orden.

Sir Iida volvió a envainar la espada de nuevo en su funda, tirándole una mirada casi cargada de desprecio que hizo a Kirishima tragar saliva.

El príncipe bajó de un salto del caballo, cargando con su propia espada enganchada al cinturón, y estiró la mano para ayudarlo a levantarse. Luego murmuró una disculpa, y el pelirrojo aceptó la acción con un pequeño gesto en los labios.

—No se preocupe, Alteza —Kirishima se relamió los labios, tirándole un sutil vistazo al caballero antes de volver al príncipe —. Entiendo las intenciones de su caballero.

Todoroki suspiró antes de hacer fuerza y levantar a Kirishima de un tirón, provocando que terminara peligrosamente cerca de su cuerpo. Instantáneamente la sangre subió a sus mejillas, ¡y ni siquiera estaba seguro de por qué! Trató de apartar la mirada y pensar en cualquier otra cosa que lograra distraerlo. Dio un paso atrás, separándose a una distancia algo considerable del atractivo chico que tenía en frente, sin pensar que Todoroki lo tomaría como que no lo desea cerca suyo.

Todoroki volvió a su expresión neutra de siempre y se subió a su caballo, sin moverse realmente de donde estaba. Quizás esperando que le dijera algo.

—Bueno, uhm... fue un placer conocerlo, Alteza —Eijiro sonrió y volvió a hacer otra reverencia. Esta vez, no tan exagerada como la primera —. Ahora tengo que irme antes que se haga más tarde.

—Comprendo —contestó simplemente.

Antes de que lograra irse, Todoroki le volvió a llamar. Se giró con intriga, prestando mayor atención a sus palabras.

—Fue agradable hablar contigo, espero los dioses nos dejen repetirlo —mencionó con tono neutro. No era algo que Todoroki hiciera a propósito, y eso le terminó sacando una sensación agradable.

Eijiro sonrió —. Digo lo mismo, Alteza.

El camino fue ligero, quizás porque se la pasó distraído en sus pensamientos. Encontrarse con el príncipe Todoroki había resultado algo totalmente sorpresivo. No se esperaba que un personaje tan distante y frío pudiera tratarlo tan bien, incluso si se mantuvo cauteloso o hasta reservado.

Incluso su Afecto había aumentado casi sin darse cuenta, pasando el 4%.

Mientras seguía inmerso entre sus pensamientos, caminando entre las calles de tierra una vez llegó al pueblo, su cuerpo impactó con otra persona, haciéndole trastabillar hacia atrás. De las manos del extraño se cayó la bolsa de manzanas.

—Dios, lo lamento mucho —se disculpó una voz aguda y nerviosa, pasando a juntar las manzanas que habían rodado por el suelo.

—No, no. Fui yo quien iba dis-

Kirishima no terminó su frase cuando alzó la vista y se encontró con un par de esmeraldas observándolo con una clara señal de preocupación, cabello rizado y el rostro salpicado en diminutas pecas. 

—¿Te encuentras bien? —insistió el chico —. Mi nombre es Izuku Midoriya, ¿cuál es el tuyo?

Sintió que su boca se secaba de pronto. Una extraña sensación se apoderó de su estómago, aplastando sus órganos internos. No fue capaz de contestar ninguna de las preguntas que le lanzaba, como si su mente hubiera quedado en pausa.

A su cabeza llegó un tintineo, y con eso, dos nuevas notificaciones.

Alrededor de 4300 palabras ya para el primer capítulo, una locura.

No me agrada el hecho que sean tan largos, pero espero puedan bancarse todas las explicaciones del Sistema, los sustos de Kirishima y todas sus preguntas respecto a cómo va a ir funcionando este mundo. Algo así como unos capítulos introductorios.

Al igual que la primer vez que saqué Medieval Love, prólogo y primer capítulo como modo de festejo e inauguración de la novela. Espero les vaya gustando la cosa porque esta historia nada más recién comienza y Kirishima tiene un largo camino y suficientes retos que enfrentar.

Pero ya saben.

Cualquier duda aquí 👉

Falta ortográfica que me haya salteado por aquí 👉

Un saludo y despedida — Kirishi365

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